miércoles, 29 de noviembre de 2017

SAVALL Y MURILLO: MÚSICA E INTENCIÓN

Concierto de inauguración del Año Murillo. La Capella Real de Catalunya y Hespérion XXI. Jordi Savall, dirección. Programa: Recorrido musical por la vida de Murillo.
Teatro de la Maestranza, martes 28 de noviembre de 2017

Como era de esperar, el arranque de los fastos para celebrar una efemérides tan importante como es el cuatrocientos aniversario del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo, apenas tuvo repercusión mediática fuera de nuestras fronteras locales. Suponemos que quienes tienen la obligación de dar difusión al evento y que éste produzca rédito también entre la afición a la cultura, el arte y la música, fuera de aquí, no entienden muy bien en qué consiste su función. Así se dilapida el presupuesto que todos y todas generamos con nuestro tiempo y esfuerzo, sin dar repercusión ni vida a lo que tanto cuesta más allá de la agenda local. Al fin y al cabo, para promocionar la ciudad en el extranjero están los costosos viajes con dietas que tanto cuestan a toda la ciudadanía. A veces son trabajos fáciles, rápidos y efectivos los que se desprecian, como esa reiterada falta de atención por parte de los responsables del Festival de Cine Europeo respecto a la cobertura del certamen en IMDB (Internet Movie Data Base), hoy en día el instrumento de trabajo más utilizado entre el personal que se dedica directa o indirectamente al cine. Apenas un pequeño porcentaje de películas que tienen su estreno mundial o nacional a propósito del festival, cuentan con reflejo de ese detalle en dicha base de datos, una ausencia que podría subsanarse con un poco de voluntad y trabajo. En fin, ni rastro de la inauguración del Año Murillo en medios audiovisuales nacionales, apenas en los escritos.

Algunos y algunas de quienes aparecen en la foto estuvieron también
presentes en este concierto conmemorativo
Arrancar los actos conmemorativos que se sucederán a lo largo de todo el 2018 con un concierto de música barroca y renacentista afín a la época y el lugar en el que desarrolló su vida y obra el pintor sevillano, es sin duda un acierto. Da glamour a la cita, si bien una vez más se despreció el perfil protocolario del asunto, sin discursos ni presentaciones, como si de un concierto más se trataray, lo que es peor, desnudando de intención el programa primorosamente diseñado por Jordi Savall para la ocasión. En inglés hay una expresión, Music and meaning, que alude al significado y la intención que puede subyacer en una partitura, y su posición para ilustrar o llenar de contenido un pensamiento, personaje o situación concreta. Savall, fiel a un proceso de trabajo que se ha convertido en habitual a lo largo de su carrera, fundamentalmente en los últimos veinte años, elaboró un recorrido por la vida de Murillo a través de músicas sacras y profanas más o menos de la época, que fue desgranando con la ayuda proverbial de sus dos magníficas y más representativas formaciones, Hespérion XXI en la parte instrumental, y La Capella Real de Catalunya en la vocal. Regresó así al ámbito musical que le ha reportado más popularidad y categoría, después de coquetear con la música mestiza y de fuerte componente étnico en su último trabajo discográfico, Las rutas de la esclavitud, donde a veces resulta difícil distinguir lo nuevo de lo arcaico, entre músicas africanas y sudamericanas de idéntica estética a la que hoy inundan las salas de fiesta de todo el mundo. En su comparecencia sevillana la música estuvo diseñada según un guión que, sin embargo, al público le resultó difícil de seguir, pues ni hubo narrador, tantas veces utilizado por el violagambista catalán en conciertos de este tipo, ni luz suficiente en la primera parte para seguir las notas en el programa que acompañaban cada pieza, ilustrando cada momento concreto de la vida del pintor. Algún responsable debió darse cuenta del detalle durante los canapés del intermedio, y en la segunda se dejó suficiente luz en la sala para facilitar la lectura. No obstante, la penumbra facilita la concentración, por lo que quizás lo más recomendable hubiera sido proyectar sobre el fondo desnudo del escenario los textos vertidos en el programa.

Lucía Martín-Cartón
De cualquier manera, Savall revalidó su perfecta comunión con un público que le profesa admiración absoluta, labrada con mucho esfuerzo y dedicación, y con un trabajo diario incansable y entregadísimo a lo largo de su dilatada carrera. Él es una autoridad y sus acompañantes también, entre ellos rostros tan familiares como el del tenor Lluís Vilamajó, uno de los que más disfrutaron con el encuentro, el contratenor David Sagastume, el percusionista Pedro Estevan, el violagambista Sergi Casademunt, el guitarrista Xavier Díaz-Latorre o el arpista Andrew Lawrence-King; todos primeras figuras inmersas en una propuesta que persiguió en todo momento el preciosismo más absoluto, alternando piezas profanas (la célebre De los álamos de Sevilla, tan conocida para los habituales del Maestranza ya que acompaña los avisos del teatro, y que también sirve de banda sonora recurrente en la reciente película de Agustín Díaz Yanes, Oro) y sacras (la bellísima Missa Pro Defunctis de Joan Cererols que cerró el recorrido y la vida del homenajeado), con mención especial para la agilidad y expresividad con la que Savall abordó a la viola da gamba soprano las Glosas a la Inmaculada Concepción. Pero el conjunto resultó en todo momento demasiado bello, de sonido grácil y aterciopelado, impecable en su ejecución pero monótono en su resolución, a pesar de la diversidad de piezas concentradas. Y lo que es peor, falto de emoción más allá de su arrebatada e indiscutible belleza, a la que no fueron ajenas las hermosamente timbradas voces de la soprano Lucía Martín-Cartón o el tenor Víctor Sordo, además del muy entregado bajo Daniele Carnovich. Todo siempre dentro de una estética suave y aterciopelada, sin grandes contrastes ni algarabías, ni siquiera en la muy jovial chacona A la vida bona de Juan Arañés. Hasta las fanfarrias y marchas (Batalla gallarda de Samuel Scheidt, por ejemplo) se mantuvieron en ese tono general de elegancia y delicadeza, que no siempre se ajustó bien a los episodios narrados aunque disfrutaran de una interpretación técnicamente perfecta y del placer de contar en nuestro escenario con el incombustible Savall, que arrancó grandes aplausos incluso con su emotivo alegato por el entendimiento y el diálogo para solucionar, junto a la música siempre tan universal e integradora, los conflictos que tanto nos preocupan.

martes, 28 de noviembre de 2017

ESTEROS Delicado retrato de la infancia y el descubrimiento

Argentina 2016 83 min.
Dirección Papu Curotto Guión Andi Nachon Fotografía Eric Elizondo Intérpretes Ignacio Rogers, Esteban Masturini, Joaquín Parada, Blas Finardi Niz, Renata Calmon, María Merlino, Marcelo Subiotto Estreno en el Festival de Toronto 27 mayo 2016; en Sevilla (Festival Andalesgai) 25 noviembre 2017

En su debut en el largometraje el realizador argentino Papu Curotto parece insistir en los personajes, el tema y la atmósfera que se respiraba en su cortometraje Matías y Jerónimo. Si en ésta dos niños eran testigos de una agresión homófoba durante la celebración del carnaval de Libres, en la provincia de Corrientes, ahora dos niños igualmente viven en ese mismo ambiente un verano inolvidable en la finca que da título al film, en el que la camaradería y el juego dan paso a la atracción y el descubrimiento de nuevas sensaciones propias de esa época mágica que precede a la pubertad. Paralelamente asistimos al reencuentro de esos dos amigos y la progresiva aceptación por parte de uno de ellos de su verdadera identidad sexual. Todo ello filmado con un gusto exquisito y una especial delicadeza que hacen de este relato, en principio bastante común y aparentemente muy recurrente en el cine de temática gay, una experiencia sensorial gratificante y muy emotiva. El tratamiento sensual y sugerente de la relación tanto en su vertiente infantil como en la adulta, hacen que su director merezca ser tenido en cuenta en futuros trabajos, y se pueda considerar ésta como una obra significativa sobre la materia, especialmente por su carácter melancólico, capaz de retrotraernos a ese período de la infancia tan revelador y, en cierto sentido, lleno de aventura y descubrimiento.

lunes, 27 de noviembre de 2017

LA HIJA DEL REGIMIENTO EN EL MAESTRANZA. LUZ, COLOR, EXCELENCIA MUSICAL Y DESATINOS MACHISTAS

Ópera de Gaetano Donizetti con libreto de Jules Henri V. de Saint-Georges y Jean F. A. Bayard. Santiago Serrate, dirección musical. Laurent Pelly, dirección de escena y vestuario. Marcelo Buscaino, reposición de la dirección de escena. Chantal Thomas, escenografía. Joël Adam, iluminación. Juan Manuel Guerra, reposición de la iluminación. Laura Scozzi, coreografía. Karine Girard, reposición de los movimientos coreográficos. Agathe Mélinand, dramaturgia y nuevos diálogos. Con Pretty Yende, John Osborn, Marina Pinchuk, Carlos Daza, David Lagares, Alberto Arrabal, Vicky Peña, Juan Carrillo y Moisés Molina. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza, dirigido por Íñigo Sampil. Producción del Teatro del Liceo de Barcelona a partir de la coproducción del Metropolitan de Nueva York, Covent Garden de Londres y Staatsoper de Viena. Teatro de la Maestranza, domingo 26 de noviembre de 2017

Una producción como ésta, arropada por un elenco vocal extraordinario y unas prestaciones musicales de primer orden, es lo que el coliseo necesita para consolidar su estatus de primer rango en la comunidad, y su buena posición en el panorama nacional, además de avanzar en su ascenso, aspirando a programar más títulos y mayor cantidad de funciones en futuras temporadas. No cabe duda de que hay mucho color, una potente luz y una muy adecuada atmósfera de fábula en este diseño del aclamado Laurent Pelly, ayudado por una escenografía y un vestuario que sin ser sorprendentes, aportan una estimulante sensación de amabilidad a un conjunto que ya está bendecido con una partitura mucho más amena e inspirada de lo que en principio cabe esperar. Se nos escapa el motivo del cambio de ambientación de las guerras napoleónicas a la Gran Guerra, pero no molesta. Los detalles en la dramaturgia incorporados en cada ciudad donde recala la producción, con textos sueltos en castellano y alusiones a la manzanilla o a las sevillanas de Lorca, potencian el parecido de este título con la futura opereta e incluso con el musical o la zarzuela, géneros a los que tampoco es ajeno ese desenfado general que transmite el conjunto.

Evidentemente la dirección escénica contribuye a este éxito, con movimientos ágiles y enérgicos que diluyen cualquier posibilidad de espectáculo rancio o caduco. Y sin embargo qué desatino supone, justo después del Día contra la Violencia de Género, ver cómo Pelly ha decidido, al margen incluso del propio libreto, que Marie parezca más la criada que la hija del regimiento. Durante todo el primer acto la joven plancha, con un modelo por cierto que parece recién comprado aprovechando las ofertas del Black Friday, pela patatas y tiende la colada, y aún así siente nostalgia de sus padres adoptivos cuando en el segundo acto la Marquesa la educa entre oropeles. Mala imagen que un espectáculo cultural, y por extensión educativo, debería evitar a toda costa, sobre todo cuando ni siquiera es necesario. Y no vale la excusa de la comicidad, porque no la hay cuando de abusos se trata. Más nos hubiera gustado ver cómo el regimiento mima a su niña, en lugar de someterla a trabajos tradicionalmente mal asociados al género. Consciente de que estas consideraciones me valdrán la burla de muchos sectores que miran a la producción de Pelly como si de un intocable se tratara, hay que reconocer todo lo antes dicho respecto a la agilidad, el color y la sencillez de la propuesta, con aciertos como la caracterización grotesca de una aristocracia afectada y rancia, en vías de extinción.

Pero sobre todo hay que alabar el trabajo musical de sus intérpretes, tanto en lo vocal como en lo instrumental. En este sentido sí que tuvimos un espectáculo de primerísima categoría, con Pretty Yende a la cabeza, que aunque familiarizada con el universo belcantista de Donizetti en títulos como Lucia di Lammermoor o El elixir de amor, ha hecho su debut aquí en este difícil rol sobre cuyas espaldas recae el éxito o no de la función. La joven soprano sudafricana tiene un talento natural para modular la voz con virtuosismo y extraordinaria naturalidad, fraseo limpio y estimulante, y un impresionante brillo en una voz de timbre hermoso, sedoso y aseado. Por si fuera poco es una excelente actriz, con envidiable vis cómica como evidenció en la histriónica lección de canto, y un saludable desparpajo capaz de atraer en todo momento la atención del público. Yende supo transmitir toda la energía inherente al aria Au bruit de la guerre, así como la desesperanza melancólica en la despedida final del primer acto, y sobresalir después en el segundo con el sentido y delicado monólogo C’en est donc fait, rematado con un enérgico Salut à la France, logrando la rendición incondicional del público y haciendo suyo un papel ya definitivamente incorporado a su catálogo.

No hubo mucha química con el tenor norteamericano John Osborn, pero juntos consiguieron brillar en dúos como Quoi, Vous m’ameiz. Él, por su parte, posee una voz bien entonada, lírica, de fraseo ágil y potencia suficiente, capaz así de enfrentarse a los difíciles retos que le propone la partitura, incluido esa complicada sucesión de sobreagudos en Pour mon âme, que salvó con aparente facilidad, como naturalmente cabe esperar de quien se atreve con el papel. Desde su Pour une femme de mon nom, la mezzo Marina Pinchuk demostró también estar en perfecta forma para abordar su Marquesa de Berkenfield con perfecto dominio de la respiración y la entonación, acompañada también de una adecuada vis cómica. Carlos Daza, Alberto Arrabal y David Lagares, las apuestas españolas del elenco, brillaron igualmente en sus cometidos, con especial mención para el joven onubense, cada vez más afianzada su carrera de bajo con voz contundente y buenas aptitudes interpretativas. Muy divertida también Vicky Peña, que aunque su Duquesa de Crackentorp no tiene que cantar, está muy familiarizada con el musical, sobre todo el de Stephen Sondheim que tanto gusta en Barcelona. En cuanto a la dirección de Santiago Serrate, desde hace mucho emancipado de este teatro en el que tantas veces ejerció como asistente de Halffter, defendió la partitura con abundante jovialidad, acertando en el tono a veces marcial, otras lírico e incluso pastoral de la música, enriqueciendo las aportaciones del elenco vocal y potenciando las aptitudes de la orquesta, en la que solistas y metales brillaron con gran intensidad. Y no podemos olvidar el excelente trabajo del coro, fundamentalmente las voces masculinas, que además se tuvieron que empeñar a fondo en movimientos escénicos y coreografías perfectamente coordinadas. Si sólo se hubieran obviado las tareas domésticas de la ingenua Marie, estaríamos hablando de un espectáculo redondo.

domingo, 26 de noviembre de 2017

A GHOST STORY Reflexión espiritual y existencial

USA 2017 87 min.
Guión y dirección David Lowery Fotografía Andrew Doz Palermo Música Daniel Hart Intérpretes Casey Affleck, Rooney Mara, Rob Zabrecky, Will Oldham, Liz Franke, Sonia Acevedo Estreno en el Festival de Sundance 22 enero 2017; en Estados Unidos 7 julio 2017; en España (no en Sevilla) 3 noviembre 2017

Había en el remake de Peter y el dragón cierta poética en el tratamiento de la historia y la imagen, claro que subordinada al carácter eminentemente comercial de la propuesta. David Lowery, su director, parecía haber captado en esa agradable película el espíritu nostálgico y aventurero del tan celebrado cine de los años ochenta. Ahora retoma la idea con la que comenzó a hacer cine, con tan sólo siete años, en aquel cortometraje influido por la película Poltergeist y que llevaba el mismo título. El mundo de los espectros regresa ahora en esta cinta más cerca en su argumento de Ghost que de la película de Tobe Hooper o cualquier otro título sobre terror y fantasmas. Pero en su tratamiento Lowery nos ofrece un trabajo novedoso y particular, una cinta que no se puede tratar a la ligera y que seguramente necesitaría más de un visionado para comprenderla en toda su extensión. Lowery propone un viaje en el tiempo a través de la experiencia de un fantasma enamorado de su esposa viuda, siempre anclado a un mismo lugar a lo largo del tiempo, pasado y futuro incluidos. Para ello cuenta con Casey Affleck y Rooney Mara, que ya trabajaron a sus órdenes en En un lugar sin ley, y protagonizan ahora momentos que exigen de verdadera paciencia por parte del espectador, que asiste atónito a un Affleck enfundando en el más socorrido disfraz de Halloween de todos los tiempos, que pasea cual alma en pena, y a una Mara engullendo compulsivamente un pastel. A su alrededor se teje una profunda reflexión sobre el paso del tiempo y cómo todo se va olvidando y superando, con la complicidad de una fotografía luminosa e intencionadamente bien encuadrada, premiada en Sitges, y un preciso trabajo de la atmósfera, la música y el sonido. Lowery apoya su película fundamentalmente en la imagen, con apenas alguna incursión discursiva, especialmente la que realiza Will Oldham sobre lo efímero también de la creación artística, aún llamada a perdurar más en el tiempo que nuestra propia existencia, e incluso más que sobre los objetos que nos rodean y nuestras moradas, con la Novena de Beethoven como objeto de su reflexión. En fin, una cinta singular y diferente, aparentemente poética y profunda, que quizás con un análisis más profundo seamos capaces de captar en toda su compleja dimensión, aunque como siempre suele ocurrir en estos casos, habrá quien todo esto le parezca simplemente un  churro.

sábado, 25 de noviembre de 2017

EN REALIDAD, NUNCA ESTUVISTE AQUÍ El taxista se profesionaliza

Título original: You Were Never Really Here
Reino Unido-Francia-USA 2017 95 min.
Guión y dirección Lynne Ramsay, según la novela de Jonathan Ames Fotografía Thomas Townend Música Jonny Greenwood Intérpretes Joaquin Phoenix, Ekaterina Samsonov, Alessandro Nivola, Alex Manette, John Doman, Judith Roberts, Jason Babinsky, Madison Arnold Estreno en el Festival de Cannes 27 mayo 2017; en Francia 8 noviembre 2017; en España 24 noviembre 2017

A Lynne Ramsay le encantan los títulos dialogados y le llueven los elogios y los premios con cada proyecto que acomete, y no lo entendemos. Tanto Tenemos que hablar de Kevin como esta película plantean cuestiones importantes y terribles. En aquella ocasión era el papel de una madre incapaz de asumir sus responsabilidades frente a un hijo presuntamente ineducable, y ahora se trata de un justiciero de la noche empeñado en barrer la ciudad de tratantes de blancas. En ningún caso nos ha conseguido sin embargo conmover ni apenas interesar por su caprichosa forma de narrar y su tergiversada gramática cinematográfica. Joaquin Phoenix se mete en la piel de un inexpresivo ex combatiente de guerra, con traumas infantiles, faltaría más, que vive con su anciana madre y se dedica de forma profesional a matar proxenetas y abusadores sexuales de niñas. Es como si Travis Bickle se hubiera profesionalizado y ahora se contaran sus andanzas como matón justiciero y carne de una dura venganza. Los apuntes sobre corrupción política en el ámbito sexual se antojan endebles, superficiales y hasta inocentes, mientras ni siquiera el tratamiento visual logra insuflar algo de interés a la cinta. A pesar de contar una historia poco original y contar con pocos diálogos, consiguió el premio al mejor guión en Cannes, y aunque Phoenix no realiza aquí ni de lejos su mejor actuación, se hizo con el correspondiente al mejor actor en el mismo certamen. Nos la han presentado como imprescindible, y quizás estemos equivocados, pero lo cierto es que sólo nos provocó bostezo. No tiene desperdicio la escena en la que el protagonista y su perseguidor yacen mal heridos y cogidos de la mano en el suelo, cantando I’ve Never Been to Me mientras escuchan a Charlene por la radio.

ASESINATO EN EL ORIENT EXPRESS Interesante reflexión sobre un clásico

Título original: Murder on the Orient Express
USA-Malta 2017 116 min.
Dirección Kenneth Branagh Guión Michael Green, según la novela de Agatha Christie Fotografía Haris Zambarloukos Música Patrick Doyle Intérpretes Kenneth Branagh, Penélope Cruz, Willem Dafoe, Judi Dench, Johnny Depp, Michele Pfeiffer, Daisy Ridley, Josh Gad, Derek Jacobi, Leslie Odom jr., Lucy Boynton, Sergei Polunin, Tom Bateman, Olivia Colman, Miranda Raison, Chico Kenzari, Manuel García-Rulfo Estreno en Reino Unido 3 noviembre 2017; en España 24 noviembre 2017


Nunca una novela tan corta había dado tanto de sí. Pero precisamente por eso cabía la posibilidad de definir más, dedicar más tiempo a cada personaje, la mayoría de los cuales quedan tan esbozados que apenas sirven de comparsa en una función en la que deberían destacar más, al fin y al cabo sobre todas y todos recaen las sospechas de un mismo asesinato. De todos modos éste es un problema en el que, aún en menor medida, también caía el film que Sidney Lumet dirigió con rotundo éxito en 1974, lo que todavía hubiera dado más razón de ser a esta nueva adaptación de Kenneth Branagh. Hay que agradecerle sin embargo que se haya resistido a su habitual megalomanía, que sólo asoma de vez en cuando y con mucha justificación. De hecho es su majestuosidad e incluso solemnidad lo que otorgan credenciales a este nuevo y suntuoso film al que el director de Hamlet y Thor, por citar dos extremos de su amplio registro, ha añadido un par de secuencias de acción, seguramente innecesarias, un poco ridículas y no demasiado espectaculares, y una recreación virtual precisa de ciudades y paisajes. Pero sobre todo lo mejor es que no traiciona el original, mantiene el ritmo y la intriga, aún siendo tan conocida por la mayoría de espectadores, y logra una imagen nueva y aceptable del inspector Poirot. El resto del elenco, salvando esa indefinición que afecta a muchos de sus integrantes, cumple a la perfección, mención especial para Michelle Pfeiffer y una contenida Penélope Cruz, que retoma el papel que le diera su tercer Oscar a Ingrid Bergman, recuperando la nacionalidad original del personaje en la novela de referencia. Vestuario y ambientación son espléndidos, mejorando aquella versión de Lumet, realizada en un tiempo en el que todo era setentero, daba igual la época que se representara. Incluso la música de Patrick Doyle cumple espléndidamente su cometido, alejándose de su difícil precedente, la famosa partitura de Richard Rodney Bennett, cuya obertura y vals son tan difíciles de reemplazar. Pero sobre todo lo que más actualidad da al film, e incluso parece mejor trabajado y con más intención que en el film de Lumet, es su reflexión sobre la flexibilidad de la ley y cómo en determinadas circunstancias debería primar el sentido común y la moral por encima de lo escrito y estipulado. Es algo que nos atañe muy especialmente en un momento tan delicado en el que en nuestro país se respetan algunos preceptos constitucionales y penales con más celo que otros, según el interés que suscite para nuestros incompetentes gobernantes.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

DELIA AGÚNDEZ Y LOS PURCELL DE LA MANO

Otoño Barroco 2017. Delia Agúndez, soprano. Ruth Verona, violonchelo. Manuel Minguillón, archilaúd y guitarra barroca. Laura Puerto, clave. Programa: Obras de Henry y Daniel Purcell. Espacio Turina, martes 21 de noviembre de 2017

Coincidiendo con una nueva propuesta de la Sinfónica del Aljarafe, que pone en escena el próximo domingo en el Lope de Vega Dido y Eneas de Purcell, la soprano cacereña Delia Agúndez volvió a Sevilla, esta vez con su proyecto más personal hasta la fecha. Se trata de la gira que lleva realizando desde principios de este año, presentando un disco que salió al mercado hace dos años, dedicado a los hermanos Purcell, el insigne Henry y su hermano menor Daniel, cuya música está pendiente de redescubrir. El registro de Agúndez y sus estupendos acompañantes es un peldaño firme y seguro para alcanzar ese objetivo. La soprano seleccionó de su catálogo cuatro cantatas que encadenó a obras de Henry de forma indisoluble, como si éste trajera a su hermano cogido de la mano para recordar al mundo que en la familia también emergió otro artista como consecuencia de la Restauración inglesa y la recuperación del teatro y la música como artes imprescindibles e indisolubles.

Y es que en el programa propuesto había mucha teatralidad, y en la gestualidad y la expresividad de la joven soprano, más. Por fin salió del Alcázar, donde pudimos disfrutar, y mucho, de su canto en las dos ocasiones anteriores en las que visitó Sevilla, con Raúl Mallavibarrena y el grupo Cinco Siglos, respectivamente. En el Espacio Turina su voz sonó aún más concisa, segura y definida. Su maleabilidad y brillo se mantuvieron intactas en un recital lleno de encanto, melancolía y emotividad. De una parte obras en su mayoría vocales de Henry Purcell, con el optimista She loves and she confesses too actuando a modo de bienvenida, jubiloso en manos de la cantante, modulando a discreción y con un amplio sentido del estilo y la estética de la época. Entre los momentos más emotivos, destacó su interpretación de An Evening Hymn, una oración de talante profundamente melancólico, que la soprano endulzó con un trabajo exquisito de vocalización y expresividad. El concierto, que salvo por algunas piezas instrumentales añadidas, reprodujo miméticamente el registro promocionado, se hizo fuerte con las cuatro cantatas seleccionadas de Daniel Purcell, reproduciendo idéntico esquema entre recitativos y arias, una triste, la otra alegre y desenfadada.

La extraordinaria teatralidad de Agúndez, su dominio de los acentos, una excelente capacidad para cambiar de registro y llegar sin dificultad a los extremos de su amplia tesitura, así como un encomiable control de la dicción y el fraseo, contribuyeron a encandilar con estas pequeñas piezas de carácter teatral y tema amoroso. Cada instrumentista tuvo su momento de gloria, Minguillón en una adaptación de A Ground in Gamut a cuerda pulsada, preciso y sentimental, Laura Puerto no sin cierta dificultad en la compleja Almand de la Suite nº 2, Ruth Verona extrayendo carnalidad y profunda melancolía en el Preludio en Sol menor Z773, y todos juntos brillando en una evocadora Chacona de La reina de las hadas. Como propina, Agúndez entonó con acierto y emoción Music for a While del genio inglés.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

domingo, 19 de noviembre de 2017

ARTISTAS CALLEJEROS EN EL 3º CONCIERTO DE CÁMARA DE LA ROSS

3º concierto del XXVIII ciclo de música de cámara de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Royal Brass Quintet (Denis Konir y Nuria Leyva Muñoz, trompetas. Javier Rizo Román, trompa. Francisco Blay Martínez, trombón. José Manuel Barquero Puntas, trombón bajo). Programa: Aleluya, de Haendel; Logrundr XVIII, de Louis “Moondog” Hardin; Aria de la reina de la noche, de Mozart; Suite de Porgy and Bess, de Gershwin; That’s a Plenty, de Bert Williams; Suite de West Side Story, de Bernstein; Big Band Montage, de Paul Chauvin. Espacio Turina, domingo 19 de noviembre de 2017

El trombonista José Manuel Barquero
El tercero de los programas de música de cámara de la Sinfónica se configuró con aires amables y distendidos de la mano del conjunto de metales de la orquesta, bautizado como Royal Brass Quintet probablemente en homenaje a esa tradición inglesa tan presente en celebraciones y acontecimientos que permite versionar éxitos de la música clásica y ligera. Este tipo de agrupaciones sirve además para recrear standards americanos identificados con el jazz y la música ligera, como bien los saben los jóvenes que a diario amenizan el paseo por la Avenida de la Constitución interpretando éxitos del cine y la música pop, y que merecen nuestro reconocimiento por su buen gusto y mejor hacer. Como maestro de ceremonias, el trompista Javier Rizo se tomó las explicaciones un poco a la ligera, confundiendo el tono distendido de la propuesta con cierto aire de “pasaba por aquí”. Agradecemos no obstante sus ilustraciones sobre el excéntrico Moondog y su emotivo recuerdo a la grabación que Bernstein realizara de West Side Story a fuerza de mucho enfadarse con el tenor José Carreras.

Una versión vigorosa del Aleluya de El Mesías, en un estilo respetuoso y acertado, abrió el concierto, seguido de una pieza también de ciertos tintes barrocos, esta vez al estilo fugado de Bach, compuesta por el músico, poeta e inventor de instrumentos Louis Hardin, más conocido como Moondog o El vikingo de la Sexta Avenida, por su indumentaria y su condición de presunto indigente. José Manuel Barquero sustituyó, con pleno dominio de la respiración y amplio registro, a la soprano en las difíciles agilidades del Aria de la Reina de la Noche de La flauta mágica. La lírica americana estuvo presente a través de sus dos títulos más emblemáticos, West Side Story de Bersntein y Porgy and Bess de Gershwin. Los temas más populares de la ópera negra por antonomasia se ofrecieron en forma de suite, con especial mención para Nuria Leyva y su particular Summertime, mientras en la pieza de Bernstein destacó una impecable America y un sentido Somewhere que Rizo entonó con proverbial confianza.

Las agilidades eminentemente jazzísticas brillaron menos en este repertorio, a pesar de lo cual las armonías de Maria de Bernstein cumplieron el objetivo de emocionar considerablemente. El foxtrot del comediante afroamericano Bert Williams, That’s a Plenty, lució vibrante y divertido, mientras del arreglista Paul Chauvin se ofreció su Montaje para Big Band nº 1, en lugar del nº 2 programado, incluyendo versiones competentes y muy rítmicas de In the Mood, I’m Getting Sentimental Over You o Sentimental Journey, con el que Denis Konir se atrevió incluso a cantar.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

LA GRAN ENFERMEDAD DEL AMOR Comedia romántica de amplio espectro

Título original: The Big Sick
USA 2017 119 min.
Dirección Michael Showalter Guión Emily V. Gordon y Kumail Nanjiani Fotografía Brian Burgoyne Música Michael Andrews Intérpretes Kumail Nanjiani, Zoe Kazan, Holly Hunter, Ray Romano, Linda Emond, Anupam Kher, Zenobia Shroff, Adeel Akhtar, Bo Burnham, Aidy Bryant, Kurt Braunohler Estreno en el Festival de Sundance 20 enero 2017; en Estados UNidos 14 julio 2017; en España 3 noviembre 2017

Sorprende que detrás de esta comedia romántica se encuentre el productor Judd Apatow, responsable del viraje que ha dado la comedia americana reciente hacia el mal gusto y el humor escatológico. Nada más lejos de lo que propone esta amable y distendida película del director de Hello, My Name Is Doris, una película protagonizada por Sally Field que pasó sin pena ni gloria por las salas hace apenas dos años. The Big Sick cuenta con guión del propio protagonista del film, un cómico pakistaní gracias al cual confiamos que todos los tópicos sobre inmigrantes de su tierra en Estados Unidos que plantea no sean ni más ni menos que ciertos. Cuenta una historia de amor interracial, amenazado por los prejuicios y las creencias religiosas de esta comunidad musulmana, y sobre todo por la enfermedad, razón de mayor peso para hacer peligrar su futuro. Y lo hace con un tono permanente de buenrrollismo y ternura que no persigue la hilaridad sino sólo esbozar una sonrisa que supere la posible dureza de lo que se nos está contando, recuperando así la tónica de comedia urbana, retórica y simpática, sin muchas más pretensiones que hacer pasar un buen rato, hacernos reflexionar un poco sobre cuestiones muy básicas y frecuentes, y permitir a su equipo artístico y técnico realizar un producto que finalmente se ofrece con cariño y amabilidad. Unos buenos diálogos y mucha naturalidad, que fluye sin esfuerzo en un escenario que plantea cuestiones poco originales y muchas veces tratadas, lo que refuerza considerablemente su mérito. Destaca un buen trabajo interpretativo de una recuperada Holly Hunter, y una definición profunda y precisa de los personajes, gracias a lo cual tienen vida propia al margen de su presencia en pantalla.

HACIA LA LUZ Ensayo poético sobre la ceguera

Título original: Hikari
Japón-Francia 2017 101 min.
Guión y dirección Naomi Kawase Fotografía Arata Dodo Música Ibrahim Maalouf Intérpretes Ayame Misaki, Masatoshi Nagase, Tatsuya Fuji, Kazuko Shirakawa, Mantarô Koichi, Noémie Nakai, Chihiro Ohtsuka Estreno en el Festival de Cannes 23 mayo 2017; en Japón 27 mayo 2017; en España 17 noviembre 2017

Hay una tendencia generalizada en el cine japonés que trasciende a nuestras pantallas a utilizar siempre un lenguaje eminentemente poético y simbólico, que invade incluso a las cintas de animación. El cine de Naomi Kawase no es precisamente una excepción, con trabajos como Aguas tranquilas o Una pastelería en Tokio que sólo se entienden y disfrutan desde una óptica poética. En Hacia la luz la realizadora japonesa se detiene en un mundo poco explorado en el cine, ni siquiera en el documental, como es la audiodescripción de películas para invidentes, un tema muy presente incluso en nuestras televisiones domésticas, cuando pulsando por equivocación un botón, se nos cuela la versión audiodescrita. Algo en definitiva tan molesto como el abuso de la voz en off por algunos cineastas, empeñados en describir incluso lo que es fácil de intuir sólo con la imagen, pero necesario cuando no ves y la descripción se convierte en imprescindible, aunque también sujeta a unas reglas, pues al final se trata de trasladar al espectador las mismas sensaciones y reflexiones, por lo que la cuestión de autor o autora debe estar muy presente incluso a la hora de adaptar la imagen a la descripción oral. En esa tesitura se conocen una encargada de tales explicaciones y un fotógrafo que está perdiendo la visión y forma parte del comité que evalúa los trabajos de la joven escritora y traductora. Trabajada como metáfora de lo efímero y lo pasajero, de cómo lo que vemos desaparece, y en última instancia cómo todo queda en el recuerdo y la nostalgia del pasado y su belleza, Kawase plantea sin embargo una historia de amor que nunca llega a cuajar ni convencer, que se pierde en sus idas y venidas entre sesiones de cine y problemas emocionales de una y otro. La inevitable pérdida del ser querido y, en última instancia, el absurdo de la vida y la necesidad de llenarla de luz para darle algún sentido, subyace en el interior de una cinta que no llega a volar con la intensidad y el lirismo que pretende, quedando en un producto sutil pero definitivamente tristón. A destacar en su minimalista banda sonora al jazzista francés Ibrahim Maalouf, hace dos temporadas presente en el ciclo de jazz del Lope de Vega.

ESTRENO DE "EL AUTOR" Y "JUPITER'S MOON" EN SALAS

EL AUTOR
Festival de Cine Europeo de Sevilla 4 noviembre 2017
Estreno en salas 17 noviembre 2017

JUPITER'S MOON
Festival de Cine Europeo de Sevilla 3 noviembre 2017
Estreno en salas 17 noviembre 2017

sábado, 18 de noviembre de 2017

LA ROSS EN EL ESPACIO TURINA: IN CRESCENDO

2º concierto del ciclo Beethoven y Haydn de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Jan Latham-Koenig, director. Programa: Serenata nº 2 Op. 16, de Brahms; Sinfonía nº 85 “La Reina”, de Haydn; Sinfonía nº 31 K.297 “París”, de Mozart. Espacio Turina, viernes 17 de noviembre de 2017

Merece la pena acercarse a esta propuesta diversificadora de los responsables de la Sinfónica, llevándola a otros espacios y aumentando su habitual temporada de conciertos con otros, agrupados o no en ciclos, que dan idea de su gran versatilidad y capacidad para abordar programas tan estimulantes como el presentado anoche en el Espacio Turina, y que quienes no se acercaran a él tienen hoy la oportunidad de hacerlo, con la garantía de que no quedarán defraudados ni defraudadas. La reconocida buena acústica del Espacio Turina, especialmente cuando de conjuntos reducidos se trata, fue también un aliciente en este segundo concierto de los dedicados al espíritu revolucionario de Beethoven y la mente iluminada de Haydn. Controladas las dinámicas y los volúmenes, la concha del Turina ofrece una tímbrica muy especial, densa y concentrada, con la que el clasicismo se luce de forma harto considerable. La batuta del muy experimentado director británico Jan Latham-Koenig brilló también, sobre todo en las páginas de este emblemático período artístico y musical.

La tantas veces elogiada cuerda grave de la orquesta dio consistencia a un Brahms dicho sin aspavientos ni, también hay que decirlo, demasiada emoción. Pareciera entonces que asomara la habitual tradición británica, comedida y tan atenta a sobresalir más en elegancia y contención que en insuflar de adecuada expresividad las partituras interpretadas. Aún así destacaron los contrabajos, con mucho empuje y personalidad, en el allegro inicial, delicado y lírico. Melodioso y rítmico, acaso menos exuberante de lo conveniente, el scherzo, mientras al adagio le faltó misterio y amplitud; quizás haberlo ralentizado le hubiera beneficiado en este sentido. Dignos y reposados los elocuentes diálogos entre cuerda y madera en el quasi minueto; esta última destacó también en el flexible y melódico rondó final.

Cuando creímos que la estética del concierto continuaría por esos derroteros, contenidos y algo flemáticos, Latham-Koenig, de ascendencia diversa y amplia experiencia operística, sorprendió con un Haydn y un Mozart en el otro extremo, radiantes y llenos de expresividad. La más popular de las seis sinfonías parisienses del primero, supone el apogeo de la sinfonía clásica vienesa, síntesis magistral de elegancia y fuerza, a la vez que perfecta ilustración de una época en decadencia. En ella destacó la energía y contundencia de la cuerda, la flexibilidad de la flauta de Morelló en las variaciones de la Romanza, el carácter distinguido del allegretto-minueto, y la sutileza espiritual del presto final. Pero el volcán en erupción llegó de la mano de un Mozart imponente, por lo que la velada transcurrió in crescendo, ofreciéndose una Sinfonía París poderosa, estrenada justo antes de que la desgracia arruinara la que se suponía iba a ser una feliz estancia del compositor en la capital francesa, ahora con los violines, ausentes en la primera obra interpretada en el concierto, al máximo rendimiento. La sensación final, carnosa y con una evidente carga dramática, no pudo resultar más satisfactoria.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 15 de noviembre de 2017

ESTRENO DE "THE SQUARE" Y "ORO" EN SALAS

THE SQUARE
Festival de Cine Europeo de Sevilla 3 noviembre 2017
Estreno en salas 10 noviembre 2017

ORO
Festival de Cine Europeo de Sevilla 6 noviembre 2017
Estreno en salas 10 noviembre 2017

LA BATALLA DE LOS SEXOS Espíritu deportivo y de libertad

Título original: Battle of the Sexes
USA 2017 121 min.
Dirección Jonathan Dayton y Valerie Faris Guión Simon Beaufoy Fotografía Linus Sandgren Música Nicholas Britell Intérpretes Emma Stone, Steve Carell, Andrea Riseborough, Elisabeh Shue, Bill Pullman, Austin Stowell, Sarah Silvermanb, Alan Cumming, Natalie Morales, Eric Christian Olsen, Jessica McNamee, Mickey Sumner Estreno en el Festival de Toronto 11 septiembre 2017; en Estados Unidos 29 septiembre 2017; en España 3 noviembre 2017

Hay talento en esta película que narra un acontecimiento real, el partido disputado en 1973 en el Houston Astrodome entre la joven Billie Jean King y el veterano Bobby Riggs, dos astros del tenis norteamericano. Por un lado están los directores de Pequeña Miss Sunshine y Ruby Sparks, por otro el guionista de Full Monty y Slumdog Millionaire, y por otro un reparto en el que destacan figuras actuales como Emma Stone y estrellas de otro tiempo como Bill Pullman o Elisabeth Shue. Una historia tan apasionante como ésta y la combinación de talentos aludida tendría que haber dado lugar a una película extraordinaria. Sin embargo nos encontramos ante una cinta sólo correcta, muy bien ambientada, competentemente realizada y con buen ritmo a fuerza de mucha agitación y un tono frecuentemente victorioso. Se trata por otro lado de un entretenimiento muy útil, ya que no sólo cuenta una gesta deportiva enfocada a igualar hombres y mujeres también en cuanto a fuerza y resistencia, sino que aprovecha para ilustrar una época en la que reivindicaciones sobre la libertad de elección sexual eran mucho más difíciles y arriesgadas de llevar a cabo que en la actualidad. El film por lo tanto centra su atención en el personaje interpretado por Stone, su lucha por la igualdad llevada al campo del deporte y por extensión la vida misma. Sus responsables han enfocado bien el tema y lo han adornado con una gramática espectacular, pero el exceso le resta efectividad, siendo tan amable como complaciente. No obstante, en el apartado sensual, se agradece el lío de faldas y la naturalidad, insólita en el cine americano, con la que está reflejado.

LA LIBRERÍA Compañeros de soledad y sueños

Título original: The Bookshop
España-Reino Unido 2017 115 min.
Guión y dirección Isabel Coixet, según la novela de Penelope Fitzgerald Fotografía Jean-Claude Larrieu Música Alfonso de Vilallonga Intérpretes Emily Mortimer, Bill Nighy, Patricia Clarkson, Honor Kneafrey, James Lance, Harvey Bennett, Michael Fitzgerald, Jorge Suquet, Hunter Tremayne, Frances Barber, Nigel O’Neill, Charlotte Vega Estreno en el Festival de Valladolid 21 octubre 2017; en salas 10 noviembre 2017

Cuando vemos películas tan delicadas y exquisitas como ésta, sentimos la necesidad de escribir sobre ellas en el mismo tono, y alcanzar al menos su misma amabilidad. Pero la inspiración es algo que no siempre acompaña, y frecuentemente no logramos alcanzar nuestro objetivo. Quien sí parece haber tenido inspiración suficiente a la hora de contarnos esta sencilla historia y contagiarnos con su amor a la vida y a los libros es su directora, la catalana Isabel Coixet. Siendo un lastre de nuestro cine basarse tanto en la palabra y tan poco en la imagen, Coixet es sin embargo una de las realizadoras españolas que mejor justifica el empleo de la palabra en su cine, dotándola de una fuerza considerable y sometiéndola al centro de su discurso, ya sea hablada (Mi vida sin mí, Cosas que nunca te dije, Aprendiendo a conducir) o escrita (La vida secreta de las palabras, A los que aman). Y para demostrar que puede también prescindir de ella y confiarse más a la imagen, ahí están películas como Mapa de los sonidos de Tokio o Nadie quiere la noche. Pero si hay una cinta que mejor exhibe su amor por la palabra escrita, esa es sin duda La librería, una emotiva, delicada y preciosa cinta sobre el amor a los libros, con ejemplos significativos como Fahrenheit 451 de Bradbury o Lolita de Nabokov, la compañía que dan y la belleza que reside en ellos, como objetos y contenedores de historias y sabiduría. Se pueden compartir o no estas consideraciones, pero lo que no se puede discutir es que el trabajo de Coixet, basado en el previo de la autora de la novela en el que se basa, Penelope Fitzgerald, transmite esa admiración, ese amor y ese deleite por la lectura. Pero no es sólo una película bien hecha y bien contada, estupendamente interpretada, ambientada y hasta ilustrada musicalmente, sino que nos habla desde el corazón de muchas cosas, fundamentalmente de perseguir nuestros sueños, ser dueños y dueñas de nosotros y nosotras mismas, vivir en comunión con nuestro entorno y de forma coherente con él, sin dañarlo ni perturbarlo, superando los obstáculos que se nos presentan. Todo ello desde una óptica eminentemente femenina, no necesariamente feminista, dejando constancia de una época, unas reivindicaciones y la necesidad de superar baches e imposturas. Y como no hay buena ficción sin malos evidentes, la protagonista de la función tiene su rival pérfida y mezquina, un retrato de ese poder siempre manipulador que en última instancia genera la infelicidad y frustración a la que parece abocada gran parte de la desdichada humanidad.

martes, 14 de noviembre de 2017

JAVIER CAMARENA EN EL MAESTRANZA: OÍR PARA CREER

Recitales líricos. Javier Camarena, tenor. Ángel Rodríguez, piano. Programa: Obras de García, Mozart, Rossini, Donizetti y Verdi. Teatro de la Maestranza, lunes 13 de noviembre de 2017

Javier Camarena es uno de los tenores que más admiración causa en el actual panorama operístico mundial, a veces incluso por encima de Florez o Kaufmann. Su actuación en el Maestranza vino a corroborarlo; dará mucho que hablar y será uno de los grandes hitos de toda la historia del coliseo sevillano. El suyo no fue un recital con el que simplemente pudiéramos disfrutar de una voz espléndida, incluso milagrosa; fue más allá, algo que ya sospechábamos tratándose de alguien venido de tierras tan generosas en simpatía y amabilidad como México. La falta total y absoluta de complejos y esa proverbial facilidad que tienen los artistas llegados del continente americano para meterse al público en el bolsillo, llegaron a tal grado que el concierto se convirtió en un acontecimiento, y su artífice en un showman de enorme talento y categoría.

El último bis, una canción de Agustín Lara dedicada a Sevilla en el mismo tono y estilo que su archifamosa Granada, dio la clave de cómo su intención era seducir y cautivar al público convocado. Ya antes hizo emotivas referencias al Teatro, su irrepetible gala lírica inaugural, y al tenor y compositor sevillano Manuel García, a quien dedicó toda la primera parte del evento. Pero nada de eso era realmente necesario para ganarse las entusiasmadas ovaciones del público, que incluso entre escenas y arias fueron inusitadamente largas y generosas. Bastó con desplegar todo su arte, su poderoso torrente de voz, capacidad para modular, frasear con gusto y exquisitez, y exhibir dotes cómicas y románticas sin apenas esfuerzo. Lo suyo es un don, un privilegio que ha tenido la fortuna de cultivar y perfeccionar para regalar así al mundo una voz y unas capacidades canoras sin parangón.

La casualidad permitió que apenas un par de semanas antes de levantarse el telón con La hija del regimiento, el rol de Toni, que tantas satisfacciones ha dado a Camarena, asomara también en este recital, superando con matrícula de honor los nueve do de pecho seguidos de Ah, mes amis, un aria con el que además recordó al gran Alfredo Kraus. Antes, en el homenaje a García, entonó en perfecto estilo Caballo de El poeta calculista, y recorrió con holgura todos los registros y texturas de la muy compleja Gran Aria, donde asomó también su vis cómica. La emisión natural de su voz y su aparente facilidad para las ornamentaciones brillaron en Ah! Lo veggio, el aria excluida de Cosí fan tutte, y Cessa si piú resistere, de El barbero de Sevilla. Cantó Tombe degli avi miei, de Lucia di Lammermoor, y Ella mi fu rapita!, de Rigoletto, con mucha emoción y expresividad, hasta que un calambre frío y desgarrador se adueñó de nosotros con su interpretación de De miei bollenti spiriti, de La Traviata. Entre escena y aria fue desnudando su alma y personalidad, siempre hasta donde le permitía su sentido comercial, desembocando en dos sentidos boleros, Júrame de la mexicana María Grever, y Cómo fue del cubano Ernesto Duarte, un cariñoso guiño al pianista Ángel Rodríguez, que acompañó con mucho respeto y profesionalidad, además de evidenciar un amplio sentido lírico y emotivo en los dos boleros referidos.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

domingo, 12 de noviembre de 2017

JOVEN ORQUESTA BARROCA DE SEVILLA: LA MÚSICA AMANSA

Otoño Barroco. Joven Orquesta Barroca de Sevilla. Valentín Sánchez Venzalá, director. Programa: Un barroco de cine (obras de Pachelbel, Bocherini, Haendel, Vivaldi, Mozart y Bach). Espacio Turina, domingo 11 de noviembre de 2017

Buena iniciativa la de programar cuando finaliza el Festival de Cine Europeo un concierto de música barroca, y un poco de clasicismo, utilizada en películas. La Sinfónica tenía previsto otro, con composiciones de Fernando Velázquez (Lo imposible, Un monstruo viene a verme), pero problemas técnicos parecen haberlo impedido. La cita con las nuevas generaciones de la Orquesta Barroca tenía otros dos componentes especiales. Por un lado su carácter familiar, enfocado para atraer nueva afición, niños y niñas que acompañados de sus padres se vayan acercando al placer de la música. La cosa funciona, porque mientras no hubo música se podían oír las voces de los más rebeldes, pero en cuanto empezaba a sonar, dejaban de molestar. ¡Qué cierto es que la música amansa las fieras! Y por otro lado tratarse de una ocasión más para poner en valor el trabajo de estos jóvenes que sacrifican su tiempo para salir adelante en sus estudios, el conservatorio y los ensayos.

No podemos más que agradecer la agotadora labor de Valentín Sánchez para sacar adelante este proyecto académico, tan enriquecedor para la vida musical de la ciudad como para esta juventud, mucha de la cual no se dedicará a la música, pero habrá sacado mucho partido de su disciplina y sensibilidad. En el programa piezas muy conocidas, lo que hace aún más severo el nivel de satisfacción con la interpretación ofrecida. Discutible la elección de algunas, pero la plantilla manda y con una orquesta sólo de cuerda no se puede elegir lo más significativo en cada caso, por ejemplo el Concierto para clarinete de Mozart en Memorias de África, en lugar del allegro del Divertimento K.136, dicho con tanta irregularidad y desequilibrio como el Concierto para dos violines en re menor de Bach, extraído de Hannah y sus hermanas, donde brilla más el Concierto para clave en fa menor del mismo autor. Faltó la clavecinista para dar más cuerpo y color al conjunto, pero una indisposición de última hora lo impidió.

Con mucho brío y considerable nervio atacaron la Llegada de la reina de Saba de Haendel, incluida en Cuatro bodas y un funeral. La versión original de la Sarabanda también de Haendel sonó justa y precisa, en lugar del arreglo que realizó Leonard Rosenman para la banda sonora de Barry Lyndon. Los acordes sostenidos del Canon de Pachelbel (Volver a empezar, Gente corriente) acusaron más debilidad y falta de afinación que los más enérgicos de la Música nocturna de las calles de Madrid de Bocherini (Master and Commander), quizás la pieza que más destacó, con un fandango impecablemente defendido por la violonchelista Irene Rico. La interpretación de esta obra logró generar en quien escribe una profunda y sincera emoción. Otra violonchelista, Auxi Bozada exhibió flexibilidad y lirismo en el tercer movimiento del Concierto en mi menor de Vivaldi; le faltó sin embargo algo más de emotividad y proyección. Naturalmente todos y todas (ellas doblaron en número a ellos) mejorarán con más práctica y esfuerzo. Sin duda lo harán.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

SEFF 2017, 9ª Y ÚLTIMA JORNADA

PIN CUSHION

Reino Unido 2017 82 min.
Guión y dirección Deborah Haywood Fotografía Nicola Daley Música Natalie Holt Intérpretes Lily Newmark, Joanne Scanlan, Loris Scarpa, Sacha Cordy-Nice, Bethany Antonia, Saskia Paige Martin Estreno en el Festival de Venecia 31 agosto 2017

En su debut en el largometraje, la directora Deborah Haywood somete a un interesante experimento de inversión los iconos habituales del cuento infantil. Princesas, príncipes y ogros aparecen transmutados de forma que se adapten perfectamente al entorno de una historia contemporánea que ilustre un problema de candente actualidad como es el bullying. Las influencias del cine son perfectamente perceptibles en esta historia ambientada en un barrio residencial al que se mudan una hija adolescente y su madre jorobada. El ambiente de instituto, los clanes habituales y la necesidad imperiosa de ser admitidas, se convierten rápidamente en material para el auge y decadencia de la chica, con su madre como objeto de la burla y la marginación más despiadada, como si de un cojinete para los alfileres se tratara, el pin cushion del título. Haywood se permite, bajo la consigna de estar contando un cuento, licencias de carácter estético, con una puesta en escena decididamente barroca, y narrativo, planteando situaciones un tanto disparatadas y extremas, hasta conseguir el efecto perseguido, que no es sino convertirse en un testimonio duro y certero sobre una lacra cada vez más extendida, que tanto daño está haciendo no sólo a sus víctimas sino a la sociedad en general.

TERNURA Y LA TERCERA PERSONA

España 2017 64 min.
Guión y dirección Pablo Llorca Fotografía Wiro Berriatúa Intérpretes Celia Bermejo, Cristina de Inza, Mario Gas, Miranda Gas, Juli Mira, Efraín Rodríguez Estreno en el Festival de Sevilla 9 noviembre 2017

Sin duda el cine de Pablo Llorca es diferente. Sus películas, desde Jardines colgantes a El gran salto adelante, pasando por la indispensable Recoletos arriba y abajo, exhiben una personalidad única y una pasión desbordada por el cine, al cual se dedica desde la independencia más absoluta, lo que conlleva presupuestos exiguos y una fastidiosa dificultad para estrenar. En esta ocasión analiza con esa ternura que apunta el título, una comunidad de inmigrantes mayormente extremeños en un barrio periférico de Madrid. Su transformación de barrio difícil y peligroso a amable vecindario al que llega el metro y donde su gente se ayuda tanto como llegado el caso litigan, se percibe sencillamente a través de una familia y el paulatino proceso de independencia de una de sus hijas. El trabajo de una periodista gráfica sobre la sencilla y atractiva gente del barrio da pie a una interesante, sincera y sencilla combinación entre ficción y documental, con lo que la mirada sobre el ingrediente humano se ve mejorada y ampliada. Secuencias como la de la comida con invitado mexicano sirven como ejercicio eficaz de buena comedia, mientras un final precipitado y abrupto, dentro de un conjunto que apenas sobrepasa la hora de duración, estropea el buen acabado de un film que podría haber sido ejemplar en su hábil simpleza y natural exposición.

O ORNITÓLOGO

Portugal-Francia-Brasil 2016 116 min.
Dirección Joâo Pedro Rodrigues Guión Joâo Pedro Rodrigues y Joâo Rui Guerra da Mata Fotografía Rui Poças Música Séverine Ballon Intérpretes Paul Hamy, Xelo Cagiao, Joâo Pedro Rodrigues, Han Wen, Chan Suan, Juliane Elting Estreno en el Festival de Locarno 8 agosto 2016; en Portugal 20 octubre 2016

No son precisamente unas santas las dos chinas que en su camino a Santiago rescatan al protagonista de esta película, que a partir de ese momento añadirá a su soledad la tortura, la humillación, la persecución, el amor carnal y espiritual a Jesús, el amor de los animales y un sinfín de experiencias y sensaciones más que le irán abriendo el camino a la santidad. Joâo Pedro Rodrigues añade, por su parte, a su iconografía gay la figura del santo, personificada en la majestuosa figura del actor francés Paul Hamy, hasta que su conversión en San Antonio de Padua adopte la imagen del propio director de la cinta. Film misterioso y hermoso, con paisajes espectaculares y situaciones asombrosas, que hace de lo místico y lo sobrenatural sus herramientas para generar una parábola sobre la religión y los mitos que la sostienen. Como si de Derek Jarman se tratara, el realizador portugués combina naturaleza, homosexualidad y religión con frescura y naturalidad, aunque exigiendo del espectador una reflexión quizás excesivamente inteligente, con el peligro de resultar pedante y hasta irritante. Este observador de pájaros que, en su deambular por frondosos bosques y caudalosos ríos, descubre el camino a la santidad, merece una lectura detenida que despeje las incógnitas que quedan por resolver en el entramado de símbolos que propone. Su visionado puede resultar agotador, pero satisfactorio en cuanto a su calidad visual.

sábado, 11 de noviembre de 2017

SEFF 2017, 8ª JORNADA

UNA QUESTIONE PRIVATA

Italia 2017 85 min.
Dirección Paolo Taviani Guión Paolo y Vittorio Taviani, según la novela de Beppe Fenoglio Fotografía Simone Zampani Música Giuliano Taviani e Carmelo Travia Intérpretes Luca Marinelli, Lorenzo Richelmy, Valentina Bellé, Anne Ferruzzo, Francesco Turbanti, Marco Brinzi, Alessandro Sperduti Estreno en el Festival de Toronto 8 septiembre 2017

Allonsanfán y Padre patrón marcaron el inicio de la fama de los hermanos Taviani, acrecentada con títulos como La noche de San Lorenzo y Good morning Babilonia. Sin embargo algunos opinamos que su cine es primitivo y raquítico, con algunos destellos dispersos como los films aludidos, o más recientemente ese excelente ejercicio experimental que fue César debe morir. Su última película se enmarca sin embargo en esa corriente a la que acabamos de hacer mención; cine muy básico, que apenas logra transmitir y mucho menos emocionar, basando casi todo su discurso y estilo narrativo en la impostura. Una cuestión privada adapta la famosa novela de Beppo Fenoglio, ambientada en la Segunda Guerra Mundial, con los partisanos enfrentados a los fascistas en los alrededores de Turín. En la cinta dos amigos están enamorados de una joven cursi que escucha y canta una y otra vez Over the Rainbow, los tres bien parecidos y de clase acomodada. Lejos de enfrentarse, uno busca desesperadamente al otro en el campo de batalla, que ha caído preso de los fascistas. La búsqueda, salpicada de recuerdos, copa la integridad de este film que no logra enganchar ni conmover por sus hechuras anticuadas y su estilo impostado. No ayudan unas interpretaciones en la misma línea, y una factura técnica igualmente trasnochada. Casi como si estuviésemos revisando un film de los setenta, pero sin alma ni el encanto de lo pasado; puro artificio que en otras manos podría haber dado lugar a un film interesante.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 12 noviembre 2017

EL TALLER DE ESCRITURA (L’atelier)

Francia 2017 113 min.
Dirección Laurent Cantet Guión Robin Campillo y Laurent Cantet Fotografía Pierre Milon Música Edouard Pons y Bedis Tir Intérpretes Marina Foïs, Matthieu Lucci, Florian Beaujean, Mamadou Doumbia, Mélissa Guilbert, Warda Rammach, Julien Souve, Issam Talbi Estreno en el Festival de Cannes 22 mayo 2017; en Francia 11 octubre 2017

Tras su incursión en La Habana con Regreso a Ítaca, el director galo Laurent Cantet vuelve a uno de sus temas preferidos, el que mayor fama le dio con La clase, que es la formación de los jóvenes, aunque en esta ocasión entroncándolo con un tema de candente actualidad como es el terrorismo y la violencia en general. Una autora de libros policíacos imparte un taller de verano sobre creación literaria; su alumnado reúne jóvenes de distinta raza y creencia religiosa, entre ellos un chico reservado que va revelando conductas muy radicales sobre la violencia y el racismo. La película se integra fundamentalmente por una serie de conversaciones brillantemente escritas, unas de grupo y otras duetos entre la profesora, magnífica Marina Foïs, y el joven, un intrigante Matthieu Lucci, que recuerdan en la forma al melodrama de Vincente Minnelli Té y simpatía. A través de estas conversaciones Cantet teje un análisis sobre los móviles de la violencia, y muy concretamente la que viene sufriendo el país en tiempos recientes debido al terrorismo islámico. Las consecuencias son hasta cierto punto convincentes y reveladoras, mientras el proceso a través del cual ella va descubriendo la forma de pensar y actuar de su alumno, y cómo afronta una posible solución al problema, es muy atrayente. Pero conforme se acerca el final, deriva hacia una situación algo forzada que malogra las posibilidades de un drama absorbente.

Crítica de Pepe Serrano publicada en El Correo de Andalucía

LA CAMÉRA DE CLAIRE

Corea del Sur-Francia 2017 69 min.
Guión y dirección Hong Sang-soo Fotografía Jinkeun Lee Música Dalpalan Intérpretes Isabelle Huppert, Kim Min-hee, Shahira Fahmy, Jang Mi-Hee, Jang Mi-hie, Jeong Jin-yeong Estreno en el Festival de Cannes 21 mayo 2017

Segunda ocasión en que el director surcoreano Hong Sang-soo (Ahora sí, antes no, o la más reciente Lo tuyo y yo) colabora con la actriz Isabelle Huppert, después de En otro país. Esta vez se trata de una amable y breve comedia de carácter cíclico o circular en cuanto a su escueto argumento. Una mujer conoce durante la celebración del Festival de Cannes a una serie de personajes relacionados con el cine a los que fotografía. Los conflictos surgidos entre estas personas van cambiando conforme lo hacen ellas mismas, atrapadas en los fotogramas mientras sus originales van experimentando las transformaciones habituales que sufrimos todos los mortales en nuestro devenir permanente. El juego da rienda a una serie de interesantes conversaciones, rodadas con buen gusto y mucha elegancia, a través de las cuales se va desarrollando un inteligente discurso sobre nuestra efímera existencia, la necesidad de reconciliación, nuestros a menudo inexplicables comportamientos, y el papel del cine como catalizador de emociones y conductas. Huppert ofrece para la ocasión una imagen simpática y amable, mientras el resto del elenco se adapta al tono distendido general de este ensayo ágil y sincero sobre la condición humana, sin grandes alardes ni artificios.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 12 de noviembre de 2017

MRS. HYDE (Madame Hyde)

Francia-Bélgica 2017 95 min.
Guión y dirección Serge Bozon Fotografía Céline Bozon Música Benjamin Esdraffo Intérpretes Isabelle Huppert, Romain Duris, José García, Adda Senani, Guillaume Verdier, Patricia Barzyk Estreno en el Festival de Locarno 6 agosto 2017; en Francia 28 marzo 2018

El casi desconocido en nuestro país Serge Bozon adapta el imaginario del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde de Robert L. Stevenson, al problemático tema de la educación en la actualidad, con legislaciones en nuestro entorno que acotan en exceso la capacidad de reacción del profesorado frente al comportamiento rebelde del alumnado. Isabelle Huppert, con una sorprendente capacidad para transformarse en personajes tan diversos en un año en el que parece estar liberándose del estigma que le ha supuesto su participación en el cine de Haneke y Verhoeven, interpreta en esta ocasión a una apocada profesora de ciencias incapaz de infundir respeto en su anárquico alumnado, hasta que un accidente de laboratorio le proporciona las claves para resolver el problema. Con un tono de comedia absurda y un punto surrealista, Bozon se adentra en el espinoso tema con delicadeza hasta ir desgranando algunas soluciones al respecto, mediante sobre todo el uso de la fantasía. El lastre importado de la comedia americana, consistente en que por hilarante que sea, devenga al final en drama, se repite también en esta cinta cuyos mayores méritos los proporciona la impecable interpretación de Huppert, las cuestiones científicas que se proponen y resuelven, y el lúcido discurso que aporta en cuanto a las herramientas para acercarse al alumnado y solventar su desilusión frente a un sistema que tan poco promete y tan desesperanzador se revela.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía el 12 de noviembre de 2017