domingo, 30 de enero de 2022

EN UN MUELLE DE NORMANDÍA Cine social cuando más falta hace

Título original: Ouistreham
Francia 2021 106 min.
Dirección
Emmanuel Carrère Guion Emmanuel Carrère y Hélène Devynck, según la novela de Florence Aubernas Fotografía Patrick Blossier Música Matthieu Lamboley Intérpretes Juliette Binoche, Hélène Lambert, Léa Carne, Didier Pupin, Nathalie Lecornu, Patricia Prierur, Richard Vasnier, Alicia Alonso, Emily Madeleine, Evelyne Porée Estreno en el Festival de Cannes 7 julio 2021; en Francia 12 enero 2022; en España 28 enero 2022


La relación con el cine del escritor y filósofo francés Emmanuel Carrère, recientemente galardonado con el Prinesa de Asturias de las Letras, se limita a un documental, una ficción basada en su novela El bigote y el film que Philippe Loiret dirigió en 2010 sobre su novela De vidas ajenas. El resto son guiones para la televisión, a lo que ahora añade esta adaptación de una novela de la periodista Florence Aubernas sobre la precariedad laboral, el trabajo duro y sin garantías simplemente para sobrevivir, y las clases más desfavorecidas de este sistema capitalista que todos y todas hemos abrazado con total desinhibición como si no existiera otro más válido en el mundo.

Su argumento ya se encargan de reventarlo las sinopsis oficiales, que quienes nos dedicamos a esto de forma seudoprofesional acatamos sin reparos, descubriendo solo una vez vista la película que deberíamos haber ahorrado al público datos y detalles que la propia dinámica del film no desvela hasta pasada media hora de metraje. Dicho esto, la película que dirige Carrère y protagoniza una siempre espléndida Juliette Binoche, rodeada de un formidable elenco de actrices desconocidas, analiza el valor de la amistad y la camaradería en las clases más empobrecidas y desheredadas, en un entorno de drama social en el que el trabajo precario y las más abyectas condiciones laborales se dan la mano en el país vecino como en cualquier otro de nuestro entorno. En el proceso a Carrère se le cuelan de forma involuntaria algunos detalles poco convincentes, como la facilidad que supone encontrar ese tipo de trabajo que nadie parece querer ejercer, o la falta de especialización que requiere, todo un despropósito cuando de hacer un favor a las clases más desfavorecidas se trata.

En su desarrollo el director, y quizás también su novelista, va paulatinamente abandonando la tesis que parece informarle para adentrarse en otra más común, y de índole igualmente sospechosa, que es la amistad y la bondad extrema, incluida la tan consabida solidaridad, de esas clases desfavorecidas, cuando en realidad sabemos que la falta de formación, que en estos países avanzados y socialmente desarrollados es solo una cuestión del libre albedrío para la población, provoca más bien cierto incivismo. Pero quedan ahí las buenas intenciones, la facilidad con que podemos llegar a traicionar lo que más nos importa, y algunos destellos de luz aislados, que junto a la amabilidad del conjunto, la tradicional fusión de estilo entre el documental  y el drama, y la siempre estimulante presencia de Binoche, justifican con creces su visionado. De hecho logró el Premio del Público a la mejor película europea en el Festival de San Sebastián.

TODO HA IDO BIEN Cita con la muerte

Título original: Tout s’est bien passé
Francia 2021 112 min.
Guion y dirección
François Ozon, según la novela de Emmanuélle Bernheim Fotografía Hichame Alaouié Intérpretes Sophie Marceau, André Dussollier, Geraldine Pailhas, Charlotte Rampling, Hanna Schygulla, Grégory Gadebois, Éric Caravaca, Judith Magre, Jacques Nolot, Daniel Mesguich, Nathalie Richard Estreno en el Festival de Cannes  julio 2021; en Francia 22 septiembre 2021; en España 28 enero 2022


Tenemos la impresión de que el público y la crítica han tratado mal a esta película, o no la han entendido o hemos visto en ella cosas diferentes. Para empezar se dice y repite hasta la saciedad que su director, el afamado responsable de En la casa y las recientes Gracias a Dios y Verano del 85, no se posiciona ante el grave problema que plasma en esta película, la eutanasia. Tenemos en este punto una apreciación completamente divergente, considerando que no solo que se posiciona a favor sino que la banaliza y aboga por una sociedad mejor y más moderna en la que estas cuestiones no debieran ni plantearse, liberarnos aun más de la herencia castradora religiosa y sentirnos más dueños de nuestro cuerpo y destino.

En esta adaptación de las memorias autobiográficas de la escritora Emmanuélle Bernheim, a quien da vida con enérgica convicción una recuperada Sophie Marceau, quien fuera princesa en Braveheart y chica Bond en El mundo nunca es suficiente, su padre, un soberbio André Dussollier, acuerda una cita con la muerte que le libere de una vejez dependiente, sin que para ello tenga que ser el vegetal al que habitualmente se asocia esta todavía delicada cuestión en películas cruciales como Mar adentro o Million Dollar Baby, ambas de 2004. Ozon trata el tema, su argumento y personajes sin la carga melodramática que se le supone, con respeto y énfasis en las notas de humor y de color que la transitan, sin renunciar a la denuncia política y la apelación al amor familiar y la humanidad global.

El resultado es un film tan sobrio como humorísticamente sorprendente y saludable. Ozon y el libro en el que se basa se desarrolla en los siempre agradecidos ambientes burgueses en los que suenan Brahms, Schubert y Mozart y todo el mundo lee o al menos tiene suntuosas bibliotecas en sus elegantes domicilios. Pero esta vez ese detalle funciona más como ingrediente de esa misma denuncia política que como atractivo añadido a un film que se debería ver con la conciencia tranquila y los prejuicios a buen resguardo. La constatación de que los personajes homosexuales cada vez se introducen mayor naturalidad, sin necesidad de justificar una historia de amor imposible o salida del armario, es otro de los alicientes de una película a nuestro juicio incomprendida, que exorciza la tan temida muerte para otorgarle ese privilegiado significado de descanso y paz al que realmente deberíamos asociarla.

LA ABUELA La juventud es un grado

España-Francia 2021 99 min.
Dirección
Paco Plaza Guion Carlos Vermut y Paco Plaza Fotografía Daniel Fernández Abelló Música Fatima Al Qadiri Intérpretes Almudena Amor, Vera Valdez, Karina Kolokolchykova, Pierre-François Garel, Chacha Huang, Michael Collis Estreno en el Festival de San Sebastián 23 septiembre 2021; en salas comerciales 28 enero 2022

Esta reseña es producto más de la reflexión compartida con mi pareja que de mi propia experiencia, adulterada por el comportamiento atroz del (escaso) público asistente a la misma proyección por mí atendida y que tanto me impidió sumergirme en el universo propuesto por el director de Rec, Verónica y Quien a hierro mata. En La abuela Plaza, con la inestimable y bien visible ayuda de un perturbado cinematográfico como Carlos Vermut, director de Magical Girl, a la que la película hace un guiño bastante evidente, y Quién te cantará, Plaza aprovecha el auge que en estos tiempos de redes sociales y postureo tiene la belleza y la juventud asociada a ella, esa que siempre es un grado a la hora de apreciar el encanto de los cuerpos turgentes y amables que habitualmente asociamos a la edad de la inocencia, para proponer una inquietante fábula con aires de cuento infantil de aquellos que tanto nos aterrorizaban a quienes ya contamos con más de medio siglo de edad.

Una joven modelo que vive en París y a quien ya empieza a reprochársele la edad, ¡con veinticinco recién cumplidos!, tiene que regresar a Madrid de urgencia para hacerse cargo de su abuela, que ha sufrido un derrame cerebral que ha afectado severamente sus aptitudes más elementales. Hasta encontrar alguien que se haga cargo de la octogenaria, a quien da vida con espeluznante verosimilitud quien fuera reina de la belleza en los sesenta, la brasileña modelo de Chanel Vera Valdez, la joven deberá vivir una desagradable experiencia junto a la mujer que la crio. Visiblemente afectada por la edad, y afeada para la ocasión, Valdez se antoja un cruce entre Lola Gaos y Geraldine Chaplin que asegura ya el cincuenta por ciento del terror que propone la película. Pero como todo buen film del género que se precie, La abuela no se queda en la epidermis sino que indaga en el aspecto vampírico y satánico de la tan temida vejez, esa enfermedad a la que nadie queremos exponernos (salvo para jubilarnos) y que mucha gente estaría dispuesta a todo por vencer.

La relación que se entabla entre la joven modelo y su abuela se convierte en eje de una función tan ambiciosa como que pretende renovar el género y decir cosas nuevas en un cine tan apreciado por la afición. Las apariencias van dando paso a lo sobrenatural y lo fantástico en esta sorprendente y absorbente película que indaga con lucidez e ingenio en esa tan temida llegada de la vejez y las formas de exorcizarla. Aquí son brujas y vampiras quienes proceden a ese exorcismo, y los lazos familiares los que mejor que nada ejercen de metáfora sobre ataduras y sacrificios tan impuestos como impostados en una sociedad todavía demasiado influida por la moral religiosa judeo-cristiana. El duelo de actrices y la enigmática banda sonora de Fatima Al Qadiri aportan más calidad a esta insólita y desgarradora película española.

sábado, 29 de enero de 2022

LOS IMPONENTES VIENTOS DE LA CONJUNTA

Concierto nº 2 de la 11ª temporada de la Orquesta Sinfónica Conjunta de la Universidad de Sevilla y el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo. Orquesta de Vientos de la OSC. Federico Palacios y Francisco J. Cantó, clarinetes. Camilo Irizo, dirección. Programa: Fantasmagorie, de Alexander Kosmick; Vértgo y llama, de José Miguel Fayos Jordán; Il Convegno, de Amilcare Ponchielli (arreglo de Ettore Anzani); Third Symphony “The Tragic”, de James Barnes. Auditorio ETS Ingeniería, viernes 28 de enero de 2022


La segunda cita de esta temporada número once de la Orquesta de la Universidad de Sevilla y el Conservatorio Manuel Castillo, que empezó tardíamente hace apenas una semana con obras muy conservadoras de Bottesini (Concierto para contrabajo nº 2) y Beethoven (Sinfonía nº 8), se centró en las secciones de metal y madera, considerablemente ampliadas para la ocasión, como ya hicieran el pasado año en junio en la Iglesia de la Anunciación, cita que como la que arrancó esta nueva temporada no pudimos atender. Nos quitamos ahora la espinita y acabamos completamente sorprendidos por un nivel al que nunca nos acabamos de acostumbrar en una formación no profesional, de marcado acento académico e integrado por gente tan insultantemente joven. Quedó manifiesto que una orquesta de vientos no es lo mismo que una banda, por muy sinfónica que ésta pueda llegar a ser. Ni por el repertorio asignado, aunque evidentemente intercambiable, faltaría más, ni por la estética ni los refuerzos; la orquesta cuenta también con una pequeña familia de cuerda, en este caso dos violonchelos y un contrabajo, además de piano, arpa y, sobre todo, una amplia sección de percusión que no se limita a los consabidos tambores.

La idea de una Conjunta de vientos constituye así una plataforma ideal de aprendizaje y experimentación para jóvenes que en su mayoría todavía se encuentran en fase de formación, pero también para el público, que tiene acceso así a repertorios tan poco transitados, a la siempre excitante experiencia de conocer nuevas músicas y acercarse de forma sencilla y amable a la música de nuestro tiempo, gracias al meticuloso y esmerado trabajo de programación de Camilo Irizo, cuya formación Taller Sonoro tuvo también anoche una importante cita con la música contemporánea en el Espacio Turina.

Entre la ligereza, la tensión y el drama

La divertida y variada Fantasmagorie del compositor francés Alexander Kosmicki nos invita a un viaje en dos movimientos de marcado carácter popular a través de una atmósfera ensoñadora en la que se dejan entrever influencias de algunos de los compositores más importantes de la primera mitad del pasado siglo, pero también de sonidos, melodías y armonías muy conectadas con las artes escénicas, especialmente al Rota de vertiente circense. El conjunto se adaptó perfectamente, con claridad cristalina y énfasis en armonía y contrapunto, a sus distintas indicaciones, de la grotesca marcha inicial al carácter sarcástico e irónico del final, pasando por un ensoñador vals. También en este mismo sentido amable y distendido pudimos disfrutar de ese ejercicio para clarinetistas avanzados, sometido a multitud de arreglos, que es Il Convegno, de Amilcare Ponchielli, el autor de la popular ópera La Gioconda y su Danza de las horas. Aquí dos maestros habituales colaboradores de la orquesta, Federico Palacios y Francisco Cantó se entregaron a fondo para dialogar y tocar al unísono este allegro de lirismo operístico que Irizo acompañó con atención al detalle y su indiscutible estética clásica, en un arreglo de Ettore Anzani, un compositor contemporáneo que no dejó huella de compromiso alguno con la música de su tiempo en esta partitura.

Francisco Cantó, Federico Palacios, Camilo Irizo  la Orquesta Sinfónica Conjunta

Las piezas elegidas para completar cada una de las dos partes en las que se dividió el concierto ahondaron en sentimientos y emociones más trágicas y viscerales, primero con una sorprendente y apabullante obra del compositor español José Miguel Fayos Jordán, este sí muy comprometido con los lenguajes modernos, que suele componer por encargo para bandas y que aunque se formó en violonchelo, se ha especializado en orquestas de vientos como medio expresivo y de creación del siglo XXI. Vértigo y llama es un encargo de la Banda Municipal de Barcelona que se estrenó en enero de 2019, hace exactamente tres años, y que da una idea muy vanguardista de la banda de música. Surge a partir de un poema de Octavio Paz y de una canción del Llibre Vermell de Montserrat (Imperaytriz de la ciutat Joyosa) para instalarse en los sonidos envolventes, espectrales y en continuo cambio que la informan, con resultados que van de la intriga a la desazón, con texturas muy complejas y la generación en el o la oyente de auténtica y por momentos insoportable ansiedad. A todo ello se plegó la formación con absoluta disciplina y profesionalidad, marcando texturas y planos sonoros, y con un trabajo fascinante en la percusión.

También la Sinfonía nº 3 de James Barnes, subtitulada Trágica por las circunstancias de su gestación, al poco de perder una hija recién nacida, es un dechado de expresividad y metamorfosis del ánimo, por cuanto acaba en un final esperanzador y apoteósico, justo cuando su autor, un reconocido compositor para bandas que nació en Oklahoma en 1949 y ejerce como profesor en la Universidad de Kansas, esperaba otro hijo. De ahí que se trate de un trabajo íntimo y profundamente emotivo, que exige de la plantilla hacer acopio de expresividad y emoción, como así demostraron en un muy melódico y por momentos acaramelado tercer movimiento directamente dedicado a Natalie, la niña fallecida. Antes la tragedia se hizo patente en el allegro rítmico inicial, siniestro y solemne, siempre con los intérpretes ciñéndose perfectamente a la letra, sin deslices ni estridencias más allá de las consabidas y puntuales entradas falsas y otros fallos habituales sin importancia. La amargura de este primer movimiento se convierte en luz en un segundo en el que el autor imagina el mundo si la niña viviese, un scherzo que la orquesta defendió con amplio sentido del color. Y después de ese emotivo tercer movimiento, un finale allegro giocoso de exuberante alegría y reconciliación, maravillosamente plasmado en una batuta de exultante energía y una plantilla atenta y comprometida. La Conjunta nos sigue pareciendo un milagro, del que nos aprovechamos quienes hemos apostado por ella y apreciamos las gratas posibilidades que nos ofrecen para acercarnos a nuevos territorios con programas tan esmeradamente concebidos como éste.

Emisión del concierto en Youtube
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

viernes, 28 de enero de 2022

SOUSTROT EXTRAE FORMAS Y COLORES DE LA ROSS

6º Concierto del Ciclo Gran Sinfónico de la Temporada nº 31 de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Xavier Phillips, violonchelo. Marc Soustrot, director. Programa: Concierto para violonchelo en Si menor Op. 104, de Dvorák; Preludio a la siesta de un fauno, de Debussy; Suite nº 2 de Dafnis y Cloé, de Ravel. Teatro de la Maestranza, jueves 27 de enero de 2022


Con los gratos recuerdos que guardamos de las anteriores comparecencias del violonchelista francés Xavier Phillips junto a la ROSS, interpretando las Variaciones Rococó de Chaikovski en 2015 y el Concierto nº 2 de Shostakovich en 2018, haciendo alarde de musculatura y fuerza expresiva, este Concierto de Dvorák con el que se presentó anoche y lo vuelve a hacer hoy nos pareció endeble y algo desangelado, como si el solista no hubiera estado inspirado y hubiese perdido hondura. No fue el caso de la batuta, que ofreció una lectura de las partituras henchidas de belleza y voluptuosidad.

Considerado por muchos el mejor concierto para violonchelo del repertorio, y sin duda uno de los más queridos y populares para el instrumento, el de Dvorák es desde luego una obra muy personal y profundamente emotiva. Director y solista entendieron bien este particular, pero mientras el primero dirigió con aplomo y amplio sentido del drama y la estética, Phillips mantuvo una línea de canto homogénea a la que sin embargo faltó robustez y una mayor variedad en la gama dinámica. A veces su sonido, sin duda hermoso y aterciopelado, se perdía entre la majestuosidad de una orquesta que Soustrot se esmeró no obstante en controlar, e incluso sin su intervención, en unos pianissimi que acabaron siendo inaudibles. No quiere esto decir que su interpretación fuese en todo momento decepcionante; logró impregnar el adagio de esa religiosidad que le caracteriza, entre doloroso y piadoso, y en general convenció de su capacidad y virtuosismo, pero faltó cuerpo y una mayor convicción, lo que podríamos confundir con extremada delicadeza. Soustrot acompañó con atención, extrayendo de cada solista, clarinete, trompa, etc., unas prestaciones impecables. No faltó tampoco sentido de la espectacularidad allí donde tocaba, sin ir más lejos en el poderoso estallido final.

Sensualidad francesa

La música francesa ha estado siempre muy presente en la Sinfónica. Sin duda las aportaciones de Soustrot y Plasson, ahora directores titular y honorario de la formación, han dejado mucha huella. La segunda parte del concierto estuvo protagonizada por dos de sus representantes más considerados, Debussy y Ravel. Del primero se ofreció una pieza tan transitada y a la vez agradecida como el Preludio a la siesta de un fauno, que Soustrot desgranó con amplio sentido de la sensualidad, logrando una interpretación muy fluida pero controlada, de tono tan ensoñador como embriagador.

La misma paleta de colores, de tonos pasteles a otros más potentes, se evidenció en la Suite nº 2 de Dafnis y Cloe, de Ravel. Coincide esta suite con la tercera parte del ballet del que se extrae, y en este punto nos preguntamos por qué no se toca nunca la partitura completa, obra maestra indiscutible de su autor y de la música en general, que con sus coros incorporados podría constituir un programa exquisito en próximas temporadas. Soustrot entiende sin duda el carácter de la obra, sus incidencias dramáticas y frecuentes contrastes de humor y atmósfera, sin perder su coherencia interna y fuerza narrativa. La asombrosa claridad con la que dirigió sin partitura, a pesar de la exuberancia orquestal, derivó en una bacanal desenfrenada, sin perder de vista en ningún momento el erotismo que la informa, y que tanto hizo las delicias de Nijinski cuando la estrenó en 1912, la misma figura legendaria de la danza que catapultó a la fama el Preludio a la siesta de un fauno cuando lo coreografió el mismo año, dieciocho después de que la compusiera Debussy.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

jueves, 27 de enero de 2022

EL CASO VILLA CAPRICE Armas de seducción

Título original: Villa Caprice
Francia-Bélgica 2020 103 min.
Dirección
Bernard Stora Guion Pascale Robert-Diard y Bernard Stora Fotografía Thomas Hardmeier Música Vincent Stora Intérpretes Niels Arestrup, Patrick Bruel, Irène Jacob, Paul Hamy, Michel Bouquet, Laurent Stocker, Éva Darlan, Claude Perron, François Vincentelli Estreno en Francia 2 junio 2021; en España 21 enero 2022


Ahora que acaban de conocerse las nominaciones a los Premios Cesar correspondientes al año 2021, resulta sorprendente que películas como ésta o Madeleine Collins, ambas en cartelera, no hayan arañado ningún reconocimiento en los premios más importantes de la cinematografía francesa. Se trata en ambos casos de películas sobrias, con ese sabor a clásico que tanto echamos de menos, y una envolvente trama que hace que su visionado acabe convirtiéndose en una experiencia cuanto menos atractiva.

En Villa Caprice un entramado de corrupción inmobiliaria al más puro estilo de lo que estamos acostumbradas y acostumbrados a ver y sufrir en los noticiarios diarios, se convierte en pretexto para el retrato de unos personajes tan carismáticos como complejos. Un veterano abogado, precedido por su fama de incorruptible e imperturbable, es contratado para defender a un empresario multimillonario acusado de comprar una lujosa villa por medios fraudulentos. El choque de personalidades se hace inmediatamente patente, pero es el estudio pormenorizado de cada uno de ellos lo que acaba verdaderamente atrapando nuestra atención. La seducción del ambiente y de un posible romance corrompen al letrado, tópicamente asociable y aparentemente huraño, mientras el empresario transmite una personalidad arrolladora y ambiguamente atractiva. En el guiso aparecen también la recurrente esposa despechada y desdichada, una felizmente recuperada Irène Jacob, que tantas alegrías nos diera con Tres colores: Rojo, y un atractivo y seductor capitán de barco interpretado por el enigmático Paul Hamy.

Todos estos personajes y su intrincada aportación a la envolvente trama logran un film impecable, con momentos aislados de mucho quilate y un discurso narrativo fluido y equilibrado. Pero el conjunto se resiente de cierta complacencia con sus personajes y una resolución agridulce que no casa bien con el empeño general. Cabe destacar su elegante ritmo y las magníficas interpretaciones de su pareja protagonista, un auténtico duelo de lujo entre Niels Arestrup y Patrick Bruel que, repetimos, no entendemos no se haya hecho un hueco en los Cesar.

miércoles, 26 de enero de 2022

AGENTES 355 Acción con perfume de mujer

Título original: The 355
USA 2021 124 min.
Dirección
Simon Kinberg Guion Theresa Rebeck y Simon Kinberg Fotografía Tim Maurice-Jones Música Tom Holkenborg Intérpretes Jessica Chastain, Penélope Cruz, Diane Kruger, Lupita Nyong’o, Fan Bingbing, Sebastian Stan, Edgar Ramírez, Jason Flemyng, Leo Staar, John Douglas Thompson, Sylvester Groth, Raphael Acloque, Francisco Labbe Estreno en Estados Unidos 7 enero 2022; en España 21 enero 2022

Jessica Chastain
no tuvo bastante con la infame Ava que ahora insiste en protagonizar cintas de acción con pretendida mirada femenina, encargándose incluso de aportar la idea de la que parte el guion, como es el caso. No ha contado sin embargo con un realizador digno para llevar a cabo su empresa; Simon Kinberg solo ha acumulado fracasos con películas como X-Men Fénix Oscura y series de televisión como Invasión.

No se trata sin embargo de la despreciable película que casi toda la crítica se ha empeñado en denunciar. Es cierto que es el típico producto de usar y tirar, pero mientras se ve no provoca la indignación y la sensación de ridículo que sí hacen otras cintas del género. Mujeres en acción con comportamientos de hombre, buscando el colegueo y la paz mundial a fuerza de mamporros, especialmente una Chastain bien adiestrada para el cometido, y disparos a doquier, eso sí siempre contra hombres. No falta la denuncia política tan trillada como falta de todo relieve y seriedad.

Que ellas empuñen el arma y salven el mundo, mientras sus parejas aparecen repetidamente cocinando, no da al asunto una perspectiva de género, pero sí es verdad que cada una de las cinco grandes actrices que dan vida a las protagonistas se toman en serio su trabajo, y que tengan ya una cierta edad aporta un plus a la operación. Lo demás es lo de siempre, mucha acción, muchos giros de guion no por inesperados, ingeniosos, y muchas localizaciones, como si de un cruce entre Bourne y Bond se tratara pero con rostros, cuerpos, ropas y perfumes de mujer.

martes, 25 de enero de 2022

VÍCTOR Y LUIS DEL VALLE, MAGIA A DOS

Cita en Maestranza. Víctor y Luis del Valle, piano. Programa: Allegro en La menor D947 “Lebensstürme” y Fantasía en Fa menor D940, de Schubert; Chiaroscuro, de Corigliano; Ma mère l’oye y La Valse, de Ravel. Teatro de la Maestranza, lunes 24 de enero de 2022


Naturales de Vélez-Málaga y con familia en Sevilla, Víctor y Luis del Valle son en España lo que las míticas hermanas Labèque en Francia, con la consabida diferencia generacional. Ya nos habían sorprendido en una anterior y temprana comparecencia en el Teatro de la Maestranza, y más tarde acompañando a la también malagueña Pasión Vega en este mismo escenario. El empacho de conciertos este pasado fin de semana, la lluvia y que fuera lunes seguramente influyeron para que el auditorio se encontrara a media entrada, o incluso menos, pero ello no fue óbice para que los talentosos hermanos se entregaran a fondo en un concierto para el recuerdo. Ni siquiera utilizaron partitura en ningún momento en una cita en la que imperó la simetría, con una primera parte protagonizada por Schubert a cuatro manos, un Corigliano que alternó cuatro manos y dos pianos actuando como bisagra, y un final con Ravel a dos pianos.

Los hermanos del Valle arrancaron con una obra de circunstancia de Schubert, un allegro de sonata de altos vuelos y considerable sofisticación en el que pudieron lucir agilidades combinadas con un notable sentido del lirismo y la expresividad. Del mismo año fatal para el autor, 1828, data también una pieza que es clave e imprescindible en el catálogo para el piano a cuatro manos, la Fantasía D940, cuyo inquietante y elegantísimo tema principal sirvió a Maurice Jarre como base para componer una banda sonora que le valió un Globo de Oro en 1999, Sunshine de István Szabó. Víctor y Luis hicieron una interpretación de la pieza generosa en recursos, de articulación extremadamente estilizada, con frecuentes retardandi y elocuentes y alargados silencios cada vez que se procedía a reexponer dicho tema principal, y un sentido global de lo estético y lo melancólico verdaderamente sobrecogedor. Recursos que podrían haber dado lugar a una interpretación afectada e impostada, pero que en ellos sonó natural, sincera y perfectamente equilibrada.


Con la obra de John Corigliano, Claroscuro, alternaron la interpretación a dos pianos con piano a cuatro manos, pero no se afinó uno de ellos un cuarto de tono por debajo del otro como propone la partitura, por lo que el resultado debió forzosamente ser distinto al concebido por el autor. Aun así sirvió para desplegar agilidades y experimentar con la atonalidad hasta donde la página lo permite. Fue así como lograron transmitir esa sensación de luz, sus sombras y destellos en una pura exhibición de virtuosismo y con una coordinación extraordinaria, visible también en las miradas de complicidad y armonía que se proferían. Ya a dos pianos desplegaron una honda emotividad en Mi madre la oca, página que estamos acostumbrados a escuchar en orquesta y que en esta su versión para dos pianos (la original es para piano a cuatro manos) despliega una ternura extraordinaria. Sin abandonar en ningún momento la atmósfera encantadora que la informa, los hermanos se adaptaron a sus distintos caracteres, combinando tonos delicados y deslumbrantes en una visión conmovedora con todos los colores y personajes tratados sin afectación ni artificio, hasta alcanzar el clímax con un dulce y a la vez apasionado final en el Jardín encantado. Después La valse resultó toda una experiencia catártica, en su versión original, no a piano solo u orquesta como estamos acostumbrados a disfrutar este poema coreográfico. Todo un suntuoso y apoteósico torbellino, avanzando en episodios volátiles y culminando en pura destrucción de la esencia misma del baile vienés por antonomasia. Las propinas, una danza húngara de Brahms y posiblemente otra eslava de Dvorák, dieron paso a otra demostración de prestidigitación de los dotados y compenetrados hermanos pianistas.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

lunes, 24 de enero de 2022

LAS PESADILLAS DE HOFFMANN EN LES ARTS

LOS CUENTOS DE HOFFMANN (Les contes d'Hoffmann)
Ópera de Jacques Offenbach con libreto de Jules Barbier según la obra de Michel Carré basada en cuentos de E.T.A. Hoffmann. Marc Minkowski, dirección musical. Johannes Erath, dirección escénica. Heike Schelle, escenografía. Gesine Völlm, vestuario. Fabio Antoci, iluminación. Alexander Scherpink, video. Anne Gerber, dramaturgia. Con John Osborn, Pretty Yende, Alex Esposito, Paula Murrihy, Eva Kroon, Moisés Marín, Tomislav Lavoie, Isaac Galán, Marcel Beekman, Roger Padullés y Tomeu Biblioni. Coro y Orquesta de la Comunidad Valenciana. Producción de la Sempeoper deDresde. Palau de Les Arts Reina Sofia, Valencia. Domingo 20 de enero de 2022

Aplazado el estreno del pasado jueves a ayer domingo por motivos que ya pueden imaginar, Los cuentos de Hoffmann asomaron por fin en la ciudad del Turia, quedando el número de representaciones reducido de cinco a cuatro. Se trata de un título que, aunque es bastante popular y muy representado a nivel mundial, por estas latitudes es difícil pescarlo. En Sevilla no se ve desde 2001, y aquí en Valencia supone la primera vez que se programa en el Palacio de Calatrava. La novedad ahora es que se presenta en una edición crítica preparada por su director musical, el célebre y reconocido Marc Minkowski, en 2012. Bien es sabido que la ópera del autor de La bella Helena y Orfeo en los infiernos nunca se presenta en versión definitiva, sencillamente porque no existe. Su autor falleció antes de asentar una versión definitiva, después de verse obligado a someterla a tantos retoques como exigencias le llegaban del público, la crítica y los programadores. El secreto de una versión definitiva se lo llevó a la tumba, porque desde su primera función ha sido siempre objeto de multitud de revisiones e interpretaciones, conforme además han ido apareciendo nuevos documentos sobre su proceso creativo. De hecho, hasta finales del pasado siglo el acto de Julieta, además de constituir el segundo y no el tercer acto, tenía un contenido dramático bastante diverso al que hoy mantiene. Podríamos decir, utilizando una terminología moderna, que Los cuentos de Hoffmann es un work in progress, sometido a continuos reajustes y reinterpretaciones. Así la ha presentado Minkowski en una ciudad que ya conoce al haber interpretado aquí su especialidad, la música barroca, junto a su orquesta Les Musiciens du Louvre.
Quien también ha sometido a una profunda reinterpretación la obra es su director escénico
, el muy solicitado artista alemán Johannes Erath, que para la ocasión ha ideado un trabajo extremadamente complejo y sofisticado en el que el escenario se transforma continuamente ante nuestros ojos sin que apenas percibamos el proceso, entre cortinas, proyecciones y telones que hacen que lo mismo sea continuamente diferente, partiendo además de una idea muy original en el que en escena se representa a modo de espejo el propio patio de butacas y balconada del teatro en cuestión, en este caso Les Arts. Y ya que la música y el texto no se pueden cambiar, y que el ideal de mujer que presentan Hoffmann y Offenbach se revela arcaico e inconveniente en nuestro tiempo, con tres facetas de la misma que la presentan fría y sin alma (la muñeca Olimpia), divina y vanidosa (la enfermiza Antonia) y seductora y embaucadora (la cortesana Julieta), quizás vestir al trío protagonista (Hoffmann, Lindorf y sus otras tres personalidades, y la musa y el estudiante Nicklausse) con el color que reivindica a la mujer, el púrpura, así como hacer lo propio con Stella y sus alter egos en ese blanco inmaculado de la inocencia, a medio camino entre una novia y una bailarina, amortigüen esa mirada algo misógina vertida por el poeta y el compositor, para quien el amor ciego nos vuelve aún más ciegos. Lástima que entre tanta ocurrencia y destello de autoría la que termine perdiendo sea la dramaturgia, prácticamente imposible de seguir en esta enmarañada puesta en escena, la mayoría de las veces saturada de conceptos y figurantes, siguiendo fundamentalmente una estética muy parecida a la del cabaret alemán, perceptible sobre todo en la Venecia del tercer acto, y abusando de la conceptualidad como recurso artístico en elementos como la caída de pelotas de ping pong simulando ojos en el primer acto, dedicado a la caprichosa Olimpia. Fue en definitiva una versión que a nivel escénico potenció el carácter de pesadillas, más que el de relatos, que atormenta al protagonista, tanto que fue incluso posible atisbar influencias del Dalí hitchockiano que lució en Recuerda. Un montaje ciertamente en las antípodas de esa legendaria versión cinematográfica de Michael Powell y Emeric Pressburger que la Filmoteca de Valencia tuvo el acierto de programar en versión remasterizada y extendida a solo un par de días de este estreno de la ópera en Les Arts.
Otra cosa es el resultado musical de este montaje, en el que se dan cita nombres muy atribulados y autorizados para llevar a buen puerto una muy satisfactoria versión de la ópera. Las novedades de Minkowski necesitarían una guía muy meticulosa para poder ir desgranándolas una a una, pero digamos que llama mucho la atención que el tercer acto enlace con el epílogo a través de una versión a solo arpa de la popular barcarolla, o que la versión a coro de ésta no aparezca como final de dicho tercer acto sino a mitad del mismo. Por lo demás, la batuta de Minkowski, también muy familiarizado con la música de Offenbach, como demuestra por ejemplo el estupendo registro que grabó junto a Anne Sofie von Otter con arias de sus óperas y operetas, sacó lustre de la magnífica Orquesta de la Comunidad Valenciana, si bien su particular experiencia barroca se dejó entrever en algunos pasajes resueltos con más aspereza de la conveniente, y en general su dirección nos pareció que adoleció de un mayor vuelo lírico.
Pretty Yende
 
En el apartado de voces la cosa no pudo funcionar mejor, con Pretty Yende abordando por primera vez el difícil cometido de dar vida a los cuatro personajes, o más bien tres dada la escasa participación que en este montaje tiene Stella, la diva de la ópera de la que Hoffmann está enamorado. Curtida en papeles de Rossini y Donizetti, con quien maravilló a los sevillanos cuando hace unos años protagonizó La hija del regimiento, a la soprano sudafricana no le fue difícil meterse en las arias de coloratura de Olimpia, especialmente en el agradecido vals profuso en diabólicas escalas, mientras para el resto exhibió una voz potente, de emisión tan natural como llena de brillo y personalidad, fraseo exigente y portentosa agilidad. No se quedó atrás el norteamericano John Osborn, familiarizado con el papel protagonista, a quien presta una voz de hermoso timbre y perfecta articulación, además de buen oficio para definir dramáticamente al atormentado y trágico poeta. También el italiano Alex Esposito convenció en sus cuatro villanos, acertando en cada matiz y exhibiendo una voz de barítono en la frontera con la de bajo capaz de afrontar cada cambio de registro con absoluta naturalidad. Lo mismo podemos decir de la mezzo Paula Murrihy, exquisita en sus aportaciones como Nicklausse, siempre perfectamente entonada y genial a nivel escénico. En esta versión de Erath la madre de Antonia no es solo una voz sino una presencia en la forma de la también mezzosoprano Eva Kroon. El resto, incluido el granadino Moisés Marín como Spalanzani, cumplieron con notable redondeando un reparto de ensueño, al que se unió la profesionalidad del Coro de la Comunidad Valenciana, que supo aprovechar las numerosas oportunidades de lucimiento que brinda este fascinante título del repertorio operístico romántico francés. Siempre merece la pena acercarse a Valencia, pero con una oportunidad como ésta, aún más.
 
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS Artificiosa dualidad entre el hombre y la bestia

Título original: Nightmare Alley
USA 2021 150 min.
Dirección Guillermo del Toro Guion Guillermo del Toro y Kim Morgan, según la novela de William Lindsey Gresham Fotografía Dan Laustsen Música Nathan Johnson Intérpretes Bradley Cooper, Cate Blanchett, Rooney Mara, Toni Collette, Willem Dafoe, Ron Perlman, David Strathairn, Richard Jenkins, Mary Steenburgen, Tim Blake Nelson, Mark Povinelli, Holt McCallany, Jim Beaver, Paul Anderson Estreno en Estados Unidos 17 diciembre 2021; en España 21 enero 2022

No se acierta a saber si la última película de Guillermo del Toro, tras varios años de ausencia en la gran pantalla después del éxito cosechado con La forma del agua, es un remake del título que dirigió Edmund Goulding y protagonizó Tyrone Power un año después de formar equipo de calidad en El filo de la navaja, o por el contrario se trata simplemente de una nueva adaptación de la novela de William Lindsey Gresham en la que también se basaba aquella. Por extensión desconocemos si el hecho de que en esta nueva versión su protagonista mantenga una justificación basada en un dichoso trauma familiar es una cuestión de fidelidad al original o simplemente una licencia del director de El laberinto del fauno tan inoportuna como impertinente. De cualquier modo fue mucho más lúcido Goulding a la hora de prescindir de dicha motivación y justificar el comportamiento de su indecente e inmoral protagonista en un instinto animal de supervivencia y notoriedad basado en una ambición genuina y desmedida que le lleva irrenediablemente a la perdición y a esa perseguida identificación con el monstruo que llevamos supuestamente dentro. Lo cierto es que aquel título en blanco y negro con vocación de serie B y aspecto de cine negro, conseguía mejor que esta revisión penetrar en nuestro subconsciente y reflexionar sobre nuestra frágil naturaleza.

Todo lo que de machista y misógina tenía aquella película de finales de los cuarenta, se mantiene de manera más inconveniente en esta aportación del director mexicano, ambientada a principios de dicha década, cuando Estados Unidos estaba a punto de entrar en la Segunda Guerra Mundial. Le ocurre a este nuevo film del director mexicano lo mismo que a sus celebrados títulos anteriores, que es su incapacidad para analizar y redondear el universo que propone, quedándose más en los aspectos meramente estéticos. Tenemos así una película atractiva por cuanto lo es su reparto multiestelar, de una factura impecable y exquisita, cuidada fotografía y triste ambientación, a la que contribuye la grisácea partitura de Nathan Johnson (Puñales por la espalda) reconvertido en Carter Burwell. Pero naufraga en su cometido de reflejar el proceso de autodestrucción de un alma perdida en la ambición y la falta de escrúpulos, que acaba convirtiéndose en el monstruo que todos tememos llegar a ser algún día.

viernes, 21 de enero de 2022

DE TARTESSOS A ROMA CON PERMISO DE ANASTASIYA PETRYSHAK

5º Concierto del Ciclo Gran Sinfónico de la Temporada nº 31 de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Anastasiya Petryshak, violín. Giuseppe Finzi, director. Programa: Fantasía sonora nº 3, de Rafael Cañete Celestino; Tzigane, de Ravel; Introduction et rondo capriccioso, de Saint-Saëns; Fontane e Pini di Roma, de Respighi. Teatro de la Maestranza, jueves 20 de enero de 2022


El quinto programa del ciclo Gran Sinfónico de la ROSS cuenta con el patrocinio del Instituto Italiano de Cultura. En él se combina el estreno absoluto de una obra del compositor cordobés afincado en Sevilla Rafael Cañete, mirándose en el espejo de la monumental obra que Respighi dedicó a las maravillas de Roma, todo ello enlazado por el virtuosismo al violín de la ucraniana formada y residente en Italia Anastasiya Petryshak. Un viaje desde el sur de Europa, y cuna de la primera civilización de occidente que se conoce, a la antigua Roma, pasando por Francia, patria de los dos compositores elegidos por Petryshak, aunque en ambos casos la estética queda lejos del país vecino y se acerca más a Hungría en el caso de Ravel y a la Rusia imperial de Chaikovski en el de Saint-Saëns.

Cañete numera sus obras cuando no son de encargo y el tema queda a su libre disposición. Su Fantasía nº 1 sobre un poema de Bukowski, fue estrenada en febrero de 2013 por un conjunto integrado por músicos de la Sinfónica, mientras la nº 2 sobre los Caprichos de Goya la estrenaron músicos de la Orquesta del Aljarafe. Nos encontramos ante su primera obra que interpreta la ROSS al completo. La atención en este caso está puesta en Tartessos, y cómo su fusión con los fenicios que vivían en el sur de la península dio lugar a la primera gran civilización europea y por extensión del mundo. De carácter episódico, como una suite continua que oscila entre temas plácidos y expectantes y otros más virulentos, muy en la línea de un autor que busca en la rabia su forma de manifestar rebeldía y descontento, la música fluye siguiendo un desarrollo claro y fácil al oído. Apreciamos sin embargo que Finzi y la orquesta podrían haber sacado más provecho del material, exhibiendo cierta inseguridad en algunos pasajes y un sonido impropio de un conjunto tan curtido como el nuestro.

Una violinista muy académica

Mal lo debe estar pasando la violinista Anastasiya Petryshak en un momento tan delicado para la estabilidad de su país, siempre bajo el acecho de Putin. En estas circunstancias y envuelta en un elegante dorado se atrevió con dos páginas que sobresalen en el catálogo más por sus exigencias técnicas que las expresivas. Sorteó a la perfección las innumerables trampas que propone Ravel en esta pieza de estética zíngara, como su propio título indica. Armónicos rápidos y diabólicos pizzicati corrieron entre sus dedos con cierta falta de temperamento, más atenta a la complejidad de la página que al fuego que la informa. No obstante supo combinar la sensualidad y la agresividad casi rechinante de su larga introducción. Igualmente gimnástica se prestó a una Introducción y rondó caprichoso de Saint-Saëns construido con más disciplina que auténtico fulgor. Finzi acompañó con discreción y eficacia pero sin desaprovechar las posibilidades de lucimiento que ofrece esta segunda página tan deudora del estilo de Chaikovski. Con mayor dosis de melancolía y un marcado carácter reflexivo la joven violinista ofreció como propina la Sarabanda de la Partita nº 2 de Bach.


A falta de las Fiestas, las Fuentes y Pinos de Roma se dieron cita de nuevo en los atriles de la sinfónica, exhibiendo el carácter eminentemente espectacular y agradecido de estas páginas del primer cuarto del siglo pasado. Finzi aquí sacó más provecho de la orquesta, con una traducción delicada y atenta al detalle de las Fuentes, extrayendo de la Fuente de la Villa Giulia su carácter pastoral, más exuberancia en la de Tritón, solemnidad en la de Trevi, y una ondulante atmósfera crepuscular en la de la Villa de Médicis. Tras la alegre fanfarria inicial de los Pinos de Roma (Villa Borghese) defendida con amplio sentido del espectáculo, las catacumbas sonaron misteriosas y solemnes y los del Janículo cristalinos y sugerentes, hasta llegar a la Via Appia con gran efectismo y acierto, al colocar una pareja de trompetas a la derecha del proscenio y otra de trombones a la izquierda, creando un efecto envolvente que añadió más pompa a la marcha triunfal que cierra el ciclo.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucia

jueves, 20 de enero de 2022

NOCHE DE FUEGO Hermosa amistad en estado de larga espera

México-Alemania-Brasil-Argentina-Suiza 2021 110 min.
Guion y dirección
Tatiana Huezo, según la novela “Prayers for the Stolen” de Jennifer Clement Fotografía Dariela Ludlow Música Leonardo Heiblum y Jacobo Lieberman Intérpretes Mayra Batalla, Marya Membriño, Giselle Barrera Sánchez, Alejandra Camacho, Ana Cristina Ordóñez González, Blanca Itzel Pérez, Camila Gaal, Memo Villegas, Eileen Yáñez, Norma Pablo, Julián Guzmán Girón, José Estrada, Teresa Sánchez Estreno en el Festival de Cannes 15 julio 2021; en México 16 septiembre 2021

Hay películas que solo después de verlas van cobrando poco a poco mayor interés y valor, como le sucede a esta cinta de la mexicana Tatiana Huezo. Curtida en el documental de temática social, fundamentalmente relacionada con la mujer, la realizadora se adentra ahora en la ficción adaptando con mucho tacto y delicadeza la novela de la escritora norteamericana de origen también mexicano Jennifer Clement. En ella se narra una preciosa historia de amistad entre tres niñas, más tarde adolescentes, que viven su inocencia, juegos y experiencias, con la mirada más en los afectos y el día a día que en el drama que se les aviene y del que son mucho más conscientes sus madres.

Se trata del feminicidio continuo al que están expuestas miles de familias de campesinos en el México más profundo, el de las aldeas de montaña. La inquebrantable amistad de las protagonistas contrasta de forma tan elegante como discreta con el terror que experimenta la madre de una de ellas, que le impide tener una relación más afectuosa con su hija. Un terror que se adueñará también de la joven protagonista conforme vaya haciéndose mayor y tomando conciencia de su potencial como esclava sexual. Un solo retoque en la cara para mejorar el aspecto se convierte en arma homicida, mientras un corte de pelo quizás pueda suponer la salvación. Todo ello en esta crónica hermosa y a la vez terrible en la que cada fotograma está rodado con un primor y una atención al detalle asombrosa, incluyendo paisajes rodados con una fotografía tan luminosa como colorista.

Mención especial merecen sus jóvenes protagonistas, tanto las tres niñas como las tres adolescentes, con sus miradas entre cándidas e ilusionadas, en un film que se mantiene entre las posibles candidatas a una nominación al Oscar a la mejor película internacional, después de haber ganado en Cannes una mención especial del jurado, y en San Sebastián y los Premios Forqué el galardón a la mejor película latinoamericana.

lunes, 17 de enero de 2022

LA TRAGEDIA DE MACBETH Enésima y pretenciosa revisión del clásico

Título original: The Tragedy of Macbeth
USA 2021 105 min.
Guion y dirección
Joel Coen, según la obra de William Shakespeare Fotografía Bruno Delbonnel Música Carter Burwell Intérpretes Denzel Washington, Frances McDormand, Alex Hassell, Corey Hawkins, Bertie Carvel, Brendan Gleeson, Miles Anderson, Harry Melling, Matt Helm, Moses Ingram, Kathryn Hunter Estreno en Estados Unidos 25 diciembre 2021; en España (internet) 14 enero 2022

Por si fueran pocas las adaptaciones que se han hecho de este clásico de Shakespeare sobre el exceso de ambición y el terror de Estado, con precedentes tan ilustres como la que dirigió y protagonizó Orson Welles en 1948, la de Roman Polanski del 71, y con una recientísima versión de 2015 protagonizada por Michael Fassbender y Marion Cotillard, uno de los hermanos Coen se embarca en solitario en la que se nos antoja la más irritante y pretenciosa de cuantas versiones conocemos.

Pocos se atreven a reconocerlo, pero nos encontramos ante un tostón de marca mayor al que lo único que podemos agradecerle es que no supere las dos horas de metraje. Coen cuenta para la ocasión con unos protagonistas muy mayores, él un Denzel Washington que ya había incorporado un personaje shakesperiano en Mucho ruido y pocas nueces hace casi treinta años, de modo que lo de incluir actores y actrices negras no es precisamente una originalidad, y ella la mismísima esposa de Coen, Frances McDormand, no especialmente antipática en esta ocasión.

Rodar en blanco y negro, en formato cuadrado y con una estética minimalista de decorados esquemáticos y teatrales, son otras de las veleidades de una función a la que sin embargo podemos reconocerle saber combinar con cierta magia su origen teatral con una retórica y unos valores eminentemente cinematográficos. Por lo demás, las interpretaciones son correctas y nada especiales para tratarse de un producto de esta clase, mientras el mensaje queda intacto y por supuesto vigente, faltaría más.

MY BEAUTIFUL BAGHDAD Amenaza desde la lejanía

Título original: Baghdad in My Shadow
Reino Unido-Alemania-Suiza 2019 108 min.
Dirección
Samir Guion Samir y Furat al Jamil Fotografía The Chau Ngo Música Tom Linden y Walter Mair Intérpretes Haitham Abdel-Razzaq, Zahraa Ghandour, Wasreem Abbas, Shervin Alenabi, Maxim Mehmet, Meriam Abbas, Awatef Naeem, Kae Bahar, Ali Daim Mailiki,m Farid Elouardi, Andrew Buchan, Karry Fox, Hazel O’Connor, Taro Bahar, Daniel Adegboyega, Felix Scott, Helen Bradbury, Ken Bones Estreno en el Festival de Locarno 10 agosto 2019; en España 29 diciembre 2021 (en Sevilla 14 febrero 2022)


Después de encargarse de la producción de un sinfín de trabajos en su mayoría dirigidos a denunciar las políticas represoras de su país, y realizar algunos documentales y programas de televisión en esa misma línea, el director de origen iraquí de exótico nombre Samir vuelve al largometraje de ficción tras un título ajeno a esta corriente, Snow White, y acuñando ahora un estilo coral con ínfulas de melodrama político y criminal.

Centra su objetivo en una pequeña comunidad de refugiados y exiliados iraquíes en Londres, que se reúnen habitualmente en un café regentado por simpatizantes comunistas y frecuentado por todo tipo de marginados y marginadas de los diferentes regímenes que se han sucedido en el país, desde la dictadura de Sadam Hussein a la de los extremistas islamistas. En ese contexto y siempre echando mano de una retórica algo maniquea y frecuentemente impostada, Samir hace recuento de homosexuales reprimidos, agentes corruptos que lo mismo trabajan para un régimen como para el que le sucede, algo que también hemos sufrido desgraciadamente en nuestro país, prejuicios religiosos y reclutamientos ideológicos con tintes terroristas que desencadenan la gran tragedia a la que toda la función va encaminada. Los resultados son atractivos, como en todas estas exhibiciones, por su valor coyuntural de denuncia y su necesidad, si bien por el camino fallan sus valores estrictamente cinematográficos y todo acaba resultando demasiado obvio y académico.

domingo, 16 de enero de 2022

EL TRIUNFO DE SANCHO Y EL DESENGAÑO DE PRINA

Virtue & Virtuosity: Lirismo y bravura en las arias de Handel. Sonia Prina, contralto; Juan Sancho, tenor; Vespres d’Arnadí. Dani Espada, dirección. Programa: Piezas instrumentales, arias y dúos de Siroe, Rodelinda, Alcina, Partenope, Il trionfo del tempo e del disenganno, La Resurrezione, Radamisto, Lotario, Poro y Giulio Cesare. Espacio Turina, sábado 15 de enero de 2022


Durante su periplo inglés, Haendel compuso algunos de los títulos operísticos más importantes e influyentes de su carrera, muchos de los cuales, en plena eclosión del temperamento barroco, abrieron de alguna manera las puertas al inconfundible estilo belcantista que habría de imperar años después. Títulos encargados por la Royal Academy of Music, el King’s Theatre o el Teatro Haymarket, espacios icónicos de la música londinense en la época, que exhiben esa combinación entre virtuosismo y expresividad tan querido por la lírica que habría de llegar y que el compositor alemán cultivó en toda su esencia y perfección. El recital con el que la contralto italiana Sonia Prina, el tenor sevillano Juan Sancho y la orquesta barroca catalana Vespres d’Arnadí se presentaron en el comprometido Espacio Turina dio buena fe de esa combinación a través de una selección no precisamente popular de arias y duetos de la amplia oferta operística haendeliana, un tutto Haendel que no fue precisamente un grandes éxitos y al que las voces se prestaron con desigual acierto.

No recordamos haber disfrutado antes de la reputada voz de Prina en directo, pero sí nos habíamos rendido a sus encantos a través de la fonografía. Su voz profunda y a la vez aterciopelada se adapta muy bien a los roles de castrato asignados prácticamente durante todo el programa, sin embargo ya desde un principio, encarnando al rey Siroe de Persia en Deggio morire, denotamos cierta falta de control en el legato y el fiato, incluso que en algunos pasajes perdía puntualmente el tono. Es verdad que en su tesitura es muy difícil mantener el complejo virtuosismo que proponen las páginas de Haendel, pero también que forma parte de su tarea mantener esa digna línea de canto que en esta ocasión nos pareció francamente decepcionante. Puso empeño y expresividad, y su dicción fue impecable, pero continuó mostrándose insuficiente, entrecortada y con apreciables problemas de respiración, no así cambios de color, a lo largo de la exhibición, convenciéndonos solo en sus partes más volcadas hacia el lirismo y menos hacia el lucimiento, como ese Ombra cara de Radamisto que cantó con un gusto exquisito y considerable capacidad para emocionar. Sancho por el contrario llegó recién desembarcado de una triunfal Partenope en el Real, que quedó patente en un Barbaro fato, incorporando a Emilio, de apreciables agilidades y complicada línea de canto, defendida como el resto del programa con una voz en las mejores condiciones que le hemos conocido a lo largo de una carrera que hemos seguido con interés. Lució más control de la proyección y más cuerpo en sus intervenciones, ya sea asombrando con agilidades circenses en D’instabile fortuna (Lotario) o cautivándonos con sentimiento y sensibilidad como Oronte en Un momento di contento (Alcina). Sin embargo su dicción fue menos clara y más confusa que la de su parteneire.


Juntos acometieron con mucha complicidad el dueto Il bel pianto dell’Aurora del oratorio El triunfo del tiempo y el desengaño, muy anterior a los títulos operísticos seleccionados, y un experimento muy especial, un logrado arreglo de dos arias de oratorios combinados entre sí, del vertiginoso É ben folle así mismo de El triunfo al más contenido lirismo de Naufragando va per l’onde de La Resurrección, epicentro de un recital al que Dani Espasa como responsable, director y clavecinista del conjunto, siguió con mucha atención y aplomo, logrando unas intervenciones brillantes y cristalinas tanto de la cuerda como de las maderas de un Vespres d’Arnadí que no sonaba en la ciudad desde aquel lejano Femás de 2012 junto a Ruth Rosique. La obertura de Siroe o las danzas de Alcina sonaron en sus manos con todo el esplendor que siempre se espera de la incombustible música de Georg Friedrich Haendel.

Fotos: Luis Ollero
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

MADELEINE COLLINS Intrigante desorden emocional

Francia-Bélgica-Suiza 2021 106 min.
Dirección
Antoine Barraud Guion Antoine Barraud y Héléna Klotz Fotografía Gordon Spooner Música Romain Trouillet Intérpretes Virginie Efira, Quim Gutiérrez, Bruno Salomone, Jacqueline Bisset, François Rostain, Loïse Benguerel, Valérie Donzelli, Nadav Lapid, Nathalie Boutefeu, Thomas Gioria, Mona Walravens Estreno en el Festival de Venecia 4 septiembre 2021; en Francia 22 diciembre 2021; en España 14 enero 2022

Prácticamente un desconocido entre nosotros, Antoine Barraud juega ya desde antes de empezar su película al despiste y la intriga con proverbial fortuna. Su título y una turbadora e impecable secuencia de arranque logran el milagro, nos atrapan hasta dejarnos llevar de la mano por la fascinante historia de esta mujer a la que da vida la nueva musa del cine galo, una Virginie Efira en la cima de su carrera y su belleza. Afortunadamente de vez en cuando se estrenan películas como esta, de corte clásico y elegante que nos sumergen en una trama tan intrigante y subyugante, en este caso la de una sofisticada mujer que trabaja como intérprete, independiente, aparentemente fuerte e imperturbable, que como tantos hombres han hecho a lo largo de la historia, sobrelleva una doble vida en aras a mantener un matrimonio cómodo y solvente a la vez que disfrutar de las mieles de una relación extramatrimonial a cientos de kilómetros con un hombre más joven y atractivo que su atribulado esposo.

Tras intervenir en Jungle Cruise, la carrera internacional de Quim Gutiérrez parece imparable, ahora dándole la réplica en perfecto francés a la reina de la función, mientras sin trampas ni artimañas Barraud nos sumerge en un sinfín de incógnitas, algunas aparentemente incoherentes pero finalmente resueltas con pericia y convicción. Todo con el fin de exhibir la vulnerabilidad de un personaje que representa en la vida real el drama de muchas personas, especialmente mujeres, a quienes los sentimientos y la seducción les han llevado al límite de sus emociones. Desórdenes a menudo carne de psiquiatría e incluso de reclusión hospitalaria, y que el guion refleja muy bien en el personaje interpretado por el director israelí Nadav Lapid, tan querido de nuestro festival de cine (La profresora de parvulario, Sinónimos, La rodilla de Ahed). También él sucumbe a los encantos de una mujer tan atractiva y elegante, mientras esta parece siempre dispuesta a absorber elogios y seducción quizás a la búsqueda de un afecto que mantenga el equilibro de su delicada línea emocional.

Una buena intriga necesita buenos pilares, y la banda sonora es fundamental en este sentido; Roman Trouillet consigue este cometido, añadiendo suspense a la trama y proponiéndose quizás como nuevo nombre a tener en cuenta en la siempre fructífera y saludable nómina de compositores franceses. La presencia de la esquiva Jacqueline Bisset, dando vida a la madre de la protagonista en perfecta forma, añade atractivos a este recomendable film, por fin una intriga dedicada a un público adulto al que además se trata con respeto y admiración.

sábado, 15 de enero de 2022

SCREAM Atrevida y deleznablemente violenta

USA 2022 114 min.
Dirección
Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett Guion Guy Busick y James Vanderbilt, según los personajes creados por Kevin Williamson Fotografía Brett Jutkiewicz Música Brian Tyler Intérpretes Courteney Cox, Neve Campbell, David Arquette, Melissa Barrera, Jack Quaid, Jenna Ortega, Marley Shelton, Kyle Gallner, Dylan Minnette, Mikey Madison, Skeet Ulrich, Jasmina Savoy Brown, Mason Gooding, Sonia Ammar, Reggie Conquest, Chester Tam Estreno en Estados Unidos y España 14 enero 2022

A falta de nuevas ideas y reinventarse un poco, Hollywood insiste en recuperar sus viejos éxitos y alargarlos hasta la náusea, y si lo han intentado con Halloween con relativo éxito, por qué no hacerlo también con esta saga que inició el desaparecido Wes Craven hace veinticinco años. Para la opción se ha contado con los directores y uno de los guionistas de la celebrada Noche de bodas, un pequeño hito en unas filmografías más bien discretas que ha propiciado este regreso a Woodsboro en clave hiperviolenta, como mandan los cánones actuales que tanto mal hacen a una sociedad cada vez más irritada y criminal, y solo hace falta ver las noticias para corroborarlo.

La serie, que tenía que haberse quedado en la tercera entrega como digna trilogía, aunque la mano de Craven en la cuarta, realizada una década después de que se considerase finiquitada la franquicia, se dejó sentir en esa hasta ahora última entrega no tan desdeñable como la que ahora nos ocupa. Diez años después, de nuevo, Ghostface vuelve a sembrar el terror en la pequeña localidad americana, con nuevos asesinos tras la máscara, como ordena la línea argumental seguida en cada entrega. Y de nuevo la aparente autocrítica y sorna grotesca se hace eco en un guion que si en la segunda entrega elucubraba sobre segundas partes mejores que las primeras, y la tercera sobre trilogías, siempre desde un punto de vista cinéfilo popular, en la cuarta se analizaba el regreso a los orígenes y en esta la temática whodunit (quién lo ha hecho) al estilo Agatha Christie pero descafeinado, gamberro y excesivo. Solo hace falta leer el eslogan inscrito en el cartel publicitario: El asesino está en el póster, para entenderlo. Así que solo hace falta sospechar entre ¡doce personajes!.

El esperpento pronto se adueña de una función en la que las estrellas de la franquicia, Cox, Campbell y Arquette, asumen papeles episódicos y dan paso a nuevas generaciones, entre las que se encuentran hispanas (Barrera, protagonista de En un barrio de Nueva York, y Ortega) y retoños de antiguas estrellas (Mason Gooding, hijo de Cuba Gooding jr., y Jack Quaid, hijo de Meg Ryan y Dennis Quaid), que junto a un amplio elenco de jóvenes promesas y alguna repesca del pasado (la sheriff Judy y el asesino Billy Loomis) se esfuerzan en imprimir terror y humor a partes iguales en este despropósito con hospitales vacíos y puñaladas poco dañinas a pesar del ahínco y la violencia empleada. Con todo no se puede negar que algunas secuencias, especialmente el clásico arranque, dosifican muy bien la tensión, y que el todo aún siendo poco o nada recomendable, más bien deleznable por sus excesos y atrevimientos, resulta entretenido a la vez que irritante.

viernes, 14 de enero de 2022

DRIVE MY CAR Un luto largo, muy largo

Título original: Doraibu mai kâ
Japón 2021 179 min.
Dirección
Ryûsuke Hamaguchi Guion Ryûsuke Hamaguchi y Takamasa Oe, según una historia de Haruki Murakami Fotografía Hidetoshi Shinomiya Música Eiko Ishibashi Intérpretes Hidetoshi Nishijima, Tôko Miura, Reika Kirishima, Masaki Okada, Yoo-rim Park, Dae-Young Jin, Sonia Yuan, Satoko Abe, Perry Dizon, Ahn Hwitae, Hiroko Matsuda, Toshiaki Inomata, Takako Yamamura Estreno en el Festival de Cannes 11 julio 2021; en Japón 20 agosto 2021; en España 4 febrero 2022


Tras varias películas desconocidas en nuestro país y estrenar hace apenas unos meses La ruleta de la fortuna y la fantasía, la consagración definitiva de Ryûsuke Hamaguchi como gran nuevo maestro del cine japonés ha llegado con esta película, ganadora ya de más de cuarenta premios internacionales, tres en Cannes, y favorita en todas las quinielas de los próximos a otorgar. Que la mayoría de las asociaciones de la crítica de Estados Unidos la hayan considerado la mejor película de habla no inglesa del pasado año, y se haya alzado también con el Globo de Oro en esta categoría, la perfilan como segura ganadora del Oscar a la mejor película internacional.

Basada en un relato del escritor de moda en Japón, Haruki Murakami, autor también de las historias en las que se basaban las cintas Norwegian Wood (Tokio Blues) y Burning, el principal escollo de esta nueva adaptación es su desmesurado metraje, lo que teniendo en cuenta su trama y reflexión invita a pensar que se podría haber reducido considerablemente. Apenas ha sucedido nada, un mero prólogo, cuando aparecen los títulos de crédito. El problema es que esto sucede cuando la cinta lleva ya cuarenta minutos, lo que tratándose de un film convencional no deja de ser original; solo habíamos experimentado esto antes en Clímax, el nada convencional film de Gaspar Noé. Una sucesión de personajes en clave coral van apareciendo en esta reflexión sobre la muerte, el amor y la fidelidad, mientras su protagonista, un reputado actor y director teatral cuya mayor singularidad reside en trabajar con intérpretes de distintas nacionalidades, cada uno y una en su lengua materna, incluido el lenguaje de signos, va reclutando el reparto de Tío Vania para ser representado en un festival en Hiroshima.

La pérdida de los seres queridos y el sentimiento de culpabilidad unen al traumatizado protagonista con la conductora que los organizadores del evento le han asignado. Curiosamente su íntima y hermosa dramaturgia consigue atraparnos amenizando a pesar de su indiscutible carácter minimalista el desorbitado metraje, lo que acabamos por considerar su mayor mérito, aunque a nuestro juicio la emoción y la complicidad no llegue a cuajar suficientemente en esta tristísima película.