El próximo jueves 6 de junio volverá a levantarse el telón del Teatro Soho de Málaga para descubrirnos otro musical del Broadway de los setenta, siguiendo la tónica de su director, Antonio Banderas, que desde su apertura en 2019 ha puesto en escena A Chorus Line, Company y Godspell. Mientras los dos últimos se estrenaron en la Gran Manzana a principios de esa década, y Chorus Line lo hizo justo a la mitad, They’re Playing Our Song lo hizo ya al final, en 1979, después de pasar un preestreno de prueba en Los Angeles antes de desembarcar en el Teatro Imperial de Broadway, donde alcanzó casi mil cien representaciones durante un período de dos años y medio.
Un trío de apuestas seguras
Aunque su relación con el musical se ciñe a un escaso número de producciones, especialmente adaptaciones como la de Las noches de Cabiria, convertida en Sweet Charity, o la de El apartamento transformada en Promises, Promises, y sobre todo este musical que ahora llega a la capital de la Costa del Sol, Neil Simon, el libretista, fue indiscutiblemente el rey de Broadway durante los años sesenta y setenta, como autor de algunas de las más celebradas comedias de la época, muchas de ellas llevadas luego al cine. Descalzos por el parque, La extraña pareja, Perdidos en Yonkers, California Suite o The Sunshine Boys son algunos de los más destacados ejemplos, a los que hay que sumar sus guiones para películas como El prisionero de la Segunda Avenida, Un cadáver a los postres, Como en los viejos tiempos o La chica del adiós, película de Herbert Ross que le valió un Oscar a Richard Dreyfuss y que guarda una estrecha relación con esta Tocando nuestra canción. Y es que mientras en la película Simon aprovechaba algunas de sus experiencias reales como pareja de Marsha Mason, la protagonista (estuvieron casados un década), en el musical son los autores de sus inspiradas canciones, Marvin Hamlisch y Carole Bayer Sager, quienes vivieron en primera persona algunas de las experiencias como compositor y libretista que propone la comedia de Simon. Por cierto, La chica del adiós tuvo adaptación al musical en 1992, con música también de Hamlisch.
Marvin Hamlisch ya había ganado un Tony en 1975 por A Chorus Line y los tres Oscars correspondientes a los apartados musicales de 1973, por Tal como éramos (canción y banda sonora original) y El golpe (banda sonora adaptada), una gesta nunca repetida por ningún otro compositor. Suyas fueron también las bandas sonoras de La decisión de Sophie y La espía que me amó, siendo esta última su primera colaboración con Carole Bayer Sager, la canción Nobody Does It Better que cantaba Carly Simon en los títulos de crédito. Ella, por su parte, conoció sus mayores éxitos de la mano de quien fuera su esposo Burt Bacharach, unos años después de terminar su relación con Hamlisch. Nos referimos a Best That You Can Do, el oscarizado tema principal de Arthur, el soltero de oro, y That’s What Friends Are For, originalmente concebida para Rod Stewart en la banda sonora de Turno de noche, una de las primeras películas de Ron Howard, pero popularizada unos años después por Dionne Warwick, Stevie Wonder, Gladys Knight y Elton John, una colaboración que le deparó un Grammy.
Robert Moore, que alcanzó notoriedad y un Tony con Los chicos de la banda, fue el encargado de dirigir Tocando nuestra canción, mientras la coreógrafa Patricia Birch se encargó de los números musicales. Él ya había dirigido en cine un guion de Simon, Un cadáver a los postres, mientras ella se atrevería tres años después de estrenar Tocando nuestra canción con la segunda y desastrosa parte de Grease. Simon urdió una escueta trama en la que un reconocido compositor y una letrista recién coronada en las listas de éxitos pop, coinciden por iniciativa de sus agentes en la génesis de un nuevo musical, sólo para chocar con sus fuertes y opuestos caracteres, lidiar con una fuerte atracción y plantearse si es posible combinar una relación sentimental con otra estrictamente profesional.
A los dos únicos personajes, Vernon Gersch y Sonia Walsk, a los que dieron vida en el estreno Robert Klein y Lucie Arnaz, reunidos de nuevo en 2019 con motivo de la celebración en concierto del cuarenta aniversario de su estreno, se suman otros seis, que forman un coro estilo griego que representa los alter ego de él y ella, con sus dilemas y controversias. La idea de llevarla al cine en 1982 con nuevas canciones no llegó a cristalizar. Londres, Sydney, Buenos Aires y hasta Manila conocieron también versiones de este musical, además de un par de reposiciones y puestas al día en Broadway a lo largo del nuevo siglo.
No es la primera vez que este musical se representa en España. Llegó a Barcelona en 1990, con Pep Antón Muñoz y la musa por aquel entonces de los musicales Àngels Gonyalons. Traducida al castellano se estrenó la misma producción en Madrid un año después, y ahora lo hace partiendo de cero de la mano de Antonio Banderas en Málaga. Conociendo el buen gusto del actor a la hora de seleccionar y dar forma a los musicales, demostrado con creces en el sensacional Company de Stephen Sondheim, cabe esperar un respeto absoluto por la partitura y el concepto original, mejorado mediante la intervención de la estupenda y nutrida Orquesta Larios Pop del Soho y el uso de la más puntera tecnología para recrear los múltiples escenarios en los que tiene lugar esta lucha de sexos propuesta por Neil Simon. El magnífico trabajo desplegado por Arturo Díez Boscovich en la obra de Sondheim, hace presagiar otro vuelo al pasado en esta partitura que contiene retazos de música disco setentera en temas como Abrazándote o el que da título a la obra, así como exquisitas baladas como Cayendo, Si me conociera o Aún creo en el amor, además de números tan divertidos como el que protagonizan los alter ego del protagonista en Ponle tu voz.
En el apartado interpretativo disfrutaremos con la arrolladora presencia física y vocal de Miquel Fernández, artífice del musical Hoy no me puedo levantar celebrando las canciones de Mecano. Sonia es la malagueña María Adamuz, que ya dio excelentes muestras como actriz, cantante y bailarina en Company. Al coro de múltiples personalidades ponen voz Rai Borrell, Javier Enguix, Diego Rodríguez, Bealia Guerra, Cristina Gallego y Georgia Stewart, todos y todas con amplia experiencia en el musical, tan cultivado en nuestro país desde hace ya unas cuantas décadas, lo que ha incrementado el nivel de especialización y profesionalidad. Borja Rueda, con amplia experiencia en televisión y conciertos de grandes artistas pop, se encarga de la coreografía, y de la escenografía y el vestuario Alejandro Andújar, de quien hace poco tuvimos ocasión de ver La bella Susona en el Teatro de la Maestranza. No son por lo tanto pocos los alicientes para dejarse llevar por tan suculento espectáculo, lo que unido al plan siempre atractivo de dejarse caer por la Costa del Sol, bien vale el viaje.
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