Dirección Mar Olid Guion Daniel Monedero y Francisco Amal, a partir del original de Khalid Amara, Mohamed Hamidi y Michaël Souhaité Fotografía Sergi Gallardo Música Vanessa Garde Intérpretes Quim Gutiérrez, Sara Sálamo, Javier Herrera, María de Nati, Hamza Zaidi, Jorge Suquet, Yaël Belicha, Fernando Valdivieso, Carmen Ruiz, Elena Ballesteros, Francesc Orella Estreno en el Festival de Cine Europeo de Sevilla 15 noviembre 2024; en salas 5 diciembre 2024
Cada vez son más las comedias españolas que se basan en éxitos de otros países, especialmente Francia. Se trata de una operación que se extiende por muchos países de nuestro entorno y que incluso afecta a nuestras producciones, también reconstruidas fuera para adaptarse a la idiosincrasia de cada pueblo. Mediaset sabe de lo que se trata y cultiva el proceso desde hace tiempo, con productos descaradamente fabricados para hacer taquilla intentando hacernos pasar un rato entretenido. A veces salimos espantados y otras, como en este caso, reconfortados.
No es que se trate de una sátira lúcida sobre los prejuicios de clase, no es una película de Berlanga ni tiene guion de Azcona. Pero es una película honesta, que trata de explicar problemas que acucian a la sociedad moderna con simplicidad, cierto esquematismo y alguna intención didáctica, pero sobre todo con tendencia genuinamente empresarial a hacer caja. Para eso dulcifica todos los elementos, introduce situaciones ingenuas e imposibles y traza una galería de personajes de trazo grueso, siempre con buena intención como marca y recreando ambientes de forma arquetípica y amable, de manera que todo parecido con la realidad sea pura coincidencia.
Para que todo eso vaya a buen puerto, cuenta con la profesionalidad de una realizadora curtida en teleseries de mayor o menor calado (Los Serrano, Aida, Un paso adelante, Días mejores) y un reparto solvente en el que sobresale un impecable Quim Gutiérrez aprovechando al máximo su vena cómica y su vertiginosa verborrea. Y aunque sea a la ligera, plasmar temas como por ejemplo la educación adolescente sin móviles y extrayendo el talento de cada uno y una, ya vale la pena. Y si todo lo demás le va a la zaga, aprovechando la comicidad de lo políticamente incorrecto, pero con tacto, sin groserías y sin molestar a nadie, pues adelante.
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