USA 2016 133 min.
Dirección James Wan Guión Carey Hayes, Chad Hayes, James Wan y David Johnson Fotografía Don Burgess Música Joseph Bishara Intérpretes Patrick Wilson, Vera Farmiga, Madison Wolfe, Frances O'Connor, Lauren Esposito, Benjamin Haigh, Patrick McAuley, Simon McBurney, Maria Doyle Kennedy, Simon Delaney, Franka Potente, Bob Adrian, Javier Botet Estreno en el Festival Nocturna de Madrid 28 mayo 2016; en Estados Unidos 10 junio 2016; en España 17 junio 2016
Tan similar a la anterior entrega que más que un nuevo episodio parece una reescritura de la misma, las pesquisas del matrimonio Warren para demostrar la existencia de fenómenos paranormales continúan ahora con otro caso real, esta vez acaecido en una casa de un vecindario de clase trabajadora en el Londres de mitad de los años setenta del siglo pasado. La mayor virtud de la película, de nuevo dirigida por su creador James Wan, también responsable de títulos indispensables del género como Saw e Insidious, reside por lo tanto en su ambientación y una primera parte en la que se presenta a la sufrida familia, una vez más con los niños como víctimas de un terror y un espanto capaz de hacerles enmudecer. Pero a la vista del desarrollo posterior cabe preguntarse si de verdad hacen falta tantos guionistas, cuatro en esta ocasión, para acabar ofreciendo una historia tan manida y rutinaria, otro pretexto para analizar una naturaleza del mal que a estas alturas se nos antoja ingenua, habida cuenta lo retorcido que se muestra el ser humano cada vez que encendemos la televisión y vemos un informativo. La ambientación en los setenta, los tonos ocres y grises de la fotografía, el esforzado trabajo de los intérpretes, especialmente la sufrida niña protagonista, así como la casi total ausencia de efectos visuales, salvo por lo que toca al demoníaco Hombre Retorcido al que da vida un imprescindible ya del género, el catalán Javier Botet, parece querer recuperar el tono clásico de cintas como El exorcista, La profecía o incluso ese Terror en Amityville que sirve como preámbulo, escenografía incluida, para dejar constancia del más conocido caso en el que intervinieron la pareja de parasicólogos. Pero en el fondo la historia hace aguas por todos sitios, su desarrollo es tan poco convincente como las dudas del equipo para dar credibilidad a unos fenómenos que al fin y al cabo se están manifestando plenamente ante sus ojos, y el conjunto resulta así tan inconsistente como predecible y, lo que es peor, prescindible.
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