Reino Unido-Suecia-USA 2017 100 min.
Dirección Björn Runge Guión Jane Anderson, según la novela de Meg Wolitzer Fotografía Ulf Brantas Música Jocelyn Pook Intérpretes Glenn Close, Jonathan Pryce, Christian Slater, Max Irons, Harry Lloyd, Annie Starke, Ewlizabeth McGovern, Alix Wilton Regan, Karin Franz Körloff, Morgane Polanski Estreno en el Festival de Toronto 12 septiembre 2017; en Reino Unido 28 septiembre 2018; en España 19 octubre 2018
Coinciden en fecha de estreno en nuestra cartelera dos películas con un mismo tema, el de buena esposa, florero a la vez que encargada de que todo en la vida de su esposo funcione a la perfección. Eso que dicen, o mejor deseemos pensar que se decía, de que detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer. Una es española, Animales sin collar, y la otra esta pequeña joya y pura delicia que se llama en inglés The Wife (La esposa) y aquí han decidido añadirle un adjetivo que le da los ya consabidos tintes bíblicos que tanto gustan en nuestra tierra. No tiene mucha suerte Glenn Close, que casi nunca defrauda y sin embargo sus películas tienen tan poca repercusión. Ésta ha tardado un año en estrenarse incluso en su país de producción desde su presentación en el Festival de Toronto, catapulta de lanzamiento de todos los estrenos de temporada en el mundo anglosajón. Menos mal que estas últimas décadas la protagonista de Las amistades peligrosas se ha refugiado en el teatro, que le reporta mayores satisfacciones que sus cada vez más aisladas incursiones en el cine; por cierto, que algo de teatral tiene esta propuesta. Confiada al director sueco Björn Runge, la cinta adapta una novela de tintes absolutamente feministas sobre una mujer que ha vivido siempre a la sombra de su marido, un intelectual ahora galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Su viaje a Estocolmo, al que también les acompaña su hijo, un Max Irons, hijo de Jeremy, al que vimos en la última adaptación de Agatha Christie La casa torcida, y en el que coincidirán con un incómodo crítico literario, otro recuperado de la gran pantalla Christian Slater, pondrá sus vidas patas arriba. La buena esposa es una de esas películas que podríamos considerar artesanales, meticulosamente dirigida e interpretada, con un guión excepcional al que ni sobra ni falta una coma. Y es ahí donde radica su mayor virtud, la de componer un drama y un mensaje inequívoco, claro y conciso, a la vez que proponer el ingreso del espectador en un mundo que le atrapa y subyuga hasta hacerlo propio, y todo desde la más absoluta humildad. Un film que se revela satisfactorio por su exquisita ambientación en Connecticut y Estocolmo, su ritmo pausado pero no lento, sus magníficas interpretaciones, mención especial para una Close cándidamente transformada en Julie Andrews, y la gratificante sensación final de no dejar ni un cabo suelto y haber logrado su objetivo, denunciar una sociedad machista que cobra especial relevancia en el mundo del arte y la cultura, que tan ligado debería estar a la apertura de miras y mentes. Todos sus ingredientes artísticos y técnicos se adaptan a la elegancia y sobriedad que caracteriza su puesta en escena, incluida la muy inspirada banda sonora, aún con ciertas influencias de Michael Nyman, de Jocelyn Pook. Ambientarse en los noventa ofrece además el placer de contemplar el fenecido Concorde surcando los cielos majestuosamente, igual que se mueve esta maravillosa pieza de orfebrería.
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