viernes, 28 de junio de 2024

MARC SOUSTROT PROTAGONIZA UNA DESPEDIDA DECIBÉLICA

11º Concierto de abono Ciclo Gran Sinfónico de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Juan Pérez Floristán, piano; Marc Soustrot, dirección. Programa: Obertura festiva Op. 96, de Shostakóvich; Concierto para piano nº 3 en Mi mayor Sz.119, de Bartók; Sinfonía nº 9 en mi menor Op. 95 “Del Nuevo Mundo”, de Dvorák. Teatro de la Maestranza, jueves 27 de junio de 2024


Ha pasado más de un mes desde el último concierto de abono del ciclo Gran Sinfónico de la ROSS, aunque en este tiempo la hemos disfrutado en el concierto extraordinario de Juventudes Musicales y en la ópera Nabucco. Casualmente hemos tenido la oportunidad de reencontrarnos en una misma semana, por separado, con el director Lorenzo Viotti, que nos acompañó el pasado lunes junto a la Filarmónica de Viena, y el pianista sevillano Juan Pérez Floristán. Juntos protagonizaron un concierto de la ROSS en abril de 2015. Si no fuera por un colega de profesión no nos hubiéramos acordado de aquella ocasión en la que vaticinábamos un triunfal futuro para el suizo, mientras Floristán ha acumulado madurez y confianza, convirtiéndose en el excelente pianista que es hoy.

Para Marc Soustrot éste supuso su último concierto como director titular de la orquesta, que volverá a dirigir como invitado la próxima temporada. Para su despedida, el maestro eligió piezas muy enraizadas en el imaginario norteamericano. La de Shostakovich es una obra alegre y desenfadada cuyos acordes parecen imitar a las épicas películas hollywoodienses cuyo estilo tanto debe a los grandes compositores eslavos. Bartók posiblemente suavizó sus formas no sólo para adecuarse a las limitaciones de su esposa pianista, ni por aproximarse a sus últimos días de vida, sino por adaptarse a la estética estadounidense, el país en el que residía, menos proclive a fagocitar las corrientes vanguardistas que imperaban en el viejo continente. Y de Dvorák y su última sinfonía poco hay que añadir, sino que de alguna manera cimentó el estilo que tiempo después Copland acuñaría para desarrollar su música a la americana.

Sin embargo, esa sutileza y esa elegancia que siempre hemos asociado al maestro galo, surgió en menor proporción en este concierto de despedida, optando más por una exhibición decibélica y una estética apoteósica, aún a costa de someter el auditorio a una saturación acústica que en ocasiones se tornó incluso estridente. Nada que objetar en este sentido a esa Obertura festiva que Shostakóvich concibió por encargo en los años cincuenta para celebrar el aniversario de la Revolución. Abstrayéndonos de sus verdaderas intenciones, queda la lectura sin dobleces ni ironía de Soustrot, centrada en exhibir fuerza y alegría, con notables intervenciones de los metales, excepto las trompas, que no tuvieron ni en ésta ni en el concierto de Bartók, su mejor noche.

Floristán se reafirma concentrado y responsable

La última obra del autor de El mandarín maravilloso, es sin duda su concierto para piano más amable y distendido, también en lo técnico, aunque reviste las suficientes dificultades y merece la atención al detalle y a su intrincada expresividad que Floristán fue capaz de ofrecerle. El joven pianista se adaptó a su atmósfera tranquila de texturas impresionistas, respetando sus ocasionales resonancias perturbadoras y el ritmo obsesivo y exuberante que de vez en cuando aparece. Especialmente lúcido estuvo en el movimiento lento central, evocando esa hechizante yuxtaposición de radiante coral con una brillante música nocturna casi mística. El dominio del fugato y la vitalidad rítmica sin agresividad primaron en el allegro final. Pero lo mejor devino en la fluida complicidad entre solista y orquesta, gracias al mimo con el que Soustrot acompañó en todo momento. Como propina, parte del sentimiento y la delicadeza que impregnó en el Preludio en mi menor Op. 28 nº 4 de Chopin se perdió debido a las toses, ruidos inclasificables y recurrentes caídas de objetos que lo agredieron.

Soustrot despachó la Sinfonía del Nuevo Mundo haciendo un gran alarde de exhibición pirotécnica, ahora con las trompas más disciplinadas y una tendencia general a lo apoteósico, si bien echamos en falta más presencia de la cuerda grave, lo que acabó provocando un sonido más metálico de lo conveniente e incluso puntualmente estridente. Esto no impidió que el buen gusto del maestro asomara en páginas como el hermoso largo, todo un triunfo melódico del que batuta y conjunto extrajeron su potencial nostálgico y evocador, antes de enfrentarse a los continuos saltos en staccato del scherzo y al vigor y el dinamismo del finale.

Foto: Marina Casanova
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 26 de junio de 2024

DESCANSA EN PAZ Muertos en vida

Título original: Handtering av udode
Noruega-Suecia 2024 97 min.
Dirección
Thea Hvistendahl Guion Thea Hvistendahl y John Ajvide Lindqvist, según la novela del segundo Fotografía Pal Ulvik Rokseth Música Peter Raeburn Intérpretes Renate Reinsve, Anders Danielsen Lie, Bahar Pars, Bjorn Sundqvist, Bente Borsum, Jan Hrynkiewicz, Inesa Dauksta, Olga Damani, Dennis Ostry Ruud Estreno en el Festival de Sundance 20 enero 2024; en Noruega 9 febrero 2024; en España 19 junio 2024


Promocionada como un nuevo giro en el cine de terror, en línea con otras películas del género en los países nórdicos como Border o Déjame entrar, Handling the Undead (Manejando los muertos), título internacional más apropiado que la traducción española, víctima de las habituales connotaciones religiosas que nos persiguen, pretende decir algo nuevo sobre los no muertos, dándole en cierto modo la vuelta a partir de los muertos en vida
Son ellos y ellas, quienes han padecido una pérdida insuperable, quienes dan la perspectiva en esta película atmosférica, pretenciosa en sus delirios poéticos y al margen del terror convencional, en la que una nueva oportunidad se les brinda en forma de peligrosa relación con esos seres sobrenaturales que desde antaño jalonan nuestras pantallas.

El problema reside en que su debutante directora, y seguramente la novela en que se basa, cuyo autor se permite una intervención fugaz como actor, no sabe desarrollar tan estimulante material, sometiéndolo primero a una narrativa algo exasperante, y terminando por no provocar un estímulo intelectual suficientemente sólido, así como dejando la conclusión algo inacabada o irresoluta.

Entre los intérpretes destacan los protagonistas de La peor persona del mundo, Renate Reinsve y Anders Danielsen Lie, este último actualmente en pantalla dando vida al esposo de Jessica Chastain en Vidas perfectas. En Sundance recibió el premio a la mejor banda sonora, un trabajo místico y misterioso del compositor británico de origen sudafricano Peter Raeburn (Años de sequía, Tu fotografía), curtido en el cine de Jonathan Glazer.

DEL REVÉS 2 Las emociones que nos definen

Título original: Inside Out 2
USA 2024 96 min.
Dirección
Kelsey Mann Guion Kelsey Mann, Meg LaFauve y Dave Holstein Música Andrea Datzman Voces (en versión original) Amy Poehler, Maya Hawke, Kensington Tallman, Liza Lapira, Tony Hale, Lewis Black, Phyllis Smith, Ayo Edebiri, Lilimar, Grace Lu, Sumayyah Nuriddin-Green, Adèle Exarchopoulos, Diane Lane, Kyle MacLachlan, Paul Walter Hauser, Ron Funches, James Austin Johnson, Yvette Nicole Brown Estreno en Estados Unidos 14 junio 2024; en España 19 junio 2024

Casi una década después del éxito de Inside Out (traducción literal: Desde dentro), surge su inevitable secuela. En la ficción ha pasado menos tiempo y la protagonista sufre la transición de la pubertad a la adolescencia, con nuevas emociones y otro pretexto para psicoanalizar al ser humano desde la perspectiva más descaradamente occidental y neoliberal. Hemos pasado de la familia tradicional a los retos propios de una clase y una educación abocada al éxito, a la superación y a la competencia. Afortunadamente ésta surge en el ámbito del deporte, mientras el miedo al rechazo, la inseguridad y el cambio de amistades y de ambiente se convierten en el acicate para que la que fuera niña y ahora jovencita con acné y aparato en los dientes, acumule en su interior nuevas voces.

Así, la envidia, el aburrimiento (con aspecto de Juliette Greco y voz afrancesada de Adèle Exarchopoulos), la vergüenza y sobre todo la ansiedad, se suman a la alegría, la tristeza, el miedo, la ira y el asco que ya protagonizaban la anterior entrega. La meta seguirá siendo la búsqueda y consecución de la felicidad, esas bolas amarillas que acumula Alegría y que la convierten en auténtica preservadora del bienestar y la buena educación de la joven desorientada a la que el guion y la historia del debutante Kelsey Mann, a partir del original de Pete Docter a su vez inspirado sin duda en aquel episodio de Todo lo que usted quería saber… de Woody Allen, someten al psicoanálisis más riguroso y peliagudo.

De esta forma, aunque la sorpresa ya no abunda, sigue habiendo imaginación y creatividad, y una factura técnica que de tan perfecta, evidente sobre todo en los partidos de hockey sobre hielo, ya no merece ni atención. Por su parte, la compositora Andrea Datzman se adapta a las nuevas aventuras aprovechando al máximo los temas originales de Michael Giacchino para la anterior entrega.

martes, 25 de junio de 2024

GLORIOSA LLEGADA A META DE LA FILARMÓNICA DE VIENA

Gran Selección. Orquesta Filarmónica de Viena. Lorenzo Viotti, dirección. Programa: Capricho español Op. 34, de Rimsky-Kórsakov; La isla de los muertos Op. 29, de Rachmáninov; Sinfonía nº 7 en re menor Op. 70, de Dvorák. Teatro de la Maestranza, lunes 24 de junio de 2024

Foto: Guillermo Mendo

Era la de la Filarmónica de Viena una cita a la que acercarse con mucha ilusión, pero a la vez con toda clase de prejuicios. Podía pensarse que la inclusión del Capricho español era un detalle con el público español, pero lo cierto es que el programa no se ha alterado en ninguna de las plazas que han recorrido en esta gira por Europa. Podía pensarse que para la ocasión la famosa orquesta se limitaría a eso que en la jerga del espectáculo llamamos bolos, pero ni la obra de Rachmaninov ni la de Dvorák son piezas convencionales y fáciles como para encajar en ese concepto. Y cabría pensar que Lorenzo Viotti fue el elegido para esta gira por su vinculación a Suiza, su país natal y sede de la famosa empresa de relojes de lujo que patrocina a la orquesta, dada su juventud y su currículum todavía algo escueto. Pero la verdad es que derrochó talento, madurez y capacidad en este sensacional y estremecedor concierto.

Un encuentro con una orquesta mítica, que no pisaba nuestro suelo desde septiembre de 1992, cuando Sevilla ofreció el programa musical más envidiable que pueda imaginarse y Abbado se puso al frente del conjunto para dirigir Haydn y la Titán de Mahler, y que culminó aquí una gira que en los últimos días les llevó a Oviedo para celebrar el cuarto de siglo del Auditorio Príncipe Felipe y al Festival de Granada. Una llegada a meta gloriosa, sin atisbo de desfallecimiento, plagada de satisfacciones y momentos para el recuerdo, como cuando lanzaron un olé en pleno Rimsky-Korsakov, como si del mambo de Bernstein se tratara, dejando clara su tendencia a esas bromas musicales que salpican sus icónicos conciertos de Año Nuevo.

Lorenzo Viotti, con voz propia y mucha confianza

La batuta invitada para la ocasión tan sólo tiene un año más que el Teatro de la Maestranza, y sin embargo goza ya de una sabiduría y unas ideas tan claras que resulta envidiable. Su bagaje pasa por ser hijo del reconocido operista Marcello Viotti, ganar un puñado de concursos internacionales, practicar otras disciplinas como el jazz y el rock, y haber dirigido la Orquesta Gulbelkian durante cinco años y la de los Países Bajos desde 2021. Ciertamente no parece mucho para quien recibe el honor de acompañar por toda una gira internacional a la Filarmónica de Viena, forjada y definida desde su creación hace casi doscientos años por las más insignes batutas imaginables.

Podría pensarse que su atractiva presencia influyera decisivamente. Sin embargo, su presteza y su talento quedaron marcados ya desde los primeros acordes de un Capricho español exuberante y enérgico, henchido de ideas frescas, virtuosismo y un alarde pirotécnico preciso y reservado. Tras una muy animada alborada inicial, el canto lírico de las variaciones fluyó con una elegancia inusitada, quizás lo mejor de la propuesta. Los solistas se lucieron a gusto, con el violín encandilando en el canto gitano y la cuerda arropando con tersura y decisión en el fandango final, hasta desembocar en una alborada endiablada sin pérdida alguna del control.

Tras tanta alegría, el contraste absoluto llegó de la mano de Rachmaninov y una Isla de los muertos generosa en embrujo, intriga y pasión. Viotti optó aquí por acentuar más el carácter agónico de la pieza que el más puramente terrorífico, haciendo acopio de una paleta orquestal rica y muy contrastada, y haciendo de esta confrontación con la muerte una exhibición reflexiva y sutil sobre el pasado y el inevitable futuro, con una emotiva pausa en las apaciguadoras figuraciones centrales en las que destacan el clarinete y la suavidad de la cuerda. Hubo quizás menos drama pero mucha angustia e intensidad emocional, un trabajo excepcional con las dinámicas y crescendi absolutamente magistrales que llevaron a la orquesta al delirio bien controlado en más de una ocasión.

Foto: Herminia Roldán

Con la Sinfonía nº 7 de Dvorák, Viotti acentuó sus deudas con el espíritu brahmsiano que la informa, especialmente en un allegro inicial caracterizado por su majestuosidad, la robustez que le otorgan los ocho contrabajos empleados y una extraordinaria descarga de energía. Hubo drama y mucha gravedad, seguido de un adagio exquisito, rico e inspirado, potenciando ahora sus influencias wagnerianas, dechado de lirismo y emoción. Los acentos más puramente checos hicieron aparición en un scherzo de ritmo frenético y atención inusitada a los detalles, hasta desembocar en el estilo rapsódico del allegro, con metales y maderas exhibiendo todo su potencial e insuflando vitalidad y ritmo a una página desplegada así con sentido de la mesura pero sin sacrificar expresividad.

En el ambiente se pudo respirar un gran respeto por una ocasión única e irrepetible, tanto en la vestimenta de la mayoría como en el elegante y oportuno comportamiento, aunque no faltaron toses y exabruptos. Los acalorados aplausos merecieron como propina la Danza húngara nº 1 de Brahms, de la que Viotti ofreció una lectura muy trabajada y contrastada a nivel de dinámicas, sin perjudicar su elegante vitalidad. Ahora, los maestros y maestras tienen un mes por delante para descansar antes de incorporarse al Festival de Salzburgo.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 22 de junio de 2024

FIN DE CURSO CON MATRÍCULA DE HONOR

Concierto de clausura del curso 23/24 de la Universidad de Sevilla. 8º concierto de la temporada XIII de la Orquesta Sinfónica Conjunta de la Universidad de Sevilla y el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo. Ike Christine Zwaan, arpa; Juan García Rodríguez, dirección. Programa: Danse sacrée et danse profane, de Debussy; Sinfonía nº 2 en mi menor Op. 27, de Rachmaninov. Auditorio E.T.S. Ingeniería, viernes 21 de junio de 2024


Otro fin de curso universitario sin que ninguna autoridad académica otorgara al evento, celebrado como la inauguración con un concierto de música clásica, la dignidad y la categoría que merece. Menos mal que ahí están los y las jóvenes integrantes de la extraordinaria Sinfónica Conjunta, y su inimitable director, para dar relieve y consistencia a una fecha tan celebrada, este año además coincidiendo con el Día Internacional de la Música. En los atriles una obra fundamental del romanticismo tardío ruso, libre definitivamente de cualquier atisbo de prejuicio, la Sinfonía nº 2 de Rachmaninov, que además de constituir en su momento el salvavidas de su autor, es una pieza majestuosa y espectacular que puede provocar el desorden y el caos si no se articula convenientemente y se es capaz de dosificar todos sus ingredientes para ofrecerla de forma clara y organizada. Pero ahí está Juan García, joya indiscutible de la dirección musical en nuestra ciudad, para lograr de nuevo el milagro y conseguir que una orquesta de estudiantes y principiantes, con algún apoyo magistral camuflado entre sus filas, suene como un conjunto profesional y absolutamente disciplinado, convergiendo en una lectura sobresaliente de tan emocionante página.

Pero antes la joven arpista holandesa, afincada en Sevilla, Ilke Christine Zwaan, hizo una lectura delicada y envolvente de las Danzas para arpa y orquesta de cuerda de Debussy. Se trata de dos piezas breves y encadenadas, encargo de la Casa Pleyel para promocionar un arpa cromática que no llegó a cuajar. Se interpreta por lo tanto con el arpa tradicional, que da ese toque impresionista cultivado por su autor, con el añadido refinado y grave que le otorga su acompañamiento orquestal, a todo lo cual estuvo muy atento García y la versión reducida de la orquesta. Juntos, con la aportación reluciente de Zwaan,  acuñaron el aire místico y discreto, dulce y velado, de la danza sagrada, mientras el elegante ritmo del vals lento que caracteriza a la profana, se deslizó con destreza y calidez.


Con el pabellón tan alto que dejaron en su momento Halffter y la ROSS, y la interpretación que volverá a protagonizar la formación sinfónica hispalense la próxima temporada, la de la Conjunta fue una versión ejemplar, emotiva y emocionante de la Segunda Sinfonía de Rachmaninov, tan grandiosa como inspirada en todos sus resortes, a la que García prestó una atención inusitada y un respeto extraordinario. Alrededor de noventa jóvenes alcanzaron un éxito rotundo con su lectura expansiva y lujuriosa de la célebre página, arrebatadora y apasionada. García ofreció un desarrollo narrativo rico y preciso, con la complicidad de todas las familias orquestales, técnicamente impecables, incluidos los temidos metales, e intervenciones tan sobresalientes como las de Pablo Forte al clarinete, Pablo Moreno a la trompa o Jordi Tur a los timbales.

Con su visible energía habitual, García trabajó con ahínco el juego armónico y contrapuntístico de la partitura, logrando transmitir al oyente toda su carga dramática, amenazante en el allegro inicial, vitalista en el scherzo, noble e inspirado en el hermosísimo adagio capaz de hacernos llorar, resplandeciente, lleno de color y alegría, en el allegro final. Destacaron unas texturas muy trabajadas, que dieron al conjunto ese aire épico y espectacular caracteristico del sonido hollywoodiense que acuñaría este estilo en sus producciones clásicas vía Korngold y Steiner, o directamente con adaptaciones del muy querido en Estados Unidos compositor ruso. Un concierto de cinco estrellas, o en argot universitario, de matrícula de honor.

viernes, 21 de junio de 2024

MEMORY Una sombra blanca y pálida

México-USA 2023 103 min.
Guion y dirección
Michel Franco Fotografía Yves Cape Intérpretes Jessica Chastain, Peter Sarsgaard, Brooke Timber, Merritt Weaver, Josh Charles, Elise Fisher, Jessica Harper Estreno en el Festival de Venecia 8 septiembre 2023; en Estados Unidos 5 enero 2024; en España 19 junio 2024

Siempre bajo bandera mexicana, Michel Franco ha coqueteado con el cine europeo a través de sus sofisticados castings (Emma Suárez en Las hijas de Abril, Tim Roth en Chronic, Charlotte Gainsbourg en Sundown), aunque su mayor reconocimiento lo obtuvo con un reparto coral todo latino en la muy violenta Nuevo orden. Ahora es el cine estadounidense el que le seduce, siempre sin abandonar la producción autóctona, ofreciendo otra crónica de la violencia contemporánea, esta vez soslayada, oculta tras un melodrama romántico de resortes tan aparentemente originales como ciertamente recurrentes. Chastain interpreta a una mujer cuyo pasado le hace vulnerable, que pasa su tiempo ayudando a otras personas más delicadas aún y marginadas que ella, y reniega de un pasado que no le es favorable.

En su camino, y de una forma tan sorprendente como poética, se cruza un hombre con falta de memoria inmediata al que da vida un excelente Peter Sarsgaard, galardonado en Venecia con la Copa Volpi al mejor actor. Se trata de un hombre también vulnerable y sobre protegido por una familia quizás algo interesada, y entre ambos surge una relación perjudicada por elementos que no les son favorables. Franco retrata así otro tipo de violencia al que la nueva sociedad se ha acostumbrado sin remedio y que depara vidas desgraciadas para quienes la sufren.

Contenido y pausado, el director mexicano construye su historia de amor, respeto y consideración con la ayuda inestimable y muy involucrada de sus dos protagonistas, pero también de una pléyade de secundarios que personifican otros tipos de amores, el solidario y empático de una hija adolescente hacia su madre, el de una hermana incapaz de corregir los errores del pasado, e incluso el envenenado de una abuela a la que mirar hacia otra parte se convirtió en su única vía de escape, a la que da vida Jessica Harper, cincuenta años después de El fantasma del paraíso y más de cuarenta de Dinero caído del cielo. Al tono melancólico general alcanzado en este tierno melodrama romántico contribuyen las elegantes e icónicas notas del mítico A Whiter Shade of Pale de Procol Harum, tan apropiadas para un anuncio de perfume como para una historia de desgarro emocional como la que nos ofrece esta delicada película.

jueves, 20 de junio de 2024

GREEN BORDER Guerra en paz

Título original: Zielona granica
Polonia-Francia-República Checa-Bélgica 2023 147 min.
Dirección
Agniezska Holland Guion Gabriela Lazarkiewicz-Sieczko, Maciej Pisuk y Agniezska Holland Fotografía Tomasz Naumiuk Música Frédéric Vercheval Intérpretes Jalal Alatawil, Maja Ostaszewska, Behi Djanati Atai, Tomasz Wlosok, Al Rashi Mohamad, Dalia Naous, Monika Frajczyk, Jasmina Polak, Maciej Stuhr Estreno en el Festival de Venecia 5 septiembre 2024; en Polonia 22 septiembre 2023; en España 14 junio 2024

Activa desde finales de la década de los setenta del pasado siglo, la marca Agniezska Holland tiene cierta garantía de calidad, aunque sus remakes de La heredera (Washington Square) y La semilla del diablo resulten efectivas pero pálidas frente a los originales que firmaron William Wyler y Roman Polanski respectivamente. Se ha movido como nadie en el cine europeo, ya fuera polaco (In Darkness), alemán (Europa, Europa), francés (Olivier, Olivier), británico (El jardín secreto) o checo (Charlatán), aunque sus mayor éxito lo cosechó en Estados Unidos con Copying Beethoven. Conoce bien esa Europa comunitaria a la que ésta su última película pone en solfa, así como a su propio país, gobernado por la misma ultraderecha que ensombrece todo lo logrado durante décadas en cuestión de derechos humanos en el viejo continente. Un país que se declara libre de personas LGTBI y que dinamita todos los tratados firmados en favor de un trato favorable y humano a los refugiados, por mucho que estos mismos convenios sean una y otra vez incumplidos también por países de la Unión que se consideran progresistas y solidarios.

Ambientada en plena pandemia, Green Border propone la amarga odisea de una familia siria y una mujer afgana que viajan a Bielorrusia para atravesar Polonia y desde allí dirigirse a sus países de destino. Un viaje narrado tan en primera persona que casi parece nos inmiscuyamos en las mil y una peripecias, a cual más terrible, en las que se ven envueltos los desgraciados protagonistas. Holland sin embargo se toma demasiado tiempo y demasiados frentes para contarnos esta historia tan atroz que duele. Una manera de tocar el tema desde diversos puntos de vista, el de las víctimas, el de los verdugos, fundamentalmente soldados de frontera encargados de repeler la entrada de refugiados, los y las activistas por los derechos fundamentales, y la ciudadanía, unos a favor de la ayuda humanitaria, otras en contra. El blanco y negro de la fotografía nos evita ese mayor desgaste emocional que provocara una mayor paleta de colores de una realidad sangrienta y embarrada, mientras la sincera involucración de cada uno y una de sus protagonistas, depara una mayor efectividad en el conjunto.

Aciertan, sin embargo, quienes tildan la función de efectista y de multiplicar el número de situaciones angustiosas e irrespirables a las que se enfrentan sus personajes, como si de un abecedario sobre la materia se tratara. No tanto quienes esto lo consideran obsceno, a la vista de las atrocidades que cada día se cometen en nuestro mundo civilizado, cuyo bienestar parece siempre colgar de un hilo, a fuerza de denegar a los otros los derechos y libertades que nosotros y nosotras disfrutamos. Para muchos su existencia en un continente aparentemente en paz como el que retrata la película, no dista mucho de la que se padece en guerra. Y ahora que sí hay guerra en Europa, no se trata igual a unos refugiados que a otros, siempre hay personas de una categoría y de otra, y parece imposible que esto vaya a cambiar, menos ahora que las políticas de Andrzej Duda en la República de Polonia, y de Aleksandr Lukashenko en la de Bielorrusia, amenazan con servir de ejemplo a otros países comunitarios. Su marcado interés humanitario le valió el Premio Especial del Jurado en el Festival de Venecia, cosechando además nominaciones a los Premios Europeos del Cine en los apartados de mejor película, dirección y guion.

Estreno en salas de EL CIELO ROJO

Reseña de la película, estrenada en el 20º Festival de Cine Europeo de Sevilla. Estreno en salas 14 junio 2024

LA EXTRAÑA PAREJA MUSICAL

Tocando nuestra canción. Música de Marvin Hamlisch. Letras de Carole Bayer Sager. Libreto de Neil Simon. Antonio Banderas, dirección. Arturo Díez Boscovich, dirección musical. Borja Rueda, coreografía. Alejandro Andújar, escenografía y vestuario. Juan Gómez-Cornejo y Carlos Torrijos, iluminación. Francesc Isern, vídeo. Roc Mateu, sonido. Orquesta Larios Pop del Soho. Olga Domínguez, dirección. Con Miquel Fernández, María Adamuz, Rai Borrell, Bealia Guerra, Javier Enguix, Cristina Gallego, Diego Rodríguez y Georgia Stewart. Producción del Teatro del Soho Caixabank. Teatro del Soho Málaga, martes 18 de junio de 2024


Cuando Neil Simon, niño mimado de Broadway no exento de genuino talento, concibió el libreto de este singular musical, andaba enfrascado en los problemas conyugales y de pareja tanto suyos como de sus amistades más cercanas. Dos años antes había dejado constancia para la posteridad de su a ratos tormentosa relación con la actriz Marsha Mason (Permiso para amar hasta medianoche) en La chica del adiós. Y ese 1979 del estreno de este musical, centró su atención en la verdadera historia de atracción y rechazo entre el compositor Marvin Hamlisch y la letrista Carole Bayer Sager, que ya habían trabajado juntos en la canción Nobody Does It Better de la jamesbondiana La espía que me amó, y volverían a hacerlo ese mismo último año de la década de los setenta en la película Castillos de hielo. A los mayores éxitos de Hamlisch, A Chorus Line en el teatro y Tal como éramos en el cine, les pusieron letra Edward Kleban y el matrimonio Alan y Marilyn Bergman respectivamente.

Antonio Banderas ha vuelto a demostrar su buen gusto y su sensibilidad al adaptar They’re Playing Our Song, un musical que no tuvo el éxito que se espera de estas empresas y ni siquiera cosechó grandes premios, aunque sí que ha sido relanzado en varias ocasiones desde su estreno, y ha contado con adaptaciones en varios países, incluido el nuestro vía Barcelona. Se trata de un musical intimista, casi de salón, que muchos han definido con acierto como una comedia teatral salpicada de canciones. Adornada también con discotequeras coreografías, a lo que se prestan los alter egos de sus protagonistas, tres por él y otras tres por ella, una especie de coro griego desaprovechado por cuanto representan las diferentes personalidades de la pareja y sus fuentes de inspiración, sin que una ni otra consideración traspase la mera dramaturgia de la función. Sí sirven para multiplicar el efecto de los bailes y trasladar los módulos móviles que monopolizan una escenografía centrada en la técnica del mapping, con la que se recrean los distintos espacios: el lujoso apartamento de él, el más bohemio y humilde de ella, las calles de Nueva York, la casa en la playa, el restaurante, la habitación del hospital o el estudio de grabación. Una puesta en escena como se ve muy cinematográfica.


La escueta trama sitúa de nuevo frente a frente a dos polos opuestos que se atraen, insistiendo en uno de los motivos más recurrentes del dramaturgo, como se puede apreciar en títulos tan significativos como Descalzos por el parque o incluso La extraña pareja, donde el estímulo de la amistad sustituía al más puramente romántico. Sin ir más lejos, nos encontramos ante otra de esas extrañas parejas que empiezan odiándose, continúan amándose y terminan como terminan, sin spoiler. Pero es también la constatación de la necesidad que muchas veces tenemos de encontrar una luz que nos ilumine, en este caso Sonia Walsk, sosías de Bayer Sager, que entra en la vida de Vernon Gersch como un torrente. Y ahí es donde radica el principal atractivo de la función, al margen de unas canciones que sin estar tan inspiradas como las de A Chorus Line, la primera aventura de Broadway en Málaga que acuñó Antonio Banderas, contienen todo el encanto y la amabilidad de una época que su director musical, el excelente Díez Boscovich, ha decidido respetar en su integridad, como ya hiciera en la sensacional Company, en esta ocasión siguiendo las orquestaciones originales de Ralph Burns, Oscar por Cabaret y All That Jazz.

Miquel Fernández presta su convincente presencia, su rotunda voz y ciertos ademanes heredados de Banderas, quizás por prescripción suya, a Gersch, tan acertado cuando reflexiona ante su magnetofón de época como cuando entona con un gusto exquisito canciones como Cayendo o Si me conociera. Pero la verdadera estrella de la función es la marbellí María Adamuz, a quien ya vimos y disfrutamos en Company como la azafata de pocas luces que entona Barcelona. Su arrolladora presencia y su intachable vis cómica se ponen al servicio de esta mujer alegre y generosa, algo histriónica debido precisamente a su enorme vitalidad. La efectiva dirección de Banderas junto al simpático gesto de hacer guiños a Chorus Line a través de los timbres de los apartamentos, y a Company con su mención expresa en el libreto adaptado por María Ruiz, además de una exquisita dirección musical de Olga Domínguez al frente de diez músicos de la Orquesta Larios, contribuyen al amable acabado de la empresa. La calidad de las voces de la pareja juega también a favor del disfrute de una comedia musical sencilla, discreta y luminosa, tan proclive a facilitar a quien se acerque al teatro de la calle Córdoba de Málaga desconexión y un poco de felicidad.

Fotos: Javier Salas
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

lunes, 17 de junio de 2024

LA PATRIA PERDIDA También la oportunidad lo está

Título original: Lost Country
Serbia-Francia-Croacia-Luxemburgo-Catar 2023 108 min.
Dirección
Vladimir Perisic Guion Vladimir Perisic y Alice Wintour Fotografía Sarah Blum, Louise Botkay y Mathieu Giombini Intérpretes Jovan Ginic, Jasna Djuricic, Miodrag Juvanovic, Lazar Kocic, Pavie Cemerikic, Dusko Valentic, GHelena Buljan, Ana Simeunovic Estreno en el Festival de Cannes 22 mayo 2024; en Serbia 30 noviembre 2023; en España 14 junio 2024

El cine que nos llega de países que han sufrido fuertes conflictos como Serbia suele ser de carácter político. La filmografía de Vladimir Perisic se caracteriza precisamente por su compromiso con la historia reciente de su país, y ésta no es una excepción. Choca sin embargo imaginar a tres, o más, responsables de la fotografía encargándose de dar vida a este drama juvenil y generacional, dada la escasa entidad estética de un film además rodado en 16 mm para destacar ese aspecto contemporáneo a lo que se cuenta que tiene la película.

El drama que vive un joven que se debate entre las revueltas estudiantiles que inundan las calles de Belgrado después de las guerras yugoslavas y durante el régimen autoritario y genocida del partido socialista comandado por Milosevic, y su devoción por una madre que precisamente forma parte activa y relevante de dicho régimen, se ve perjudicado por una puesta en escena austera y un guion en el que abundan silencios, frases desconcertantes e interpretaciones taciturnasClaro que el doblaje no suele beneficiar a estas películas, restándole credibilidad y naturalidad, especialmente por la poca atención que sus responsables ponen en el empeño.

Aun así, un tema tan inquietante e incluso apasionante como éste, que rubrica la historia más negra del pasado siglo, y que hoy se repite en otras latitudes y con otros protagonistas, debería contar con una narrativa más decidida y contrastada, capaz de remover conciencias y no meramente exponer emociones tan camufladas e incomprensibles como las que arrastran a su joven y uni-expresivo protagonista a un final del que ni siquiera el descubrimiento del primer amor es capaz de escapar.

VIDAS PERFECTAS Thriller glamuroso

Título original: Mother's Instinct
USA-Reino Unido 2024 93 min.
Fotografía, guion y dirección
Benoît Delhomme, según la novela de Barbara Abel Música Anne Nikitin Intérpretes Jessica Chastain, Anne Hathaway, Josh Charles, Anders Danielsen Lie, Caroline Lagerfelt, Eamon Patrick O’Connell Estreno en Reino Unido 27 marzo 2024; en España 14 junio 2024

Para su debut como director, el cosmopolita director de fotografía francés Benoît Delhomme ha fijado su atención en una novela de la escritora también francesa Barbara Abel que ya fue llevada al cine hace cuatro años con la película belga Duells, que aquí se tituló Instinto maternal, razón por la cual se ha decidido cambiar ahora el título original en inglés por el más genérico Vidas perfectas. Y es que un poco a los dos aspectos hace referencia este thriller con todo el glamour que le proporcionan sus actrices protagonistas y el interminable armario del que se sirven para lucir un modelito en cada escena.

Delhomme ha preferido centrarse en ese aspecto exclusivamente de suspense que ofrece la historia de dos amigas íntimas a las que una tragedia familiar convierte en enemigas acérrimas y muy peligrosas. Ambientar la trama en los años sesenta del pasado siglo, justo cuando Estados Unidos disfrutaba del mejor momento de eso que llaman el sueño americano, y su estilo de vida se convertía en objeto de envidia para el resto de los mortales, permite mostrar la imagen de una mujer condenada a respirar bajo las condiciones impuestas por un modelo de familia patriarcal y unos códigos absolutamente masculinos de la sociedad.

A partir de ahí todo se convierte en un ejercicio de estilo, echando mano del cine tradicional y procurando mantener con éxito un sentido del suspense y la intriga que hacen al conjunto tremendamente entretenido. Disfrutar de dos actrices con tanta personalidad y atractivo como Chastain y Hathaway acaba convirtiéndose así en el aliciente principal de una película por otro lado tan elegante y sofisticada como para hacer palidecer sus aspectos meramente guiñolescos.

domingo, 16 de junio de 2024

LA FLAUTA MÁS MÁGICA RECALA EN LES ARTS


No pretende ésta ser una reseña al uso del que quizás sea uno de los espectáculos operísticos más redondo, conmovedor y lleno de encanto de cuantos he asistido en mi vida. Se trata de una coproducción entre la Ópera Nacional Inglesa, la Ópera Nacional Holandesa y el Festival de Aix-en-Provence con algo más de una década de vida. No me he podido resistir a dejar escritas unas palabras por cuanto de sorprendente tuvo que tan sólo un día después del Nabucco del Maestranza de la argentina Christiane Jatahy, La flauta mágica del británico Simon McBurney contara con ingredientes tan similares, con tantas coincidencias con el montaje del Maestranza, y sin embargo los resultados fueran tan distintos. La principal diferencia es que mientras en el Nabucco todo giró en torno a epatar y saturar, despreciando en gran medida la propia partitura, en esta Flauta mágica todo estuviera ligado a potenciar y ensalzar la maravillosa música de Mozart.

Sólo un día después y el escenario de nuevo casi vacío - sólo una plataforma elevadiza como atrezzo con muchas posibilidades - mientras el trabajo de un supuesto ingeniero de efectos visuales a la vista se encargaba de ilustrar la escena con rótulos y objetos diversos diseñados sobre la marcha, además de enfocar libros y utensilios que sincronizados con los movimientos de los personajes, dieran el juego escénico que tan bien y de forma tan magistralmente teatral ideó quien tantas veces hemos visto en el cine (Misión imposible: Rogue Nation, La teoría del todo). Mientras, al otro lado del escenario, una igualmente supuesta ingeniera de sonido, se encargaba de reproducir algunos de los efectos de audio que se han incorporado a la partitura, otra coincidencia con el Nabucco sevillano.

Hay también grabación en video en directo, sin el desfase que tanto distrajo en el título verdiano, e intervenciones de parte del elenco en sala, especialmente Papageno fijando su atención romántica en una joven espectadora. Todo recubierto de un encanto mágico y conmovedor - a mí se me saltaron las lágrimas varias veces - y, sobre todo, logrando una narrativa nítida, entendible hasta para el público más joven. Momentos como el de Tamino y Pamina flotando literalmente en el agua, o añadidos cómicos como el que protagoniza Papageno con las botellas de vino, no hicieron más que enriquecer la propuesta y llevarnos a todos y todas al puro deleite.


Pero nada de esto hubiera sido suficiente sin un elenco que se lo creyera y apostara por el conjunto, ofreciendo lo mejor de sí a nivel canoro e interpretativo, y una batuta que exhibiera tanto empeño en que la magia no decayera y la música, a la que tan bien sirvió la escenografía y la estupenda dirección, sonara de manera tan celestial. Matthew Rose fue un Sarastro de voz muy profunda y equilibrada, Giovanni Sala ofreció con su aspecto juvenil un Tamino adorable, con una línea de canto ágil y fluida, Rainelle Krause mereció, ¡cómo no!, una fuerte ovación cuando entonó la famosa aria de la Reina de la Noche con la corrección esperable, y Gyula Orendt divirtió y conmovió a partes iguales con su enamoradizo Papageno escalera en mano. Por su parte, Brenton Ryan aportó a su Monostatos esa pizca de picaresca y sensualidad que el rol demanda, y la catalana Serena Sáenz bordó su Pamina con todo el encanto y la dulzura que le caracteriza, contando para ello con una voz dúctil y aterciopelada y una hermosísima presencia física. El resto, damas de la noche, sacerdotes y Papagena, colaboraron decisivamente al sensacional acabado al que la batuta de James Gaffigan y la Orquesta de la Comunidad Valencia, en un foso elevado para interactuar con los personajes, y el Coro de la Generalitat Valenciana supieron sacar todo el jugo, los colores y la aparente ligereza que habita en la partitura mozartiana.

Fotos: Les Arts (Miguel Lorenzo-Mikel Ponce)

viernes, 14 de junio de 2024

UN NABUCCO A GOLPES DE EFECTO

Nabucco. Ópera de Giuseppe Verdi. Libreto de Temistocle Solera. Sergio Alapont, dirección musical. Christiane Jatahy, dirección escénica. Marcelo Buscaíno, reposición. Thomas Walgrave, escenografía e iluminación. An D’Huys, vestuario. Batman Zavarese, vídeo. Clara Pons, dramaturgia. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Con Juan Jesús Rodríguez, María José Siri, Simón Orfila, Alessandra Volpe, Antonio Corianò, Luis López Navarro, Carmen Buendía y Andrés Merino. Coro Teatro de la Maestranza (Íñigo Sampil, director). Producción del Teatro de la Maestranza, Grand Théâtre de Genève, Théâtres de la Ville de Luxemburgo y Opera Ballet Vlaanderen. Teatro de la Maestranza, jueves 13 de junio de 2024


En su estreno en 1842,
Nabucco no pudo resistir la comparación con la situación vivida en una Italia fragmentada e invadida por el imperialismo austríaco. La odisea de los hebreos bíblicos enfrentados al yugo de sus invasores babilonios, sirvió de acicate para que el pueblo se adueñara de la función en pos de sus reivindicaciones, y acuñara el famoso coro como himno alternativo de la patria. Desde entonces se ha convertido en título ideal para someterlo a todo tipo de interpretaciones, buscando en muchas ocasiones el pretexto que sirva para denunciar alguna que otra injusticia social. La osadía del o la directora escénica de turno aprovecha la ocasión para ofrecer espectáculos tan discutibles como el que formó parte ayer del estreno de esta coproducción entre el Maestranza y los teatros de ópera de Ginebra, donde se estrenó hace un año, Luxemburgo y Flandes.

Un gran espejo preside el escenario, desnudo de cualquier otro elemento decorativo, dejando a la vista bambalinas y tramoyas, colocando al público frente a su propia imagen. Una de esas experiencias inmersivas en las que todos y todas somos invitadas a experimentar en primera persona los infortunios y satisfacciones que promueve la función, en este caso destacando la soberanía popular que bien se está demostrando en la actualidad no parece estar depositada en las mejores manos, no mientras no exista un sistema formativo y educacional que legitime al pueblo para diseñar nuestro destino global. Y en este contexto no paran de sucederse ocurrencias sobre el escenario que no hacen sino enmarañar el argumento, haciéndolo prácticamente incomprensible y lastando cualquier atisbo de narrativa coherente. Una treintena de figurantes de toda condición, sexo y raza para dar vida junto al coro a lo que parece un buen puñado de refugiados, se despliega frente a Zacarías en hábito de autoridad institucional, que aparece portando una cámara, lo que nos parece un desatino por cuanto supone de esfuerzo extra para quien ha de centrarse sobre todo en lo canoro, con menos artificios.


Una cámara desincronizada

Luego serán otros operadores más profesionales quienes lo graben todo como símbolo de la manipulación mediática que sufrimos, aunque esto sólo está sobre el papel. Poca o ninguna manipulación existe, salvo un desagradable desfase temporal que hace que lo emitido sobre el citado espejo no cuadre exactamente con lo que vemos y oímos en escena, provocando una distracción imperdonable en el público. Un suntuoso manto preside el suelo del escenario, que luego servirá de interminable falda para una Abigail masculinizada para potenciar el carácter marcial del hombre, y que se sentirá incómoda (y no es para menos) endosándola. Y un superficial estanque de agua sobre el que desfilarán y se deslizarán figurantes y protagonistas, salpicando como si de sangre se tratara pero evitando tan macabro espectáculo y sustituyendo así violencia por refrigerio.

No falta la referencia a la marginación cultural de la mujer, representada en burkas matrimoniales, y se acierta en modificar el sempiterno final trágico aunque en el empeño se intervenga también la música, sustituyéndola por unos acordes disonantes y la repetición esperanzadora del Va, pensiero, esta vez a capella y con el coro desplegado por todo el teatro. Hay desde luego mucho trabajo y mucha intención en este montaje, a pesar de cierto desatino y caos generalizado, decantando la balanza hacia una relativa satisfacción que permite recomendar cualquiera de las cinco funciones restantes, dos de ellas con reparto alternativo.


Un trabajo coral monumental

Orquesta y coro cumplieron a la perfección. Pocos títulos operísticos ofrecen tanta ocasión de lucimiento al coro, hasta el punto de que en este montaje fueron ellos y ellas los últimos en saludar al público cuando terminó la función. La ductilidad del Coro del Teatro de la Maestranza permitió que todos sus números resultaran sobresalientes, no ya el famoso coro de los hebreros, con una insólita nota final sostenida perfectamente defendida, sino también el poderoso arranque o en el Sapressan gl´istanti que corona el segundo acto, por poner dos ejemplos de un trabajo que luce durante toda la ópera y con el que las voces mostraron una capacidad de articulación, coordinación y armonía impecables.

Magnífico fue también el trabajo del castellonense Sergio Alapont a la batuta, demostrando por qué cada vez es más requerido en teatros de todo el mundo en trabajos además tan comprometidos como éste, con el que supo desplegar su habitual pasión y destreza, trabajando con ahínco la coordinación con las voces, sin eclipsarlas pero manteniendo en todo momento una presencia importante de la gramática instrumental. Especialmente conmovedor fue el trabajo de los violonchelos en la oración de Zacarías, potenciando el aire místico y espiritual de la escena. La ROSS siguió al dedillo las indicaciones del director, destacando tanto en los pasajes más furiosos como en los más líricos y delicados.


Y un buen elenco

El personaje más complejo de la función, el de Abigail, recayó en María José Siri, sin duda una voz muy apreciada y reconocida, si bien no cuenta con esa generosa y alta tesitura que demanda el papel, lo que hace que no llegue con comodidad a algunos pasajes, o que la famosa cabaleta Salgo giá resultara algo falta de aliento y tuviera que prescindirse de la repetición, sacrificando incluso esa segunda aportación coral de la pieza que tanta entidad le da. Sin embargo, la soprano uruguaya se hizo con el encargo con profesionalidad y responsabilidad, logrando un trabajo más que satisfactorio, especialmente conmovedor cuando cantó abajo, junto al público, su petición de clemencia. Anda sobrada de agilidades y transmite calidez, tanto como un espléndido Juan Jesús Rodríguez en el rol titular.

El barítono onubense encandiló con su proverbial facilidad para conmover, cambiar de registro conforme evoluciona su personaje y mostrar una línea de canto limpia y fluida, mientras otro habitual del Maestranza, Simón Orfila, tardó algo en encontrar su línea, con una voz tremolante al principio que poco a poco fue modulando y controlando para ofrecer momentos tan sublimes como la oración apuntada. Alessandra Volpe fue una Fenena algo apagada y desapegada, de voz demasiado gruesa pero presencia física solvente. Mejor el Ismael de Antonio Corianó, un tenor lírico de timbre aterciopelado y habilidad para articular a discreción. El resto cumplió con creces las exigencias de sus respectivos papeles, mención especial para el joven bajo malagueño Luis López Navarro y la soprano jienense Carmen Buendía, que aunque con intervenciones muy contadas pudo lucir unos agudos refulgentes.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

martes, 11 de junio de 2024

LA ÚLTIMA SESIÓN DE FREUD En casa del herrero....

Título original: Freud’s Last Session
Reino Unido-Irlanda-USA 2023 122 min.
Dirección
Matt Brown Guion Mark St. Germain y Matt Brown, según la obra del primero Fotografía Ben Smithard Música Coby Brown Intérpretes Anthony Hopkins, Matthew Goode, Liv Lisa Fries, Jodi Balfour, Jeremy Northam, Orla Brady, George Andrew-Clarke, Rhys Mannion Estreno en España 7 junio 2024; en Irlanda y Reino Unido 14 junio 2024


Cuando la promoción de una película se centra sólo y exclusivamente en la interpretación de sus protagonistas, es porque algo o todo lo demás falla. Lo cierto es que esta tercera película del director estadounidense Matt Brown está bien ambientada y parte de un material teatral y unos interesantes apuntes seudo filosóficos, La cuestión de Dios de Armand M. Nicholi jr. en el que se inspira el dramaturgo Mark St. Germain, colaborador también en el guion. Nos encontramso pues ante un nuevo James ivory, realizador norteamericano capaz de insuflar a sus trabajos toda la flema británica que demandan, y sin embargo el resultado es lo que vulgarmente denominamos un ladrillo.

Brown parece inclinado a contar historias de personajes reales, el matemático indio Srivinasa Ramanujan en El hombre que conocía el infinito y el grupo The Clash en London Town, que no tuvo distribución en nuestro país. Ahora es una hipotética reunión entre Sigmund Freud y el escritor C.S. Lewis, autor de Las crónicas de Narnia, la que centra el supuesto interés de una película en la que priman las conversaciones dominadas por un histriónico Freud sobre sexualidad y especialmente religión, en los albores de la Segunda Guerra Mundial y en un Londres donde el exiliado vienés no encuentra la seguridad que él y su hija lesbiana demandaban. Juega en su favor la exposición de posibles contradicciones entre quien se considera padre de la liberación sexual, y sin embargo no parece capaz de asumir la condición sexual de su hija, a la que tiene postrada a sus pies, y tampoco parece profesar el ateísmo al que se aferra, con una conciencia dominada por la religión y un amplio dispositivo religioso adornando su casa.

Los continuos vaivenes entre el encuentro y los episodios biográficos que parecen haber marcado a los duelistas, no ayudan a digerir la trama, generando una sensación global de desinterés y muermo que puede desembocar directamente en el sueño más profundo o el aburrimiento más atroz. Así las cosas, hay poco o nada que suscite interés o resulte atractivo, ni siquiera su esforzada y lírica banda sonora, proclive a subidas de tono puntuales que denotan que ni siquiera su compositor sabía lo que ilustraba.

lunes, 10 de junio de 2024

VALÈNCIA, T'ESTIME Peligro de regresión

España 2023 85 min.
Guion y dirección
Carlos Giménez Pons Música Josué Vergara Blanco Documental Estreno en Cinema Jove 25 junio 2023; en salas 7 junio 2024

Un año exacto ha tardado en estrenarse este documental desde su presentación oficial en el Festival Cinema Jove, con una distribución tímida prácticamente reducida a la capital levantina (en Sevilla se podrá ver en sesión única el próximo jueves 13). Se trata de un voluntarioso documental sobre la lucha del colectivo LGTBI en Valencia desde la transición a principios del nuevo siglo. Un trabajo que llega de forma conveniente y puntual justo cuando nos jugamos en Europa abrazar el progreso o sufrir el retroceso, como finalmente parece va a ocurrir, aunque con paliativos importantes que algo nos sirven de consuelo. De nada parece servir insistir en la importancia de la revolución y la lucha, en lo mucho que significa lograr avances y lo poco que cuesta perderlos, a sabiendas de que su recuperación requiere un arduo y traumático esfuerzo. Es la sempiterna habilidad del hombre para olvidar y perder la confianza en sí mismo, para dejarse llevar por el control sistemático e impudoroso de nuestros instintos más básicos, y no nos referimos al alivio de nuestros impulsos sexuales, que tanta falta les hace a mucha ciudadanía y clase política, sino a la inconsistencia de bulos, mentiras y como hoy se denomina, fango. Con ello se tapan logros, avances imprescindibles para nuestra felicidad, y se vuelve la vista a monstruos que una vez desataron el terror y la inmundicia.

Son los peligros de la democracia mal enfocada y abandonada a merced de un pueblo ignorante e iliterato. Sólo así se comprende preferir la regresión al avance, la pérdida de derechos y libertades por encima de la supuesta y eterna promesa de recuperación económica que acaba convirtiéndose en el único motor capaz de movilizar a un pueblo cada vez más egoísta y salvaje. Da verdadera pena cómo todo lo expuesto en este, como otros, imprescindible trabajo de recuperación de nuestra memoria, se narra en pasado, como si todo esta inmundicia, injusticia y barbaridad no pudiese volver a producirse. Las torturas, la represión, las palizas, la cárcel, la marginación, el suicidio, la incomprensión… todo está a la vuelta de la esquina, esperando su triunfante reaparición, borrando tanta lucha, tanto dolor, tantas lágrimas y tanta resistencia con la que creíamos haber apartado el fantasma de la ignorancia, la barbarie y la sinrazón.

València, t’estime indaga en todo esto desde el punto de vista estrictamente local, lo que le hace más disfrutable para el público gay y lésbico de la provincia, aunque en absoluto desdeñable o inútil para cualquier otro, dada la similitud que guardan estas luchas entre sí, cualquiera que sea el punto geográfico en el que se hayan producido. Giménez Pons se vale para eso de interesantes testimonios y mucho material de archivo que enriquece la propuesta, siempre dentro de los cánones habituales del género, sin pretender ningún tipo de alarde estético que nos aparte de su esencial mensaje. Como suele ocurrir, hay mayor protagonismo del hombre, en sus diferentes vertientes de homosexualidad y transexualidad, mientras lesbianas y transexuales de mujer a hombre ocupan un lugar secundario.

Entre los variados personajes cuyas experiencias ilustran el proyecto, se encuentran La Margot y Rampova, este último fallecido durante el rodaje de un documental que nos avisa de lo fácil que es perder todo lo recorrido y lo difícil que sería recuperarlo. El votante de izquierdas no puede quedarse en casa exhibiendo decepción, porque el de derechas nunca lo hace, siempre vota, y tenemos mucho que perder con quienes si por ellos fuera la rueda seguiría siendo cuadrada y el mundo plano. Arriesgamos mucho y nuestra obligación es impedirlo.

EX MARIDOS Reconciliaciones familiares

Título original: Ex-Husbands
USA-México 2023 99 min.
Guion y dirección
Noah Pritzker Fotografía Alfonso Herrera Salcedo Música Robin Coudert Intérpretes Griffin Dunne, James Norton, Miles Heizer, Rosanna Arquette, Eisa Davis, Richard Benjamin, Lou Taylor Pucci, Pedro Fontaine, Echo Kellum, John Ventimiglia, Natalie Gold, Nate Mann, Rosa Gilmore, Ian Owens Estreno en el Festival de San Sebastián 24 septiembre 2023; en España 7 junio 2024

Tras su estreno en el Festival de San Sebastián y su paso por diversos festivales, la puesta en marcha de esta película se ha producido precisamente en nuestro país. Todo en su guion apunta a que su joven director, en el que es su segundo largometraje tras un paréntesis de casi una década, traslada algunos de sus episodios familiares a esta crónica sobre la dificultad en los tiempos actuales de mantener una vida convencional basada en el matrimonio y la descendencia tradicional. Pritzker reúne en esta comedia agridulce a Griffin Dunne, que aunque no ha parado de trabajar para la televisión, hacía mucho que no le veíamos en cine, y Rosanna Arquette, cuarenta años después de coincidir en ¡Jo, qué noche! de Scorsese.

Con mayor protagonismo del muy deteriorado actor y ocasional director (Adictos al amor), la película indaga sobre las relaciones entre un padre y sus dos hijos durante la despedida de soltero de uno de ellos en una ya no tan paradisíaca playa de México. Tan invadidos de llagas sentimentales como de algas lo está el mar que baña los lujosos resorts en los que unos y otros ahogan sus penas, los fracasos emocionales protagonizan unas relaciones intergeneracionales tan difíciles como susceptibles de reconstrucción. En este contexto asistimos con interés a situaciones y emociones que quizás no nos son ajenas, si bien todo está diseñado para dar cabida a clichés y tópicos muy reconocibles.

Nada de esto es obstáculo para que disfrutemos con la sensible y delicada propuesta de un director que parece mirar a un cine que ya no se hace en Estados Unidos, que prioriza el ingenio de un buen guion y la solvencia de unas destacadas interpretaciones al ritmo frenético y la puesta en escena sofisticada con la que hoy se resuelven este tipo de productos en la meca del cine. Ahí radica su mayor interés, en salirse de la horma diseñada en la industria de su país para ofrecer un trabajo añejo y por extensión tan rico al paladar, logrando en su exposición de diferentes formas de duelo y sus respectivas causas, su mayor baza. La cinta recupera también al muy veterano actor y director Richard Benjamin.

LOS VIGILANTES Las criaturas del bosque vienen a verme

Título original: The Watchers
USA-Irlanda 2024 102 min.
Guion y dirección
Ishana Shyamalan, según la novela de A. M. Shine Fotografía Eli Arenson Música Abel Korzeniowski Intérpretes Dakota Fanning, Georgina Campbell, Oliver Finnegan, Olwen Fouéré, Alistair Brammer, John Lynch Estreno en Estados Unidos y España 7 junio 2024

Hasta que encuentre una voz propia, la hija de Shyamalan se limita a repetir el estilo y el esquema del cine de su padre en éste su debut cinematográfico. Hay por lo tanto una historia fantástica e inexplicable desde el punto de vista convencional, que sirve a la cineasta para plantear un dilema moral y un aprendizaje personal. Basándose en una novela en la que el elemento iconográfico y fantástico de la muy mitológica Irlanda se convierte en base fundamental, Shyamalan cimenta una historia con muchas referencias, bastante directas y vulgares, al Gran Hermano televisivo.

Con un punto de partida demasiado trillado y poco plausible (la típica desorientación en un bosque) y unos giros de guion muy convencionales (la construcción del refugio, el trauma infantil, el diseño de las criaturas), la directora consigue sin embargo entretener e inquietar, lanzando además un mensaje obvio en el que nos invita a escarbar en nuestra propia personalidad y conciencia para encontrar el monstruo que posiblemente todos y todas llevamos dentro.

La puesta en escena es elegante, las interpretaciones comedidas y la música inspirada, mientras la joven realizadora evita los habituales golpes de efecto a fuerza de sonidos estridentes, muy de agradecer, para lograr una narrativa eficiente y clásica en la que la tristeza del ambiente y la belleza del paisaje se adueñan de nuestro subconsciente.

HIT MAN. ASESINO POR CASUALIDAD Seductor bajo el disfraz

Título original: Hit Man
USA 2023 113 min.
Dirección
Richard Linklater Guion Richard Linklater, Glen Powell y Skip Hollandsworth Fotografía Shane F. Kelly Música Graham Reynolds Intérpretes Glen Powell, Adria Arjona, Austin Amelio, Retta, Sanjay Rao, Molly Bernard, Evan Holtzman, Gralen Bryant Banks, Mike Markoff Estreno en el Festival de Venecia 5 septiembre 2024; en Estados Unidos 24 mayo 2024; en España 7 junio 2024

Glen Powell
, el galán de moda (Cualquiera menos tú, Top Gun Maverick), ya trabajó a las órdenes de Richard Linklater en Todos queremos algo. Ahora parece que sea el director de Boyhood y la trilogía de Antes del amanecer quien se ponga a las órdenes de quien además de protagonizar, también es co-autor del guion y productor de la cinta. Solo así se entiende que nos encontremos ante uno de los trabajos más impersonales del director, y no por ello despreciable ni exento de su particular huella. Más cerca de La vida secreta de Walter Mitty que de El sueño eterno, Hit Man plantea cierto homenaje al cine clásico negro con una historia en la que un personaje anodino encuentra en el disfraz y la impostura su verdadera vocación y la tapadera perfecta para desenvolverse en la forma que más le gusta, lejos de las imposiciones y las inseguridades a las que le somete su vida cotidiana. De esta forma trabaja para los servicios secretos en improbables pero divertidas misiones destinadas a evitar crímenes. Algo así como Minority Report pero sin ciencia ficción, hasta que una mujer se cruza en su vida y le obliga a saltarse algunas reglas.

Surgen entonces ciertos arquetipos que no hacen ningún favor por ejemplo a la lucha feminista y que dilatan situaciones algo archivistas, además de una resolución quizás poco recomendable. Mientras tanto, asistimos a una divertida comedia de acción controlada, con puntuales dosis de romanticismo y una indiscutible capacidad para entretener. Sirve además para asegurar la posición del protagonista como nueva estrella del firmamento hollywoodiense, y darle un papel con más relieve y enjundia, del que sale ciertamente airoso.

Este Mortadelo guaperas encuentra así su vena cómica y expande su versatilidad para acometer todo tipo de papeles, mientras encuentra en su comparsa el habitual desfile de buenos secundarios que siempre ha caracterizado al cine estadounidense. Linklater pone todo el oficio y la profesionalidad al servicio del espectáculo y logra divertirnos e intrigarnos a partes iguales.

martes, 4 de junio de 2024

TOCANDO NUESTRA CANCIÓN: BANDERAS RECUPERA OTRO MUSICAL DE LOS SETENTA


El próximo jueves 6 de junio volverá a levantarse el telón del Teatro Soho de Málaga para descubrirnos otro musical del Broadway de los setenta, siguiendo la tónica de su director, Antonio Banderas, que desde su apertura en 2019 ha puesto en escena A Chorus Line, Company y Godspell. Mientras los dos últimos se estrenaron en la Gran Manzana a principios de esa década, y Chorus Line lo hizo justo a la mitad, They’re Playing Our Song lo hizo ya al final, en 1979, después de pasar un preestreno de prueba en Los Angeles antes de desembarcar en el Teatro Imperial de Broadway, donde alcanzó casi mil cien representaciones durante un período de dos años y medio.

Un trío de apuestas seguras

Aunque su relación con el musical se ciñe a un escaso número de producciones, especialmente adaptaciones como la de Las noches de Cabiria, convertida en Sweet Charity, o la de El apartamento transformada en Promises, Promises, y sobre todo este musical que ahora llega a la capital de la Costa del Sol, Neil Simon, el libretista, fue indiscutiblemente el rey de Broadway durante los años sesenta y setenta, como autor de algunas de las más celebradas comedias de la época, muchas de ellas llevadas luego al cine. Descalzos por el parque, La extraña pareja, Perdidos en Yonkers, California Suite o The Sunshine Boys son algunos de los más destacados ejemplos, a los que hay que sumar sus guiones para películas como El prisionero de la Segunda Avenida, Un cadáver a los postres, Como en los viejos tiempos o La chica del adiós, película de Herbert Ross que le valió un Oscar a Richard Dreyfuss y que guarda una estrecha relación con esta Tocando nuestra canción. Y es que mientras en la película Simon aprovechaba algunas de sus experiencias reales como pareja de Marsha Mason, la protagonista (estuvieron casados un década), en el musical son los autores de sus inspiradas canciones, Marvin Hamlisch y Carole Bayer Sager, quienes vivieron en primera persona algunas de las experiencias como compositor y libretista que propone la comedia de Simon. Por cierto, La chica del adiós tuvo adaptación al musical en 1992, con música también de Hamlisch.

Marvin Hamlisch ya había ganado un Tony en 1975 por A Chorus Line y los tres Oscars correspondientes a los apartados musicales de 1973, por Tal como éramos (canción y banda sonora original) y El golpe (banda sonora adaptada), una gesta nunca repetida por ningún otro compositor. Suyas fueron también las bandas sonoras de La decisión de Sophie y La espía que me amó, siendo esta última su primera colaboración con Carole Bayer Sager, la canción Nobody Does It Better que cantaba Carly Simon en los títulos de crédito. Ella, por su parte, conoció sus mayores éxitos de la mano de quien fuera su esposo Burt Bacharach, unos años después de terminar su relación con Hamlisch. Nos referimos a Best That You Can Do, el oscarizado tema principal de Arthur, el soltero de oro, y That’s What Friends Are For, originalmente concebida para Rod Stewart en la banda sonora de Turno de noche, una de las primeras películas de Ron Howard, pero popularizada unos años después por Dionne Warwick, Stevie Wonder, Gladys Knight y Elton John, una colaboración que le deparó un Grammy.

Robert Moore, que alcanzó notoriedad y un Tony con Los chicos de la banda, fue el encargado de dirigir Tocando nuestra canción, mientras la coreógrafa Patricia Birch se encargó de los números musicales. Él ya había dirigido en cine un guion de Simon, Un cadáver a los postres, mientras ella se atrevería tres años después de estrenar Tocando nuestra canción con la segunda y desastrosa parte de Grease. Simon urdió una escueta trama en la que un reconocido compositor y una letrista recién coronada en las listas de éxitos pop, coinciden por iniciativa de sus agentes en la génesis de un nuevo musical, sólo para chocar con sus fuertes y opuestos caracteres, lidiar con una fuerte atracción y plantearse si es posible combinar una relación sentimental con otra estrictamente profesional.

A los dos únicos personajes, Vernon Gersch y Sonia Walsk, a los que dieron vida en el estreno Robert Klein y Lucie Arnaz, reunidos de nuevo en 2019 con motivo de la celebración en concierto del cuarenta aniversario de su estreno, se suman otros seis, que forman un coro estilo griego que representa los alter ego de él y ella, con sus dilemas y controversias. La idea de llevarla al cine en 1982 con nuevas canciones no llegó a cristalizar. Londres, Sydney, Buenos Aires y hasta Manila conocieron también versiones de este musical, además de un par de reposiciones y puestas al día en Broadway a lo largo del nuevo siglo.


Una producción muy cuidada y respetuosa

No es la primera vez que este musical se representa en España. Llegó a Barcelona en 1990, con Pep Antón Muñoz y la musa por aquel entonces de los musicales Àngels Gonyalons. Traducida al castellano se estrenó la misma producción en Madrid un año después, y ahora lo hace partiendo de cero de la mano de Antonio Banderas en Málaga. Conociendo el buen gusto del actor a la hora de seleccionar y dar forma a los musicales, demostrado con creces en el sensacional Company de Stephen Sondheim, cabe esperar un respeto absoluto por la partitura y el concepto original, mejorado mediante la intervención de la estupenda y nutrida Orquesta Larios Pop del Soho y el uso de la más puntera tecnología para recrear los múltiples escenarios en los que tiene lugar esta lucha de sexos propuesta por Neil Simon. El magnífico trabajo desplegado por Arturo Díez Boscovich en la obra de Sondheim, hace presagiar otro vuelo al pasado en esta partitura que contiene retazos de música disco setentera en temas como Abrazándote o el que da título a la obra, así como exquisitas baladas como Cayendo, Si me conociera o Aún creo en el amor, además de números tan divertidos como el que protagonizan los alter ego del protagonista en Ponle tu voz.

En el apartado interpretativo disfrutaremos con la arrolladora presencia física y vocal de Miquel Fernández, artífice del musical Hoy no me puedo levantar celebrando las canciones de Mecano. Sonia es la malagueña María Adamuz, que ya dio excelentes muestras como actriz, cantante y bailarina en Company. Al coro de múltiples personalidades ponen voz Rai Borrell, Javier Enguix, Diego Rodríguez, Bealia Guerra, Cristina Gallego y Georgia Stewart, todos y todas con amplia experiencia en el musical, tan cultivado en nuestro país desde hace ya unas cuantas décadas, lo que ha incrementado el nivel de especialización y profesionalidad. Borja Rueda, con amplia experiencia en televisión y conciertos de grandes artistas pop, se encarga de la coreografía, y de la escenografía y el vestuario Alejandro Andújar, de quien hace poco tuvimos ocasión de ver La bella Susona en el Teatro de la Maestranza. No son por lo tanto pocos los alicientes para dejarse llevar por tan suculento espectáculo, lo que unido al plan siempre atractivo de dejarse caer por la Costa del Sol, bien vale el viaje.

Fotos: Javier Salas