Guion y dirección Oz Perkins Fotografía Andrés Arochi Música Zilgi Intérpretes Maika Monroe, Nicolas Cage, Blair Underwood, Alicia Witt, Dakota Daulby, Michelle Choi-Lee, Kiernan Shipka, Ava Kelders, Carmel Amit Estreno en Estados Unidos 12 julio 2024; en España 2 agosto 2024
A Oz Perkins la profesión le viene de familia. Hijo de Anthony Perkins, sobrino de Marisa Berenson, curiosamente presente en la cartelera en Dogman, una película con la que ésta coincide en algunos aspectos, religión, pelucas y maltrato infantil por ejemplo, y hermano del compositor de la banda sonora de su película, Elvis Perkins, cuyo nombre artístico es Zilgi, el director parece marcado por la célebre Psicosis que protagonizó su padre, aunque él confiesa que su principal inspiración deviene de La semilla del diablo de Polanski. Lo cierto es que tras tres películas coqueteando con el género del thriller y el terror, ahora parece querer homenajear las películas de asesinos en serie, con Seven y El silencio de los corderos en el horizonte, a la vez que erigirse en otro de los constantes realizadores que pretenden renovar el cine de terror, especialmente el que deriva de las maldiciones satánicas.
Todo eso confluye en una película protagonizada por una surte de agente Starling con síndrome autista, a la que da vida quien podemos considerar nueva musa del cine de terror gracias a sus papeles en El extraño o It Follows, aunque también ha intervenido en otros géneros en su ya dilatada carrera. Nicolas Cage por su parte da rienda suelta a su histrionismo y su pasión por el disfraz, si bien no acierta a generar demasiada inquietud, aunque tampoco acabe de resultar del todo ridículo. Sin embargo el conjunto carece de la garra y la fuerza suficiente para conseguir ser convincente. Demasiado frío para generar angustia, demasiado pulcro y nada inquietante en sus postulados seudorreligiosos.
La idea de relacionar la violencia vicaria con el satanismo podría haber dado mejores resultados sin echar mano de tanto cliché y recurrencia a esa atmósfera fantasmagórica con la que pretende revestirse. Los resultados nos parecen por lo tanto decepcionantes, marcados por unas carencias de guion más que evidentes, resuelto con golpes de efecto tan previsibles como faltos de coherencia. A pesar de todo se agradece que no recurra al habitual tren de la bruja con el que se despachan este tipo de producciones.
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