martes, 19 de noviembre de 2019

EL IRLANDÉS Los crímenes del museo de cera

Título original: The Irishman
USA 2019 210 min.
Dirección Martin Scorsese Guion Steven Zailian, según el libro “I Heard You Painted Houses” de Charles Brandt Fotografía Rodrigo Prieto Música Robbie Robertson Intérpretes Robert de Niro, Al Pacino, Joe Pesci, Harvey Keitel, Bobby Cannavale, Anna Paquin, Jack Huston, Ray Romano, Katherine Narducci, Aleksa Palladino, Jesse Plemons, Domenick Lambardozzi, Stephen Graham, Jeremy Luke, Sebastian Manicalco, Louis Cancelmi Estreno en el Festival de Nueva York 27 septiembre 2019; en Estados Unidos 1 noviembre 2019; en España 15 noviembre 2019; en Netflix 27 noviembre 2019

La nueva película de Scorsese, producida por la plataforma digital Netflix y estrenada en cines de forma limitada, marca el primer encuentro cara a cara de dos leyendas del cine, Robert de Niro y Al Pacino. Aunque ambos trabajaron juntos a las órdenes de Coppola en El padrino 2ª parte y de Michael Mann en Heat, no compartieron jamás un fotograma. Este regreso de Scorsese al terreno que mejor conoce y donde parece sentirse más a gusto, el del crimen organizado, después de la experiencia espiritual que supuso Silencio, reúne por fin a los dos veteranos actores en una larga adaptación del libro en el que se desvela cómo pudo desaparecer el sindicalista Jimmy Hoffa en 1975, tras décadas especulando sobre su paradero.

La cinta gira alrededor de Frank Sheeran, veterano de la Segunda Guerra Mundial y camionero fichado por el crimen organizado, concretamente la familia Bufalino, para convertirse en hombre fuerte del asesinato y la extorsión. Casi tres décadas en las que los desmanes de estos criminales se cruzan con intrigas y acontecimientos que marcaron la vida en Estados Unidos desde el punto de vista económico, político, religioso y social. Tres décadas que pasan por los protagonistas con la ayuda del maquillaje y el retoque digital hasta el punto de convertirlos en muñecos de cera dignos de adornar el famoso museo de Madame Tussauds. De Niro, Pesci y Pacino envejecen y, sobre todo, rejuvenecen a lo largo de las tres horas y media de duración de la película, mientras asistimos al sempiterno desfile de crímenes y barbaridades que tanto gustan al director de Taxi Driver.

Hay sin embargo en el conjunto cierto perfume nostálgico y crepuscular, un tono relajado que rebaja la violencia y la ofrece sin la jactancia y sorna habitual. El argumento se centra especialmente en la relación de Hoffa con el crimen organizado y su posterior desaparición, pero esto no empieza a desarrollarse hasta pasada más de una hora repleta de datos y situaciones que corren el peligro de extenuar al espectador, todo ello ilustrado con el tradicional abanico de temas musicales de la época, de Glenn Miller a Pérez Prado pasando por Jackie Gleason o Marty Robbins. Vistosa y descomunal, Scorsese no pierde el ritmo ni la tensión durante su larga duración, mientras sus protagonistas ofrecen estupendas y muy concentradas interpretaciones, más relajadas de lo habitual, sobre todo un Joe Pesci reposado que no oculta toda su perfidia debajo de una inconfundible piel de cordero.

Más apasionante y mejor labrada que Hoffa, la más humilde cinta que dirigió Danny de Vito y protagonizó Jack Nichilson en 1992, la de Scorsese se hubiera beneficiado de un menor metraje, aunque no hay que despreciar el sensacional trabajo realizado de nuevo por la montadora Thelma Schoonmaker, fiel colaboradora del director desde sus inicios, y el extraordinario trabajo de adaptación desplegado por Steven Zailian, autor de los guiones de Gangs of New York o La lista de Schindler y director de la mítica En busca de Bobby Fischer. Hay que reconocer el mérito de Scorsese de no desfallecer en su lucha por dejar a la intemperie la base criminal y corrupta sobre la que se asienta la historia del país más poderoso del mundo, que se extiende incluso a campos tan dignos como el del sindicalismo. Una lacra que se imita en todos los países de su entorno, donde la corrupción lo cubre y enturbia todo.

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