martes, 24 de septiembre de 2024

SOLOS EN LA NOCHE Recuerdos de amor y libertad

España 2024 88 min.
Guion y dirección
Guillermo Rojas Fotografía Alejandro Espadero Música Miguel Rivera Intérpretes Pablo Gómez-Pando, Andrea Carballo, Alfonso Sánchez, Félix Gómez, Paula Usero, Beatriz Arjona, Jacinto Bobo, Vicente Vergara, Olalla Hernández, Julio León, Fran Pérez Román Estreno en el Festival de Málaga 7 marzo 2024; en salas 20 septiembre 2024

Nacido en Córdoba el mismo año en el que transcurrieron los conocidos hechos que sirven de fondo a esta comedia de enredos amorosos y proclamas de libertad, Guillermo Rojas vuelve a poner el alma y el corazón en esta emotiva y entrañable película, tal como hizo en su debut como director hace unos años con Una vez más. El único pero que podemos ponerle a este su segundo largometraje es no haber contado con un presupuesto más holgado que le permitiera recrear la época sin tener que echar mano de imágenes de archivo. Tira para ello, entre otras fuentes, de uno de los largometrajes icónicos de la transición, 
 Solos en la madrugada de Garci, más cuando hoy conocemos las lagunas y agujeros negros de la misma. Ambientar la trama en un pueblo de Andalucía (a medio camino entre Utrera y Priego de Córdoba) no encaja con esas recurrentes imágenes de archivo que nos sitúan en una gran urbe, espacio que por otro lado habría encajado mejor para ambientar las desventuras del despacho de abogados laboralistas que protagonizan el film.

La acción transcurre desde la tarde del golpe de estado de Tejero hasta la mañana siguiente cuando todo quedaba felizmente resuelto. Un momento clave de nuestra entonces incipiente democracia que sirve para llamar la atención sobre las nuevas amenazas extremistas que desafían nuestra libertad y dificultan aún más esa igualdad todavía no alcanzada. Llega por lo tanto en un momento ideal para conjugar derechos alcanzados y protegerlos ante las contingencias que nos atenazan, y lo hace a través del único registro posible para resultar tan amable como seductora y sugerente, la comedia.

Seis personajes entrecruzan miradas, proclamas, poemas de Rubén Darío y fluidos sexuales y sentimentales en una ajetreada noche en la que, como en aquel prometedor debut hoy convertido en realidad, no faltan ni las canciones ni un pequeño papel de su talentoso director. Un talento que se traduce en un guion modélico, en el uso inteligente de los silencios sin perder el ritmo ni caer en los temidos tiempos muertos, y en una excelente dirección de actores y actrices, a la altura de las circunstancias, de forma que todo lo que pueda parecer rancio, debido fundamentalmente a una estructura clásica casi de libro, resulta en realidad fresco y estimulante, nunca innecesariamente atrevido.

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