miércoles, 31 de agosto de 2016

CAFÉ SOCIETY La mirada relajada del maestro a los gozos y sombras del amor

USA 2016 96 min.
Guión y dirección Woody Allen Fotografía Vittorio Storaro Música Vince Giordano Intérpretes Jesse Eisenberg, Kristen Stewart, Steve Carell, Blake Lively, Parker Posey, Corey Stoll, Jeannie Berlin, Ken Stott, Anna Camp, Gregg Binkley, Paul Schneider, Sari Lennick, Stephen Kunken, Sheryl Lee, Richard Portnow Estreno en el Festival de Cannes 11 mayo 2016; en Estados Unidos 5 agosto 2016; en España 26 agosto 2016

La película de este año de Woody Allen trasciende su carácter indisimulado de homenaje a una época y una forma de entender el arte y la industria cinematográfica, para erigirse en una de las más desoladoras y conmovedoras historias de amor vistas en pantalla grande en mucho tiempo. Jesse Eisenberg vuelve tras A Roma con amor a convertirse en alter ego de un Allen que se reserva labores de narrador, para sumergirse en la soleada California de los glamurosos años treinta, paradójicamente escenario de una sombría y traumática relación sentimental que Manhattan y su ponderada sobriedad procurará curar en un proceso justamente inverso al utilizado por Diane Keaton en la celebrada Annie Hall. Como telón de fondo Allen insiste en articular una familia judía caricaturesca y divertida que nos retrotrae al título aludido y a la espléndida Días de radio, con la que ésta comparte su tono melancólico y carácter episódico. La puesta en escena, suntuosa y elegante, y la extraordinaria fotografía de Vittorio Storaro, luminosa y llena de contrastes, en su primera colaboración con el director, y ya inconfundible en el plano que inaugura el film, colaboran de forma definitiva a edificar esta hermosísima película llamada a engrosar la lista de los mejores títulos del director de Match Point y Blue Jasmine. Como es habitual su banda sonora está repleta de títulos imperecederos del standard americano, con Richard Rodgers y Lorenz Hart a la cabeza, en esta ocasión no sólo en fuentes de la época sino también recreadas con tanta elegancia como el resto de la empresa por Vince Giordano. Cierto que el carácter se relaja con la edad, y la mirada de Allen a la superficialidad de Hollywood también lo ha hecho, hasta convertirse en emocionante homenaje a las estrellas, productores y realizadores que habitaron Beverly Hills y las colinas de la meca del cine, aunque al final siempre encuentre refugio en las cálidas y luminosas noches de la ciudad de los rascacielos. El preciso tributo a esa época y el cine que la retrató se articula también en los géneros que aborda en el trayecto, la ligereza romántica del musical y la violencia casi cómica del submundo gangsteril. Pero nada de todo esto sería suficiente sin un guión modélico, tan bien escrito que parece mentira la edad de su artífice, lleno de esas frases antológicas que entrarán en el ideario del autor y que pone en boca de un reparto extraordinario en el que brilla hasta la habitualmente insulsa Kristen Stewart, de la que ha sabido extraer incluso feminidad y sofisticación. Café Society es por lo tanto pura delicia, que atrapa al corazón y lo deja marcado para siempre, bajo ese tono de comedia que contrasta con el carácter melancólico del conjunto que tan bien ha sabido plasmar su precioso cartel publicitario.

EL CASO FISCHER Preciso retrato de uno de esos genios neuróticos

Título original: Pawn Sacrifice
USA 2014 114 min.
Dirección Edward Zwick Guión Steven Knight Fotografía Bradford Young Música James Newton Howard Intérpretes Tobey Maguire, Michael Stuhlbarg, Peter Sarsgaard, Liev Schreiber, Lily Rabe, Robin Weigert, Conrad Pla, Seamus Davey-Fitzpatrick, Evelyne Brochu, Sophie Nélisse Estreno en el Festival de Toronto 11 septiembre 2014; en Estados Unidos 25 septiembre 2014; en España 12 agosto 2016

Sorprende que con una carrera triunfal a sus espaldas, que incluye títulos tan taquilleros como Tiempos de gloria, Leyendas de pasión, El último samurai y Diamantes de sangre, Edward Zwick haya tardado tanto en encajar su última película, sin contar una nueva entrega aún no estrenada de las aventuras de Jack Reacher, en nuestra cartelera. Hasta dos años ha tenido que esperar El caso Fischer para estrenarse entre nosotros, y resulta que es de lejos su mejor película, aún sin ser completamente redonda. Su objeto es el controvertido y carismático jugador de ajedrez Bobby Fischer, cuya figura inspiró ya el excelente film de Steven Zailian En busca de Bobby Fischer, centrada en otro jugador adolescente que huye de la misantropía del campeón de referencia. Como en tantas otras ocasiones el homenajeado es abordado desde el prisma del trastorno y la neurosis; ya se sabe, no hay genio sin tara psicológica. Claro que en esta ocasión la operación está totalmente justificada, no en vano Fischer no sólo destacó como genio del ajedrez y único norteamericano en lograr el liderazgo mundial en una época de absoluta hegemonía soviética, sino también como hombre trastornado capaz de abandonar una carrera de éxitos y encaminarse a la deriva cual marginado social. Como campeón mundial del ajedrez le precedió Boris Spaski, su rival, y le sucedió Karpov sin siquiera enfrentarse a él una vez decidió definitivamente alejarse del juego. Unas pinceladas sobre sus antecedentes en la infancia, con una madre de arrolladora personalidad casi vampirizante, y el trauma que supuso en el niño su abandono, sirven de prolegómeno a la que quizás haya sido la partida de ajedrez de mayor cobertura mediática de la historia, que enfrentó al americano con Spaski en Islandia en plena Guerra Fría, erigiéndose cada combatiente en representante del liderazgo mundial de las potencias en lidia. Y ese es el contexto que sirve al guionista de Locke y Redención para tejer un inteligente discurso sobre la precisión matemática del genio, la manipulación del poder y la neurosis del protagonista acerca de su papel como peón de una estrategia ideológica política; precisamente uno de sus movimientos más polémicos, que a punto estuvo de hacerle perder el campeonato, algo para lo que psicológicamente no estaba preparado, fue el sacrificio del peón al que alude metafóricamente el título original de la película. Zwick se limita, que no es poco, a escenificar ese casi perfecto guión, si no fuera por su carácter discursivo y a menudo reiterativo, con abundantes dosis de elegancia y sacando el máximo provecho de un elenco ejemplar, destacando el trabajo de Maguire, tan involucrado en el papel que hasta ejerce labores de productor. Sobre la misteriosa desaparición de la vida pública de Fischer y su desgraciado y errático periplo posterior, al límite de la marginación, la cárcel y el extremismo antisemita, la película sólo sienta la base y precedentes para comprender tan polémico carácter. Al tono casi enfermizo de la empresa se adapta también la soberbia banda sonora de James Newton Howard, en la que es su cuarta colaboración con el director.

lunes, 29 de agosto de 2016

MASCOTAS Viviendo divertidas aventuras en Manhattan

Título original: The Secret Life of Pets
USA 2016 90 min.
Dirección Chris Renaud y Yarrow Cheney Guión Ken Daurio y Cinco Paul Música Alexandre Desplat Voces (en versión original) Louis C.K., Eric Stonestreet, Kevin Hart, Jenny Slate, Elie Kemper, Albert Brooks, Lake Bell, Dana Carvey, Steve Coogan, Michael Beattie Estreno en Estados Unidos 8 julio 2016; en España 5 agosto 2016

Ha sido la gran sorpresa de la cartelera veraniega estadounidense, y detrás de ella están los artífices de Lorax, Horton, Gru y los Minions, sea en el guión o al dirección. Constatación clara y contundente de que a veces cuando no hay grandes ambiciones aparentes, los resultados pueden llegar a ser más estimulantes y satisfactorios. Con un dominio incontestable de la técnica y el ritmo, Mascotas recupera el espíritu de las grandes comedias con animales parlanchines que deambulan por la ciudad y se meten en mil aventuras y peligros, en la línea de La dama y el vagabundo o 101 dálmatas, por citar los más clásicos. Pero en esta ocasión los tradicionales mensajes de buena conducta son sustituidos por un afán de diversión sin tregua, sin por ello descuidar aspectos éticos en los que la solidaridad y la amistad son tratados con pericia e ingenio para calar en los más pequeños, mientras los mayores nos entregamos a una vorágine de entretenimiento comandada por una vertiginosa montaña rusa y un diseño afortunado de los personajes, convertidos en seres con entidad propia. Al ritmo ligero y desenfadado de la función ayuda también una esmerada banda sonora de Alexandre Desplat, entregado a esos sonidos jazzísticos con los que habitualmente se identifica la ciudad de Nueva York, fondo al que se pliegan las andanzas de estos simpáticos animalitos liderados por un entrañable terrier de nombre Max. Todo ello con el acierto añadido de no haber sacrificado en el camino la entidad propia de los animales, sin adaptarlos en exceso a ese modelo humano tan habitual en otras producciones animadas del entorno.

sábado, 6 de agosto de 2016

REGRESO A CASA Amnesia ante una posición de dominio

Título original: Gui lai
China 2014 111 min.
Dirección Zhang Yimou Guión Zhou Jingzhi, según la novela de Yan Geling Fotografía Zhao Xiaoding Música Chen Qijang Intérpretes Gong Li, Chen Daoming, Zhang Huiwen, Guo Tao, Yan Ni, Li Chun, Zhang Jiayi, Liu Peiqi Estreno en China 16 mayo de 2014

Sigue sorprendiéndonos el retraso con el que algunas películas llegan a nuestra cartelera. Ni que la firme un director estrella, garantía para cierto sector de la taquilla, ni haber pasado por festivales como el de Cannes o el más cercano de Valladolid, anima a nuestros distribuidores para que el producto llegue a nuestras pantallas con más puntualidad. Más de dos años después de estrenarse en China y casi dos desde su estreno internacional en países más comprometidos como Francia o Bélgica, podemos ver una de las últimas películas del director de Semilla de crisantemo. Alternando el cine intimista y comprometido que le dio a conocer (Vivir, La linterna mágica, El camino a casa, Amor bajo el espino blanco) y el cine de aventuras y gran presupuesto con el que nos sorprendió en el presente siglo (Hero, La casa de las dagas voladoras, La maldición de la flor dorada), Yimou sitúa esta cinta en un estado medio en el que se combina la épica histórica con el intimismo y la denuncia, como ya ocurría en Las flores de la guerra, en su última película estrenada, Lady of the Dinasty, y presumimos también en la aún por estrenar La gran muralla, protagonizada por Matt Damon. Entre 1966 y 1976 Mao Zedong impuso en una maltrecha China lo que se denominó Revolución Cultural, con el fin de purgar el partido de supuestos disidentes que se denunciaban como derechistas o capitalistas. En ese contexto la película de Yimou, según la novela de Yan Geling, nos cuenta con un rigor narrativo y estético escrupuloso, una emotiva y original historia de amor en la que la amnesia de la protagonista, una vez más la musa del director Gong Li, que resiste extraordinariamente hasta los más pesados maquillajes para dotar a su personaje de credibilidad y sensibilidad, se convierte en metáfora de la de todo un pueblo sometido a la voluntad de quien adopta una postura de dominio y control absoluto. Amnesia que obliga a convivir víctimas y verdugos, aniquila el pasado motivado por intrigas y ambiciones privadas y a menudo mezquinas. Todo un aparato político y militar que, como sigue ocurriendo en la actualidad en tantos puntos de la geografía mundial, unos descaradamente y otros solapados y camuflados en supuestas fórmulas democráticas, busca siempre la opresión y el sometimiento del débil frente a la crueldad desmedida de la ambición y el poder. Yimou echa mano en esta epopeya romántica de hechuras clásicas con un tono melancólico que se destila incluso en la grisácea fotografía y la sensible banda sonora que potencia al piano Lang Lang. Su ritmo pausado y las convincentes interpretaciones redondean un film emotivo aunque no tan emocionante como debiera parecer en principio, que se perfila como historia romántica de resortes dramáticos en los estertores de otro episodio infame de la historia reciente.

jueves, 4 de agosto de 2016

LAS REDUCCIONES TESTIMONIALES DE TOTEM ENSEMBLE

17º Edición Noches en los Jardines del Real Alcázar. Vladimir Dmitrenco, violín 1º. Luis Miguel Diaz, violín 2º. Jerome Ireland, viola. Nonna Natsvlishvili, cello. Francisco Lobo, contrabajo. Programa: El entorno de Granados y Satie (obras de Satie, Granados, Delibes, Fauré, Debussy, Massenet, Albéniz, Saint-Saëns y Bizet).
Miércoles 3 de agosto de 2016

No será aquí donde pongamos en duda la capacidad y solvencia de los músicos de la Sinfónica de Sevilla que integran el quinteto de cuerda Totem Ensemble. Bien sabido es lo queridos y respetados que son en nuestra ciudad, y lo mucho que nos han hecho disfrutar como parte de la plantilla de nuestra orquesta, o por separado en los conciertos de cámara del conjunto hispalense. Por otro lado, Vladimir Dmitrenco se ha ido perfilando en los últimos años como uno de los componentes más inquietos y con mayor iniciativa de la ROSS, liderando algunas de sus propuestas más entrañables y desinhibidas, como el ya tradicional concierto de Navidad que nos regala cada año. Pero las Noches en los Jardines del Alcázar están conociendo un nivel muy exigente y aunque vale acercarse a ellas con un programa tan amable y popular como éste, a la hora de abordarlo es conveniente hacerlo con mayor ímpetu, compromiso y rigor que el que ofrecieron los maestros y maestra del conjunto.

Aprovechando el centenario de la muerte de Granados y el ciento cincuenta aniversario del nacimiento de Satie, se convocaron los más sobresalientes compositores franceses del momento, algunos compañeros de Granados durante su estancia parisina, así como Albéniz, contemporáneo y colega del malogrado autor catalán. Piezas en su mayoría arregladas sin demasiada imaginación a partir de sus originales para piano, concebidas más para lucimiento del primer violín, dejando relegados los demás a mera comparsa, salvo alguna excepción. Dmitrenco resolvió mejor los pasajes vigorosos de la Bacanal de Saint-Saëns o la Habanera de Bizet, que los más sutiles e intimistas como las celebérrimas Gnosienne nº 1 y Gymnopedie nº 1 de Satie, que sonaron raquíticas en unas adaptaciones al conjunto de cuerda muy poco trabajadas, a pesar de lo cual logró extraer cierta poesía de la Meditación de Massenet.

Mejor resultó el conjunto cuando ofreció más cuerpo y volumen, aunque las versiones meramente funcionales del Pizzicato del ballet Sylvia de Delibes y considerablemente reducidas de la Pavana de Fauré y la ya mencionada Bacanal tuvieron un valor meramente testimonial, sin complicación ni alarde alguno. La Canción árabe de Granados, Córdoba de los Cantos de España de Albéniz y el Intermezzo de la ópera Goyescas consiguieron un nivel más aceptable de ensamblaje y firmeza que otras piezas como el Golliwog’s Cakewalk de Debussy, que perdió parte de su esencia en una interpretación desganada poco acorde a su espíritu de ragtime. Las ilustraciones de Dmitrenco, siempre simpático, atento y agradecido con el público y la organización, no arrojaron luz alguna sobre el programa, pero potenciaron el aire distendido de la propuesta, cuya mayor baza se guardó para las propinas, especialmente una muy elaborada y conseguida versión del Owner of a Lonely Heart del mítico grupo rock Yes, que lideraba Jon Anderson, habitual colaborador de Vangelis.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía