sábado, 11 de mayo de 2024

GARCÍA DESCUBRE LA CARA TRASCENDENTE DE LA CONJUNTA

6º concierto de la XIII temporada de la Orquesta Sinfónica Conjunta de la Universidad de Sevilla y el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo. Mario Camargo, violonchelo. Juan García Rodríguez, dirección. Programa: Concierto para violonchelo nº 1 en Mi bemol mayor Op. 107, de Shostakovich; Sinfonía nº 4 en la menor Op. 63, de Sibelius. Auditorio de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería, viernes 10 de mayo de 2024

Foto: Guillermo Mendo

No cabe duda de que gran parte de responsabilidad de que la Conjunta suscite nuestra profunda admiración y asombro la tiene su director titular, el incombustible Juan García Rodríguez, que presentó ayer tarde en su espacio más recurrente, la Escuela de Ingenieros de la Cartuja, el que quizás fuera su entrega más comprometida y trascendental de la presente temporada. No suele prodigarse el finlandés Jean Sibelius en los atriles de las orquestas hispalenses, a pesar de la extraordinaria aportación que hizo al sinfonismo del primer cuarto del siglo XX. Mejor fortuna ha corrido Shostakovich, aunque no se programe tanto como deseáramos. Pero ahí está García, para recuperar estos monumentos imprescindibles de la literatura musical del pasado siglo. Lo que más sorprende sin embargo es que los ponga al servicio de una orquesta en principio tan poco experimentada como la Conjunta, un proyecto académico que sirve de plataforma no sólo para que sus jóvenes integrantes completen sus estudios al más puro estilo Bolonia, sino también para atraer a los auditorios de música clásica a públicos jóvenes que demuestran con su comportamiento todo ese respeto y entusiasmo que echamos en falta en otros públicos más veteranos y acostumbrados.

Sin partitura, prueba de la dedicación que a buen seguro habrá prestado a la compleja pieza de Shostakovich, Mario Camargo ofreció una aseada y competente versión de su Concierto para violonchelo nº 1, en la que asomaron más virtudes que defectos. Fue capaz de deslizar un sonido homogéneo y aterciopelado que no decayó en ningún momento, y de no desfallecer en su desnudo tercer movimiento en forma de larga cadencia cuya aparente espontaneidad esconde una estudiadísima matemática de la armonía y la articulación, y que el joven violonchelista salvó con buena nota a pesar de que echáramos de menos una mayor vehemencia en los ataques. El acompañamiento orquestal fue impecable, siempre atento a las inflexiones del solista, sin eclipsarle y manteniendo ese tono fantasmagórico casi escalofriante del allegretto inicial cuyo apasionamiento se va intensificando paulatinamente. Lástima que la intervención de la trompa resultara decepcionante, pero ya sabemos la enorme dificultad de este instrumento; los clarinetes acertaron en su tono grotesco. Fue García quien logró que una orquesta joven como ésta fuera capaz de transmitir ese miedo amargo y punzante que destila esta partitura de impactante carácter cíclico. Evocado Rostropovich con esta pieza a él dedicada, Camargo hizo lo propio en la propina con Casals, interpretando con altas dosis de lirismo El cant del ocells, tan apropiado en vísperas de elecciones catalanas.


Aún más sorprendente fue que director y orquesta fueran capaces de extraer de la Cuarta de Sibelius todo su potencial sombrío y trascendente, con una interpretación responsable, meditada y disciplinada. Una pieza cuyo desencanto e introspección exige una lectura minuciosa y profundamente intencionada. García sabía lo que tenía entre manos, no en vano es un consumado especialista en la música de nuestra época, y sin duda una pieza como ésta puede considerarse cimiento de contemporaneidad. Lo difícil era contagiarlo a tan jóvenes intérpretes, y lo consiguió. No es que vayamos a saludar esta versión como definitiva ni mucho menos, pero su alto nivel de satisfacción es ya motivo de júbilo y admiración. Fue una visión llena de sentimiento y a la vez carácter amenazador, serena y austera, y desde luego poco o nada complaciente. Algunos de sus momentos más inspirados, como ese arranque en la cuerda grave o su sobrecogedor y devastador tempo largo, lleno de lirismo, encontraron una respuesta contundente en la inexperta plantilla. Con total trasparencia y claridad, quedó manifiesto ese motivo tritono que informa toda la pieza, con aportaciones ejemplares de todas las familias instrumentales y los y las esforzadas solistas. No debiera la organización permitir que siga entrando público una vez empezada la interpretación, con lo que de falta de respeto a intérprtes y oyentes supone.

viernes, 10 de mayo de 2024

LOS GAVILANES, UNA FUNCIÓN CORRECTA Y SIN SORPRESAS

Los gavilanes. Música de Jacinto Guerrero. Libreto de José Ramón Martín. Óliver Díaz, dirección musical. Mario Gas, dirección escénica. Ezio Frigerio, escenografía. Franca Squarciapino, vestuario. Vinicio Celi, iluminación. Carlos Martos de la Vega, movimiento escénico. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Con Javier Franco, María Rodríguez, Alejandro del Cerro, Sofía Esparza, Lander Iglesias, Esteve Ferrer, Carmen Serrano, Enrique Baquerizo, Alicia Naranjo y Andrea Carpintero. Coro Teatro de la Maestranza (Íñigo Sampil, director). Producción del Teatro de la Zarzuela. Teatro de la Maestranza, jueves 9 de mayo de 2024


No es esta ópera del compositor castellano una de las más representadas. De las suyas la más popular sigue siendo El huésped del sevillano, aunque en los últimos años ha adelantado puestos La rosa del azafrán. Como tantas otras que salieron de su imaginación, Los gavilanes es un producto coyuntural engendrado fundamentalmente para crear espectáculo, hacer taquilla y alegrar al público. Seguía por lo tanto una fórmula que al autor le resultó infalible, y que pasaba por su proverbial facilidad para crear melodías atractivas y pegadizas, el tratamiento de temas sociales de candente actualidad aunque limando cualquier atisbo de aspereza, y generar una atmósfera amable que culminara en un inevitable final feliz, a ser posible con moraleja incluida.

En estos términos se presentó ayer en el Maestranza este trabajo musical recuperado hace un año en el Teatro madrileño de la Zarzuela por Mario Gas, a quien los años y la experiencia han convertido en uno de los imprescindibles de nuestra escena. Sin embargo, no se ha arriesgado en absoluto, ni siquiera en el terreno interpretativo, dejando toda su rancia literatura huérfana de cualquier explicación o sentido que le dé mayor actualidad, y vaya si el libreto se prestaba a ello, alguna referencia nada disparatada al me too incluida.


La fama y el talento de Gas le permiten contar con nombres destacados de la puesta en escena, como son la oscarizada (por Cyrano de Bergerac) Franca Squarciapino, responsable del colorista vestuario, y quien fuera su esposo hasta su fallecimiento hace algo más de un año, el escenógrafo Ezio Frigerio, que para la ocasión ha contado con un diseño sencillo apoyado en una versión animada de los tradicionales telones de fondo, y unas tramoyas movibles que no se sabe muy bien qué quieren representar, acaso el desmoronamiento y la inseguridad de una sociedad sometida a la riqueza.

La alegría marcó el tono

Lo que no se le puede discutir al maestro y su equipo artístico y técnico es haber sabido insuflar al conjunto ese espíritu de alegría y desenfado que caracterizaba al catálogo de Guerrero. Para muestra uno de sus números más populares y recordados, la Marcha de la amistad del segundo acto, que la soprano María Rodríguez y el resto del elenco entonaron con toda la gracia y el desparpajo que la pieza exige. Ella dio vida a una Adriana cantada quizás con exceso de vibrato pero con seguridad y una voz profunda y muy bien proyectada, además de lucir un talento para la interpretación teatral fuera de toda discusión. Frente a ella, el tenor gallego Javier Franco encaró con profesionalidad su rol de Juan el indiano, con dicción clara y voz de sobrada proyección y hermoso timbre, aunque puntualmente acusara también cierta tendencia al vibrato. Quien más convenció al público, sus bellas romanzas lo facilitan, fue el tenor cántabro Alejandro del Cerro como Gustavo, que aunque poseedor de un timbre extremadamente agudo y puntualmente estridente, exhibe una voz poderosa que modula con agilidad y buen gusto. Pocas posibilidades tuvo de lucirse la joven soprano navarra Sofía Esparza como Rosaura, recipiente de una voz hermosa y perfectamente entonada. Todos y todas lucieron además una vocalización perfecta, haciéndose entender en cantados y recitados sin problema alguno, lo que no siempre es habitual.


Mención aparte merece el inevitable dúo cómico, que aunque el libreto apenas sufrió modificación alguna, luciendo un sentido del humor ingenuo y algo trasnochado, sirvió como vehículo ideal para que Lander Iglesias y Esteve Ferrer lucieran notables dotes cómicas. Por su parte, Óliver Díaz, que tantas veces hemos disfrutado frente a la Sinfónica de Sevilla, volvió a exhibir buen talante y sentido práctico en su forma de abordar la partitura, que sin ser especialmente compleja ni poseer intrincadas orquestaciones, puede irse de las manos y eclipsar las voces. 
Afortunadamente el equilibrio estuvo garantizado entre las buenas aptitudes de los y las cantantes y el buen hacer de Díaz, que logró extraer de la orquesta un sonido brillante y a la vez compacto, muy en estilo. Hay que destacar una vez más el excelente trabajo del coro, lográndose entre todos y todas un espectáculo musical nada desdeñable, sin desmanes ni sorpresas, todo dentro de un orden, extremadamente correcto. Fue entrañable ver a Gas y Squarciapino, entre otros y otras responsables, al final sobre el escenario saludando a un público muy indisciplinado, toses implacables, caídas de objetos, móviles...

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

martes, 7 de mayo de 2024

TÓTEM Ensayo coral sobre la madurez

México-Dinamarca-Francia 2023 95 min.
Guion y dirección
Lila Avilés Fotografía Diego Tenorio Música Thomas Becka Intérpretes Naíma Sentíes, Montserrat Marañón, Marisol Gasé, Teresa Sánchez, Iazua Larios, Mateo García, Saori Gurza, Alberto Amador, Juan Francisco Maldonado, Marisela Villarruel Estreno en el Festival de Berlín 20 febrero 2023; en México 30 noviembre 2023; en España 1 marzo 2024

La segunda película dirigida por la realizadora mejicana Lila Avilés ha tenido un largo recorrido por festivales, desde que se estrenara hace más de un año en el de Berlín, hasta alzarse hace poco con dos importantes nominaciones a los Premios Platino, los de mejor película y dirección, razón por la que la hemos recuperado en estas páginas tras pasar para nosotros desapercibida cuando se estrenó a principios de marzo
Avilés fija su atención en una niña que observa y de paso madura en un entorno familiar como se dice ahora, bastante disfuncional.

La niña deambula por una literal casa de locos, durante los preparativos para la fiesta de cumpleaños de su padre aparentemente moribundo, de cuyo cuidado se encargan una sus hermanas, tías de la niña, tan inmaduras en sus ademanes y manías como lo pudiera estar la niña protagonista. Ha también una paciente trabajadora doméstica a cargo de dicho menester. Todo se desarrolla en un ambiente abiertamente bohemio y alternativo, culminando en una fiesta multitudinaria en la casa a la que previamente una espiritista de nombre Lúdica ha liberado de malas presencias a iniciativa de una de las tías, mientras la otra demora su presencia en la fiesta con el pretexto de decorar la tarta de cumpleaños. 

Todo esto que parece tan atractivo sobre el papel y que obliga a su principal artífice a integrarse y zambullirse en este coro de almas perdidas casi en pena, resulta en la práctica bastante decepcionante, por no decir falto de interés. No alcanzamos a identificarnos con la mirada entre perpleja y llena de preguntas de la niña, mientras todo el conjunto se nos antoja extremo y quebradizo, tan lejos de la realidad cotidiana y tan descarado en su afán de feminizarlo todo a su manera, que realmente apenas logramos empatizar con sus propuestas.

domingo, 5 de mayo de 2024

LOS DELINCUENTES Largo camino hacia la utópica libertad

Argentina-Brasil-Luxemburgo-Chile 2023 189 min.
Guion y dirección
Rodrigo Moreno Fotografía Inés Duacastella y Alejo Maglio Intérpretes Esteban Bigliardi, Daniel Elías, Margarita Molfino, Germán De Silva, Mariana Chaud, Gabriela Saidon, Cecilia Rainero, Javier Zoro, Laura Paredes, Adriana Aizemberg Estreno en el Festival de Cannes 18 mayo 2023; en Argentina 26 octubre 2023; en España 1 diciembre 2023; en Filmin 26 enero 2024

Activo desde principios de este siglo, el director argentino Rodrigo Moreno parte de una película de Hugo Fregonese de 1949 titulada Apenas un delincuente, para transformar la idea original hasta duplicar la duración del original y ofrecer un relato que no se atiene a una trama única ni mucho menos a un género específico. Aunque dividida en dos partes, nos encontramos en realidad ante una cinta dividida en un prólogo, tres partes y un epílogo, en la que se suceden géneros diversos que van del drama criminal con considerables dosis de intriga, al drama romántico salpicado de pequeñas concesiones al humor, e incluso el western en parajes incomparables de la Argentina rural. Estas cinco partes reconocibles fuerzan un diálogo a dos voces, apuntado en el intrigante prólogo en el que dos firmas auténticas complican la retirada de fondos de una anciana en el banco donde trabajan sus dos protagonistas.

Cómplices en una intriga criminal, se verán envueltos a su vez en otra de corte romántico, y así se van duplicando las historias y sus posibilidades, hasta llegar al verdadero objeto de tesis del director y guionista, que no es sino alcanzar la libertad utópica que sólo la liberación de ataduras sociales puede conseguir, a lo que se entregan cinco personajes cuyos nombres son el mismo pero con las letras cambiadas (Román, Ramón, Norma, Morna, Román), y a quienes acompaña en sus misteriosas y casi sonámbulas incidencias la música cuidadosamente seleccionada entre Piazzolla, Poulenc o Saint-Saëns, dando el conjunto cierto aire idílico no exento de reconocible onirismo.

Todo esto sería apasionante si no fuera por lo mucho que se resiente del conjunto su extremado largo metraje, habiendo pasado su director de la hora y media escueta del documental Una ciudad de provincias y la aún más recortada hora y cuarto de Reimón, a las más de tres horas de ésta, merendándose sólo los créditos finales nada más y nada menos que quince minutos. Este desmesurado metraje hace que su tercera parte acabe resultando tediosa y que nuestro interés decaiga considerablemente, a pesar de lo cual mereció cuatro nominaciones a los recientes premios Platino, a mejor película, guion, montaje y fotografía. Mención aparte merece el trabajo incisivo y delicado de Esteban Bigliardi, uno de sus protagonistas y actor fetiche en la filmografía de Moreno. 

LA ZEFIRO POR GRACIA Y CORTESÍA DE BERNARDINI

Gran Selección. Orchestra Barocca Zefiro. Alfredo Bernardini, dirección. Programa: Conciertos de Brandenburgo BWV 1046-1051, de Bach. Teatro de la Maestranza, sábado 4 de mayo de 2024


Hay un par de factores que propiciaron el lleno prácticamente absoluto que registró ayer el Teatro de la Maestranza. Por un lado está el trabajo impecable que realiza la Asociación de Amigos de la Barroca de Sevilla, que ha logrado que en los últimos tiempos haya proliferado tanto la preferencia del público sevillano por la música de este estilo. Pero sobre todo está en el hecho de que hay piezas que convocan al público de manera casi indiscriminada, da igual quién las interprete. Ocurre con la Novena de Beethoven, el Réquiem de Mozart, el Bolero de Ravel, las Cuatro Estaciones de Vivaldi, por poner ejemplos muy evidentes, y por supuesto los Conciertos de Brandenburgo de Bach. Pero da la casualidad de que quienes vinieron ayer a erigir tan suculento monumento musical no eran cualesquiera, sino los y las muy reconocidas e informadas músicos de la Barroca Zefiro. Por cierto, que ellas superaban con creces a ellos en los atriles.

La magnífica sintonía que su director, Alfredo Bernardini, mantiene con la ciudad, habida cuenta sus numerosas colaboraciones con la Orquesta Barroca de Sevilla, pudo favorecer el hecho de que ésta fuera la única cita del reputado conjunto italiano en nuestro país. Igualmente provocó que fueran varios los intérpretes españoles prestados para la ocasión, Mercedes Ruiz y Ventura Rico directamente de la Barroca, pero también la violonchelista María Alejandra Saturno, el trompista Ricardo Rodríguez y la violagambista Johanna Rose, que sólo un día antes había protagonizado un concierto en el Alcázar junto a los hermanos Alqhai. Montado así un tejido orquestal por el que desfilaron hasta veintiuna maestras y maestros, aunque no llegaron a sumar más de diecisiete sobre el escenario en algún momento de la noche, Bernardini se encargó de ilustrar con un dominio casi perfecto del castellano y un carácter tan afable como elocuente, cada uno de los seis conciertos que conforman el cuerpo de los Brandenburgo. De paso, llevó el conjunto al terreno que mejor conoce, procurando justificar en todo momento la influencia del estilo puramente vivaldiano en unas partituras que otros, generalmente de carácter anglosajón, abordan desde una óptica y una estética bastante diferente y desde luego más solemne. No fue de extrañar, por lo tanto, que en sus manos y las de sus eficientes intérpretes, la música de Bach sonara especialmente luminosa y jovial, algo que no es que no esté presente en las obras, pero que se encargaron de potenciar con un brío y un sentido de ritmo arrebatadores.


Como músico, Bernardini sólo participó en el primero de los conciertos, haciendo gala de su proverbial dominio del oboe, acompañado al mismo instrumento de Paolo Grazzi y de su hermano Alberto al fagot, los tres fundadores de la orquesta. Ya en la segunda parte reapareció, al margen de sus intervenciones como conferenciante, dirigiendo los conciertos números 3 y 2. En todos los demás estuvieron presentes sus directrices, dejando a los instrumentistas volar bajo su disciplina y responsabilidad. Tardamos sin embargo en convencernos del magisterio del conjunto, ya que como solista Elisa Citterio no logró controlar el violino piccolo del Concierto nº 1, dejando a su paso un sonido áspero y desagradablemente chirriante, mientras en el nº 2 las violas no lucieron al mismo nivel, mejor la de Danka Nikolic, más apagada la de Teresa Ceccato. El brillo contrastante de las trompas naturales en el primero de los conciertos, y el cuerpo y volumen que supieron aportar Ruiz, Rico y la clavecinista Anna Fontana, lograron óptimos resultados. El trabajo de equipo por lo general fue también satisfactorio, sobresaliendo en cada uno de los seis conciertos y dando al conjunto el nivel de excelencia que esperábamos.

A lo largo del desglose disfrutamos sobremanera con el Concierto nº 4, que se benefició de unas flautas sólidas y fluidas, excelente Emiliano Rodolfi también al oboe, mientras Citterio logró redimirse ya con un violín convencional de la época, dominando sus texturas y su elocuente fraseo, alcanzando cotas elevadas de perfección en sus intrincadas ornamentaciones. Pero fue la segunda parte la que ya no nos dejó duda alguna sobre la maestría del nutrido conjunto, con solos extraordinarios de Fontana en el nº 5, al que se enfrentó sola en sus largas cadencias con un sentido del ritmo vertiginoso y un fraseo nítido a pesar de su complejidad. También en ese concierto destacó Marcello Gatti a la flauta travesera, con un sonido compacto y una perfecta modulación. Así mismo destacamos el trabajo de Gabriele Cassone a la trompeta natural en el nº 2, logrando equilibrar su sonido épico y brillante con los suaves acordes de la flauta dulce y el oboe, así como con el resto de instrumentistas. Destacamos también la extraordinaria compenetración de violas, violonchelos y violines a tres en el que lleva precisamente ese número, prodigio de la matemática bachiana y del fértil trabajo de una orquesta que, a pesar de la distinta proveniencia de sus integrantes, alcanzó tan alta nota en su maratoniano trabajo de equipo.

Fotos: Guillermo Mendo

sábado, 4 de mayo de 2024

EL MAL NO EXISTE Responsabilidades diversas

Título original: Aku Wa Sonzai Shinai
Japón 2023 106 min.
Guion y dirección
Ryûsuke Hamaguchi Fotografía Yoshio Kitagawa Música Eiko Ishibashi Intérpretes Hitoshi Omika, Ryo Nishikawa, Ryuji KOsaka, Ayaka Shibutani, Hazuki Kikuchi Estreno en el Festival de Venecia 4 septiembre 2023; en Japón 26 abril 2024; en España 1 mayo 2024

En pleno regreso de la sempiterna polémica española sobre la celebración todavía a estas alturas de una fiesta tan cruel y anacrónica como los toros, llega a nuestras pantallas la nueva película del aclamado director de la oscarizada Drive My Car. Se trata de una cinta de marcado carácter ecologista, que se vislumbra ya en un largo prólogo musicalizado en el que las copas de frondosos árboles se alternan con las de otros secos. A partir de ahí asistimos a una convencional historia de especulación inmobiliaria a costa de parajes naturales frecuentados por animales silvestres, contada como cabe esperar de forma nada convencional.

Echando mano más de la metáfora y de las sensaciones que del propio material argumental, Hamaguchi nos va adentrando en su lucha a fuerza de mostrarnos lo que la naturaleza nos regala, leña para el fuego, wasabi salvaje para la cocina, belleza para nuestros ojos… El giro esperado llega de la mano de los especuladores, cuya falta absoluta de escrúpulos les lleva a enviar emisarios que justifican el intrigante título, más propio de una película de terror que de una denuncia ecologista de tintes poéticos. Llevados por su sentido de la responsabilidad profesional, los mensajeros de tan malas noticias a nivel de entorno natural, que no de bonanza económica coyuntural y temporal, se mostrarán tan empáticos con la causa de los habitantes de la montaña como decididos a llevar a cabo las intenciones de sus empleadores, provocando consecuencias en las que ambos extremos de la balanza evidenciarán su tendencia a ese mal anunciado e inevitable.

La triste mirada de un ciervo amenazado y su reflejo en la empática hija del protagonista, se encargan de provocar en el público la consabida reflexión, menos efectiva cuando a pesar de su moderado metraje, la tesis se nos ha hecho tan larga y tediosa. Su formato de cine festivalero a ultranza le ha propiciado en Venecia alzarse con el Gran Premio del Jurado.

LA CASA Las razones de mis hermanos

España 2024 83 min.
Dirección
Álex Montoya Guion Álex Montoya y Joana M. Ortueta, según la novela gráfica de Paco Roca Fotografía Guillem Oliver Música Fernando Velázquez Intérpretes David Verdaguer, Óscar de la Fuente, Luis Callejo, Olivia Molina, María Romanillos, Lorena López, Marta Belenguer, Jordi Aguilar, Miguel Rellán, Tosca Montoya, Arantzazu Pastor Estreno en el Festival de Málaga 5 marzo 2024; en salas 1 mayo 2024


Aunque su debut en el largometraje, Lucas, no suscitó mucho interés mediático ni de público, a pesar de tratarse de una muy solvente e inquietante historia sobre un tema tan candente en la actualidad como el estupro a través de las redes sociales, Álex Montoya se ha consagrado definitivamente con esta película intimista reconocida en el Festival de Málaga con el premio del público y los de mejor guion y música, además de otros dos colaterales. Montoya regresa a la tierra que mejor conoce, Valencia, esta vez la sierra interior en lugar de la Albufera de su anterior película, para contar una historia sobre filias y rencillas familiares, basándose para ello en el ritmo pausado y decididamente amable de su obra de referencia, una novela gráfica del aclamado Paco Roca, autor entre otras de Arrugas, también llevada al cine, en esa ocasión de animación.

Trata un tema con el que muchos y muchas podemos sentirnos identificadas, el duelo por la muerte de nuestros progenitores y las decisiones que hay que tomar respecto a los bienes que se quedan en tierra y que nos sobreviven para asegurar nuestros recuerdos y anhelos. Una casa en la sierra a dividir entre dos hermanos y una hermana, se convierte en el pretexto para el reencuentro y la participación de sus parejas y descendencia. Surgen ahí los reproches pero también los vínculos imperecederos de los que no podemos o no queremos escapar.

Las raíces, los recuerdos de infancia y los sentimientos a menudo recreados a partir de la experiencia, van surcando una serie de diálogos a dos, tres o varios personajes, siguiendo los estereotipos consabidos, como son el hermano más capullo, el más guay o la más responsable, mientras es la pareja del guay quien cristaliza esa inteligencia y equilibrio que da consistencia al resto del grupo, mérito de Olivia Molina, una actriz que se prodiga poco y que a tenor de trabajos como éste, debería hacerlo más. Pero quien realmente sorprende es Luis Callejo, quien al margen de un trabajo de maquillaje impecable, logra con sus ademanes recrear a la perfección las tres edades en las que se desarrolla su personaje. La calidez de las escenas y la consistencia de los personajes, dan al film un acabado perfecto en el que no resulta difícil entrar desde el minuto cero, mérito de un director que sabe lo que quiere, y aún mejor, lo que hace.

jueves, 2 de mayo de 2024

LA BARROCA AÑADE OTRA ESTRELLA A SU NÓMINA DE COLABORACIONES

Temporada 2023/2024 de la Orquesta Barroca de Sevilla. Theótime Langlois de Swarte, violín y dirección. Programa: Selección de Les Nations (Premier Ordre “La Françoise” y Deuxième Ordre “L’Espagnole”) de François Couperin; Sonate a violon seul avec la base continue No. 6 en sol menor, de François Francoeur; Concertos Op. 7 no. 5 en la menor y Op. 10 no. 3 en Re mayor, de Jean-Marie Leclair. Espacio Turina, miércoles 1 de mayo de 2024


Sabíamos de primera mano que la Barroca tenía mucha ilusión y esperanza puesta en este concierto comandado por el joven violinista francés Theótime Langlois de Swarte, y no es de extrañar pues se trata de un genio en toda regla, un virtuoso del instrumento que sin haber cumplido todavía los treinta años ya ha cautivado a audiencias de todo el planeta con su técnica impecable y su acertada percepción de los acentos, los sentimientos y las intenciones que describen 
cada uno de los programas que acomete con una pasión y una precisión encomiables. La Barroca añade así una nueva estrella a su ya abultada nómina de grandes nombres de la interpretación historicista que han colaborado al menos en una ocasión con ellos. Y como en todo lo que se aborda siempre hay un componente de colaboración y retro alimentación, los y las músicos de la formación aprenden, se contagian y mejoran sus aptitudes alcanzando interpretaciones tan sublimes como las que anoche pudimos disfrutar en un Turina que ofrecía un lleno casi y saludablemente absoluto.

La estructura simétrica del programa fue otro de los encantos de la cita, junto al contraste ofrecido entre los dos grandes autores en liza, el muy afrancesado, delicado y caprichoso Couperin frente al más furioso y vehemente Leclair, deudor del estilo italiano que tanto admiraba. Contraste todavía más acentuado con el interludio de François Francoeur, de quien Langlois de Swarte confesó ser un ferviente admirador, especialmente por el carácter triste y melancólico de sus partituras, algo así como un romántico antes del Romanticismo. Con su Sonata para violín nª 6, el joven virtuoso alcanzó cotas de profunda expresividad teñida de una férrea complicidad con sus compañeros Mercedes Ruiz al violonchelo y Alejandro Casal al clave. Entre los tres lograron una interpretación ejemplar de tan sentida página, con acentos muy marcados y silencios muy elocuentes, dando preferencia al sentimiento y al sonido limpio y aterciopelado de sus instrumentos.


Antes, la selección de La Françoise, primer orden de Les Nations de Couperin, permitió al conjunto integrado por cuerda, maderas y bajo continuo en el que se integró el joven instrumentista, exhibir ritmo y musicalidad a la vez que templanza y delicadeza, a pesar de atisbar en el arranque cierta imprecisión y descoordinación, una constante que venimos observando en la orquesta desde hace algunas entregas, y que afortunadamente resuelven a los pocos minutos de dar comienzo el respectivo concierto. Ya sin ese pequeño inconveniente inicial, L’Espagnole, segundo orden de tan magnífica obra, sirvió para constatar el excelente estado que ofrece el conjunto, patente en una sarabanda de evidente sensualidad y regocijo. La influencia italiana de Leclair, especialmente de Locatelli, se dejó sentir en la fogosidad y el exacerbado sentido del ritmo que Langlois de Swarte y el resto, ahora sin las maderas que tan bien defendieron Ruibérriz y Díaz, imprimieron a las partituras. El virtuosismo sin límites que exhibe el joven francés se dejó ver especialmente en el allegro final del Concierto nº 7 de Leclair, con arpegios diabólicos que obligaron a sus acompañantes a demostrar por qué son tan buenos y capaces de ejercer igualmente como solistas.

Después del endiablado entramado del francés, sólo cabía ofrecer como propina una de las páginas más tempestuosas de Vivaldi, su impettuoso d’estate. El entusiasmo del público obligó a ofrecer otras dos propinas, ya más relajado, el largo de la versión para violín del Concierto para clave BWV 1056 de Bach, y de nuevo haciendo gala de buen ritmo, Las indias galantes de Rameau. Fue un impagable placer descubrir a este talento indiscutible del violín, capaz de extraer de él innumerables filigranas sin sacrificar expresividad ni sentimiento y manteniendo en todo momento un sonido envolvente y homogéneo, del que únicamente fuimos capaces de apreciar alguna distorsión y pequeña salida de tono en el verano vivaldiano.

Fotos: Luis Ollero

miércoles, 1 de mayo de 2024

EL RUIDO PERFECTAMENTE ORGANIZADO DE LA CONJUNTA

5º concierto de la XIII temporada de la Orquesta Sinfónica Conjunta de la Universidad de Sevilla y el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo. Ensemble de percusión. Antonio Moreno, vibráfono. Miguela Goncet, declamación. Juan García Rodríguez, dirección. Programa: Les cahiers de V. Nijinski, de Henri Algadafe; Sombra de una iconografía, de Daniel Sprintz; Bembé, de Louis Franz Aguirre; Ionisation, de Edgar Varèse. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, martes 30 de abril de 2024


Debía ser sencillamente la cita anual del conjunto de percusión de esta orquesta de jóvenes en fase de aprendizaje. Pero la presencia destacada de un consumado artista del vibráfono como Antonio Moreno y del actor y performer Miguela Goncet en el escenario, y de dos de los compositores convocados en la sala, dio a este quinto concierto de temporada de la OSC un cariz muy especial, comandado por las siempre responsables y entusiastas manos de su director, Juan García. Otra ocasión para encontrarnos con músicas de nuestro tiempo, saludar un repertorio inédito y regocijarnos con programas tan atractivos como los que García es capaz de diseñar y que tanto difieren de la cultura oficial que se empeña en reiterar una y otra vez las mismas propuestas.

Prueba de que la cosa funciona es el éxito de convocatoria que experimentan cada una de las citas que la OSC programa a lo largo del año, y que en esta ocasión evidenció cómo la sala Manuel García del Maestranza, con toda la categoría que actuar ahí representa, se queda pequeña para la atención que le dispensan seguidores y aficionadas. Es cierto que la gratuidad produce su efecto, pero también que precios tan ridículos como los que exige por ejemplo el Espacio Turina, no deberían servir de excusa para que sus extraordinarias propuestas apenas susciten concurrencia en tantas ocasiones. El trabajo en redes y la divulgación en ambientes académicos sin duda deben de funcionar para que este seguimiento siga siendo tan regular.

El concierto se inició con una singular página del compositor francés Henri Algadafe, ecléctico músico que lo mismo se erige en virtuoso de la guitarra eléctrica que coquetea con el jazz y los ritmos latinos, y hasta el rock. Basándose en los cuadernos del legendario bailarín Vaslav Nijinski, el compositor articula una fantasía en torno a la performance del artista Miguela Goncet, que los declama haciendo hincapié en sus continuos cambios de registro y humor así como sus perturbadores aspectos psicológicos, mientras tambores y timbales pasan del redoble en estilo drummer’s delight a la marcha tribal ocasionalmente ensordecedora, exhibiendo un dominio absoluto del ritmo y las texturas, acompañado de un esmerado control de las dinámicas, lo que da al conjunto un aspecto muy severo y amenazador. Su estreno en nuestro país, veintisiete años después de componerse, pudo considerarse un éxito.


También presente en la sala, el argentino afincado en España Daniel Sprintz presentó Sombra de una iconografía, una pieza estructurada en torno al vibráfono, que el insólito especialista en flamenco Antonio Moreno manejó con maestría y toda la delicadeza que la obra demanda. Esta sucesión de evocadoras imágenes a través del centelleo de xilófonos, glockenspiels y otros instrumentos de similar calado, provocó un efecto hipnótico, una interna reflexión y honda contemplación de la que despertamos con la explosión de ritmo y color que atesora Bembé del cubano Louis Franz Aguirre, toda una fiesta bulliciosa de danzas ancestrales que contó con la precisión de un buen puñado de jóvenes, que entre cascabeles y tambores lograron hacer vibrar al público sin por ello caer en el caos, manteniendo en todo momento una elocuente claridad de texturas y planos sonoros.

La más icónica y breve de las piezas programadas, Ionisation, que el mítico Edgar Varèse compuso en 1931, sirvió para cerrar el concierto con la plana mayor de los intérpretes convocados, y todo ese escaparate apabullante de ruidos, claxons y sirenas perfectamente organizados, llevado hasta sus últimos límites con la ejemplaridad que caracteriza este proyecto académico que tanta admiración provoca cita a cita.

Fotos: Guillermo Mendo

martes, 30 de abril de 2024

EL ESPECIALISTA Una pesada gamberrada

Título original: The Fall Guy
USA 2024 126 min.
Dirección
David Leitch Guion Drew Pearce, según la serie de televisión creada por Glen A. Larson Fotografía Jonathan Sela Música Dominic Lewis Intérpretes Ryan Gosling, Emily Blunt, Aaron Taylor-Johnson, Hannah Waddingham, Winston Duke, Teresa Palmer, Stephanie Hsu, Ben Knight, Matuse, Zara Michaels Estreno en España 26 abril 2024; en Estados Unidos 3 mayo 2024


Con un recorrido que incluye películas como Atómica, Deadpool 2, la primera entrega de John Wick y lo que es peor, Bullet Train, no cabía esperar de David Leitch que, como aseveran algunos, reflotara con ésta la clásica screwball comedy de los cuarenta que catapultaron a Hepburn, Grant, Russell o McMurray a la cumbre definitiva. Poco de eso hay en esta película cuyo único leit motiv es potenciar las escenas de acción más absurdas e inverosímiles posibles. El engendro está basado en una serie de principios de los ochenta de igual título, The Fall Guy, cuya traducción al castellano por El especialista malogra su dualidad de significados, que se completa como El chivo expiatorio, mucho más significativo de lo que vemos en pantalla, una intriga paupérrima en el seno de un rodaje hollywoodiense en Sydney, Australia. 
Para subrayar su origen, los protagonistas de aquella serie, Lee Majors (que cuando estuvo casado con Farrah Fawcett le prestó ese segundo apellido con el que protagonizaba Los ángeles de Charlie) y Heather Thomas hacen su particular cameo justo al final de la cinta, engrosando el conjunto de supuestos chistes ingeniosos que inundan la función.

Nada que ver con aquella película de igual título que le valió una nominación al Oscar a Peter O’Toole y otra a su director, antes de pasar casi al anonimato, El especialista no funciona como homenaje sincero y merecido a la profesión de los stunt men, dada la absoluta inverosimilitud, efectos visuales mediante, con la que están resueltas sus numerosas y fatigosas escenas de acción. No funciona tampoco como comedia romántica, porque ni tiene mucha gracia ni apenas hay química entre Gosling y Blunt, y su floja historia de rollete-amor apenas está esbozada. Y tampoco funciona como homenaje al cine de acción porque todas sus citas son tan explícitas que van acompañadas del comentario correspondiente para asegurarse de que todos y todas las hemos pillado, y si no la cámara se detiene en el rótulo de Corrupción en Miami que luce la chaqueta del protagonista cuando surca las aguas de la bahía en una lancha al ritmo de la música de la mítica serie protagonizada por Don Johnson.

Todo así, muy masticadito y muy convencional, con el solo aliciente de ver espectáculo a lo bestia y procurar divertirse al menos con su lenguaje metacinematográfico cuando el cine dentro del cine nos proporciona un engendro entre Cowboys & aliens y Dune, remedo de su música incluida, acompañado de su preceptivo tráiler y con un nuevo cameo fomentando su carácter de gamberrada cinematográfica. Y que no falten las explosiones, que ya las saludamos con la misma alegría con la que lo hacemos cuando vemos fuegos artificiales.

SIEMPRE NOS QUEDARÁ MAÑANA Bocas cerradas

Título original: C’è ancora domani
Italia 2023 118 min.
Dirección
Paola Cortellesi Guion Furio Andreotti, Giulia Calenda y Paola Cortellesi Fotografía Davide Leone Música Lele Marchitelli Intérpretes Paola Cortellesi, Valerio Mastrandea, Romana Maggiora Vergano, Emanuela Fanelli, Giorgio Colangeli, Vinicio Marchuioni, Francesco Centorame, Yonv Joseph, Raffaele Vannoli, Paola Tiziana Cruciani Estreno en Italia 26 octubre 2023; en España 26 abril 2024


Son pocas las películas protagonizadas por 
Paola Cortellesi que han sido estrenadas en España, la última fue Como pez fuera del agua en 2019. Sin embargo su celebrado debut como directora, un fenómeno de taquilla y crítica en su país, coronado con más de quince nominaciones al David de Donatello, ha llegado a nuestra pantallas con todos los honores y cierta expectación añadida. Se trata de una amable y bienintencionada crónica sobre la situación de la mujer en su país en los meses inmediatamente posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial, con las calles de Roma controladas por tropas norteamericanas y los derechos de las mujeres reducidos casi a la nada. Una situación que la inexperta realizadora maneja con cándida ingenuidad pero sin la profundidad exigible en la materia, si bien con considerable sentido del costumbrismo y huyendo del dramatismo con que se suele tratar habitualmente el tema.

Todos los temas relacionados con esta maltrecha situación de la mujer van apareciendo como si de un manual nítido y aseado se tratase, mientras los momentos más agrios y ásperos son dulcificados con un ramillete de canciones contemporáneas que aunque puedan resultar anacrónicas, sirven para entroncar lo que vemos en pantalla con lo que todavía sufren muchas mujeres incluso en el denominado primer mundo, especialmente la violencia de género y la brecha salarial. Canciones en las que no faltan los cantautores Lucio Dalla y Daniele Silvestri, que además provocan una serie de limitados números musicales que de alguna manera sirven para almibarar aún más tan trágicas situaciones. Cortellesi no encuentra sin embargo el tono justo, deambulando entre la comedia, el drama, el musical y el romance sin llegar a sintonizar lo suficiente con el esforzado público.

Dentro de su descarado academicismo, aunque pecando de una ambientación algo burda y descuidada, es en la recreación de sus cuadros más costumbristas, la manera de hablar en dialecto romano, los ademanes de la clase trabajadora y por extensión considerada vulgar, y las gracias de un glosario de personajes secundarios que no desprecian el cliché pero divierten de lo lindo, donde la película adquiere su mayor encanto. También su glorioso final con mensaje esperanzador incluido, merece el visionado de un film que al menos escapa del tipo de cine al que nos hemos ido acostumbrando en los últimos años.

lunes, 29 de abril de 2024

LO DE LA CARTUJA NO TIENE REMEDIO


Cada vez más degradada, como si hubiera sido reducida a escombrera o cultivo de yerbajos, la que una vez fuera orgullo de Sevilla y símbolo de su modernidad, ha ido viendo cómo la mala educación y la grosería imperante en la ciudadanía y la mala gestión y abandono de la administración, ha lastrado el paisaje de la Isla de la Cartuja hasta ir dejándolo hecho un infortunio. Ni la implantación de nuevas empresas, ni nuevos centros de ocio como el imponente Auditorio Cartuja Center, han remediado una situación que se viene denunciando desde que prácticamente acabaran los fastos del 92 y de la que ya nos hemos hecho eco anteriormente en estas mismas páginas.

Hay zonas absolutamente deterioradas, parcelas abandonadas y un sinfín de despropósitos que han convertido el legado de la Expo en una auténtica vergüenza, a pesar de lo cual sigue formando parte del circuito de los autobuses turísticos, mientras el otro legado, mucho mejor conservado, el de la Exposición Iberoamericana del 29, sufre el desprecio de estas rutas, flagrante desperdicio en el caso de la incomparable Avenida de la Palmera, que por mucho que se empeñlen en vilipendiar sus últimas intervenciones urbanísticas, mantiene todo su encanto y valor arquitectónico, mezcla de estilos que le han dado la suntuosidad que luce.


Pero sigue llamándonos la atención cómo paseos destinados a peatones y bicicletas siguen sufriendo la invasión incívica y desvergonzada de automóviles como si de aparcamientos se tratara, lo que sumado a la nula vigilancia y la pereza de autoridades, da como resultado una agresión urbanísitca y medioambiental impropia de una ciudad que se quiere ejemplo de patrimonio y cultura. Mi último paseo en bicicleta por las inmediaciones del Centro de Alto Rendimiento, ayer mismo domingo 28 de abril, se tradujo en estas fotos para el escarnio. Y temblamos ante la reapertura de Isla Mágica, cuando sus usuarios se sientan impunemente merecedores de invadir aceras y paseos, ante la desidia habitual de nuestras autoridades y la mala educación imperante en una sociedad sin remedio.

domingo, 28 de abril de 2024

INQUIETANTE META-FICCIÓN MUSICAL DE CÉSAR CAMARERO

Cómo subir una escalera sin peldaños. Foto-teatro musical de César Camarero con texto de Virginia Nogueira según el relato “A Shadow’s Life” de Stanley J. Reeve. Con Rocío de Frutos y la voz en off de Manolo Caro. Taller Sonoro: Jesús Sánchez Valladares, flauta; Camilo Irizo, clarinete; Alejandro Tuñón, violín; Mery Coronado, violonchelo; Ignacio Torner, piano; Baldomero Llorens, percusión. Cristian Valero, fotografías y video. Jaime Tuñón, sonido, edición de video y fotografía adicional. Coproducción del Espacio Turina y la Fundación Juan March. Espacio Turina, sábado 27 de abril de 2024


Sin algarabías, poco a poco nos estamos acostumbrando en esta ciudad a ser sede de importantes estrenos de algunos de nuestros compositores más reputados, y el Espacio Turina está siendo testigo de esta extraordinaria circunstancia. Su excelente programación musical, que trasciende nuestras fronteras provinciales y le erigen como punto de referencia ya en muchos lugares de la geografía española, está en grave peligro de regresión, y me temo que mucho lo vamos a lamentar. Pero de momento sigue con la programación diseñada cuando eran otros y otras, más comprometidas con la cultura de verdad y no la de los toros y la pandereta, quienes regían la ciudad. 
Sin embargo falta una mayor divulgación de sus contenidos para que propuestas como ésta cuenten con todo el respaldo del público y los profesionales del gremio que merecen.

Aunque el aforo del Espacio Turina mejoró sustancialmente con respecto al que vaticinaba su página web apenas unas horas antes, todavía fueron muchas las butacas que quedaron vacías frente a un espectáculo de este calibre, erigido por quien es hoy autor de referencia no sólo en nuestro país sino en el resto del mundo. El propio Espacio Turina se encargó de producir, junto a Taller Sonoro y la Fundación March, este interesante y novedoso espectáculo visual y musical en el que una larga y dinámica sucesión de fotografías hechas supuestamente con un móvil, se encargan de relatar una clásica historia de espionaje y persecución a una persona por no lugares de Sevilla y su entorno, combinando el centro con barrios periféricos, municipios de interior y playa o el Polígono Hytasa. Como en aquellas películas de cine negro en las que alguien encargaba a un detective perseguir a su esposo o esposa, o a un deudor o una amante, por poner algunos ejemplos.

Voz, imagen y banda sonora para una intriga sobre la realidad

Una voz en off, espléndido como siempre el actor sevillano Manolo Caro (La peste, Intemperie) va narrando a su cliente, el público mismo, sobre los avatares de dicha persecución, desvelando la rutina de una mujer que sólo de vez en cuando da pasos sospechosos, y cuyo eje fundamental es una conferencia grabada en video, que Rocío de Frutos interpreta con una dicción y un convencimiento loables en quien no está acostumbrada a estos menesteres. En dicha conferencia se desvela quizás la razón de ser de esta meta-ficción musical, que por un lado sería un sentido homenaje al padre del propio autor, Julio Camarero, periodista de sucesos que desveló al final de la dictadura la historia de Casimiro Feito, un pobre diablo perseguido injustamente que tuvo que vivir en la clandestinidad durante más de veinte años, adoptando una identidad y unas costumbres ajenas a las suyas propias.


Surge así la posibilidad de que todo lo que nos rodea, y nosotros mismos, sea una ficción, un teatro impostado en el que las influencias externas nos hayan conminado a crear una existencia que no es la nuestra propia y sincera. Y esa es la reflexión que esta intriga policiaca sin resolución nos invita a hacer incluso después de haber abandonado la sala, como las buenas películas
Su autor se permite salir en las fotografías como personaje misterioso que a su vez persigue a la pobre condenada, mientras un extraordinario trabajo de edición logra que lo grabado se alterne con fluidez y naturalidad con la fotografía hecha en directo y sobre la marcha al aparecer Camarero en la propia sala y el acontecimiento reflejarse también en la pantalla, logrando así un efecto mágico y a la vez cómico que persiste también durante toda la función.

Esta pequeña proeza técnica y otros aspectos tan bien acabados de la propuesta nos convence de que lo que estamos presenciando es un espléndido esfuerzo de equipo en el que por supuesto sobresale el impecable trabajo de Taller Sonoro, alma mater del proyecto, que traduce las líneas sinuosas, sostenidas e intrigantes, con ligeras inflexiones y puntuales progresiones dinámicas, la música de Camarero. Una partitura muy en su estilo y con clara vocación de profesional banda sonora al servicio de la imagen, a la que potencia e ilustra con el mismo esmero con el que todos y todas han diseñado este curioso y original trabajo cuyo estreno absoluto pudimos disfrutar anoche en una de esas raras ocasiones que corremos el peligro de perder cuando los lobos y las lobas reinantes se encarguen de polvorizar todo el esfuerzo realizado estos años atrás.

Todo un acierto el programa de mano con el libreto completo incluido, y el detalle de que Caro en su locución reprodujera los molestos sonidos de la tos y el plástico arrugado que tanto fastidia en conciertos y cines.

Fotografías: Cristian Valero
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 27 de abril de 2024

RIVALES ¿Hablamos de tenis?

Título original: Challengers
USA 2024 131 min.
Dirección
Luca Guadagnino Guion Justin Kuritzkes Fotografía Sayombhu Mukdeeprom Música Trent Reznor y Atticus Ross Intérpretes Zendaya, Josh O’Connor, Mike Faist, Darnell Appling, Nada Despotovich, Joan Mcshane, Hailey Gates Estreno en Estados Unidos y España 26 abril 2024

No son muchas las películas ambientadas en el mundo del tenis. Recientemente podemos citar El método Williams, Borg/McEnroe y La batalla de los sexos, mientras algunas de las más memorables han tocado el tema de manera tangencial para ilustrar una trama criminal, como es el caso de las espléndidas Extraños en un tren y Match Point. Para que este deporte sirva de telón de fondo a una historia romántica o sentimental, nos tenemos que remontar a 1979 con la fallida y rematadamente cursi Pasiones en juego (Players), que tenía como protagonistas a Ali McGraw y el malogrado hijo de Dean Martin, así como una bonita banda sonora de Jerry Goldsmith. 
Guadagnino, cuya nueva adaptación de Retorno a Brideshead para la televisión permanece inédita y prácticamente abandonada, combina ahora la comedia veladamente sexual con este deporte, ofreciendo un espectáculo moderno y sensual, aunque también algo impostado y pretencioso. Parte para ello del guion primorosamente urdido por el debutante Justin Kuritzkes, que pronto estrenará también para el director italiano la adaptación de la novela Queer de William S. Burroughs.

Rivales tiene también algo de queer o gay en su revisión de las relaciones sentimentales, afectivas y abiertamente sexuales, triunfando en su primera mitad, tras una elocuente presentación de los personajes, dos amigos íntimos que luchan por hacerse un hueco en la disciplina, y una jugadora muy prometedora de la que ambos se enamoran, de ahí el título, que también hace referencia (en inglés) al torneo de categoría menor ATP Challenger Tour, imprescindible como trampolín de entrada en la competición profesional de primer orden. Es en el carisma de estos tres personajes, la música dinámica y electrizante de Trent Reznor y Atticus Ross, dos veces ganadores del Oscar (por La red social y Soul) y el virguero trabajo de fotografía de Sayombuhu Mukdeeprom, donde radica gran parte del atractivo de esta cinta. Otra cosa es su muy discutible montaje, con continuos pasos adelante y atrás en el tiempo que a veces enturbian un poco su trasparencia narrativa. También Guadagnino se esmera en dotar de energía esta primera parte bañada por un espíritu inconfundible de comedia ligera y que contiene secuencias tan estimulantes como el menage a trois de sus protagonistas absolutos. Pero a poco más de media hora del final esta atmósfera distendida se va diluyendo y dando paso a cierto tedio que se traduce en reiteración de episodios y emociones, dilatación de escenas, especialmente la última a fuerza de cámara lenta, y algo de pereza tanto en su director como en el espectador y la espectadora, que ya no encuentra puntos de conexión con lo que se cuenta.

Zendaya revalida su trabajo de actriz de carácter, hace algunos años ensayado en Malcolm & Marie, tras convertirse en la reina del cine adolescente y juvenil con sus intervenciones en Spider-Man y Dune. Pero su personaje redunda en ese carácter misógino del que nadie parece darse cuenta, que repite clichés en los que la mujer vampiriza, controla y domina a su gusto, cual bruja moderna que acaba quemada en la hoguera. Mientras, Josh O’Connor (La quimera, Tierra de Dios) le gana la partida a Mike Faist (Riff en West Side Story) con su sonrisa socarrona y sus ademanes canallas.

viernes, 26 de abril de 2024

THE PALACE El baile del efecto dos mil

Italia-Suiza-Francia-Polonia 2023 100 min.
Dirección
Roman Polanski Guion Roman Polanski, Jerzy Skolimoski y Eva Piaskowska Fotografía Pawel Edelman Música Alexandre Desplat Intérpretes Oliver Masucci, Fanny Ardant, John Cleese, Joaquim de Almeida, Mickey Rourke, Milan Peschel, Luca Barbareschi, Browyn James, Fortunato Cerlino, Luisiana Kornuta Steffen, Danny Exnar, Irina Kastrindis, Ilia Volok, Felix Mayr, Sydne Rome Estreno en el Festival de Venecia 2 septiembre 2023; en Italia 28 septiembre 2023; en España 26 abril 2024

En su última película, Polanski se ríe de todo y de todos y todas, por eso sorprende tanto que haya calado tan mal en la crítica, que la ha vapuleado hasta la náusea. Hacía tiempo que el director de El oficial y el espía no realizaba una comedia, género que sólo ha cultivado en dos ocasiones anteriores, El baile de los vampiros y ¿Qué?, esta última por cierto protagonizada por Sydne Rome, que aquí tiene una pequeña intervención. Hay una tercera ocasión, pero combinada con aventuras, en Piratas. Entroncando más con el espíritu de la primera de las citadas, The Palace narra una fiesta de fin de año por todo lo alto en un hotel de lujo extremo, con la particularidad que recibe el año 2000 y su profético efecto convulso. Y cierto es que si los tan temidos efectos esperados no se produjeron, cabe a un cuarto de siglo del acontecimiento convenir que el siglo XXI ha venido cargado de desgracias y desatinos. Muchos de ellos se apuntan en esta delirante y a ratos divertidamente grotesca película.

La riqueza de los rusos, el advenimiento de Putin como sustituto nefasto de Yeltsin, la revolución de la cirugía estética y sus aterradoras consecuencias, los delirantes caprichos de los más ricos, la corrupción, el extremismo islámico, la afición por el porno y otras lindezas con las que hemos tenido que convivir en estas últimas décadas, se dan cita en una película que en realidad no quiere más que jactarse de todo, divertirse y entretener y ofrecer un desfile de freaks tan espeluznante como hilarante, y para eso están actores híper retocados como Mickey Rourke o personajes tan sorprendentes como el que interpreta John Cleese. La vena cómica de un Polanski que recupera el espíritu de El baile de los vampiros convenientemente actualizado, converge aquí con la fauna apuntada en El triángulo de la tristeza, mucho más grotesca y con bastante peor gusto y sin embargo catapultada al éxito por los mismos que defenestran ésta por idénticos motivos.

Con un guion co-escrito por Jerzy Skolimowski, el reputado director de cintas como la reciente EO, sesenta años después de firmar juntos en el guion de la primera película de Polanski, El cuchillo en el agua, cabe apreciar también en la cinta la estética heredada de Wes Anderson, con más propósito sin duda que casualidad. Pero sobre todo cabe divertirse y reír a gusto con los continuos toques de slapstick que rezuma el espectáculo, y una fiesta digna de Blake Edwards en la que suenan versiones excelentes de éxitos del momento a cargo de los grupos y solistas que amenizan los imperdonables comportamientos de una fauna harta de auténtico caviar ruso y envejecido champán francés.

RABOS: EL MUSICAL Una pamplina grosera y absurda

Título original: Dicks: The Musical
USA 2023 86 min.
Dirección
Larry Charles Guion Aaron Jackson y Josh Sharp, según su musical “Fucking Identical Twins” Fotografía Michelle Lawler Música Marius DeVries Canciones Aaron Jackson, Josh Sharp y Karl Saint Lucy Intérpretes Aaron Jackson, Josh Sharp, Nathan Lane, Megan Mullally, Megan Thee Stallion, Bowen Yang Estreno en el Festival de Toronto 7 septiembre 2023; en Estados Unidos 20 octubre 2023; en España 26 abril 2024


Después de echarle tantos laureles a la productora A24, no nos queda más remedio que mostrar nuestra enorme decepción ante su debut en un género tan querido por nosotros como es el musical. Esta absurda e infame película se basa en un espectáculo off Broadway estrenado en 2015 con Aaron Jackson y Josh Sharp como responsables absolutos, en el que partiendo de la trama familiar por antonomasia que ofrecía Disney en Tú a Boston y yo a California, se planteaba la disparatada odisea de dos hermanos supuestamente idénticos por conciliar a sus padre y madre divorciados, con obstáculos tan graves como que él era gay y ella tenía una vulva portátil y voladora.

Se erige como insolente y obsceno musical de celebración queer con mucho color y apuesta por el amor sin fronteras ni diferencias, del homosexual al incestuoso pasando por el más friqui hacia unos pequeños monstruos. Ya es indicativo de lo que vamos a encontrar en la cinta su propio título, si bien genitales y pechos es lo único que se ahorra, dado el habitual puritanismo norteamericano ante el cuerpo humano.

Pero aún lo es más que de la empresa se haya encargado el director de Borat, Bruno y El dictador, aunque también de un documental sobre Larry David, cómico archifamoso en Estados Unidos por crear Seinfeld y Curb Your Enthisasm, además de protagonizar Si la cosa funciona de Woody Allen. El resultado es una pamplina premeditadamente grosera con apenas un par de canciones dignas y unas aseadas coreografías, todo ello teñido de un mal gusto exagerado a propósito, lo que podría no impedir que en un futuro no lejano acabe convirtiéndose en una película de culto.

lunes, 22 de abril de 2024

LA QUIMERA El descanso eterno

Título original: La chimera
Italia-Francia-Suiza 2023 130 min.
Dirección
Alice Rohrwacher Guion Alice Rohrwacher, Carmela Corvino y Marco Pettenello Fotografía Hélène Lovart Intérpretes Josh O’Connor, Carol Duarte, Vincenzo Nemolato, Isabella Rossellini, Alba Rohrwacher, Lou Roy-Lecollinet, Giuliano Mantovani, Gian Piero Capretto, Melchiorre Pala, Ramona Fiorini Estreno en el Festival de Cannes 26 mayo 2023; en Italia 23 noviembre 2023; en España 19 abril 2024


En su línea habitual y con un sello ya inconfundible, la realizadora italiana Alice Rohrwacher vuelve a combinar realidad y sueño en una tan estimulante como entretenida fábula sobre esa conexión entre los vivos y los muertos que parece dar sentido a nuestra existencia. La quimera del título consiste en reencontrar el amor fenecido y lograr mediante el expolio de tumbas milenarias una riqueza que permita retirarse y disfrutar de una vida sin complicaciones. Todo ello en un entorno muy familiar a la personal directora, entre gente marginada y bohemia que sobrevive en espacios efímeros e inmuebles ocupados, creando así cierta reflexión sobre el concepto de bien común y bien patrimonial.

La cinta se bifurca de hecho entre los conceptos de usurpación y patrimonio, tráfico ilegal de obras de arte y profanación del sueño de los muertos, ocupación de bienes inmuebles abandonados y falta de un mínimo para subsistir, conservación de un patrimonio y rapiña del mismo por la familia… en lo que se revela como una suerte de análisis del capitalismo a ultranza y utilización del bien común como forma de paliar las consecuencias de una grave crisis económica y humanitaria. Pero nada de esto sufre un tratamiento panfletario, sino más bien de carácter poético, dirigido a convertir en cuento una realidad preocupante en la que las personas humildes buscan un espacio en un mundo deshumanizado. El rico muestrario de personajes que van de los ladrones de tumbas al vagabundo enamorado, pasando por la señora decadente pero generosa y la joven idealista, cruzan sus vidas e ideas para conformar un paisaje tan evocador como entrañable en el que las palabras fluyen de forma tan ingeniosa como divertida.

Habitual del Festival de Sevilla, la cada vez más interesante directora de El país de las maravillas y Lázaro feliz, logra su película más amable y distendida, donde la conexión entre la vida y la muerte se hace más poética y patente. Su trabajo le ha proporcionado la Espiga de Plata en Valladolid y el galardón al mejor diseño de producción en los Premios Europeos del Cine, tras su presentación en el Festival de Cannes del año pasado.

domingo, 21 de abril de 2024

CIVIL WAR La guerra en casa

Reino Unido-USA 2024 109 min.
Guion y dirección
Alex Garland Fotografía Rob Hardy Música Ben Salisbury y Geoff Barrow Intérpretes Kristen Dunst, Wagner Moura, Cailee Spaeny, Stephen McKinley Henderson, Jesse Plemons, Nick Offerman, Nelson Lee, Jefferson White Estreno en Estados Unidos 12 abril 2024; en España 19 abril 2024

Sólo una semana después de Sangre en los labios asistimos al estreno de una nueva e interesante producción de A24, esta vez centrada en los estragos de una guerra similar a aquellas de las que estamos siendo testigos en esta década, pero con la particularidad de desarrollarse en Estados Unidos. El país que más guerras provoca y en las que más se involucra, generalmente para dar salida a su primera industria y la que más le asegura su predominio en la economía y el control del mundo, la armamentística, se ve inmerso en esta fantasía bastante creíble en un conflicto en primera persona y en su propio territorio. Las causas y las consecuencias apenas importan a su director y creador, Alex Garland (Ex Machina, Men), que se limita a generar una serie de peripecias a cual más inquietante e incómoda, las que encuentran a su paso un grupo de periodistas y fotógrafas en camino a la Casa Blanca antes de que lleguen allí las fuerzas subversivas y beligerantes provenientes del oeste americano.

Está claro que Garland basa su idea en el asalto al Capitolio de hace unos años, que ni siquiera parece rendirle cuentas a su principal provocador, el que sin duda será de nuevo próximo presidente del controvertido país. Pero es aún más cierto que el realizador basa sus temores y su resolución estética en los informativos que a diario invaden nuestra vida doméstica, con escenas irrespirables e inexplicables en Gaza y Ucrania, con miles de civiles inocentes muriendo a diario. Por este motivo esta no es una película de destrucción masiva al estilo de Marvel y similares, sino una inasumible recreación de lo que la realidad trae hasta nuestros hogares a diario, mientras intentamos permanecer al margen y hacemos como si nada ocurriese, aunque en realidad estemos acelerando nuestras necesidades y anhelos por si no hay un mañana. Todo esto da a la película una entidad propia y una importancia relevante, mientras en cuestión de narrativa asistimos a una concatenación de episodios que ponen nuestra capacidad de resistencia al límite, por lo que si notamos que al salir del cine tenemos la cara enrojecida, probablemente sea de lo mucho que nos la hemos pellizcado.

Al buen resultado de la función contribuye el impecable trabajo de su cuarteto protagonista, con una Kirsten Dunst de expresión permanentemente agria y consecuentemente triste, el sufrimiento de sus compañeros, el brasileño Wagner Moura y el veterano Stephen Henderson, así como la avidez teñida de intrepidez y terror manifiesto de Cailee “Priscilla” Spaeny. La precisa puesta en escena, sus calculados efectos visuales concebidos para dar realismo más que espectacularidad a la empresa, y un buen puñado de canciones marca del espíritu de un pueblo que ve cómo sus peores pesadillas se hacen realidad, completan el buen acabado de esta implacable cinta.