Túnez-Francia 2025 89 min.
Guion y dirección Kaouther Ben Hania Fotografía Juan Sarmiento G. Música Amin Bouhafa Intérpretes Motaz Malhees, Saja Kilami, Amer Hlehel, Clara Khoury Estreno en el Festival de Venecia 3 septiembre 2025; en Túnez 17 septiembre 2025; en España 28 noviembre 2025
Soy incapaz de imaginar cómo habrán resuelto nuestros distribuidores españoles la versión doblada de esta estremecedora película, cuya principal habilidad y mérito cinematográfico reside en combinar hábilmente la ficción con las grabaciones reales de una de tantísimas, infinitas, tragedias humanitarias sufridas en aquella región del mundo masacrada por la sinrazón del hombre. Gaza es el lugar en el que cientos de miles de personas son diariamente castigadas por algo que una organización terrorista execrable hizo hace un par de años en una fiesta de privilegiados jóvenes que disfrutaban de algo que a escasos metros de distancia otros y otras jóvenes jamás hubieran soñado disfrutar, tal es la brecha social y humana provocada por una irrespirable ocupación perpetrada inexplicablemente por quienes a su vez sufrieron el mayor desastre humanitario conocido en nuestro entorno en más de un siglo, dejando aparte otras masacres y desventuras tan o más trágicas de las que nuestros poderes fácticos apenas se hacen eco.
En fin, es nuestra historia y lo seguirá siendo, a la vista del auge igualmente inexplicable del neofascismo y la extrema derecha en todos los países de nuestro alrededor, negando espacio a la libertad, la igualdad, la diversidad y la convivencia, y dando humos a los y las Trump, Putin, Milei, Bolsonaro, Ayuso y, por supuesto, Netanyahu que lideran este maltrecho planeta. En este contexto, una película como La voz de Hind Rajab (aquí le hemos amputado el apellido a su desgraciada niña protagonista) se hace necesaria, imprescindible, aunque sus formas cinematográficas se nos antojen bastante simples, básicas e irremediablemente sensacionalistas. Cuatro trabajadores y trabajadoras de la Media Luna Roja luchan denostadamente al otro lado del teléfono, cada uno y una a su manera, por la supervivencia de una niña cuya familia ha sido asesinada en su coche por el ejército israelí simplemente porque pasaban por allí.
Ella era entonces la única superviviente y el momento aquel infernal enero de 2024 en un territorio ya reducido a escombros. La niña a la que, como a otros y otras miles, se le negó cualquier posibilidad de disfrutar de una infancia feliz, como se llamaba el colegio al que dejó de ir. Manifestaciones a lo largo y ancho del mundo exhiben fotografías de niños y niñas palestinas cuyas vidas han sido truncadas o marcadas, y en todas les vemos felices, jugando y sonriendo. La aprobación de unos ridículos protocolos, paradójicamente en manos de los propios verdugos, dilató en exceso el particular calvario de la niña y el irrespirable sufrimiento de quienes pretendieron salvarla, en un ejercicio que procura hacer sentir al público la misma desazón y sensación de impotencia que sufrieron sus protagonistas.
Detrás de la divulgación de este importante documento se encuentran personalidades del espectáculo del lado considerado progresista norteamericano, tal como entienden allí el término, como Brad Pitt, Joaquim Phoenix, Rooney Mara, Alfonso Cuarón o Jonathan Glazer, dándole el necesario empuje para que el resultado sea visto lo más posible y alcance las mayores glorias de la temporada, en materia de premios y distinciones. Ya se ha hecho con el Premio del Jurado en Venecia y el del Público en San Sebastián, y ha situado definitivamente a su comprometida directora en la cúspide del cine reivindicativo, tras el éxito cosechado con la estilizada El hombre que vendió su piel y el doloroso documental Las cuatro hijas. Esa hábil combinación de ficción y documental proporciona a esta película su particular estilo cinematográfico, mientras su desgarrador mensaje le proporciona su carácter de denuncia imprescindible e ineludible.

No hay comentarios:
Publicar un comentario