USA 2010 104 min. Dirección y guiónJohn WellsFotografía Roger DeakinsMúsicaAaron ZigmanIntérpretesBen Affleck, Tommy Lee Jones, Chris Cooper, Kevin Costner, Maria Bello, Rosemarie DeWitt, Craig T. Nelson Estreno 29 abril 2011
Es curioso lo que tardan algunas películas en estrenarse; ésta hizo su presentación en Sundance en enero de 2010, y hasta justo un año después no se estrenó comercialmente en Estados Unidos. Y eso que viene avalado por un reparto de campanillas y una historia de candente actualidad y máxima preocupación en nuestro entorno habitual. El debut en el guión y la realización de largometrajes de un veterano de la televisión (Urgencias, Expediente X) nos habla de reducciones de personal, consecuencia de la dichosa crisis económica, en un ambiente tan poco frecuentado en esta materia como es el de los grandes ejecutivos de las más importantes empresas. Ahí radica su principal originalidad, además de en el hecho de que tratándose de una cinta norteamericana su dinámica es más positiva y esperanzadora que si de un film dirigido por Ken Loach o Fernando León de Aranoa se tratase, aunque mantenga un poso de negrura. Una mirada nostálgica a un pasado en el que el éxito de una compañía se basaba en su capacidad para producir bienes materiales y venderlos, frente a un panorama actual basado casi exclusivamente en los caprichos del mercado bursátil, en el que sólo hay cabida para quienes más ganan, frente al empobrecimiento general del resto de los humanos. Un panorama sin duda cruel y despiadado tratado sin embargo con sobriedad, sin excesos, con mucha contención y sentido de la mesura y la buena caligrafía, de modo que quede espacio abundante para la moraleja, para la recuperación de los valores que realmente importan, como el cariño de quienes nos circundan y el disfrute de las cosas pequeñas y verdaderas. En este sentido, frente al trabajo espléndido de todo el elenco actoral sin excepción, destaca el personaje interpretado por Rosemarie DeWitt, prodigio de comprensión y ayuda, una piedra angular en la que sostener y catalizar el dolor y la rabia sin que lleguen a hacer daño, y todo eso sin imposturas ni convenciones, sino con toda naturalidad y acierto. Destacar también la inteligente inclusión del personaje de mantis religiosa interpretado por Maria Bello; los dos extremos de la paradoja, mujeres moviendo los hilos de nuestro destino. Un film por lo tanto estimulante y reflexivo, que se ve con interés y se resuelve con acritud disfrazada de agrado.
Coro Nacional de España, Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza
y Escolanía de Los Palacios
Real Orquesta Sinfónica de Sevilla dirigida por Pedro Halffter
Teatro de la Maestranza, jueves 28 de abril de 2011
Un templo de la Música bajo el cielo de Sevilla
Llegó la hora de las celebraciones. Hace ahora veinte años que Sevilla pudo por fin disfrutar de un coliseo de la cultura y una orquesta para despertar a la ciudad del lamentable letargo al que había sido sometida desde hacía mucho tiempo. La apuesta fue firme pero segura, contando con la colaboración de todas las administraciones al unísono no había quien se resistiese a la idea. La llegada de los grandes fastos de la Exposición Universal de 1992 hizo el resto, pero había que mantener el buque a flote y eso ya era otro cantar. Todos sabemos cuántos logros sevillanos han naufragado víctimas del abandono cuando ya no ha hecho falta el brillo inmediato y mediático. Ahí está la Cartuja, ni siquiera una sombra de lo que fue cuando albergó la ilusión de varias generaciones de sevillanos; o los márgenes del Río Guadalquivir, sólo resucitados con proyectos nuevos y costosos, sin que parezcan merecer una exigua partida presupuestaria de mero mantenimiento. Y sin embargo el trabajo y la ilusión de cuantos forman esa gran familia del Maestranza pudo contener el abandono habitual con el que nuestras instituciones y los habitantes de la ciudad abordan los en otros tiempos grandes y muy saludados proyectos de futuro. Esa familia que forman sus gestores, su personal técnico y artístico y, por supuesto, los aficionados que desde aquel 1991 llenan sistemáticamente las muy variadas propuestas del que es el centro cultural más ambicioso y completo de nuestra comunidad autónoma. Y por supuesto sin olvidar a quienes tanto hicieron por la institución y ya no se encuentran entre nosotros, como Vjetoslav Sutej o Juan Carlos Moreno, y tantos melómanos y aficionadas que alguna vez ocuparon un asiento en el Maestranza y ya no pueden repetir, tras atravesar el umbral de otra dimensión.
Dos emblemas de la ciudad: La Ross y el Guadalquivir
También en este punto queremos recordar eventos que se quedaron en el camino, como los nunca suficientemente llorados Encuentros de Música de Cine, que aglutinaron frente a la orquesta a grandes compositores, como David Raksin, Jerry Goldsmith, Elmer Bernstein, Howard Shore o Ennio Morricone. Y a mi gran amigo Fernando López Vargas-Machuca, quien con su prodigiosa memoria y su experiencia primero como mero aficionado, descubriendo la Gran Música en los atriles del Maestranza, y luego como entregadísimo e incorruptible profesional de la crítica, podría darnos lecciones magistrales de la historia y acontecer de ambas instituciones homenajeadas.
Por eso somos todos y todas quienes hemos sido partícipes de este fenómeno creado para disfrutar y soñar, los receptores de las felicitaciones en este tan simbólico como esperanzador cumpleaños. Y por eso ahora hay que decir eso de “a por otros veinte”. Y así lo hizo saber el actual director artístico del teatro y la orquesta, Pedro Halffter, con las emotivas y elocuentes palabras con las que tuvo el acierto, el gusto y la saludable desinhibición de dirigirse al público antes de entonar coros, cantantes y orquesta el famoso brindis de La Traviata, que la propia Mariola Cantarero, una de las grandes atracciones de la noche, protagonizó hace tan sólo unos meses junto al tenor jerezano Ismael Jordi. Luego vendría de nuevo el mismo brindis, pero con acompañamiento de palmas al más puro estilo Marcha Radetzsky. Puroéxtasis festero como colofón de una velada que tuvo otros protagonistas musicales.
Ilustración de Josep Mª Sert, que debiera ser artífice de
la puesta en escena de "La Atlántida"
En estas ocasiones de efemérides se suele optar por la típica gala lírica, sin embargo muy inteligentemente se optó por otra vía. Teniendo en cuenta de que se trataba no sólo de celebrar los 20 años del Teatro, sino también de la ROSS, lo lógico era decidirse por un programa sinfónico pero al mismo tiempo lírico, dado el carácter del templo homenajeado. Dos grandes cantatas escénicas, una de ellas muy vinculada a la ciudad y la otra de enorme calado popular, catalizaron el muy acertado programa de la noche. La Atlántida, más allá de su anecdótica dedicatoria a Sevilla, es una pieza muy significativamente unida a nuestra orquesta. Iniciada su composición por Falla, ante el continuo bloqueo del autor, que no la vio acabada cuando falleció en Argentina en 1946, la familia decidió encargar su conclusión al tío del actual director titular de la Sinfónica, Ernesto Halffter, quien curiosamente participó en la creación en 1923 de la Orquesta Bética de Cámara, junto al propio Falla y el violonchelista Segismundo Romero. Esta orquesta daría lugar a la Filarmónica, luego reciclada en la técnicamente deficiente Bética Filarmónica, lo que provocó la necesidad a finales de los 80 de generar una nueva orquesta, la que ahora nos ocupa. Si además resulta que nos encontramos con una página de poca divulgación, raramente programada, tenemos la obra perfecta para dar una mayor trascendencia musical al evento. En su ejecución Halffter optó por una selección de orden aleatorio que dio mayor coherencia musical a una pieza que en su conjunto se ofrece irregular y de difícil digestión. Sutileza y preciosismo en la orquesta, unido a una irreprochable belleza canora, especialmente por parte de Mª José Montiel y Raquel Lojendio, lograron una página disfrutable. Por cierto, tras la hermosa intervención de la soprano el estruendo de toses, carraspeos y murmullos fue tal que hubiesen hecho deseable la asistencia de la ministra de sanidad en lugar de la de cultura, al menos para repartir pastillitas.
La soprano granadina Mariola Cantarero
La explosión de vitalidad, color, ritmo y fuerza que arrastra una página tan popular como puede que irregular como los famosos Carmina Burana del compositor alemán, a menudo tachado de colaboracionista de los nazis, Carl Orff, encontró un vehículo ideal en la perfecta simbiosis que llegó a originarse entre orquesta, coros y solistas, muy especialmente a partir de In trutina, entonada con enorme sentido melódico por la incomparable Cantarero, cuyos sobreagudos son capaces de emocionar hasta al más inconmovible de los seres humanos, prueba de ello en el Dulcissime. Tras ello la fuerza desplegada por el barítono Ángel Ódena, sólo discutible en un poco natural uso del falsete, y la extraordinaria intervención de otra de las habituales formaciones colaboradoras de este gran sueño, la integrada por los niños de la Escolanía de Los Palacios, logrando todos juntos un memorable Tempus est iocundum y Ave formosissima. La breve aportación del contratenor Jordi Doménech, sólo en Olim lacus colueram, se saldó también con la excelencia, gracias a una rendición llena de teatralidad y fascinante ambigüedad. En cuanto a los coros, era como si hubiesen colaborado juntos en muchas ocasiones. Absolutamente asombroso. Ahora sólo hay que esperar a que se mantenga y se supere el nivel de calidad, continuemos disfrutando de estrenos absolutos, o casi, que coloquen al teatro en el punto de mira internacional, y que la orquesta siga ejerciendo su trabajo de embajadora musical de la ciudad a través de giras y conciertos en el extranjero.
"La Giralda", pasodoble de Eduardo López Juarranz, intepretado por la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla dirigida por Miguel Roa
Guión y dirección Shana Feste FotografíaJohn Bailey Música Michael Brook
Intérpretes Gwyneth Paltrow, Tim McGraw, Garrett Hedlund, Leighton Meester, Marshall Chapman, Jeremy Childs, J.D. Parker Estreno 20 abril 2011
La directora de El mejor, una melodramática cinta sobre la pérdida de un hijo que protagonizaban Pierce Brosnan, Susan Sarandon y Carey Mulligan, se ha embarcado ahora en otro melodrama, pero esta vez musical y ambientado en el mundo de la canción country. Por lo específico de este campo de la música genuinamente norteamericana, podría parecer que ya se han hecho muchas películas sobre el tema, sin embargo apenas son un puñado las que analizan este mundo tan particular como atractivo, y ésta lo hace desde un ángulo sumamente atractivo. Y es que no se detiene en garitos de carretera inundados de buena gente sencilla en torno a cantantes castigados por la vida y las circunstancias, sino que lo hace frente a todo el glamour posible en un ambiente que también genera mucho dinero, muchos seguidores y grandes espectáculos. La protagonista en esta ocasión es una hermosísima Gwyneth Paltrow metida en la piel y la voz de una guapa estrella de la canción del género, víctima de una terrible depresión, sometida a presión y tensión continuas; una persona desequilibrada, catalizadora ante los ojos de la realizadora y guionista del hundimiento, el hastío y la desesperación de quienes le rodean. Otros tres personajes la circundan, tejiendo una serie de relaciones sentimentales donde habita más el dolor y la incertidumbre que el placer y el consuelo. Magníficos los trabajos de los cuatro intérpretes, entre los que encontramos al protagonista de Tron: Legacy, demostrando aquí además sus habilidades como cantante; la joven cantante y actriz Leighton Meester, protagonista de la serie de televisión Gossip Girl, dando rienda suelta a múltiples registros que van de la timidez a la sorpresa pasando por la alegría o la melancolía; el muy atractivo cantante country, que paradójicamente es el que menos canta en la película, Tim McGraw, casado con la también cantante Faith Hill; y Gwyneth paltrow haciendo un excelente trabajo y demostrando de nuevo sus aptitudes como cantante y showoman. Canciones, gente atractiva, sentimientos y una muy elegante pleanificación cinematográfica que la aleja afortunadamente del telefilm que podría haber resultado, hacen de éste un film sencillo pero muy atractivo y emotivo. Sus mensajes de autoayuda y complacencia se podrían resumir en un consejo que da el personaje de Paltrow: “No tengas miedo a enamorarte; en este mundo hay cosas bellas a diario de las que enamorarse”. Puede parecer cursi, pero es absolutamente cierto y conviene hacerle caso.
"Coming Home", tema compuesto por Tom Douglas, Hillary Lindsay y Troy Verges para la BSO de la película, e interpretado por Gwyneth Paltrow, que obtuvo una nominación al Oscar a la mejor canción en la edición 2010
Dirección Olivier Assayas Guión Olivier Assayas, Dan Franck y Daniel Leconte FotografíaYorick Le Saux y Denis Lenoir Intérpretes Edgar Ramírez, Alexander Scheer, Nora Von Waldstatten, Ahmad Kaabour, Christoph Bach, Rodney El-Haddad, Julia Hummer, Rami Farah, Juana Acosta Estreno 15 abril 2011
Hay productos para el cine que parecen más bien realizados para la televisión, y viceversa. Éste es la versión reducida de una serie de televisión de duración doble que narra la vertiginosa vida de uno de los terroristas más célebres de los años 70 y 80, Carlos Ramírez, apodado “El Chacal”. Y es que disfruta de una factura extraordinaria y un empaque cinematográfico excelente, gran formato panorámico incluido, poco apropiado para el medio televisivo. Pero al margen de sus indiscutibles virtudes formales, Carlos es un apasionante retrato de una época dominada por ideales y valores, por mucho que éstos se quisieran hacer valer por medios violentos y equivocados. Es también una excelente crónica del mapa mundial que forjó la realidad política que todavía padecemos en nuestro mundo actual, dominado por guerras entre occidente y oriente, ocupaciones ilegales, conflictos religiosos e intereses que traspasan fronteras y leyes. El realizador de la estupenda Las horas del verano nos ofrece una estupenda muestra de cine político en la línea de otras notables producciones europeas del género, como Romanzo criminale de Michele Placido. Sobre la figura protagonista ya se realizó otro film en 1997 titulado Caza al terrorista, donde Aidan Quinn daba vida al criminal. Pero aquella era sólo una cinta de acción, que ahora se ve enriquecida con un loable intento de analizar la psicología de un personaje caracterizado por un notable narcisismo y egocentrismo, en el que no es difícil ver reflejados otros conocidos terroristas, que han hecho de sus crímenes una profesión. Con un par de apasionantes episodios como eje central, muy especialmente el ataque a la conferencia de la OPEP en Viena a mitad de los 70, el film va tejiendo una red a través de la cual conocemos las motivaciones e inquietudes de un personaje tan deleznable como atractivo, aunque sin caer en ningún momento en la tentación de juzgarlo, sin condenarlo ni justificarlo. Desde un principio se deja claro que ante la falta de datos concretos sobre su vida, muchos de los hechos que se narran entran en el campo de la mera ficción, no obstante lo cual el análisis y la narración se muestran convincentes e inquietantes. Su protagonista fue galardonado con el César al mejor actor revelación, mientras la cinta se alzó con diferentes premios, como el Globo de Oro a la mejor miniserie de televisión, el premio del Cine Europeo al mejor montaje, o mejor película extranjera para asociaciones de críticos de ciudades como Nueva York o Los Angeles.
Título original: Red Riding Hood USA 2011, 100 min. Dirección Catherine Hardwicke Guión David Leslie Johnson Fotografía Mandy Walker Música Brian Reitzell y Alex Heffes Intérpretes Amanda Seyfried, Shiloh Fernández, Max Irons, Billy Burke, Virginia Madsen, Gary Oldman, Julie Christie, Lukas Haas, Shauna Kain Estreno 15 abril 2011
Si Tim Burton nos contaba en Alicia en el país de las maravillas una historia inventada que acaecía años después de que la heroína cayera en la madriguera del conejo de la suerte, sin abandonar los personajes y situaciones recreados en la novela de Lewis Carroll, la realizadora de Crepúsculo, Thirteen y Los amos de Dogtown hace algo parecido a partir del cuento clásico de Perrault. Inventa una historia nueva en la que encaja los acontecimientos claramente perceptibles extraídos del cuento infantil. Pero en esta ocasión invierte la enseñanza o moraleja del cuento - No te fíes de los desconocidos - y propone una fórmula mucho más perversa e inquietante: El mal lo tenemos cerca, y quizás habite en nuestro interior. Con estética de fantasía, ambientada en un Medievo nada riguroso e imaginario de poses, hábitos y bellezas muy contemporáneas, la cinta narra un triángulo amoroso entre jóvenes (uno de ellos es el hijo de Jeremy Irons), con amenazas de hombres-lobo y de una Iglesia castigadora y pervertida, que se adueña y domina en todo aquello donde pueda sembrar el miedo. Crueldad en dosis limitadas para no ahuyentar la taquilla, pero con más perversión y malas intenciones de las habituales en este tipo de productos. Al final, como con Alicia, se trata del viaje de una joven de la adolescencia a la madurez, experimentando de manera cruda y adelantada los dolores propios del amor y la muerte. Claro que todo esto no está plasmado con profundidad ni suficiente sentido del análisis, pero basta con que haya sido apuntado, tratándose de un producto tan descaradamente comercial, para que se erija en un film interesante. Lástima que el apartado musical haya sido confiado a Brian Reitzell, muy proclive al narcisismo y nada consagrado a ilustrar las imágenes que acompaña.
"End Suite" de la BSO de la película; música compuesta por Brian Reitzell y Alex Heffes
Título original: Source Code USA-Francia 2011, 93 min. Dirección Duncan JonesGuiónBen RipleyFotografíaDon BurgessMúsica Chris Bacon Intérpretes Jake Gyllenhaal, Michelle Monaghan, Vera Farmiga, Jeffrey Wright, Brent Skagford, Cas Anvar, Michael Arden, Graig Thomas Estreno 15 abril 2011
El hijo de David Bowie y realizador de Moon vuelve al terreno que más parece interesarle, el de la ciencia ficción, con esta trama de investigación criminal apoyada en sofisticados artilugios militares que permiten viajar en el tiempo y, en el límite, incluso crear realidades paralelas. Puro artificio para una simpática propuesta de género, enmarcada en la más pura serie B, con la que el joven director procura distraer al público y de paso hacer un sencillo ejercicio de cinefilia, proponiendo un film que formalmente, y eso se hace incluso extensivo a la música, parece homenajear en más de una ocasión al mil veces imitado y sin embargo inimitable Alfred Hitchcock. Lástima que el empeño, en cuya realización Jones sale airoso, se apoye en un guión demasiado plano y poco convincente, con poca posibilidad para la sorpresa a pesar de jugar continuamente a ella, que gira alrededor de la reiteración de una única situación con el fin de resolver un terrible atentado terrorista, pero sin evitarlo, por aquello de no alterar el destino. En este sentido es inevitable acordarse de las mil estrategias que Bill Murray empleaba para ligar con Andie McDowell en Atrapado en el tiempo, aprovechando que despertaba una y otra vez siempre en el mismo día. Un guión en el que se hace patente la carencia de ingenio a la hora de proponer una y otra vez dicha situación y lograr enganchar con el público, por mucho que de partida la propuesta resulte interesante. Y generar de paso el inevitable romance, para agrado de la taquilla, se convierte en otro ejercicio artificioso y marrullero. A pesar de todo logra remontar en su tercio final, y erigirse como producto agradable y en cierto modo estimable.
12º Concierto de abono de la XXIª temporada de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Pedro Halffter, director; Ruth Ziesak, soprano; Mª José Montiel, mezzosoprano; Donald Litaker, tenor; James Rutherford, bajo. Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza. Programa: Komm, süsser Tod BWV 478 de Bach/Stokowski; Sinfonía nº 9 en re menor Op. 125 de Beethoven. Teatro de la Maestranza, 14 de abril de 2011
Con una breve introducción en forma de cantata de Bach debidamente orquestada y arreglada por Leopold Stokowski, con la que Halffter al frente de la Sinfónica desplegó un enorme abanico de impresiones nostálgicas y bucólicas, se dio paso a una singular y en buena medida novedosa rendición de la archipopular Sinfonía Coral de Beethoven.
Beethoven también parece furioso
mientras dirige esta obra cumbre de la Música
En cierto modo lo de la cantata Ven, dulce muerte representó un fuerte contraste a lo que habría de venir después, la más furiosa y llena de rabia interpretación de la celebérrima página coral que este cronista recuerda haber escuchado nunca. Con tempi muy rápidos desde las mismísimas primeras notas del Allegro ma non troppo, Halffter fue requiriendo de la cuerda acordes secos, abruptos, sin oportunidades para una modulación mínimamente suave o amable. Metales agresivos, cuerda no exactamente áspera ni crispada pero sí autoritaria... y así deambularon los dos primeros movimientos, decididos, inquietos, como si se tratara de una reacción de decepción frente a todo lo que reivindica esta página musical de concordia y solidaridad, frente a un Mundo en el que esos valores se han ido traicionando paulatina e irremediablemente. Una Novena de este tiempo, un aviso al mismísimo Beethoven de que las cosas no han sido exactamente como se esperaban o pretendían.
Tras unos primeros instantes en el Adagio que hicieron pensar en una recuperación de la cordura y la compostura, de nuevo la batuta fue llevando la partitura por caminos discursivos, de pérdida y confusión, girando sobre sí misma sin encontrarse, atónita y perpleja. Mucha solemnidad presidió los primeros acordes del Finale, con una exposición impoluta de los temas principales de cada movimiento. Hasta entonces el rendimiento de los instrumentistas no había sido impecable, aunque esto parece fuera intencionado frente a un mayor interés por esa manifestación de rabia y desolación. Pero llegado el movimiento estrella la técnica fue a más. La irrupción sobrecogedora del bajo James Rutherford, aunque lastrado por un exceso de vibrato, dio paso a las entonadísimas voces de Ruth Ziesak, Mª José Montiel y Donald Litaker, éste último dominando la partitura con dificultades puntuales de proyección quizás por sufrir el enfurecimiento alrededor. Pero no fue en ellos en quienes recayó la misión de reflejar también en las voces esa rabia con la que Halffter decidió regalarnos una visión nueva de una obra tantas veces disfrutada, sino en el magnífico coro dirigido por Iñigo Sampil. Hasta cuando gritaban más que cantaban, sus alaridos estaban llenos de intención, dotando al conjunto de un efecto atronador, y en la misma proporción absolutamente sobrecogedor.
Dirección D.J. Caruso Guión Alfred Gough, Miles Millar y Marti Noxon, según la novela de Pittacus Lore FotografíaGuillermo Navarro Música Trevor Rabin
Intérpretes Alex Pettyfer, Teresa Palmer, Timothy Olyphant, Kevin Durand, Dianna Agron, Jake Abel, Callan McAuliffe Estreno 8 abril 2011
Resulta sorprendente y cuanto menos preocupante que detrás de este subproducto se encuentre la mano de tres guionistas, a lo que si añadimos que bajo el seudónimo de Pittacus Lore se encuentran otros dos escritores, suman nada más y nada menos que cinco personas dando vida a esta sucesión de clichés y lugares comunes. Exactamente lo que estamos acostumbrándonos a ver orientado a los jóvenes, cada vez más idiotizados e incapaces ante tal aluvión de testosterona y violencia extrema. La nueva franquicia literaria, nueve libros que amenazan en convertirse en el mismo número de películas, es a Rebelde sin causa, personajes de Sal Mineo y Natalie Wood incluidos, lo que Crepúsculo podía ser al Conde Drácula. Recargo de efectos visuales de segunda categoría, y la presencia de una serie de jóvenes de buen ver, es el reclamo principal para hablarnos de extraterrestres y amores imposibles sin un mínimo de inquietud o verosimilitud. Muy atrás quedaron los tiempos de Encuentros en la tercera fase, en los que no hacía falta ni una pizca de violencia para fascinarnos e inquietarnos a todos. El realizador se limita a mezclar y combinar estos productos industriales, como hizo en Disturbia y La conspiración del pánico, mientras el productor Michael Bay deja su nada digna impronta en una puesta en escena tan vacua como pretendidamente apabullante.
Adele canta "Rolling in the Deep", tema incluido en la BSO de la película
Guión y dirección Josh Radnor FotografíaSeamus Tierney Música Jaymay Intérpretes Josh Radnor, Malin Akerman, Kate Mara, Zoe Kazan, Pablo Schreiber, Tony Hale, Michael Algieri, Richard Jenkins Estreno 8 abril 2011
Otra comedia romántica con sabor independiente, de contenido pretenciosamente intelectual pero prácticamente anodino, que acaba convirtiéndose en otro manual barato de psicología elemental. Todo esto que a priori podría parecer terrible queda compensado parcialmente por tratarse de un producto agradable; un refugio entre tanta violencia como inunda nuestras pantallas. Cuenta con un buen ritmo narrativo, unos intérpretes y unas situaciones medianamente simpáticas, si bien algunos personajes pueden resultar irritantes y alguna situación un rotundo disparate. Jugando a ser Woody Allen, cuya mención en el film no resulta de este modo gratuita, pero sin el ingenio ni la gracia del realizador neoyorquino, pues abunda la impostura y la falta de naturalidad, por mucho que sea ésta la que en la teoría se reivindica. Conviene no obstante recordar en todo momento que nos encontramos ante un espectáculo simpático y puede que para algunos incluso curioso. El realizador debuta así con esta fábula sobre dejarse querer, en la que resulta ser su primera película después de haber protagonizado varias series de televisión.
USA 2011 116 min. Dirección Jonathan Liebesman GuiónChris Bertolini Fotografía Lukas Ettlin Música Brian TylerIntérpretes Aaron Eckhart, Michelle Rodríguez, Michael Peña, Bridget Moynahan, Ne-Yo, Ramón Rodríguez, Cory Hardrict, Jim Parrack, Gino Anthony Pesi Estreno 1 de abril de 2011
Otra de invasiones extraterrestres, y van no sabemos ya cuántas. Pero en esta ocasión se trata más de una cinta bélica que de una de ciencia ficción, al menos en la forma y en el ritmo narrativo, pues nos cuenta las vicisitudes de un pelotón de marines en su lucha contra unas máquinas infernales aterrizadas del espacio exterior, y en su afán por proteger a un grupo de civiles. El aspecto es el de otras tantas películas ambientadas en recientes conflictos bélicos, En tierra hostil a la cabeza, pero en lugar de árabes la amenaza viene del universo. El realizador de las mediocres En la oscuridad y la precuela de La matanza de Texas, y el guionista de la interesante La hija del general, también ambientada en el mundo castrense, nos torturan con un film plagado de clichés y tópicos, reiterativo y poco o nada emocionante. Su aspecto desaliñado y su ambición de realismo nos ahorran incluso unos efectos visuales que hubieran servido al menos para disfrutar con apocalípticas destrucciones generadas por ordenador que aquí brillan por su ausencia para ser sustituidas por toneladas de escombros.
"We Are Still Here" de Brian Tyler, tema perteneciente a la BSO del film
Dirección Susanne Bier Guión Susanne Bier y Anders Thomas Jensen Fotografía Morten Søborg Música Johan Söderqvist Intérpretes Mikael Persbrandt, Trine Dyrholm, Ulrich Thomsen, William Jøhnk Nielsen, Markus Rygaard, Will Johnson, Eddie Kihami, Emily Mglaya, Gabriel Muli Estreno 1 abril 2011
Realizadora de éxito, con títulos como Hermanos y Después de la boda, Susanne Bier nos ofrece una estremecedora historia de principio a fin acerca de exorcizar la violencia con la paz. Dolorosa y conmovedora desde su prólogo en un hospital improvisado en el corazón de África, hasta el largo y tortuoso desenlace, tras desencadenarse una serie de dramáticos episodios propiciados por una infancia difícil. Cuidadísima en todos sus aspectos técnicos (luminosa fotografía, inspirada banda sonora, montaje acertado…) y artísticos (magníficas interpretaciones), atrapa al espectador desde un principio, y no deja prácticamente un respiro, sin llegar a traspasar nunca el límite de lo ridículo, tramposo o manipulador. Un film ejemplar en el que se analizan diversos comportamientos humanos, haciéndonos padecer dolor e impotencia no tanto por los traumas y vicisitudes que atraviesan sus protagonistas, como por la certera y terrible imagen que ofrece del mundo en el que vivimos. Entre sus muchas virtudes destaca su capacidad para no condenar a nadie, o tan sólo a quien no alberga otra esperanza. Un film terrible y doloroso pero necesario. Galardonada con el Oscar y el Globo de Oro a la mejor película extranjera.
11º Concierto de abono de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Juan Pérez Floristán, piano. Marc Soustrot, director. Programa: Obertura de Las vísperas sicilianas de Verdi; Concierto para piano nº 1 de Prokofiev; Música para un funeral masónico de Mozart; Sinfonía nº 8 de Beethoven. Teatro de la Maestranza, jueves 7 de abril de 2011.
La cita anual de Marc Soustrot frente a nuestra orquesta, en esta ocasión con un variado programa no francés, se saldó con resultados desiguales. Gustó mucho al público y sin embargo algunos salimos decepcionados. Abordó una pieza dramática como laObertura de Les Vêpres siciliannes con un brío y una alegría más propia de Rossini que de la propuesta trágica de Verdi, por mucho que el brillo orquestal fuera descomunal. Y por el contrario hizo una lectura rutinaria y lánguida de laSinfonía nº 8 de Beethoven, justificando así a quienes sostienen que se trata de una obra menor en su catálogo sinfónico.
Sólo el movimiento de arranque de esta breve y desenfadada sinfonía sonó con entusiasmo, deshinchándose paulatinamente hasta hacerse insufrible. La obra requiere un ánimo jubiloso que no se encontró en esta visión amanerada del director. Ese mismo espíritu lánguido y pesaroso dominó en la ejecución de laMúsica Fúnebremozartiana, dirigida con mucha parsimonia pero sin emoción, por mucho que la factura técnica de la orquesta resultara impecable.
El dominio de la técnica acompañó al joven Juan Pérez Floristán en su debut en la sala grande del Maestranza. Quienes hemos alabado sus aptitudes en la Sala Manuel García, encontramos frente al vistoso concierto de Prokofiev a un artesano hábil y aplicado, pero sólo correcto en cuanto a sentimiento, emotividad y un estilo algo más personal. Claro que la apabullante y grandilocuente dirección de Soustrot ahogó en varias ocasiones el trabajo del pianista, cuya propina en forma de Octubrede Tchaikovsky fue también preciosista pero no preciosa.
Obertura de "Las vísperas sicilianas" de Verdi, por Mario Rossi y la BBC Concert Orchestra
Publicado originalmente en El Correo de Andalucía el 9 de abril de 2011
Mi madre falleció el pasado sábado 2 de abril a los 88 años de edad. Cuando en 2005 los telediarios anunciaron que en nuestro país ya se podían casar las personas del mismo sexo entre ellas, mi madre, que entonces tenía ya más de 80, y que nos había dado a mí y a mis hermanas una educación religiosa y conservadora, vamos que ni fue progre ni le cogió la edad para ser hippy, se echó a llorar. Yo entonces le pregunté el porqué de esas lágrimas, y ella emocionada me contestó que lloraba de felicidad porque en este país ahora había más gente feliz. Aquella buena mujer ya anciana y de mentalidad más bien conservadora, se reveló como persona capaz de dar lecciones magistrales de humanidad y buenos sentimientos.
Quienes muy posiblemente nos van a gobernar en los próximos años insisten en suprimir ese derecho conseguido con mucha lucha y mucho sacrificio. A la pregunta de qué sucederá con los matrimonios gays cuando su partido regrese al poder, el líder de la oposición ha contestado que habrá que esperar qué dictamina el Tribunal Constitucional respecto al recurso que interpusieron en el mismo instante en el que mi madre celebraba esa gesta, hace casi seis años. Humildemente desde estas páginas les invitamos a que hagan una reflexión tan sencilla, lúcida y modesta como la que hizo mi querida madre. No admite otra respuesta, se trata de que vivamos en un Mundo en el que todos y todas seamos más tolerantes y más felices, independientemente de cualquier condición o ideología.
Elena Valdés Sempere con 86 años
Yo, ahora huérfano, he tenido la enorme suerte de tener unos padres estupendos, que me han educado en el amor y que me han enseñado a respetar al prójimo, a no usar la descalificación fácil y a procurar saber manejar la empatía. Ellos me iniciaron en la pasión por el cine y la música; me enseñaron a disfrutar del tiempo que dedicamos a esa extraña experiencia que es la vida, apreciando las cosas hermosas que nos proporciona, ocupando entre ellas un lugar privilegiado esas disciplinas. Ahora ya no los tengo a ninguno de los dos, pero la herencia que me han dejado tiene un valor incalculable y le da un sentido extraordinario a todo lo que me rodea, por eso recomiendo que nos dejemos de intolerancias y soberbias y dejemos que cada persona sea feliz de la manera que más le convenga, siempre que con ello no se haga daño a nadie. Puede que este artículo les resulte sensiblero, y seguramente lo es. Perdónenme si les molesta.
Especial sobre Fred Astaire emitido en Pantalla Sonora (Radiópolis) el 23 de enero de 2011, coincidiendo con el 11ª aniversario del fallecimiento de mi padre, que era un gran admirador suyo. Contiene el tema "Let's Face the Music and Dance", el favorito de mi madre Para descargarlohttp://www.archive.org/details/PantallaSonoraFredAstaire