USA 2014 106 min.
Dirección Kenneth Branagh Guión Adam Cozad y David Koepp, según los personajes creados por Tom Clancy Fotografía Haris Zambarloukos Música Patrick Doyle Intérpretes Chris Pine, Kevin Costner, Keira Knightley, Kenneth Branagh, Lenn Kudrjawizki, Alec Utgoff, Peter Andersson, Elena Velikanova Estreno en España 31 enero 2014
Sólo por la cuantiosa suma que debieron haberle pagado por utilizar el personaje de Jack Ryan, analista de la CIA, se entiende que el recientemente fallecido Tom Clancy permitiera que se perpetrara en su nombre el semejante desatino que supone esta película, un guión pobre y rutinario que nos presenta la génesis del personaje y su primera misión para la Agencia de Inteligencia Norteamericana. Quizás porque La caza del octubre rojo, la primera novela de Clancy con Ryan como protagonista, no relataba dichos orígenes, no se ha optado por ninguna de las numerosas novelas que el autor dedicó al personaje y se ha preferido una ficción original. La amenaza evidentemente es perpetuar la saga desde cero, sin tener en cuenta los títulos que protagonizaron Alec Baldwin (el ya referido), Harrison Ford (Juego de patriotas y Peligro inminente) y Ben Affleck (Pánico nuclear). La operación del título recupera las antiguas tensiones entre Rusia y Estados Unidos y la tradicional lucha de ambos países por controlar el poder del Mundo, un tema algo anecdótico y superficial en los tiempos que corren, aunque el ataque de turno que se pretenda abortar tenga un marcado carácter económico. Desde los tiempos de Sean Connery como James Bond, América ha querido encontrar su propio agente especial, pero ni Jason Bourne ni Ethan Hunt ni este Jack Ryan consiguen hacerle sombra, y eso que esta película es la que más sigue los patrones de la saga Bond, con villano sofisticado incluido. Tras Thor, Branagh se ha pasado definitivamente al cine de acción impersonal, dejando atrás su obsesión por adaptar obras de Shakespeare; pero demuestra poco nervio y entusiasmo para sacar adelante un proyecto tan soso sobre el papel, que hubiera podido equilibrarse con una acción más trepidante y sorprendente. Sin una trama que llegue a interesar, ridícula e inverosímil, ni un sentido suficientemente espectacular del ritmo, un Chris Pine que se antoja poco carismático y una Keira Knightley tan gesticulante como siempre, el producto finalmente naufraga de manera estrepitosa.
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