España 2015 106 min.
Dirección Fernando León de Aranoa Guión Fernando León de Aranoa y Diego Farias, según la novela de Paula Farias Fotografía Álex Catalán Música Arnau Bataller Intérpretes Benicio del Toro, Tim Robbins, Mèlanie Thierry, Olga Kurylenko, Fedja Stukan, Eldar Residovic, Sergi López, Nenad Vukelic, Frank Feys, Morten Suurballe Estreno en Cannes 16 mayo 2015; en España 28 agosto 2015
El cine de Fernando León de Aranoa se ha caracterizado siempre por su compromiso social. Desde Familia a Amador, pasando por Barrio, Los lunes al sol y Princesas, Aranoa ha ido fijando su mirada en los sectores más desfavorecidos de la sociedad, los olvidados y marginados. En su sorprendente salto al cine internacional no abandona la denuncia, pero esta vez la centra en un aspecto diferente que distingue y mucho ésta de su anterior filmografía. Como un híbrido entre M.A.S.H. de Robert Altman, Trampa 22 de Mike Nichols y La vaquilla de Berlanga, A Perfect Day se presenta como una sátira tragicómica sobre las desventuras de un grupo de cooperadores internacionales para sacar un cadáver de un pozo de agua potable antes de que ésta se corrompa y quede inservible para su consumo por un pueblo desvalido y voluble, el de Kosovo que sufrió la guerra entre serbios y croatas en la década de los noventa del siglo pasado. Una guerra, como todas, execrable y dolorosa, con el añadido de ser fratricida y más incomprensible aún si cabe tratándose de un país civilizado en una época contemporánea, lo que hace que nos resulte más fácil identificarnos con su drama. Un experto en seguridad, impresionante Benicio del Toro, una funcionaria diplomática, una cooperante ingenua y muy comprometida, un aventurero perturbado, un intérprete y un niño cuyos padres han huido del conflicto por su matrimonio mixto, recorren campos de minas en busca de una cuerda para rescatar dicho cadáver, sin una solución burocrática que les asegure el éxito de su empresa. La sátira está servida, pero no el tono con el que la aborda el realizador español, que se pierde entre episodios logrados que se alternan con otros de mero relleno o circunstanciales que poco o nada añaden a una trama en la que además no triunfa el factor cómico. Todo lo cual provoca un ritmo desigual, constantes caídas de tensión y una escasa compenetración entre el argumento central y los episodios particulares de cada personaje, salvo el del niño, que añade ternura y emoción a un relato en el que la sinrazón y el absurdo de una guerra entre quienes una vez se entendieron y vivieron en paz, emerge con más nitidez cuando se aborda desde la experiencia personal de este chiquillo. Entre la abundante selección de temas musicales en su mayoría de corte roquero, sobresale la preciosa balada de Marlene Dietrich Where Have All the Flowers Gone?, que cierra el film de manera elegante y sobrecogedora. A destacar también la sensacional fotografía del ya imprescindible Álex Catalán (La isla mínima), que saca un extraordinario partido a las localizaciones en Málaga, Granada y Cuenca. Su paso por la Quincena de Realizadores en el pasado Festival de Cannes suscitó no obstante una generosa ovación. También se ha podido ver en los festivales de Sarajevo y Melbourne, pero de momento no se ha cerrado su venta internacional más que en Francia, Holanda y Alemania.
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