USA 2013 125 min.
Dirección John Lee Hancock Guión Kelly Marcel y Sue Smith Fotografía John Schwatrzman Música Thomas Newman Intérpretes Emma Thompson, Tom Hanks, Colin Farrell, Paul Giamatti, Jason Schwartzman, Bradley Whitford, Ruth Wilson, Rachel Griffiths, Kathy Baker, B. J. Novak Estreno en España 31 enero 2014
Si esto sigue así pronto tendremos que acuñar un nuevo término para lo que ya es un subgénero centrado en la gestación de películas clásicas. Recientemente hemos asistido a los entresijos de rodaje de Psicosis (Hitchcock), El príncipe y la corista (Mi semana con Marilyn), La chica (Los pájaros) o RKO 281 (Ciudadano Kane), a las que ahora se une esta amable y pastelosa película sobre la encrucijada de Walt Disney para conseguir que la autora de Mary Poppins transigiera con sus planes de rodaje, tras más de dos décadas detrás de adquirir sus derechos. Se trata de películas que beben de su original homenajeado y parten con el inconveniente y la ventaja, según se mire, de contar con la admiración o el desprecio hacia sus referentes. Emma Thompson es la escritora en cuestión, antipática y malhumorada, aunque no hace falta ser muy listo para adivinar que ese carácter cambiará. Para ello se nos narra a un segundo nivel su traumática infancia, dominada por un padre absorbente e irresponsable, al que la mujer querrá redimir a través de una novela en la que aparecerán más personajes basados en su desconcertante infancia. Walt Disney, por supuesto retratado con suma amabilidad y condescendencia, que para eso se trata de un producto de su factoría, se convertirá sin pretenderlo en psicoanalista de la controvertida escritora, mientras asistimos a una puesta en escena infantil y colorista, casi de dibujos animados, cuando se trata de narrar los preparativos de rodaje, y más realista y en tonos ocres cuando de sus recuerdos se trata. Estos dos niveles narrativos y dramáticos cuentan con un trabajo de realización rutinario por parte del director que le propició a Sandra Bullock su Oscar por The Blind Side (Un sueño posible). Con todo no deja de ser emotiva, sobre todo en su tramo final, beneficiándose de unas solventes interpretaciones y una espléndida banda sonora de Thomas Newman complementando las inmortales canciones de los hermanos Sherman, que tienen también un papel protagónico en la función.
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