Australia-USA 2024 148 min.
Dirección George Miller Guion George Miller y Nick Lathouris Fotografía Simon Duggan Música Tom Holkenborg Intérpretes Anya Taylor-Joy, Chris Hemsworth, Tom Burke, Angus Sampson, Alyla Browne, Daniel Webber, Nathan Jones, George Shevtsov, Lachy Hulme, Charlee Fraser, Elsa Pataky, Josh Helman Estreno en España y Estados Unidos 24 mayo 2024
El director australiano George Miller saltó a la fama en 1979 gracias a una película de ciencia-ficción de bajo presupuesto y humildes expectativas, en la que exploraba la posibilidad de un mundo distópico y post apocalíptico, nos referimos a Mad Max: Salvajes de autopista. Tres años después regresó de nuevo con Mel Gibson de protagonista y un trabajo de producción más sofisticado, aunque no sería hasta 1985 con la tercera entrega que adoptaría definitivamente el aspecto que sigue luciendo todavía hoy, casi cuarenta años después y tras reflotar la franquicia hace casi una década. Regresa a ella sin el mismo entusiasmo ni la misma fuerza, y desde luego sin tanta originalidad, que la anterior entrega. Se trata del primer título de la saga en el que no aparece su principal protagonista, Mad Max, para centrarse en los orígenes del gran hallazgo que en Furia en la carretera personificó Charlize Theron. Interpretada en su primera mitad por la niña Alyla Browne y ya después por la estrella de la función, una Anya Taylor-Joy que fascina por su rostro y su mirada pero no tiene la presencia imponente y arrolladora de su personaje en edad adulta, Furiosa es secuestrada por Dementus, un excelente Chris Hemsworth tomándose la gesta muy en serio sin despreciar su evidente vis cómica, y a partir de ahí comienza a vivir su particular via crucis de sacrificio y venganza.
El resultado sigue siendo potente y hasta cierto punto impactante, pero en el camino se repiten clichés tan recurrentes en este tipo de cine, se abusa mucho más que en su precedente de la infografía y se potencia la violencia más extrema y sado masoquista en detrimento de la pura adrenalina que suscitaba la anterior película en su vocación de carrera infernal y vertiginosa sin fin. El desprecio absoluto por la vida humana, la desertización y la falta de los recursos más fundamentales, aunque son una constante de la saga, cobran aquí especial relieve, quizás como paradigma de la actual situación del planeta, comandado por fuerzas cada vez más fascistas, entregado sin cuartel a un cambio medioambiental extremadamente inconveniente para nuestra subsistencia, y acostumbrado a esa violencia inimaginable que cada día recibimos directamente en nuestro domicilios a través de informativos que se hacen eco del infierno sistemático en la que hemos convertido nuestra cada vez más imposible convivencia.
El producto se erige así en reflejo y a la vez consecuencia de todo lo apuntado, dado el altísimo índice de violencia que han ido experimentando las fuentes de entretenimiento que más atención mediática y mayor taquilla recaudan en el mundo entero. Como la pescadilla que se muerde la cola. En el camino abundan incongruencias y constantes más propias del cómic, como la facilidad con la que mueren muchos frente a la resistencia imposible de los más importantes, o esmerarse en encontrar una niña muy parecida a la protagonista, para que sin embargo ni su secuestrador repare en su parecido una vez crecida. La aportación cómica viene de la mano de los delirantes nombres de algunos de los personajes, como Scrotus, Rictus Erectus o el propio Dementus, mientras Elsa Pataky dobla su intervención en la película, como aguerrida compañera de la madre de la protagonista y desfigurada motorista sedienta de sangre. La descendencia del matrimonio Hemsworth-Pataky parece que se quedó en la mesa de montaje.