Dirección Cesc Gay Guión Cesc Gay y Tomás Aragay Fotografía Andreu Rebés Música Nico Cota Intérpretes Ricardo Darín, Javier Cámara, Dolores Fonzi, Álex Brendemühl, Javier Gutiérrez, Eduard Fernández, Elvira Mínguez, Silvia Abascal, Nathalie Poza, José Luis Gómez, Pedro Casablanc, Francesc Orella, Oriol Pla, Ana Gracia, Susi Sánchez, Ágata Roca Estreno en el Festival de Toronto 12 septiembre 2015; en el Festival de San Sebastián 18 septiembre 2015; en Argentina 24 septiembre 2015; en España 30 octubre 2015
La amistad es un tema recurrente en la filmografía de Cesc Gay, especialmente aquella a la que se le exige complicidad y comprensión; así lo hemos comprobado en títulos como Krampack, En la ciudad, Ficción o V.O.S., y lo volvemos a hacer ahora. La película con la que su pareja de protagonistas masculinos se alzó con el premio a la mejor interpretación en el pasado Festival de San Sebastián constituye un particular via crucis por las calles de Madrid, y un poco las de Amsterdam, de dos amigos que se reencuentran después de muchos años para compartir su último adiós. La enfermedad y la muerte está detrás de este último encuentro, y en su preparación radica el mayor interés de una historia con la que Gay finalmente no sabe muy bien qué hacer. Nada sabemos del origen de esa amistad, aunque se intuye que compartieron piso de jóvenes, ni tampoco por qué una separación tan larga, y mucho menos por qué la actitud del personaje de Javier Cámara es tan fría y poco elocuente con ese amigo que se le va, y muchísimo menos el por qué de determinadas reacciones, muy especialmente una que acaece casi al final y enturbia las bases y postulados sobre los que se asienta esta historia de amistad y sacrificio. Los cuatro días que los dos pasan juntos a golpe de talonario del sufrido y poco sufriente visitante, los pierden entre preparativos para el desenlace, donde percibimos una notable naturalidad a la hora de encarar la muerte. La preocupación por dejar el perro, el Truman del título, en buenas manos, ocupa buena parte de un metraje por el que transitan la plana mayor de los intérpretes que han trabajado con Gay en alguna ocasión; encuentros con amigos, familiares, candidatas a adoptar al perro y compañeros de trabajo, en los que se condensa lo mejor de la película, con momentos emotivos y conmovedores y ocasiones para disfrutar de pequeñas grandes interpretaciones. Todo lo cual hace que el film se devore con gusto y amabilidad, pero siempre con la duda de si un guión más pulido, más intencionado y mejor orientado hubiera podido producir una película más consistente y mejor acabada. La amistad puede llegar a ser algo más sincero y emocionante de lo que plantea esta película de rumbo desconocido.
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