USA 2015 101 min.
Dirección Jonathan Demme Guión Diablo Cody Fotografía Declan Quinn Intérpretes Meryl Streep, Kevin Kline, Mamie Gummer, Rick Springfield, Audra McDonald, Sebastian Stan, Ben Platt, Hailey Gates, Charlotte Rae, Josh Tobin Estreno en Estados Unidos 7 agosto 2015; en España 28 agosto 2015
Hacía tiempo que no veíamos nada del director de Philadelphia y El silencio de los corderos en la gran pantalla; A Master Builder (2013) no se estrenó en nuestro país. En los últimos años se ha centrado en la televisión y el documental y tenemos que remontarnos a 2008 y La boda de Raquel para fechar su última obra de ficción vista entre nosotros. De su irregular filmografía destacan, además de las mencionadas, la comedia generacional Melvin y Howard, ese tributo a Hitchcock que fue El eslabón del Niágara y las comedias en las que Melanie Griffith y Michelle Pfeiffer se revelaron como excelentes comediantas, Algo salvaje y Casada con todos, respectivamente. Beloved fue un fracasado intento de hacer denuncia racial, mientras los remakes de Charada (La verdad sobre Charlie) y El mensajero del miedo no estuvieron a la altura de sus originales. Precisamente en esta última destacaba Meryl Streep, grande entre las grandes que vuelve ahora a demostrar su capacidad camaleónica y su talento para meterse en la piel de cualquier personaje, por alejado que pueda estar de su perfil, con convicción y maestría, como éste creado por la guionista de Juno, Jennifer's Body y Young Adult, a la que nos ha parecido ver bailando desatada y de espaldas al son de Ricki Streep y su banda, The Flash. Seguramente para preparar este papel de roquera que abandona esposo, hija e hijos para cumplir su sueño y vuelve al cabo de los años para poner algunas cosas en orden, Streep se haya empapado de ademanes y costumbres de grandes veteranas del rock genuinamente americano, desde Stevie Nicks a Linda Rondstadt pasando por Pat Benatar, Christine McVie o incluso Patti Smith, por citar algunas. La hemos visto y oído cantar en Silkwood, Postales desde el filo, La muerte os sienta tan bien, Mamma mía e Into the Woods, pero vuelve a sorprendernos con un registro diferente en la piel de esta cajera de supermercado que de noche canta junto a su banda en un bar de moteros de California de toda la vida, mientras la familia que abandonó hace tiempo se erige en una de las más ricas y distinguidas de Indianápolis. Un contraste que se convertirá en eje de la comicidad de una película que podría haber llegado a más, mayor cinismo e ironía sobre una sociedad, la americana, en la que las apariencias engañan, los acomodados exhiben prejuicios mientras votan al partido democrático, y los nómadas de vida supuestamente desordenada apoyan las políticas de ultraderecha de Bush. Pero lo cierto es que en su propuesta Demme consigue un film ligero y divertido, ameno y muy disfrutable, con buenos números musicales, algo para lo que el director ya demostró su valía con títulos como Stop Making Sense a mayor gloria de su amigo David Byrne y su grupo Talking Heads. Un film que dibuja una sonrisa en la boca y te condiciona para derramar alguna incómoda lágrima cuando descubres que la vida es breve, que merece disfrutarse y que la alegría y el perdón debería presidir siempre nuestros actos, por el bien propio y ajeno. En este viaje amable y optimista a la magnífica actriz le acompaña un elenco de primera categoría, como Kevin Kline, con el que compartió cartel hace más de treinta años en La decisión de Sophie, la actriz y soprano Audra McDonald, o su propia hija, Mamie Gummer, que ya fue hija de su propia madre en Se acabó el pastel, además del mítico roquero de los setenta y ochenta Rick Springfield, aquí en la piel de guitarrista y amante de la protagonista, demostrando que a los casi setenta años se puede seguir siendo un atractivo y atlético galán de porte juvenil. Si alguien no disfruta con esta sencilla película es porque no tiene sangre en las venas... así de drástico.
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