Dirección Jon Watts Guión John Francis Daley, Jonathan Goldstein, Christopher Ford, Chris McKenna, Jon Watts y Erik Sommers, según los personajes creados por Stan Lee Steve Ditko Fotografía Salvatore Totino Música Michael Giacchino Intérpretes Tom Holland, Robert Downey jr., Michael Keaton, Jacob Batalon, Marisa Tomei, Zendaya, Jon Fravreau, Laura Harrier, Tony Revolori, Angourice Rice, Tyne Daly, Gwyneth Paltrow Estreno en Estados Unidos 7 julio 2017; en España 28 julio 2017
El nuevo Spider-Man existe como un eslabón más de la ya larga serie de Los vengadores, en sus vertientes comunes, individuales o unos contra otros, por lo que promete dar aún mucha más guerra. Lo cierto es que tras la trilogía dirigida por Sam Raimi y protagonizada por Tobey Maguire, que aparte de lo soso que es la criatura, tenía su gracia, y las dos malogradas incursiones de Andrew Garfield en el rol, la reaparición del hombre araña en la piel del jovencísimo Tom Holland (Lo imposible), que ya se estrenó con el traje en Capitán América: Civil War, tiene un enfoque divertido. Su edad le lleva más del lado de las inseguridades propias de la adolescencia, los primeros amores (con una compañera de color) y las amistades frikis (con un compañero de instituto, indígena hawaiano), y por extensión más distendido y simpático que los héroes más trágicos y traumatizados que puso de moda Christopher Nolan. Aunque el verdadero acierto del tono de la película del poco o casi nada conocido Jon Watts (Clown y Coche policial son sus discretos créditos), que aquí se limita a poner el piloto automático, es remontarse a los tiempos de Superman de Richard Donner, que sigue siendo para muchos aún hoy el mejor film sobre superhéroes, el más divertido y atractivo de todos. La diferencia es que entonces nos contaban la historia por primera vez y ahora ya nos la han contado demasiadas. De nuevo toda una pandilla de guionistas para poner en pie algo tan endeble y poco original como esto, salvado gracias al carisma de sus protagonistas y los espectaculares aunque a estas alturas poco impresionantes efectos visuales. La corrección política apuntada en los amores y amistades del joven señuelo, ese Michael Keaton disfrazado de malvado a lo Birdman, y el sempiterno juego hipócrita de los americanos, denunciando tráfico de armas e inseguridad ciudadana, cuando todo en la ficción y en la vida real lo provoca el propio sistema, son algunas de las particularidades de una cinta que se deja ver sin gran entusiasmo, agota por su larga duración (marca de la casa) y apenas remonta la media de esta cansina saga que a mucha gente sin embargo entusiasma. Todo muy estudiado para contentar a un público infantil y adolescente, con estrella Disney en el reparto incluida (Zendaya), lo que hace que tanta y tan extrema violencia sea aún menos conveniente y censurable. Para este cronista lo mejor es la breve y siempre seductora y elegante aparición de Gwyneth Paltrow.