jueves, 30 de junio de 2016

EXPEDIENTE CUBIERTO EN EL CONCIERTO DE CLAUSURA DEL AÑO ACADÉMICO 2015-2016

Concierto de clausura del curso 2015-2016 de la Universidad de Sevilla. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Coro de Ópera de Málaga. Marina Pinchuk, mezzosoprano. Rodrigo Tomillo, director. Programa: Capriccio italiano, de Chaikovski; Coros, intermezzi y arias de ópera de Leoncavallo, Mascagni, Puccini, Saint-Saëns, Verdi y Bizet. Teatro de la Maestranza, miércoles 29 de junio de 2016


Abandonada la tónica seguida en los tres últimos años de acabar el curso con música de cine, gracias a la iniciativa de Media Screen Music, que tanto rédito da siempre entre el público nostálgico de una ciudad que una vez fue pionera en celebrar este tipo de música programática, los responsables del CICUS apostaron este año por la solución más fácil y popular para cubrir expediente e inaugurar las vacaciones estivales. La presencia en la ciudad de la espléndida Teresa Berganza, invitada también por la antigua extensión cultural de la Universidad Hispalense para unos encuentros enmarcados dentro de su proyecto 21 Grados, motivó un improvisado homenaje que sólo se entiende así cuando en el programa faltaron Mozart y Rossini, y sólo Carmen de Bizet entre tanto verismo, Verdi y Puccini, no pudieron justificar el referido tributo.

Junto a la ROSS, recién desembarcada de su aventura germana con Zemlinsky y El rey Kandaules, y zambullida en esta cita en las antípodas con la ópera italiana y francesa, pudimos descubrir a una mezzo de origen bielorruso y reencontrarnos con el Coro de Málaga y un director de aquí que triunfa fuera (y van…). Marina Pinchuk exhibió una voz de timbre poderosamente grave, profundo y henchido de personalidad, especialmente como Dalila de Saint-Saëns, cuyo Mon cœur s’ouvre à ta voix entonó con buen gusto, flexibilidad y generosa sensualidad. Más convencional aunque igualmente satisfactoria, fue su incorporación de Carmen en la Habanera y la Seguidilla que cantó como propina.

El Coro de Ópera de Málaga sin embargo no logró una actuación memorable. Con Mascagni y Leoncavallo, una vez más casados desde que así lo decidiera el Met a principios del siglo XX, se mostró tosco y falto de empuje y decisión, con las voces femeninas apagadas y las masculinas algo tirantes. Mejoraron con los populares coros de gitanos y prisioneros judíos de Verdi y el Bel conforto al mietitore de L’elisir d’amore de Donizetti que cantaron como propina. Por su parte, Tomillo, que el año pasado ofreció un Bruckner robusto junto a la OJA, convenció con un Capricho italiano dinámico y jubiloso de marcados ritmos sicilianos, así como con una sonoridad muy personal en cuerpo y estilo en los Intermezzi de Cavalleria Rusticana y L’amico Fritz, de Mascagni. Con el de Suor Angelica de Puccini extrajo lirismo y sensibilidad de una orquesta que en términos generales no funcionó tan bien en los metales como viene haciéndolo últimamente.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 1 de julio de 2016

miércoles, 29 de junio de 2016

THE PROGRAM (EL ÍDOLO) Un gángster con maillot amarillo

Título original: The Program
Reino Unido 2015 103 min.
Dirección Stephen Frears Guión John Hodge, según el libro de David Walsh "Seven Deadly Sins" Fotografía Danny Cohen Música Alex Heffes Intérpretes Ben Foster, Chris O’Dowd, Jesse Plemons, Guillaume Canet, Lee Pace, Dustin Hoffman, Denis Ménochet, Elaine Cassidy, Laura Donnelly, Edward Hogg, Chris Larkin, Jorge León Martínez, Michael G. Wilson, Lucien Guignard Estreno en el Festival de Toronto 13 septiembre 2015; en Reino Unido 16 octubre 2015; en España 22 junio 2016

Sorprende la facilidad con la que Stephen Frears se adapta con solvencia a cualquier género cinematográfico, lo que le confirma como el buen realizador que es y lo sitúa al nivel de los grandes artesanos del cine clásico americano. A la espera del biopic sobre la nefasta cantante de ópera Florence Foster Jenkins que protagoniza Meryl Streep, su última película estrenada en nuestras pantallas fija su mirada en el caso de Lance Armstrong, que pasó de ser ídolo entre las masas por sus siete tours de Francia ganados consecutivamente y su filantropía, a convertirse en el mayor villano y farsante de la historia del deporte tras conocerse su adicción al dopaje para aumentar considerablemente su rendimiento. Frears encara la misión de ilustrar esta crónica del presente siglo manteniendo la admiración y la dignidad del personaje, que no en vano llegó a superar un cáncer para regresar victorioso al deporte, aunque fuera impulsado por las drogas, sin menospreciar su labor como impulsor de la investigación contra el cáncer. Centrado en cuatro personajes fundamentales, el propio Armstrong, su compañero de equipo y cómplice el amish Floyd Landis, el médico que puso en marcha el programa Michele Ferrari y David Walsh, el periodista del británico The Sunday Times que lo desenmascaró. La película resulta dinámica y vitalista, gracias también en parte a una magnífica fotografía que alterna con soltura imágenes de archivo en las que incluso se puede atisbar la figura de Induráin (la de Contador tiene intérprete propio, el francés Lucien Guignard), y a una vibrante partitura de Alex Heffes en la que se hace una moderna revitalización del Gloria de Vivaldi. Los hechos se exponen con claridad narrativa estructurada en dos partes, la forja del ídolo a fuerza de voluntad, un coraje sin límites y, ya se sabe, el uso fraudulento de sustancias dopantes; y la investigación y posterior revelación del delito, que le valió renunciar a los siete triunfos que le llevaron a liderar el ránking de los mejores ciclistas de la historia, tal como se narra en el libro ocurrentemente titulado Seven Deadly Sins: My Pursuit of Lance Armstrong (Siete pecados capitales: Mi persecución de Lance Arnstrong) del propio David Walsh. Frears disecciona el texto con una narrativa didáctica e impoluta, decantándose por un estilo gangsteril potenciado por la excelente interpretación de Ben Foster, que debería así ver catapultada su carrera de papeles secundarios (Warcraft en cartel, Inferno de Dan Brown por estrenar) a protagonistas. El resto del elenco también funciona con eficiencia casi aritmética, para dar como resultado un film apasionante.

MI PERFECTA HERMANA Terror y admiración a las puertas de la madurez

Título original: Min lilla syster
Suecia 2015 105 min.
Guión y dirección Sanna Lenken Fotografía Moritz Schultheitβ Música Per Störby Jutbring Intérpretes Rebecka Josephson, Amy Diamond, Annika Hallin, Henrik Norlén, Maxim Mehmet, Hugo Wijk, Emelie Strömberg, Amy Deasismont Estreno en el Festival de Göteborg 24 enero 2015; en Suecia 18 septiembre 2015; en España 17 junio 2016

Especialmente comprometida con el problema de la anorexia, tras su cortometraje Hora de comer Sanna Lenken nos ofrece para su debut en el largometraje una sencilla película que trata también el tema, esta vez de manera tan directa como tangencial. Con hechuras más propias del cine independiente americano que de la larga tradición de cine nórdico, Lenken adopta el punto de vista de una niña en la pubertad, camino de la madurez, que admira a su hermana mayor patinadora tanto como la quiere sinceramente, y que tras los trastornos alimentarios que percibe en ella ve cómo su mundo familiar y emocional se desmorona. Lenken no carga jamás las tintas en esta película que adopta un tono amable y condescendiente, más atenta a las experiencias y vivencias de la jovencita, su mirada viva y curiosa y su aspecto rollizo y tierno, para sólo hacia al final adentrarse en los vericuetos del melodrama clásico y trágico, con toques de terror, el que suscita la incomprensión hacia los trastornos mentales. Lo mejor de la cinta reside en el personaje central y la espléndida interpretación que de él hace la jovencita Rebecka Josephson, asumiendo con naturalidad y sin prejuicios su condición de niña gordita, capaz de ser responsable en determinados momentos y sin caer en el complejo frente a la supuesta perfección de la hermana a la que admira. Por otro lado acierta la realizadora en plasmar el interés y la inquietud de la niña por ayudar a su hermana enferma, y cómo actúa de catalizador para resolver los problemas familiares que acarrea. Un trance que supondrá para la joven protagonista su paso a la madurez, resolviendo paralelamente algunos desórdenes sentimentales propios de la edad, aunque nunca abordados desde un punto de vista convencional y puramente dramático.

martes, 28 de junio de 2016

DESDE ALLÁ Seducción letal en los suburbios de Caracas

Venezuela 2015 93 min.
Dirección Lorenzo Vigas Guión Lorenzo Vigas y Guillermo Arriaga Fotografía Sergio Armstrong Intérpretes Alfredo Castro, Luis Silva, Jericó Montilla, Catherina Cardozo, Jorge Luis Bosque, Greymer Acosta, Auffer Camacho, Ivan Peña, Joretsis Ibarra, Yeimar Peralta Estreno en el Festival de Venecia 10 septiembre 2015; en España 22 junio 2016

Con un guión basado en una historia propia y del afamado Guillermo Arriaga (Amores perros, Babel), el debut en la dirección de largometrajes del venezolano Lorenzo Vigas le ha reportado ya suntuosas satisfacciones, como el codiciado León de Oro en Venecia. Vigas combina el drama homosexual con el genuino cine negro en esta oscura e inquietante historia en la que un siniestro protésico dental se sirve de un joven mecánico y delincuente para, a través de la seducción del materialismo, aprovecharse de él con objetivos y maquinaciones fraudulentas. El film narra con rigor estético y narrativo y un estilo insólitamente personal para tratarse de una ópera prima, ese proceso de seducción y autodestrucción en un ambiente tan sórdido y una atmósfera tan sobrecargada como la de los suburbios de Caracas, que el espectador es capaz de sentir y oler gracias a una estupenda realización y un uso magistral del encuadre y el enfoque fotográficos. El estupendo duelo interpretativo de Alfredo Castro, curtido en el cine de Pablo Larrain, incluida la reciente El club, con su mirada siniestra y casi perturbada, y el joven Luis Silva, mención especial en el Festival de San Sebastián, cuya interpretación también basa en gran medida en su mirada, ésta entre perpleja y desconfiada, añade enteros a esta cruel e irredenta crónica sobre la situación de un país que se desangra entre la falta de derechos y una economía endeble que potencia la diferencia entre clases. Vigas opta para dar efectividad al conjunto por el estilo clásico del cine negro, remozado por las nuevas coyunturas que fijan más su atención en un realismo crudo y salvaje. De momento, tras haberse estrenado comercialmente en Italia, Francia y nuestro país, no tiene fecha de estreno en Venezuela.

LA ORILLA Lánguido despertar a la madurez y la sexualidad

Título original: Beira-Mar
Brasil 2015 83 min.
Guión y dirección Felipe Matzembacher y Marcio Reolon Fotografía Joâo Gabriel de Queiroz Música Felipe Puperi Intérpretes Mateus Almada, Mauricio José Barcellos, Elisa Brites, Francisco Gick, Fernando Hart, Maité Felistoffa, Danuta Zaguetto, Irene Brietzke Estreno en el Festival de Berlín 6 febrero 2015; en Brasil 5 noviembre 2015; en España 22 junio 2016

Para su debut en la dirección de largometrajes, los jóvenes realizadores brasileños Felipe Matzembacher y Marcio Reolon parecen haberse basado en experiencias propias, en las que el peso de su amistad y sus ambiguas relaciones sentimentales parecen cobrar especial relevancia, dando como resultado un film más interesante en su planteamiento y resolución que en su entramado central. El viaje de un joven a las puertas de la madurez, al sur del país para resolver unos espinosos problemas de herencia familiar, se convierte a su vez en un viaje emocional e iniciático gracias al acompañamiento de su mejor amigo, quien esconde un secreto que se revelará en giro inesperado para el destino del protagonista. Lánguida y morosa, la película se pierde en miradas, posturas y una alarmante ausencia de argumento que la trasladan a un pozo anémico y falto de emociones. No hace falta decir que el combinado abusa de los ingredientes habituales, que son un tono perfumado de corte independiente, rostros y cuerpos angelicales, por supuesto caucásicos, nada de angelitos negros, ambientes acomodados con decoración fría y elegante en tonos nórdicos, y entre medio una especie de búsqueda de la propia identidad, traducida en el descubrimiento de las raíces y un inesperado resurgir sexual demasiado convencional y menos convincente. Entre sus posibles lecturas parece imponerse la aceptación del otro por encima de la propia, una premisa que debía haber dado como resultado un film más inquietante e incluso morboso.

miércoles, 22 de junio de 2016

MI HIJA, MI HERMANA Sobre la elección libre de una identidad y un estilo de vida

Título original: Les cowboys
Francia 2015 114 min.
Dirección Thomas Bidegain Guión Thomas Bidegain y Noé Debré Fotografía Arnaud Potier Música Raphael Haroche Intérpretes François Damiens, Finnegan Oldfield, Agathe Dronne, Ellora Torchia, John C. Reilly, Antoine Chappey, Maxim Driesen, Jean-Louis Coulloc’h, Gilles Treton, Djemel Barek, Mounir Margoum Estreno en Francia 25 noviembre 2015; en España 17 junio 2016

El miedo al rechazo, y a la posibilidad de que el estilo de vida elegido no guste al entorno familiar y amistoso, ya sea por motivos sexuales, religiosos, ideológicos o de cualquier otra índole en las antípodas de lo que los demás esperan de ti, produce muchas veces la rebeldía y la huida. Esta coyuntura, como la que se da cuando se tiene una orientación sexual diferente a la instaurada y generalmente admitida, para lo cual el propio director de la cinta entona en sus títulos finales a ritmo de country el Small Town Boy de Bronski Beat, sirve al hasta ahora afamado guionista para contar una historia de animadversión a un pueblo y una religión, fomentada por el fundamentalismo y la cobertura mediática unidireccional que provocan el miedo, la desconfianza y el odio. Bidegain, que se ha labrado un nombre escribiendo los guiones de las películas de Jacques Audiard (Un profeta, De óxido y hueso, Dheepan), además de otros estimables títulos como La familia Bélier, o no tanto como Saint-Laurent (la de Bonello) o la desafortunada Perder la razón, debuta en la dirección con un claro homenaje a John Ford y Centauros del desierto; de hecho se trata en cierto modo de un remake de esa obra maestra, adaptada a los convulsos tiempos que vivimos. Por eso y por situarse en el extremo opuesto del supuesto enemigo, ambienta su película en el seno de una familia aficionada a participar en colectivos que recrean la vida en el Oeste americano, siendo un padre (en la película de Ford era un tío) y su hijo quienes busquen desesperadamente a la hija y hermana, respectivamente, desaparecida en una de estas celebraciones country. Las consecuencias de la incomunicación marcan a esta familia de por vida, mientras la odisea emprendida por ambos hombres, juntos y por separado, para buscarla por todo el Mundo, servirá para rememorar algunos de los episodios más lamentables de la Historia reciente, especialmente en lo que se refiere a este siglo aún joven. Unas estupendas interpretaciones, un guión modélico en el que gente que no cabe en su propio espacio y no imaginaba lo que se nos venía encima, transita por un mundo en continua transformación, y un sentido de la elipsis y el ritmo narrativo extraordinario, logran un film tan estimable como conmovedor, que surte todo el efecto que pretende e invita a una madura reflexión sobre la diferencia, el respeto y la tolerancia, tan necesarias en un planeta que se nos va antojando cada vez más siniestro y amenazador. Obtuvo cuatro nominaciones en los últimos César, para sus protagonistas, la dirección novel y la estupenda banda sonora que firma uno que se hace llamar Raphael.

CAPITÁN KÓBLIC Vuelo de baja intensidad

Título original: Kóblic
Argentina-España 2016 92 min.
Dirección Sebastián Borenzstein Guión Sebastián Borenzstein y Alejandro Ocón Fotografía Rodrigo Pulpeiro Música Federico Jusid Intérpretes Ricardo Darín, Óscar Martínez, Inma Cuesta Estreno en Argentina 14 abril 2016; en España 17 junio 2016

Darín y Borenzstein vuelven a coincidir varios años después tras Un cuento chino, ahora con un registro menos amable y complaciente. Se trata de una historia de intriga ambientada en la Argentina profunda en época de la dictadura militar y con los horrendos vuelos de la muerte como telón de fondo, uno de los medios más cruentos, salvajes y despiadados con los que el régimen aniquiló a miles de represaliados sin que hasta ahora tampoco allí se hayan ajustado suficientemente las cuentas. Un punto de partida, unido al de la mala conciencia del protagonista, que podría haber dado lugar a una experiencia tan intensa como conmovedora, y que sin embargo se queda en mera crónica con una innegable intención de dar al conjunto el aspecto de western clásico. Borenzstein no logra dar con el ritmo adecuado, mientras en el guión se acumulan giros, incluido uno forzado romántico, con el fin de impulsar una trama en el que el duelo entre el capitán del título y el siniestro sheriff del lugar, eje alrededor del cual gira principalmente el drama, no logra levantar el vuelo y generar la tensión adecuada. Los encuadres y la potencia de la fotografía es innegable y justa merecedora del premio conseguido en Málaga, mientras Darín vuelve a demostrar su valía como intérprete, en esta ocasión basándose más en la mirada y el gesto que en la palabra, y Martínez cumple eficazmente con su cometido, lo que le ha valido el premio al mejor secundario en el mismo certamen andaluz. Por su parte Inma Cuesta se esmera con acierto en emular el acento argentino y logra convencer en sus contadas apariciones.

martes, 21 de junio de 2016

EL REY KANDAULES, UN REGISTRO DE CALIDAD PARA UN TEATRO AMBICIOSO

Der König Kandaules. Ópera de Alexander von Zemlinsky completada por Antony Beaumont. Libreto basado en Le roi Candaule de André Gide. Pedro Halffter, dirección musical. Manfred Schweigkofler, dirección de escena. Manfred Schweigkofler y Angelu Canu, escenografía. Mateja Benedetti, vestuario. Claudio Schmid, iluminación. Intérpretes: Peter Svensson, Nicola Beller Carbone, Martin Gantner, Matias Tosi, Christopher Robertson, José Manuel Montero, Mikeldi Atxalandabaso, Vicente Ombuena, Damián del Castillo, David Sánchez, Italo Proferisce, Iegven Orlov. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Producción del Teatro de la Maestranza realizada por el Teatro Massimo de Palermo. Teatro de la Maestranza, lunes 20 de junio de 2016

Cualquier teatro de la ópera que se precie, y más siendo de titularidad pública, está obligado a salir al menos una vez cada temporada del repertorio más trillado y popular para ofrecer títulos más arriesgados, capaces de situarnos en una época más contemporánea y mejor contextualizada, y hacernos avanzar así en gustos estéticos y capacidad de análisis. Sin la profusión ni la capacidad para conectar con el público que tuvo la ópera decimonónica, la del siglo XX ha dado también numerosos ejemplos de una lírica diferente y fascinante a la que el melómano no puede dar la espalda. Un teatro público tiene no sólo que entretener sino también educar, y en ese ámbito entran estos títulos fuera del repertorio habitual pero de una riqueza inigualable. Lástima que no haya ninguna iniciativa al respecto para la próxima temporada, pero ésta no ha podido terminar de mejor forma. Zemlinksy escribió El rey Kandaules (o si se prefiere Candaulo) en 1936, pero la amenaza nazi y su política contra el arte degenerado primero, y la negativa americana de programarla por pudor después, le llevaron a abandonarla sin apenas haber orquestado un tercio de ella. La enfermedad y la muerte hizo el resto.

Beller Carbone y Svensson
Tras varias tentativas de terminarla por parte de otros especialistas, y casi siempre con el impulso de su viuda, finalmente fue Antony Beaumont, responsable también del acabado final de Doctor Fausto de Bussoni, quien la llevó a buen puerto, con la ayuda inestimable de las precisas indicaciones del autor en la partitura, estrenándose en Hamburgo en 1996 con Gerd Albrecht en la dirección. Pese al entusiasmo que ha generado en críticos y especialistas desde esa primera vez, aún son pocas las veces que ha recorrido los escenarios del Mundo; en España no se escuchó por primera vez hasta 2005, en versión de concierto con el propio Beaumont frente a la Filarmónica de Gran Canaria. Sevilla acoge ahora su estreno escénico en nuestro país, un mes después de que Dmitri Jurowski la dirigiera en la Ópera de Gante. Los grandes repartos internacionales o audaces gestas como ésta son las que conforman el prestigio y la calidad de un teatro de la ópera, y con su política de acercamiento a este tipo de repertorio, a través de títulos como Lulu de Berg, Der ferne Klang de Schreker, Doctor Atomic de Adams, o Una tragedia florentina y El enano del propio Zemlinsky, Pedro Halffter ha puesto todo su empeño en ello. Que la respuesta del público sea tibia y el aforo presente tantos vacíos como los observados en la noche del estreno, no debe ser obstáculo para proseguir con una política así. Hay muchas formas de compensar estas pérdidas, y ahí entra el ingenio y la imaginación de programadores y gestores para remediarlo. Nunca se debe sacrificar la excelencia y la innovación en favor exclusivamente de la taquilla.

El rey Kandaules representa en toda su plenitud las corrientes artísticas que imperaron en Europa Central en el período de entre guerras, rupturistas e influidas por esos avances en tecnología y psicología que se extendieron al interés de la creación no ya por espacios emotivos o la mera búsqueda de la belleza y el placer, sino ahondando más en la naturaleza humana, su pensamiento y los factores que nos llevan al progreso aunque también a la autodestrucción. Como cualquiera de los grandes exponentes musicales de la época, esta magnífica partitura con reminiscencias de Strauss (mujer castradora como Salomé, voluptuosidad musical), más dura que Korngold pero menos que Schönberg, nos coge del brazo y nos invita a ese extraordinario viaje por el subconsciente, las filias y las perversiones más intrínsecamente humanas. Lástima que lo haga desde el machismo más execrable según el punto de vista de unos personajes que deambulan por una atmósfera de hace casi tres mil años, pero que en su acertada ambientación retrofuturista (la producción de Hamburgo también opta por estos derroteros, aunque desde una perspectiva más feísta y tenebrosa) parece estar avisándonos de que la Historia, como tantas otras veces, se puede repetir y todo lo que hoy hemos avanzado en cuestiones sociales y antropológicas se puede ir al traste con la imposición de políticas equivocadas e inadecuadas, cada vez más presentes en nuestro entorno. Peor aún que el machismo, al fin y al cabo expuesto y denunciado pero no justificado en el libreto que Zemlinsky adaptó del original francés de Gide, es el moralismo del que se erige en portavoz el personaje central de este drama, la reina Nyssia, contraria a las supuestas perversiones sexuales, a la diferencia, al respeto al fin y al cabo a otras formas de deseo y satisfacción sexual que no sean las meramente carnales. Aspectos que disfrutando de una acertada puesta en escena, como es el caso, dejan de resultar demagógicos, controvertidos o evangelizadores para mantenerse en un nivel de mera exposición o representación.

Nicola Beller Carbone en el primer acto
El entusiasmo con el que Halffter ha debido acometer la misión de poner en pie este título en el Maestranza, se tradujo en el foso en toda una acertada exhibición de erotismo y exuberante sensualidad, haciendo posible apreciar todos los vericuetos, matices y líneas expresivas de una partitura sensacional. Para eso la orquesta tuvo naturalmente que empeñarse a fondo, como siempre hace paradójicamente cuando el maestro madrileño se pone al frente. Su dirección fue el principal atractivo de un espectáculo que, no obstante, funcionó en líneas generales a pleno pulmón. Lástima que en algunos pasajes su exceso decibélico llegara a eclipsar las voces, quizás como ya han apuntado otros colegas por el poco afortunado emplazamiento de los personajes a veces en un segundo nivel, con los inconvenientes que esa solución escénica suele tener a efectos de proyección de la voz. La música de Zemlinsky se desliza y enrolla con exultante sensualidad como si de una serpiente venenosa se tratara, y a su son se despliegan las voces de un elenco que, con sus más y sus menos, cumplió con algo más que solvencia. Especialmente destacaron el barítono alemán Martin Gantner como el machista y ambicioso pescador Gyges, que ofreció una actuación convincente y una línea de canto poderosa y homogénea, y la soprano alemana afincada en España Nicola Beller Carbone, sobrada como actriz, de voluptuosa sensualidad y voz capaz para enfrentarse a todo tipo de cambios de registro y elevados agudos, si bien se detectó en algunos pasajes cierta nasalidad en la voz. El experimentado tenor austriaco Peter Svensson, como el libertino y vanidoso rey del título, empezó con mal pie, estridente e inseguro, pero salvó rápidamente estos inconvenientes con otro saldo a su favor. Entre los cortesanos, con varios cantantes españoles en sus filas, destacó Matías Tosi, que aprovechó su momento de lucimiento con brillantez tanto en lo canoro como en su dinámica y jubilosa interpretación. La puesta en escena, sobria y efectiva, nos retrotrajo a un ambiente decadente en un futuro incierto, más por el colorista e imaginativo vestuario que por la escenografía en cierto modo reminiscente del Kursaal de San Sebastián. Una magnífica iluminación así como una estupenda solución formal para crear el efecto de invisibilidad del dichoso anillo tan recurrente en la mitología germana, completaron un sensacional espectáculo, sorpresa erótica incluida en la transición entre los actos segundo y tercero.

domingo, 19 de junio de 2016

CLAUSURA CON EXPECTATIVAS DEL CICLO DE CÁMARA DE LA ROSS

9º concierto de la XXVI Ciclo de Música de Cámara de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Éric Crambes, violín. York Yu Kwong, viola. Luiza Nancu, violonchelo. Lucian Ciorata, contrabajo. Piotr Szymyslik, clarinete. Javier Aragó, fagot. Joaquín Morillo, trompa. Tatiana Postnikova, piano. Ruth Rosique, soprano. Programa: Trío Op. 1 nº 1, Canciones escocesas e irlandesas, y Septeto Op. 20, de Beethoven. Teatro de la Maestranza, domingo 19 de junio de 2016

La sala principal del Maestranza sirvió un año más como escenario para la ceremonia de clausura del ciclo de cámara de la ROSS. Para el lógico aumento del público que habitualmente lo sigue su patrocinador, English Language Institute, tuvo que echar mano de las socorridas invitaciones. Como resultado nuevos asistentes poco informados y habituados a pisar una sala de conciertos, provocando aplausos tras cada uno y todos los movimientos de las piezas programadas, lo que si hacemos caso al aparente entusiasmo debería traducirse en nueva afición, siempre bienvenida. La semblanza y discurso de agradecimiento de Victoria Stapells le confirió el imprescindible carácter oficial que dignifica cualquier evento de estas características, mientras Éric Crambes ilustró en perfecto castellano las piezas programadas en este concierto fruto seguramente de su entusiasmo y dedicación.

Como avanzadilla de la próxima temporada de la ROSS, en la que Beethoven, Strauss y Prokofiev tendrán un marcado protagonismo, esta clausura del ciclo de cámara se centró en el más popular de los tres, el genio de Bonn, de quien se ofrecieron dos sensacionales obras de cámara y una breve selección de las casi doscientas canciones que arregló y orquestó a partir del folclore de pueblos como el escocés y el irlandés. La encargada de entonar las cinco elegidas fue la encantadora Ruth Rosique, que con un adecuado estilo entre serio y popular, brillante emisión y generosa proyección logró unas cautivadoras lecturas tan desenfadadas, como Music, Love and Wine que abre el Op. 108 o la divertida British Light Dragoons que resolvió con gracia y desparpajo, como ligeramente melancólicas, caso de Enchantress, Farewell.

Crambes dio la sensación de no tener muy bien afinado su violín, que sonó insólitamente áspero y hasta rugoso, cierto abuso del vibrato y menos lirismo del que habitualmente acompaña a sus interpretaciones. Así fue también en el Trío Op. 1 nº 1 en el que el piano de Postnikova destacó por su vuelo y cantabilidad, por encima incluso del chelo de Nancu, correcto pero algo falto de presencia. En la segunda parte, una nutrida representación de lo mejor de la orquesta dio buenas muestras de su técnica y capacidad expresiva, logrando una versión del célebre Septeto beethoveniano suficientemente digna y dinámica para apreciar su ingenio y fantasía, que concluyó con un virtuosismo brillante digno de los mejores conjuntos.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 20 de junio de 2016

EXPEDIENTE WARREN: EL CASO ENFIELD Todo sigue igual

Título original: The Conjuring 2
USA 2016 133 min.
Dirección James Wan Guión Carey Hayes, Chad Hayes, James Wan y David Johnson Fotografía Don Burgess Música Joseph Bishara Intérpretes Patrick Wilson, Vera Farmiga, Madison Wolfe, Frances O'Connor, Lauren Esposito, Benjamin Haigh, Patrick McAuley, Simon McBurney, Maria Doyle Kennedy, Simon Delaney, Franka Potente, Bob Adrian, Javier Botet Estreno en el Festival Nocturna de Madrid 28 mayo 2016; en Estados Unidos 10 junio 2016; en España 17 junio 2016

Tan similar a la anterior entrega que más que un nuevo episodio parece una reescritura de la misma, las pesquisas del matrimonio Warren para demostrar la existencia de fenómenos paranormales continúan ahora con otro caso real, esta vez acaecido en una casa de un vecindario de clase trabajadora en el Londres de mitad de los años setenta del siglo pasado. La mayor virtud de la película, de nuevo dirigida por su creador James Wan, también responsable de títulos indispensables del género como Saw e Insidious, reside por lo tanto en su ambientación y una primera parte en la que se presenta a la sufrida familia, una vez más con los niños como víctimas de un terror y un espanto capaz de hacerles enmudecer. Pero a la vista del desarrollo posterior cabe preguntarse si de verdad hacen falta tantos guionistas, cuatro en esta ocasión, para acabar ofreciendo una historia tan manida y rutinaria, otro pretexto para analizar una naturaleza del mal que a estas alturas se nos antoja ingenua, habida cuenta lo retorcido que se muestra el ser humano cada vez que encendemos la televisión y vemos un informativo. La ambientación en los setenta, los tonos ocres y grises de la fotografía, el esforzado trabajo de los intérpretes, especialmente la sufrida niña protagonista, así como la casi total ausencia de efectos visuales, salvo por lo que toca al demoníaco Hombre Retorcido al que da vida un imprescindible ya del género, el catalán Javier Botet, parece querer recuperar el tono clásico de cintas como El exorcista, La profecía o incluso ese Terror en Amityville que sirve como preámbulo, escenografía incluida, para dejar constancia del más conocido caso en el que intervinieron la pareja de parasicólogos. Pero en el fondo la historia hace aguas por todos sitios, su desarrollo es tan poco convincente como las dudas del equipo para dar credibilidad a unos fenómenos que al fin y al cabo se están manifestando plenamente ante sus ojos, y el conjunto resulta así tan inconsistente como predecible y, lo que es peor, prescindible.

jueves, 16 de junio de 2016

ESTRENO DE "LAS MIL Y UNA NOCHES, VOL. 2 y VOL. 3" EN SALAS COMERCIALES

Reseña de Las mil y una noches Vol. 2 El Desolado


Reseña de Las mil y una noches Vol. 3 El embelesado

Tras haber pasado por el Festival de Cine Europeo de Sevilla

DAVID HUH, COMO UN TORRENTE EN EL FESTIVAL DE PRIMAVERA DE JUVENTUDES MUSICALES

XXVII Festival de Primavera de Juventudes Musicales de Sevilla. David Huh, piano. Programa: Sonata nº 26 Op. 81a, de Beethoven; Variaciones sobre un tema de Corelli Op. 42, de Rachmaninov; Vals de Mefisto nº 1 S514, de Liszt; Sonata nº 3 Op. 58, de Chopin. Salón de los Carteles de la Real Plaza de Toros de Sevilla, miércoles 15 de junio de 2016

Unas atentas y cariñosas palabras de agradecimiento de Julio Gª Casas introdujeron el último concierto de este Festival de Primavera, acorde por fin con las temperaturas reinantes. Una cita que a priori tenía cierto morbo, pues se trataba del debut en Sevilla del pianista que quedó segundo en el Concurso Paloma O’Shea de Santander del año pasado, justo por detrás de Juan Pérez Floristán, orgullo de nuestra capital. Cuando seguimos el certamen por televisión, este pianista coreano nos pareció algo blando y superficial; sin embargo ahora nos ha sorprendido gratamente, demostrando no sólo una sobrada competencia técnica sino también una apabullante fuerza expresiva e intensidad dramática, especialmente si tenemos en cuenta el programa tan complejo y exigente que ofreció.

La estupenda acústica del Salón de Carteles de la Maestranza ayudó considerablemente a potenciar esa fuerza mencionada, presente ya desde una Sonata Los adioses de Beethoven en la que marcó más su carácter sombrío y turbulento que el puramente lírico del primer movimiento, rubateando con precisión en el andante espressivo, y con marcadas dinámicas y contundentes arpegios en el finale. Al principio le costó un poco transmitir el espíritu de Rachmaninov en sus Variaciones sobre el tema de Corelli, basado a su vez en La Folía española, pero al poco estábamos él y nosotros sumergidos en su estilo poético y arrebatado, resultando fácil apreciar todos sus giros y matices.

Con el primero y más conocido de los cuatro Valses de Mephisto de Liszt, El baile de la taberna del pueblo, Huh acertó a plasmar su naturaleza erótica, acentuando todos sus matices tempestuosos, líricos y sensuales a través de un ritmo frenético y una técnica prodigiosa. Quizás echamos en falta en la Sonata nº 3 de Chopin un mayor carácter poético, sobre todo en su melodioso y sereno largo, sin embargo la decisión de interpretarlo aceleradamente nos pareció madura y muy meditada. El resultado estuvo a la altura del resto del concierto, teniendo en cuenta la dificultad extrema de la pieza, permitiéndonos augurar a este joven intérprete una carrera fructífera y ciertamente satisfactoria.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 15 de junio de 2016

MADAME BOVARY Preciosismo frío y poco emotivo

Reino Unido 2014 118 min.
Dirección Sophie Barthes Guión Rose Barreneche y Sophie Barthes, según la novela de Gustave Flaubert Fotografía Andrij Parekh Música Evgueni y Sacha Galperine Intérpretes Mia Wasikowska, Henry Lloyd-Hugues, Logan Marshall-Green, Ezra Miller, Paul Giamatti, Rhys Ifans, Laura Carmichael, Olivier Gourmet, Morfydd Clark Estreno en Estados Unidos 12 junio 2015; en España 20 mayo 2016; en Sevilla 10 junio 2016

Los clásicos vuelven una y otra vez a la gran pantalla, intentando recuperar para cada generación los progresos que a través de la literatura se hicieron en cuestiones relacionadas con la cultura, la sociedad y las emociones humanas en épocas pasadas, y lo que en vigor haya podido quedar de ellas. Esta nueva versión de la novela por entregas de Gustav Flaubert prosigue el camino trazado por las que hace unos años se realizaron de Cumbres borrascosas y Jane Eyre, también protagonizada por Mia Wasikowska, lo que la convierte en la nueva heroína romántica por antonomasia. La historia ya conoció ilustres adaptaciones a cargo de Jean Renoir, Vincente Minnelli, Claude Chabrol y hasta Arturo Ripstein, que la tituló Las razones del corazón. Existe incluso una seudoerótica de 1969 que sirvió más que nada para mostrar los generosos desnudos de Edwige Fenech. Sophie Barthes ya fijó su mirada en el mundo de la literatura con su anterior película, Cold Souls, en la que Paul Giamatti sufría ataques de ansiedad ante el reto de interpretar Tío Vania de Chejov. Ahora, con la ayuda de Felipe Marino, que firma sus guiones indistintamente como Olga o, en este caso, Rose Barreneche, quién sabe para reafirmar esa visión femenina que se quiere del asunto, ha realizado una versión aseada y sintetizada de la novela, puede que con la intención de quedarse con lo más básico y fundamental de la crítica social que ofrece Flaubert. Una síntesis a la que no se le han escatimado recursos estéticos, componiéndose una versión preciosista en la que todo encaja para ofrecer un espectáculo de hermosos encuadres, paisajes idílicos, vestuario y enseres de exquisito gusto. Sin embargo la emoción no traspasa la pantalla, con lo que queda malograda casi en su totalidad la intención de encuadrar las tristes aventuras amorosas de esta desdichada mujer a la que la sociedad sólo pretende utilizar como objeto decorativo, en un entorno de machismo sin esperanza para una vida libre e independiente en la que poder dar rienda suelta a sentimientos y emociones. La responsabilidad es de una realización considerablemente plana y rotundamente fría, sin apenas fuerza ni garra. Cabe únicamente añadir a sus méritos estéticos las ajustadas interpretaciones de su atractivo elenco, sobre todo el malicioso y oportunista comerciante al que da vida con sorprendente eficacia Rhys Ifans.

martes, 14 de junio de 2016

DOS TIPOS BUENOS Una combinación letal de slapstick y noir setentero

Título original: The Nice Guys
USA 2016 116 min.
Dirección Shane Black Guión Shane Black y Anthony Bagarozzi Fotografía Philippe Rousselot Música David Buckley y John Ottman Intérpretes Ryan Gosling, Russell Crowe, Angourie Rice, Matt Bomer, Kim Basinger, Keith David, Margaret Qualley, Yaya DaCosta, Beau Knapp, Lois Smith, Murielle Telio Estreno en Estados Unidos 20 mayo 2016; en España 10 junio 2016

Con Una pandilla alucinante y Arma letal, ambas escritas por él, Shane Black ayudó a perfilar el imaginario del cine ochentero, estirándolo en los noventa con cintas como El último boy scout y El último gran héroe. Tras pasarse a la dirección con Kiss Kiss Bang Bang y Iron Man 3, Black ataca ahora con su película más deudora de aquella iconografía que le hizo popular en la mítica década de los ochenta, y muy especialmente la saga protagonizada por Mel Gibson y Danny Glover. Aunque podemos encontrar también reminiscencias en esta película del tratamiento que del cine policíaco Black dio a Kiss Kiss Bang Bang, Dos tipos buenos se adentra más en el terreno de la buddy movie combinada con buenas dosis de comedia. Digamos que se trata de un policíaco al estilo del cine negro tradicional, más concretamente el que cultivaron gente como Robert Altman (El largo adiós), Robert Benton (El gato conoce al asesino) o Roman Polanski (Chinatown, con la que ésta comparte mcguffin ecológico), aderezado con pautas de humor al estilo slapstick típicamente americano, como el que caracterizaba a Howard Hawks o Blake Edwards; no en vano el personaje de Ryan Gosling se nos antoja algo parecido a los que daba vida Peter Sellers. El problema radica en que para poner el género al día a Black no se le ha ocurrido otra cosa que abusar de la violencia, tiros por aquí y por allá con víctimas mortales a docenas, que molesta más aún cuando tenemos reciente una tragedia como la ocurrida en Orlando sólo un día después del estreno entre nosotros de esta comedia violenta cargada de armas letales. No obstante, en su frescura y agilidad, el trabajo de su atractivo elenco, con un Crowe con pintas de John Goodman y una recuperada y siempre hermosa Kim Basinger, y el ejercicio nostálgico en que consiste su ambientación en plena era disco al finales de los setenta en un Los Angeles sumido en fiestas y pornografía, la cinta encuentra buenas razones para ser disfrutada, siempre que logremos liberarnos de prejuicios.

domingo, 12 de junio de 2016

EDDIE EL ÁGUILA Fábula sobre el esfuerzo y la confianza en uno mismo

Título original: Eddie the Eagle
Reino Unido 2016 105 min.
Dirección Dexter Fletcher Guión Simon Kelton y Sean Macaulay Fotografía George Richmond Música Matthew Margeson Intérpretes Taron Egerton, Hugh Jackman, Christopher Walken, Jim Broadbent, Jo Hartley, Keith Allen, Tim McInnerny, Iris Berben, Edvin Endre, Mads Pettersen, Marc Benjamin, Rune Temte Estreno en el Festival de Sundance 26 enero 2016; en Estados Unidos 26 febrero 2016; en España 10 junio 2016

El director del musical Amanecer en Edimburgo y los productores y protagonista de Kingsman han fijado su atención en una de esas historias reales que, convenientemente aderezadas para convertirla en fábula amable y edificante, dan lugar a eso que en inglés se llama una Feel-Good Movie, es decir una película de esas de las que se sale satisfecho y moderadamente encantado del cine. Una hazaña que merece contarse, ya se sabe que nada mejor que el cine para afianzar en la posteridad cualquier anécdota que desde el noticiario y el documental corre el riesgo de perderse en la memoria. Se trata de la historia de Eddie Edwards, el primer competidor británico en unos juegos olímpicos de invierno en la categoría de salto de esquí. La historia está contada desde la siempre eficaz fórmula del esfuerzo y la perseverancia de quien no desfallece nunca, a pesar de ser consciente de sus limitaciones, y Edwards tenía muchas, con el valor añadido de que por una vez tampoco necesita demasiado apoyo ni confianza de nadie, por mucho que su entrenador y su madre se lo presten casi sin reservas. Egerton no duda en afearse y sujetarse a mil y una muecas para tratar de emular a su personaje, por mucho que las secuencias de archivo que ilustran los títulos finales evidencien que el protagonista era aún más desfavorecido y reflejaba aún más su falta de recursos naturales. Pero lo cierto es que Eddie el Águila es un film que se ve con agrado, sin estridencias, beneficiándose además de un estilo muy ochentero (la década en la que se ambienta), y saludablemente nostálgico. La definición, siempre desde la amabilidad y la sutileza, de los personajes es otro de los alicientes de una película que se ve sin esfuerzo y provoca una estimulante sensación de bienestar.

RUMBOS Crash sentimental al volante

España 2016 93 min.
Guión y dirección Manuela Burló Moreno Fotografía Unax Mendía Música Mikel Salas Intérpretes Pilar López de Ayala, Miki Esparbé, Karra Elejalde, Emilio Palacios, Christopher Torres, Fernando Albizu, Carmen Machi, Pepa Aniarte, Ernesto Alterio, Rafael Ordorika, Nora Navas, Fanny de Castro Estreno en el Festival de Málaga 24 abril 2016; en salas comerciales 10 junio 2016

Manuela Burló pertenece a esa generación que ha crecido seguramente devorando palomitas al son del cine americano más comercial. Así a su anterior película, Cómo sobrevivir a una despedida de soltera, en la que adaptaba al temperamento ibérico, no sin cierta gracia y desparpajo, la última ola de comedias gamberras norteamericanas, le sigue ahora este sucedáneo de las historias de vidas cruzadas que tanto rédito haya dado al mal llamado cine independiente americano desde que Robert Altman patentara la fórmula. Más concretamente Rumbos fija su atención sin disimulo en Crash, película que contra todo pronóstico aunque con méritos más que suficientes se alzara con el Oscar a la mejor película del año 2005. Burló aprovecha los recursos puestos a su alcance ofreciendo un producto depurado en el que brillan las interpretaciones de su lujoso elenco, una realización ágil y precisa y unos diálogos magníficamente escritos. El problema sobreviene por un mal endémico del cine español, y es que no se sabe muy bien cuál es el objetivo de contar estas historias cruzadas en las que una vez más se abusa del efecto casualidad. Con la audacia de mantener a todos sus intérpretes sujetos al volante, se cuentan historias de desengaños amorosos, dolores por la pérdida, anhelos románticos, travesuras juveniles y traiciones sentimentales, sin un objetivo firme, con el rumbo perdido. Todo, el ambiente veraniego en la gran ciudad, una Barcelona castellano parlante para más señas, la música y la fotografía nocturna, recuerda irremediablemente a la cinta de Paul Haggis, pero desgraciadamente falta el ingenio, el talento y las ganas de contar una historia que enganche lo suficiente y edifique un interés concreto.

sábado, 11 de junio de 2016

IDOL La Meca de la libertad y la felicidad

Título original: Ya Tayr El Tayer
Palestina 2015 100 min.
Dirección Hany Abu-Assad Guión Hany Abu-Assad y Sameh Zoabi Fotografía Ehab Assal Música Hani Asfari Intérpretes Tawfeek Barhom, Nadine Labaki, Ahmed Al Rokh, Hiba Attalah, Kais Attalah, Abdel Kareem Barakeh, Eyad Hourani, Ahmad Qasem Estreno en el Festival de Toronto el 11 septiembre 2015; en Kuwait 21 enero 2016; en España 3 junio 2016

Parece mentira que una historia que parece tuvo cierta trascendencia hace unos años en los medios de comunicación universales, por su carácter amable y el canto literal que para hacer prevalecer las ansias de libertad y autodeterminación del pueblo palestino, haya tenido que ser adaptada al cine para que nos hagamos eco de ella. Nuestros servicios informativos parecen más centrados en divulgar sempiternas y cansinas campañas y miserias políticas y económicas, así como desgracias a las que según qué nacionalidad se les dedican excesivas horas de emisión y espacio aunque la información apenas alcance unos minutos para completarla. Historias esperanzadoras y amables como ésta que narra la nueva película del director de Paradise Now y Omar, y que en cierto modo la emparenta con Slumdog Millionaire, aunque con un tono más simpático y menos pretencioso que la película de Danny Boyle, apenas son despachadas como anécdotas en el mejor de los casos, dejando una impresión global de que la humanidad sólo es capaz de generar noticias amargas y apocalípticas. La historia del cantante palestino Mohammad Assaf, ganador de Arab Idol, el Operación Triunfo de los países árabes, que se desarrolla entre las más cosmopolitas El Cairo y Beirut, merece conocerse y así ha debido pensarlo Abu-Assad, que abandona el tono grave de sus anteriores películas para, sin dejar de retratar el ambiente que se vive en Gaza y las hostilidades de la que es víctima por parte de Israel y el Estado Islámico, para adoptar otro más distendido, un tono de fábula en un conjunto cuyas formas se asemejan a las del cine más comercial y complaciente, sin por ello desmerecer. El fenómeno que engendró Assaf cuando logró llegar al concurso desafiando las prohibiciones fronterizas y religiosas, y acabó erigiéndose en voz de un pueblo oprimido y cansado, encuentran en la película el vehículo ideal para generar un cuento en el que la infancia del joven y su hermana se narra con el júbilo y la felicidad propias de esa edad, a pesar de las adversidades, mientras la madurez exige unos peajes que enturbian la esperanza para devolverla en forma de oportunidad para la felicidad. El protagonista, más próximo físicamente a un joven Sinatra que al verdadero Assaf, realiza proezas y viajes imposibles que acercan la función aún más al espíritu de un cuento emotivo y emocionante, aunque en el camino abuse del sentimentalismo. Mientras, su holgado presupuesto no resulta sin embargo suficiente para recrear el famoso concurso, teniéndose que echar mano en exceso de material de archivo documental que resta espectacularidad y precisión al conjunto. Curiosamente el mismo formato televisivo que en nuestro mundo occidental se critica por domesticar a una juventud que busca un atajo fácil para triunfar, en otros lares sirve para alzar una voz contra la opresión y la sinrazón.

ACANTILADO Thriller con tema grave lastrado por la indefinición

España 2016 96 min.
Dirección Helena Taberna Guión Helena Taberna, Natxo López y Andrés Martorell Fotografía Javier Aguirre Música Ángel Illarramendi Intérpretes Daniel Grao, Juana Acosta, Goya Toledo, Jon Kortajarena, Ingrid García Jonsson, Ana Gracia, Josean Bengoetxea, Maiken Beitia, Ciro Miró, Xabier Elorriaga, Itsaso Arana Estreno en el Festival de Málaga 25 abril 2016; en salas comerciales 3 junio 2016

Helena Taberna insiste en revestir temas profundos de thriller convencional, como ya hiciera hace un par de décadas con Yoyes. Entonces era la militancia etarra y las dificultades para renegar de ella y ahora le toca el turno a las sectas como modelo de negocio para extorsionar jóvenes descreídos y desencantados. No logra sin embargo ir más allá de lo superficial, tejiendo a partir de una novela de la popular Lucía Etxebarría una trama policíaca eficazmente narrada y de formas esmeradas que, sin embargo, no logra trascender más allá de su propia epidermis. Un elenco atractivo de caras y cuerpos agradecidos hace más digerible una función que no escapa nunca de lo convencional y previsible, sin lograr mantener una atmósfera que debía antojarse más enrarecida e irrespirable. Los dramas personales de sus personajes no quedan claros ni resultan interesantes, debido al nivel de superficialidad con el que están definidas sus personalidades, que se quieren complejas y traumatizadas pero apenas conectan con el espectador, más entretenido con los suntuosos parajes canarios donde se ambienta, y la belleza ya aludida de sus protagonistas. Dicha indefinición se extiende también a la sexualidad de sus protagonistas femeninas, abocadas a una bisexualidad que les permita generar romances innecesarios e inoportunos con ambos géneros. Los intérpretes se esfuerzan en su trabajo, pero ni el guión ni la realización les proporcionan más instrumentos para matizar sus personajes. Su estilo contenido y la gravedad de lo que denuncia la redime parcialmente de estos defectos, pero el material hace pensar en los buenos resultados que podría haber dado en manos de una realización más lúcida y un guión más pulido.

miércoles, 8 de junio de 2016

TOMMASO COGATO, UN MÉDIUM BRILLANTE INVOCANDO A ROSSINI

XXVII Festival de Primavera de Juventudes Musicales de Sevilla. Tommaso Cogato, piano. Cristian Nila, actor. Programa: Recital en homenaje al Bicentenario de “El barbero de Sevilla” de Rossini (Petit Caprice, Prélude inoffensif y Un petit train du plaisir, de Rossini; Tres Soirées musicales de Rossini, de Liszt; Fantasías sobre El barbero de Sevilla y la Oración de Moisés de Rossini, de Thalberg). Salón de los Carteles de la Real Plaza de Toros de Sevilla, martes 7 de junio de 2016

Tommaso Cogato
Una semana después de que Julio Gª Casas recibiera un caluroso homenaje por su labor al frente de Juventudes Musicales de Sevilla, nos hemos metido de lleno en su tradicional Festival de Primavera, consagrado fundamentalmente al piano. Aunque no lo tocaba profesionalmente, Rossini dejó abundante música para este instrumento cuando abandonó su carrera operística con tan solo treinta y siete años. El excelente pianista italiano afincado en Sevilla, Tommaso Cogato, hizo acopio de algunas de estas obras y, sin partitura, ofreció una visión bastante completa de esta faceta rossiniana, así como de los arreglos que de otras obras suyas hicieron dos legendarios pianistas de su época, Liszt y Thalberg.

Cristian Nila
A Cogato hemos tenido ocasión de disfrutarlo acompañando a otros instrumentistas solventes, como el violonchelista Dirk Vanhuyse o la violinista Mariarosaria D’Aprile; ésta ha sido sin embargo la primera ocasión que algunos hemos tenido de apreciar su indiscutible arte en solitario. Como si de una sesión de espiritismo se tratara, la figura de Rossini fue invocada y apareció en el cuerpo del actor Cristian Nila, que en perfecta dicción castellana nos ilustró sobre cada obra a interpretar con enorme desparpajo y sentido de la comedia. Cogato dio ya buena muestra de su excelencia en un Pequeño capricho al estilo de Offenbach tan vibrante y lleno de vida como cualquier can can del compositor francés. El Preludio inofensivo de los Pecados de vejez deambuló entre lo íntimo y lo evocador, acaso un poco justo de lirismo, hasta que El pequeño tren del placer nos devolvió al Rossini más juguetón, que el pianista abordó como si ilustrara una película muda, con divertidas acotaciones de Nila sobre los episodios narrados en la partitura.

Tres de las transcripciones que Liszt realizara de las doce Veladas musicales de Rossini sirvieron para que Cogato ofreciera su vertiente más virtuosística y comprometida, llena de cuerpo y volumen, atento a sus dificultades, matices e intrincados juegos de dinámicas. Su interpretación resultó enérgica y ágil, al igual que en los muy estoicos trabajos del gran pianista, y ocasional rival de Liszt, Sigismund Thalberg, sobre El barbero de Sevilla y la Oración de Moisés, sin el aliento romántico ni poético que sí caracteriza a Chopin, con cuya Tarantella Op. 43 Cogato puso broche de oro, confirmando su flexibilidad y presteza, a tan singular homenaje al bicentenario de la ópera que Rossini ambientó en la ciudad natal de su gran amigo Manuel García.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 9 de junio de 2016

MÁS ALLÁ DE LAS MONTAÑAS El desencanto chino

Título original: Shan he gu ren
China-Francia-Japón 2015 131 min.
Guión y dirección Jia Zhangke Fotografía Yu Lik-wai Música Yoshihiro Hanno Intérpretes Tao Zhao, Zhang Yi, Liang Jingdong, Dong Zijian, Sylvia Chang Estreno en el Festival de Cannes 20 mayo 2015; en China 30 octubre 2015; en España 20 mayo 2016

Tan acostumbrado a acumular grandes premios con películas anteriores – León de Oro en Venecia 2006 con Naturaleza muerta, mejor guión en Cannes 2013 con Un toque de violencia –, a Jia Zhangke le debe haber sabido a poco el premio del público que como mejor película europea recibió en San Sebastián el año pasado. Y es que se trata de un melodrama en toda regla, un culebrón que recorre una familia a lo largo de varias décadas, en distintas localizaciones y con trama sentimental de por medio, todo tan del gusto del público en general. Y europea porque aunque se trate netamente de una película china, en su producción ha participado también la inquieta y todoterreno Francia. Lo más llamativo es que Zhangke retoma el análisis de los profundos cambios perpetrados en su país, tras su anterior película, ese Toque de violencia que diseccionaba la degradación moral de China, acuciada por problemas de corrupción política, marginación social y precariedad laboral; ahora se trata de plasmar la paulatina pérdida de valores, el transfuguismo cultural al que se somete diariamente un país en decadencia capitalista. Y lo hace a través de la historia de una mujer cuyos sueños de globalización se sintetizan en una versión que del clásico de los Village People, Go West, a cargo de los Pet Shop Boys, baila compulsivamente al principio y al final de la película. Una danza que acaba vampirizando, con movimientos heredados de la tradición popular china, a la mujer que en el transcurrir de su vida ha visto cómo la sencillez en la que se asentaba una supuesta felicidad de juventud, se ha ido convirtiendo en desencanto y soledad. Pero el film de Zhangke tiene también una lectura positiva y reconfortante, por cuanto la pérdida de valores y principios culturales propios no cristaliza necesariamente en algo negativo, sino que conlleva también una liberalización de ataduras, un mayor contacto con el mundo circundante y una mayor facilidad para encontrar una libertad más verdadera y duradera. En tres tiempos y formatos , Más allá de las montañas se erige en metáfora de esa China en continua evolución capitalista, donde las diferencias de clase son cada vez mayores y en la que la protagonista, una espléndida Tao Zhao, se debate entre el progreso con forma de dólar y la antigua estirpe trabajadora, condenada a la extinción. La solución está lejos, en otro país, quizás Australia, paradigma del paraíso terrenal y espacio para nuevas licencias, oportunidades y modelos de vida.

lunes, 6 de junio de 2016

FRANCOFONÍA Arte y cultura, siempre en libertad

Título original: Francofonia, le Louvre sous l’Occupation
Francia 2015 87 min.
Guión y dirección Alexandr Sokurov Fotografía Bruno Delbonnel Música Murat Kabardokov Intérpretes Louis-Do de Lencquesaing, Vincent Nemeth, Benjamin Utzerath, Johanna Korthals Altes, Jean-Claude Caër, Andrey Chelpanov Estreno en el Festival de Venecia 4 septiembre 2015; en Francia 11 noviembre 2015; en España 3 junio 2016

Alexandr Sokurov es un director difícil, tan consciente de su genio que no se conforma ni a la hora de hacer ficción ni mucho menos de realizar documentales con hacer un trabajo didáctico y convencional; él tiene que llegar a más. En su obra se muestra cada vez más empeñado en hacer de todo lo que toca una elegía, de conseguir poesía a través de la imagen y la ayuda inestimable del sonido, en el que incluye música, atmósfera y, por supuesto, la palabra. La cultura y el arte suele ocupar un lugar destacado en la obra de este singular director ruso. La música fue protagonista de Dmitri Shostakovich: Sonata para una viola y Rostropovich y Vishenvskaya: Elegía para una vida; Galina Vishnevskaya, soprano, actriz y esposa de Rostropovich, protagonizó además Alexandra, donde una abuela conoce el horror de la guerra en los campos de batalla de Chechenia. En todos estos trabajos Sokurov analiza la relación entre el poder y el arte, pero nunca tanto como en El arca rusa, donde un sorprendente e inexplicable plano secuencia recorría las galerías y salones del Museo Hermitage de San Petersburgo, y ahora en Francofonía, donde nos invita a visitar el Louvre con la consigna de salvaguardar su contenido en tiempos tan difíciles como los de la ocupación nazi de 1940, coincidiendo ahora curiosamente con la evacuación de parte de sus tesoros ante la crecida del Sena. Dos son las figuras eje de esta salvaguarda, el director de la institución, Jacques Jaujard, y el Conde Franz Wolff-Mettermich, comisionado del régimen de Hitler para coordinar la requisa de las innumerables obras de arte contenidas en el museo. Gracias a estos dos hombres se pusieron a salvo del invasor y en favor de la humanidad tantos siglos de conocimiento y sabiduría, de esa cultura que tan importante es para el desarrollo de nuestra especie. Pero Sokurov no aborda el material con intenciones didácticas ni apasionadas, sino como recurso para engendrar su propio arte, una experiencia audiovisual a la manera de un video experimental en el que bellos y rebuscados encuadres sirven de escenario a las elucubraciones enfermizas de una voz en off que se cuestiona el arte como fuente de vida, inspiración y pócima para evitar nuestro propio naufragio. El resultado puede ser irritante o reconfortante, muy en línea de la nutrida filmografía del controvertido realizador, pero en cualquier caso nunca indiferente ni insignificante.

STEVE McQUEEN: THE MAN & LE MANS Furia y velocidad

Reino Unido 2015 112 min.
Dirección Gabriel Clarke y John McKenna Guión Gabriel Clarke Fotografía Matt Smith Música Jim Copperthwaite Documental Estreno en el Festival de Cannes 16 mayo 2015; en Reino Unido 20 noviembre 2015; en España 3 junio 2016

Tras triunfar en títulos como Los siete magníficos, La gran evasión, El Yang-Tsé en llamas, El caso Thomas Crown y muy especialmente Bullitt, Steve McQueen se embarcó en 1971 en su proyecto más ambicioso y personal, una película que le permitiera reflejar en todo su esplendor y con la máxima belleza posible su pasión por la velocidad, eclipsando otros títulos recientes sobre carreras de coches emblemáticas, como Grand Prix en relación al circuito de Montecarlo, y 500 millas sobre Indianápolis. La suya tenía que ser la cinta definitiva sobre el asunto, y para ello llevaba ya unos años gestando su propia productora, Solar Productions, que asociada con Cinema Center Films debía dar como resultado una carta blanca para llevar la empresa a su gusto y bajo su entera supervisión. Este documental pretende reflejar la epopeya que protagonizó el difícil y accidentado rodaje de esa película, y se presenta como complemento ideal para futuras ediciones en blue-ray de lujo de una obra que fue un fracaso en su momento pero que poco a poco ha ido ganando adeptos, muy especialmente entre la afición a las carreras automovilísticas. Una historia que debía desarrollarse en veinticuatro horas acabó tragándose meses de rodaje y enorme cantidad de metraje, sin que durante mucho de este tiempo se contara con un guión determinado. De hecho, más allá de su valor documental, la película cuenta una historia nimia y escasamente trascendental en la que un piloto regresa al circuito un año después de sufrir un accidente en el que murió el esposo de una amiga, que también regresa al lugar con el fin de ofrecer una trama romántica mínima y convencional. Sin embargo la fuerza de sus imágenes, sus escenas de impacto y la pasión desplegada hacen la experiencia única e inimitable, por mucho que la técnica haya revolucionado el cine de acción hasta límites entonces impensables.
Aunque su primer director convocado, John Sturges, abandonó el proyecto cuando la falta de guión se hizo inasumible, y su director definitivo, Lee Katzin, apenas cumple las condiciones de un realizador artesanal pero de escaso talento, el empeño de McQueen dio sus frutos en un film apasionante y vertiginoso, al que el documental de Clarke y McKenna rinde homenaje con la inestimable ayuda de Chad McQueen, hijo del actor y de la estrella de Broadway Neile Adams, y que fue también piloto de carreras hasta que sufrió un grave accidente con dolorosas secuelas. El film sirve para tejer no sólo una mirada a ese mundo, sino también a los pilotos que la protagonizaron, muchos de los cuales prestan su imagen y voz al documental, incluido David Piper, que sufrió la amputación de una pierna durante el rodaje y a quien se dedicó no sólo la película sino también este documental. Salpicado de episodios de su vida personal, como su matrimonio, la crisis posterior y su promiscuidad, o cómo se salvó de milagro de morir en manos de Charles Manson y su secta en casa de los Polanski, el conjunto sirve así para ofrecer una imagen bastante completa y convincente del actor cuya rebeldía parece herencia del malogrado James Dean, otra víctima de la velocidad. Realizado según pautas tradicionales, material de archivo y testimonios elegantemente filmados, el producto no sobrepasa el nivel discreto de dignidad, pero se revela como introducción perfecta para revisar un título maldito fruto de la ambición de un megalómano, apasionado de uno de los deportes más paradójicos del mundo, por cuanto de transgresión de las normas habituales de prudencia y moderación significa, al que no dudaba de definir como vida, mientras todo lo demás era sólo espera (una frase suya incluida en el problemático guión).

domingo, 5 de junio de 2016

FÁTIMA Esperanzas de mujer inmigrante en una Europa decepcionante

Francia 2015 79 min.
Guión y dirección Philippe Faucon, según los libros de Fatima Elayoubi Fotografía Laurent Fenart Música Robert-Marcel Lepage Intérpretes Soria Zeroual, Zita Hanrot, Kenza Noah Aiche, Chawki Amari, Mehdi Senoussi, Franck Andrieux, Yolanda Mpele, Isabelle Candelier, Fatima El Missaoui Estreno en el Festival de Cannes (Quincena de realizadores) 20 mayo 2015; en Francia 7 octubre 2015; en España 3 junio 2016

Hay películas que se ven con la curiosidad de descubrirlas, mientras otras vienen ya sobradamente avaladas por crítica y premios, por lo que sólo cabe rendirse ante ellas o preguntarse por qué recibieron tantos reconocimientos, lo que hace peligrar su valor y cuestionarse la relatividad de su éxito. El tercer largometraje con nombre de mujer del realizador francés nacido en Marruecos de origen argelino Philippe Faucon (los dos anteriores se titulaban Sabine y Samia), y quinto que analiza la realidad de los argelinos y argelinas como desheredados de la antigua colonia francesa, tras La traición, la ya referida Samia, En la vida y La desintegración, ofrece de nuevo una visión de una Europa incapaz de absorber refugiados y tratar a los inmigrantes con dignidad y aprecio; una Europa que vive encerrada en un sistema de clases cada vez más anquilosado e impermeable al respeto y la integración. Como tantos otros productos aquí generados, entona el mea culpa siguiendo una tradición que se remonta al cine americano y una hipocresía generalizada, sin que nada sirva para resolver una cuestión que nos llena de vergüenza y estupor. Con una producción tan generosa como la del cine galo, la Academia encima le otorga tres César importantes, entre ellos el principal de mejor película, sin que los valores cinematográficos de la cinta se nos antojen suficientes para merecer tan destacado honor. Nos encontramos no obstante ante una película concisa, que sabe manejar sus recursos con sabiduría, integrándose en un modelo de cine casi documental al estilo Ken Loach, dosificando con ingenio sus secuencias, diálogos e información para lograr de la manera más eficaz, incluso manipuladora, su objetivo, que es concienciar las almas dormidas de un continente demasiado pagado de sí mismo. Lástima que el público al que va dirigido, que no es el que acude a mansalva a las megasalas y consume palomitas y refresco compulsivamente, ya esté sobradamente concienciado, aunque sus mentes aburguesadas funcionen con la eficiencia suficiente para olvidar inmediatamente aquello que les incomoda y desarticula sus cómodas vidas. Fátima nos habla de una mujer trabajadora, argelina inmigrante en un París de extrarradio, con pocas posibilidades para mejorar en la vida, y que funda todas sus esperanzas de prosperidad en sus dos hijas, una rebelde y difícil que acabará presuntamente limpiando casas ajenas, como ella, y la otra disciplinada y responsable, que buscará en el estudio y la universidad la salida de la marginación. Es en la esperanza donde la película cumple su mejor baza, se distingue de otras producciones similares y logra desenturbiar nuestras mentes proclives a la mala conciencia. Buenas intenciones que no devienen en un producto de valía cinematográfica suficiente como para recibir los elogios y galardones a los que ha servido como recipiente, si bien se beneficia de unas estimables interpretaciones dentro de los márgenes acostumbrados en un cine complaciente y artesanal de inequívoca vocación humanitaria.

ESTRENO DE "LAS MIL Y UNA NOCHES, VOL. 1: EL INQUIETO" EN SALAS COMERCIALES

Reseña de la película tras su paso por el Festival de Cine Europeo de Sevilla

jueves, 2 de junio de 2016

ALICIA A TRAVÉS DEL ESPEJO SúperAlicia a la deriva

Título original: Alice Through the Looking Glass
USA 2016 113 min.
Dirección James Bobin Guión Linda Woolverton Fotografía Stuart Dryburgh Música Danny Elfman Intérpretes Mia Wasikowska, Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Anne Hathaway, Sacha Baron Cohen, Rhys Ifans, Lindsey Duncan, Geraldine James, Andrew Scott, Matt Lucas, Leo Bill, Richard Armitage, con las voces en versión original de Alan Rickman, Timothy Spall, Stephen Fry, Barbara Windsor Estreno simultáneo en Estados Unidos y España 27 mayo 2016

La última moda en los Estudios Disney es recuperar los clásicos que forjaron su mito en los años cuarenta y cincuenta y darles nueva vida en carne y hueso combinados con los últimos avances en efectos digitales y de animación. En el proceso, como ya ocurriera con los clásicos de dibujos animados referidos, se aligeran y reinventan los cuentos originales que les sirven de base, y por si fuera poco les inventan segundas partes que ya nada tienen que ver con dichos referentes. Y si la cosa funciona, la máquina de hacer dinero sigue trabajando caiga quien caiga. La versión de 1951 de Alicia en el país de las maravillas continúa siendo uno de los largometrajes de la factoría más celebrados y creativos, fiel al espíritu del inmortal libro de Lewis Carroll, generoso en surrealismo y arte de lo absurdo, aunque por supuesto en el camino también se apearan muchos de los episodios de su origen literario. Hace unos años Tim Burton se atrevió con su nueva versión Disney, antojándose el cocinero ideal para tan suculento pastel, habida cuenta de su particular mundo de fantasía y estética colorista; sin embargo los resultados, con licencias abundantes que lo alejaban una vez más del original, fueron decepcionantes y poco imaginativos en general. Las aventuras de Alicia tuvieron su secuela literaria, varias veces llevada a la televisión pero hasta ahora creemos que virgen en la gran pantalla, hasta que ha llegado de nuevo Burton (en la producción) y James Bobin (que dirigió con cierta pericia las dos últimas aventuras de Los Teleñecos en el cine) y nos ofrecen este título que continúa por la senda colorista y barroca de su predecesora, pero sólo mantiene los personajes originales para embarcarse en una aventura que nada tiene que ver con el universo disparatado y absurdo de Carroll, ni siquiera en el argumento, al que no respeta ni en sus premisas, y sí mucho con el gusto domesticado del nuevo público palomitero que va al cine, y que parece no cansarse de súper héroes y misiones para salvar al mundo. Alicia se convierte en heroína al uso, con una misión tan particular como llena de lógica, en lo que constituye una traición en toda regla al mundo de Alicia y sus impenitentes seguidores, entre quienes me incluyo. La trama es por lo tanto rutinaria, previsible incluso en las pinceladas de seudofeminismo que pretende esbozar, y poco imaginativa frente a los recursos que propone, como el de los viajes en el tiempo. Se deja ver por cuanto de espectáculo visual logra mantener, pero sin interés ni por su trama ni por sus personajes, que se pasean en el cuerpo de destacados intérpretes que, a la postre, se convierten en el escaso atractivo de una cinta absolutamente prescindible.