USA-Reino Unido 2018 107 min.
Dirección José Padilha Guión Gregory Burke Fotografía Lula Carvalho Música Rodrigo Amarante Intérpretes Rosamund Pike, Daniel Brühl, Eddie Marsan, Lior Ashkenazi, Ben Schnetzer, Nonso Anozie, Denis Ménochet, Juan Pablo Raba, Mark Ivanir, Zina Zinchenko, Angel Bonnani, Andrea Deck Estreno en Festival de Berlín 19 febrero 2018; en Estados Unidos 16 marzo 2018; en España 27 abril 2018
Hollywood, en su afán por vampirizar talentos de fuera, adoptó al director brasileño José Padilha, autor en su país de dos películas de acción, Tropa de élite y su secuela, que demostraron su buen pulso cinematográfico, para dirigir el olvidable remake de Robocop y la exitosa serie de televisión Narcos. Ahora se encarga de una nueva versión de los fatídicos hechos que sacudieron al Mundo en 1976, cuando un grupo de terroristas por la liberación de Palestina y dos colaboradores alemanes secuestraron un avión de Air France cargado de israelitas judíos, a los que retuvieron en el viejo aeropuerto de Entebbe, en la Uganda de Idi Amin, con el fin de canjearlos por terroristas encarcelados en diversos países del globo terráqueo. El episodio fue en su momento llevado inmediatamente a la televisión (apenas unos meses después), con dos lujosos telefilms plagados de estrellas al más puro estilo del cine de catástrofes que tanto se prodigaba por aquel entonces. Una, Victoria en Entebbe, la dirigió Marvin Chomsky (Holocausto, Raíces) y contaba entre sus intérpretes con Burt Lancaster, Helmut Berger, Kirk Douglas y Elizabeth Taylor, pero una factura técnica y artística muy pobre; se estrenó en España en cines. Mientras la segunda, Brigada antisecuestro, la dirigió Irwin Kershner (El imperio contraataca, Nunca digas nunca jamás) con más brío y talento, y con Charles Bronson, Peter Finch y Horst Buchholz en sus filas. Por si fuera poco, un año después, en 1977, Israel ofreció su propia versión en el film Operación Relámpago (que en esta nueva versión el doblaje rebautiza como Trueno, como si se tratara de una de James Bond), con el carismático y fullero Menahen Golan tras la cámara y un reparto ya menos atractivo en el que apenas sobresalía Klaus Kinski. A pesar de mimetizar esos trabajos televisivos y antojarse como un ensayo de su posterior Delta Force, la cinta logró colarse entre las cinco nominadas al Oscar a la mejor película de habla no inglesa de aquel año. Cuarenta años después ha pasado tiempo de sobra para ofrecer una visión con mayor perspectiva que aquellos trabajos urgentes, y sin embargo poco más ofrece este espectáculo blando y mediocre, al margen de proponer un ridículo paralelismo entre la frustración terrorista y la danza contemporánea, tan cogida por los pelos como difícil de explicar. Esperábamos más del guión del responsable de ese buen trabajo de suspense militar que fue la irlandesa '71, sin embaro Gregory Burke se centra más en las inseguridades y problemas de conciencia de los dos terroristas alemanes, especialmente la mujer, a la que da vida con su proverbial frialdad la británica Rosamund Pike, dejando de lado los perfiles de las personas secuestradas, con lo que la empatía con el drama resulta menos efectiva. El film de Padilha se articula con profesionalidad y plantea ese nuevo punto de vista que nos hace ser más solidarios con el drama palestino, cuando entonces sólo veíamos terroristas despiadados. Pero lo cierto es que se deja llevar por la ambición y naufraga en su intento de tejer un perfil inteligente y satisfactorio sobre las personas que luchan por su libertad y sus ideales, aunque sea a través de métodos expeditivos y repudiables. Por otro lado, mientras en todos los trabajos anteriores se ponía especial hincapié en la misión de rescate, ocupando un enérgico cuarto de hora final, en ésta ese episodio se despacha con ligereza, una fastidiosa cámara lenta y total falta de detalle y organización.