sábado, 19 de julio de 2025

LA ACUSACIÓN Con demasiado ruido y aspaviento

Título original: Pas de vagues
Francia 2024 92 min.
Dirección
Teddy Lussi-Modeste Guion Teddy Lussi-Modeste y Audrey Diwan Fotografía Hichame Alaouié Música Jean-Benoît Dunckel Intérpretes François Civil, Shaïn Boumedine, Toscane Duquesne, Mallory Wanecques, Bakary Kebe, Marianne Ehouman Estreno en Francia 27 marzo 2024; en España 11 julio 2025


Con una pasmosa pereza han traducido aquí el original No hagan olas, algo así como sin ruido (o sin aspavientos), por La acusación. Paradójicamente, su director y guionista, a partir de experiencias seudo personales, utiliza la expresión para contarnos su historia más bien con mucho ruido y más aspavientos. Con ella parece querer enmendar los alarmantes errores (y horrores) que abundaban en la, sin embargo, muy aplaudida La caza de Thomas Vinterberg, para centrar su atención y análisis ya no tanto en la falta de apoyo que sufre el profesor calumniado en su entorno social más inmediato, sino denunciar un sistema que desoye a una de las partes implicadas en el proceso, mientras da crédito y defiende de forma absolutamente garantista a la supuesta víctima.

Es como el problema de los ocupas, cuyo desalojo tanto cuesta merced a unas normas de raigambre progresista tan difíciles de entender como de encajar en una sociedad fuertemente capitalista donde la propiedad cobra tanto relieve y consideración. Claro que todo esto es según cómo se enfoque, y esta película, que sería peligrosa si no fuera por su escasa repercusión mediática, le da un enfoque ciertamente sensacionalista en el que se eluden muchos de los factores que intervienen en una institución académica cuando se produce una situación como la que plantea la película. Acierta en la falta de compromiso individual, la ausencia de esa doble versión que es exigible en cualquier crisis que se precie, la difícil tarea del profesorado de instituto, y la facilidad con la que podemos caer en picado cuando se plantea una situación tan evidentemente injusta como la que acontece a su torturado protagonista. Pero yerra al afrontar una sola mirada, siempre catastrofista, o utilizar tabúes del pasado para retorcer la trama.

Se sigue con interés como trama de intriga, pero carece de la fuerza y la convicción necesarias para plantear una cuestión tan delicada como ésta, que no se resuelve con argumentos tan reaccionarios, sino con un mayor talento a la hora de buscar precedentes y soluciones a los evidentes problemas de la educación pública, cada vez más machacada por la privada gracias a productos tan maniqueos como éste. En el guion, además del propio director, que en El precio del éxito dirigió a Maïwenn, quien luego contó con él para la extravagante Jeanne du Barry, interviene también Audrey Diwan, que firmó con más acierto el de El acontecimiento. Por su parte, el joven y atractivo François Civil salta de ser D'Artagnan en la última adaptación del clásico de Dumas, a este trabajo de mayor enjundia dramática.

UN 'LIKE' DE BOB TREVINO Un hombro en el que apoyarse

Título original: Bob Trevino Likes It
USA 2024 102 min.
Guion y dirección
Tracie Laymon Fotografía John Rosario Música Jacques Brautbar Intérpretes Barbie Ferreira, John Leguizamo, French Stewart, Rachel Bay Jones, Lauren “Lolo” Spencer, Ted Welch Estreno en el Festival de Valladolid 21 octubre 2024; en Estados Unidos 21 marzo 2025; en España 18 julio 2025


Es curioso cómo muchas y muchos directores adaptan sus propias experiencias para debutar cinematográficamente. Tracie Laymon incluso mantiene los nombres de su padre y su mascota para contarnos un esperanzador cuento sobre la necesidad de querernos a nosotros y nosotras mismas, sin abandonarse y superando traumas, prejuicios e inseguridades de todo tipo. La joven y desconocida Barbie Ferreira interpreta a una joven marcada por la falta de sintonía y empatía con un padre al que parece importarle bien poco. Por azar de las redes sociales, encuentra a otro hombre con el mismo nombre que su padre y comienza una relación de entrañable amistad que le sirve como inmejorable terapia para resolver sus traumas y recuperar la confianza en sí misma.

Una trama sencilla y previsible que no invalida las virtudes de una película hecha con cariño y ternura bien dosificada, donde brillan las interpretaciones de la joven protagonista y un recuperado John Leguizamo que, de paso, demuestra lo bien que nos puede hacer sentir a algunos y algunas la madurez. Sin trazos gruesos ni salidas de tono, Laymon consigue manejar cuestiones y situaciones arquetípicas para ofrecer una cinta amable y tan simpática como fácil de disfrutar aunque sólo sea para hacernos sentir un poquito mejor. Imaginamos que lo de Trevino será por la falta de familiaridad de los norteamericanos con la letra "ñ".

Con estas cualidades no resulta difícil comprender que se hiciera con el premio del público en el pasado Festival de Valladolid, y en otros muchos. Ahora lo que hace falta es que su directora tenga la misma gracia y talento para inventar otra historia en la que la memoria personal no tenga tanta cabida. De momento, con los tiempos que corren, nos encanta que el cine norteamericano de vez en cuando recupere ese estilo independiente con el que es capaz de contar historias sentimentales que se salgan de la ruta palomitera a la que cada vez nos tiene más acostumbrados y hastiadas.

jueves, 17 de julio de 2025

ALFONSO CASADO Y LA ROSS LEVANTAN PASIONES CON LOS MUSICALES

Los musicales de Londres en Sevilla. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Killian Donnelly, Mazz Murray, Damian Humbley y Jessie Hart, voces solistas. Programa: Canciones e instrumentales de Oklahoma!, My Fair Lady, Cats, Sunset Boulevard, El fantasma de la ópera, Chess, Frozen, La bella y la bestia, El jorobado de Notre-Dame, Los miserables, Mamma Mia! y Querido Evan Hansen. Teatro de la Maestranza, miércoles 16 de julio de 2025

Damian Humbley y Alfonso Casado

Contaba mi padre que en su época, años cuarenta y cincuenta, la gente pateaba en el cine cuando en la pantalla comenzaban a cantar y bailar. Mucho después, en los ochenta, recuperar una película protagonizada por Fred Astaire y Rita Hayworth resultó frustrante cuando la única copia que cayó en nuestras manos tenía todos los números musicales amputados. La persona que la grabó de la televisión se preocupó en cortarlos. Afortunadamente, tanto ha cambiado la situación, que hoy Madrid se ha convertido en la capital de Europa continental que más musicales programa, y Antonio Banderas consigue montar en Málaga musicales tan icónicos como Company o Gypsy.

Este cambio de gusto se notó especialmente anoche en el Maestranza, con el aforo completo y el público enfervorecido con cada actuación de las cuatro extraordinarias voces que acompañaron a Alfonso Casado. Natural de Alcalá de Guadaira, hace más de una década que el maestro reside y triunfa en Londres, dirigiendo musicales en el emblemático West End y recibiendo reconocimientos muy preciados.

Casado se ha puesto al frente de la ROSS en varias ocasiones, la última hace dos años en el Auditorio Cartuja Center, con un programa dedicado a las adaptaciones cinematográficas de éxitos de Broadway. También entonces vino acompañado de cuatro voces amigas que garantizaron un triunfo absoluto. Esta vez ha protagonizado el dilatado cierre de temporada de nuestra orquesta en su sede oficial, el Maestranza, y el éxito ha sido incluso mayor.

Alfonso Casado Trigo

Escuchar estos temas con una orquesta sinfónica es un privilegio, y la ROSS demostró una vez más su capacidad de adaptación y su flexibilidad, ofreciendo versiones impecables de cada partitura. El musical ha calado hondo en la sociedad española, ahora más inquieta y cultivada, más civilizada. Casado podría así afianzar una cita periódica en nuestra ciudad.

80 años de éxitos en el West End de Londres

La propuesta en esta ocasión se centraba en hacer un recorrido de ochenta años por los musicales que han triunfado en el bohemio barrio londinense. Claro que esto era sobre el papel, pues en la práctica la cita no resultó ser tan rigurosa. Es cierto que arrancó con Oklahoma!, primero y uno de los títulos más señeros del tándem Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II, reyes indiscutibles de Broadway durante casi tres décadas. Pero el estreno en 1943 de este icónico musical fue en Broadway, teniendo la escena londinense que esperar cuatro años para disfrutarlo allí.

La obertura original sirvió para introducir el espectáculo, un repaso por canciones legendarias como People Will Say We’re in Love, Out of My Dreams o la que da título al musical. El barítono irlandés Killian Donnelly dio el tono perfecto, profundo y confiado, para deleitarnos con Oh What a Beautiful Morning, la canción con la que se inicia este histórico musical.

Quienes sí solían estrenar primero en Londres y después en Broadway fueron Frederick Loewe y Alan Jay Lerner. My Fair Lady ha trascendido al musical para convertirse en título de repertorio incluso en teatros de ópera, donde recala con honores de opereta. La soprano ligera Jessie Hart cantó como los ángeles I Could Have Danced All Night, con alguna licencia en los arreglos orquestales, mientras Damian Humbley se sirvió de su voz aterciopelada de tenor lírico para embelesarnos con The Street Where You Live.

Jessie Hart y Damian Humbley cantan All I Ask of You

Un salto de casi treinta años nos llevó a Cats, y con la pieza instrumental Jellicle Ball arrancó un bloque dedicado a ensalzar la figura del compositor Andrew Lloyd Webber. Todavía recordamos con emoción el homenaje que se brindó a este compositor en la Expo’92 de la mano de la Royal Liverpool Philharmonic Orchestra. Esta vez sonó As If We Never Said Goodbye, precioso y emotivo tema de Sunset Boulevard, que Mazz Murray cantó con voz gruesa y robusta, muy en estilo. El dúo All I Ask of You, una de nuestras canciones preferidas de Webber, y Music of the Night, representaron El fantasma de la ópera, con recreaciones delicadas y respetuosas de Hart, Humbley y Donnelly respectivamente.

Demasiada atención se dispensó, a nuestro juicio, a Benny Anderson y Björn Ulvaeus, los cabezas pensantes de Abba, no porque no la merezcan, sino porque entre tantísimos icónicos musicales que se podrían haber elegido, uno de tan escasa repercusión como Chess en la primera parte, y otro integrado por éxitos de la banda ajenos a la escena, como es Mamma Mia! en la segunda, no nos parecía la elección más acertada. Claro que eso es ponerse riguroso, y lo que se busca es el éxito inmediato. De cualquier forma, I Know Him So Well de Chess, que han versionado incluso Whitney Houston y Anne Sofie von Otter, sonó fascinante en las voces de Hart y Murray, que complementaron así sus tesituras de forma exquisita.

De un Disney irrefrenable al delicado Sondheim

La ruta elegida por una insaciable Disney desde inicios de los noventa del siglo pasado, de convertir en suntuosos musicales sus habituales adaptaciones de cuentos clásicos, abrió el camino a Alan Menken para convertirse en el autor de musicales más prolífico y laureado de los primeros años del siglo XXI. For the First Time in Forever de Frozen introdujo este bloque en el que sonó la obertura de la adaptación cinematográfica de La bella y la bestia a imagen real en 2017, seguida de Evermore, una canción del musical que sobrevivió en esta nueva versión del clásico y que Donnelly cantó con proverbial sensibilidad y carga emotiva.

Quizás la más emocionante de cuantas canciones haya escrito Menken, en esta ocasión con la letra de Stephen Schwartz, sea Out There de El jorobado de Notre-Dame, que en la voz de Damian Humbley sonó majestuosa y sobrecogedora. De ahí pasamos a dos dúos especialmente concebidos para conmemorar distintos aniversarios de Los miserables, de Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil, que mantiene el récord de mayor permanencia continuada en la escena londinense, nada más y nada menos que cuarenta años. Por un lado, Murray y Hart entonaron I Dreamed a Dream combinada con On My Own, y por otro Donnelly y Humbley hicieron lo propio con la emotiva Bring Him Home.

Killian Donnelly

Una suite instrumental con las canciones de Abba incluidas en Mamma Mia! y la sensacional recreación de The Winner Takes It All que nos ofreció una rutilante Mazz Murray, entroncaron con el final, You Will Be Found del musical Querido Evan Hansen, de Benj Pasek y Justin Paul, letristas de La La Land y autores de The Great Showman. Un título centrado en los problemas psicológicos de adaptación social de un joven estudiante, que sirvió como himno final con las cuatro voces convocadas al unísono. Pero aún quedó lugar para la esperada propina, el emocionante Being Alive de Company del irrepetible Stephen Sondheim, con los cuatro de nuevo combinando sus extraordinarias voces.

El entusiasmo de público nos obliga a perdonar esa falta de rigor comentada, así como que todos estuvieran amplificados, quizás para equilibrar fuerzas, si bien con la acústica del Maestranza y la fuerza de las voces solistas, habría sido posible prescindir de la amplificación y confiarse más al sonido natural. Pero lo más imperdonable es que ni el programa de mano ni los sobretítulos hicieran mención a los autores de las partituras, un defecto que Casado palió parcialmente en sus elocuentes intervenciones.

Fotos: Marina Casanova
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 16 de julio de 2025

SUPERMAN Aceptable regreso del mejor de los superhéroes

USA 2025 129 min.
Guion y dirección
James Gunn, según los personajes de DC Comics creados por Joe Shuster y Jerry Siegel Fotografía Henry Braham Música John Murphy y Dave Fleming Intérpretes David Corenswet, Rachel Brosnahan, Nicholas Hoult, Edi Gathegi, Anthony Carrigan, Nathan Fillion, Isabela Merced, Maria Gabriela de Faria, Skyler Gisondo, Sara Sampaio, Wendell Pierce, Alan Tudyk, Pruitt Taylor Vince, Neva Howell, Bradley Cooper, Angela Sarafyan, Frank Grillo, Beck Bennett, Mikaela Hoover, Michael Rooker Estreno en Estados Unidos y España 11 julio 2025

Con los cincuenta sobrepasados de largo, recordar el estreno de Superman en 1978 resulta una emoción tan nostálgica como estremecedora. Cabe preguntarse, a la vista de lo mucho que ha progresado la tecnología y la cantidad de superhéroes que han poblado nuestras pantallas desde entonces, cuál será la reacción de una persona adolescente frente a esta nueva recuperación del personaje alienígena o metahumano. No cabe duda de que nuestra capacidad de sorpresa, y desde luego nuestra ingenuidad, ha disminuido considerablemente. Pero también cabe felicitarse por un reencuentro tan aceptable y disfrutable como el que nos propone James Gunn. Su particular universo en Guardianes de la galaxia y El Escuadrón Suicida, rebajado convenientemente su estilo macarra, se presenta aquí como opción ideal para recrear la estética comic pop que el personaje demanda, con las dosis de humor necesarias, la luz y el colorido que proporciona un goce visual considerable, junto por supuesto a los impecables efectos visuales, aunque ya no constituyan ese elemento fascinante que antaño tanto admirábamos.

Hay aquí guiños tanto a los títulos de la saga producida por los Salkind, incluyendo a un Lex Luthor para quien ya no existen límites tecnológicos que rebasar, unos malvados y siniestros personajes que tanto recuerdan a los sublevados de la segunda entrega protagonizada por el añorado Christopher Reeve, o la dualidad malvada a la que se somete en cierto segmento de la película el héroe, ya presente en Superman III. También hay guiños a la actual situación sociopolítica mundial, guerras provocadas, feroz industria armamentística, líderes políticos impresentables y manipulación frenética de la opinión pública. Todo siempre desde una óptica indiscutible de puro entretenimiento, sin pretender más profundidad que la de situar coyunturalmente la propuesta general. Todo lo cual se disfruta si no con demasiado interés, al menos con la voluntad de abandonarse al gran espectáculo que propone, enésima destrucción de Nueva York incluida.

Ente la inmensa multitud de personajes que integran su galería, algunos extraídos del imaginario cinematográfico y gráfico previo, destacan Mr. Terrific, Linterna Verde, Chica Halcón y Metamorfo, integrantes de La Liga de la Justicia, así como el simpático y revoltoso perrito Krypto, recuperado tras aparecer en algunas ediciones del veterano cómic. Esta versión directamente participada por DC Comics logra sin esfuerzo olvidar la versión traumatizada que perpetraron Zack Snyder y  Christopher Nolan, El hombre de acero. Pero seguimos prefiriendo el Superman de Richard Donner, con la música majestuosa de John Williams, cuyo tema principal se recupera en esta entrega en formato rock y exceso de sintetizadores. También continúa siendo más simpática para nosotros la romántica Superman Returns de Bryan Singer, un director que nunca decepciona.

LA MERCANCÍA MÁS PRECIOSA Ese amor que tanta falta hace

Título original: La plus précieuse des marchandises
Francia-Bélgica 2025 81 min.
Dirección
Michel Hazanavicius Guion Michel Hazanavicius y Jean-Claude Grumberg, según la novela del segundo Música Alexandre Desplat Voces (en versión original) Dominique Blanc, Grégory Gadebois, Denis Podalydès, Serge Hazanavicius, Antonin Maurel, Adam Carage, Jean-Louis Trintignant Animación Estreno en el Festival de Cannes 24 mayo 2024; en Francia 20 noviembre 2020; en España 11 julio 2025

La inmensa fama que cosechó Michel Hazanavicius con The Artist, cinco Oscar incluidos, y que cultivó antes con sus dos entregas del agente OSS117, réplica francesa de James Bond, no tuvo reflejo en su filmografía posterior. Ni Mal genio, con Jean-Luc Godard como centro de la acción, ni la fábula sentimental El príncipe olvidado, ni la crónica sobre cine que realizó en Corten!, lograron convencer a público ni crítica. Por eso esta primera incursión en el cine de animación, con sus defectos y virtudes, ha concitado una mayor atención y cierta aceptación en determinados círculos. Se trata de la adaptación de una novela en forma de cuento del prolífico Jean-Claude Grumberg, que también colabora en el guion, como ya hiciera antes en innumerables ocasiones, incluso a las órdenes de Truffaut (El último metro) y Costa-Gavras (Amén, El capital, Arcadia). Ambos, director y autor, han volcado en esta triste historia de esperanza y redención, sus propias experiencias con el exterminio judío por los nazis.

Llega a nuestras pantallas justo cuando las simpatías por el pueblo hebreo han disminuido considerablemente como consecuencia del tratamiento igualmente genocida que ellos están dispensando al pueblo palestino. Nada de eso, sin embargo, malogra las bondades de una historia que escenifica del mismo modo la capacidad del hombre para influir sobre su propia condición, generando odio y sentimiento de venganza, frente a la dificultad de enfrentarse a esos mismos sentimientos con convicción y humanidad. La acogida de una bebé por parte de una humilde pareja de leñadores, provocará esta cascada de emociones encontradas, inflexiones sentimentales y sacrificios varios que desembocan en un canto de esperanza, amor y libertad. Conceptos que, lamentablemente, siempre acaban transitando por la cuerda más floja.

Con una técnica de animación que recuerda a la rotoscopia, sobre fondos paisajísticos de enorme belleza, el realizador francés consigue impregnar el relato del tono poético que requiere, aunque en algún momento, especialmente hacia el final, se le vaya de las manos y acabe resultando sensiblero. No acaba siendo la obra rotunda que quizás pretendieran sus responsables, pero atesora suficientes virtudes para hacer su visionado interesante, dejarse conmover por la partitura de Desplat y, sobre todo, por el testamento cinematográfico de Jean-Louis Trintignant, en esta ocasión ejerciendo de narrador.

viernes, 11 de julio de 2025

CELEBRANDO LA NOVENA POR TODO LO ALTO

Novena participativa. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Victoria Ramden, soprano. Mónica Redondo, mezzosoprano. Freddie Ballentine, tenor. Ricardo Llamas, barítono. Coro de participantes individuales. María Elena Gauna, dirección del coro. Cachito Vallés, instalación visual. Isabel Rubio, dirección. Programa: Sinfonía nº 9 en Re menor p. 125 “Coral” de Beethoven. Teatro de la Maestranza, jueves 10 de julio de 2025


Llegó ayer, y se repetirá hoy, el día que tantos y tantas aficionadas y sus personas allegadas esperaban. Después de meses desde que se presentasen a las pruebas de selección y se sometiesen a una docena de arduos ensayos, la de ayer fue una gran celebración, la mejor forma de rendir homenaje a una de las páginas más cruciales y revolucionarias de la literatura musical de todos los tiempos.

El Maestranza se convirtió en una enorme fiesta, y un lugar de reencuentro con tantos y tantas amigas que participaron de tan emocionante evento y dieron todo de sí para que el experimento saliese tan bien como pudiéramos imaginar. La combinación de coros de voces aficionadas, una orquesta extremadamente implicada y una batuta con las ideas tan claras como evidente fue su entusiasmo, lograron el milagro, y todo encajó a la perfección.

También lo hizo el comportamiento del público. A nadie sorprendió que, tratándose en su mayoría de noveles en estas lides, aplaudieran tras cada movimiento, e incluso a mitad del cuarto, pero el silencio fue considerable, y eso que había muchos niños y niñas haciéndole el honor a sus padres, titos, titas y demás familiares y amistades. Por lo tanto, la experiencia sirvió también para intentar crear nuevos públicos que se entusiasmen con el inmenso placer que  otorga la buena música en buenas manos. La idea partió fundamentalmente del director gerente de la orquesta, Jordi Tort, que para la ocasión presentó el evento dirigiéndose cordialmente al público.

Una versión emocionante y diferente

Resulta increíble que después de abordar esta irrepetible sinfonía en doble programa la semana pasada bajo la dirección de Guillermo García Calvo, los y las integrantes de la orquesta que coincidieron entonces y esta semana, lograran adaptarse a las formas, a menudo tan diferentes, con que afrontó la gesta la murciana Isabel Rubio.


Puede que por el ímpetu y la fuerza que depositó la directora en su trabajo, algunas líneas de la partitura quedaran algo difuminadas, pero no cabe duda de que imprimió a los dos primeros movimientos una fuerza inusitada, mucha atención a las dinámicas y un trabajo expresivo de primer orden sin que en ningún momento decayera la tensión. La suya fue una dirección muy enérgica, sin llegar jamás a la brocha gorda.

Pero fue sobre todo el tercer movimiento el que más nos sorprendió. Tempi rápidos y un trabajo dramático más bien desenfadado, con ritmos casi dancísticos y cierta jovialidad en el aire que demostró hasta qué punto una música puede ser sometida a tantas lecturas sin traicionar su gramática. En el cuarto, logró combinar todas las fuerzas convocadas hasta conseguir esos espléndidos resultados aludidos.

También el cuarteto solista alcanzó un buen nivel, con Ricardo Llamas abriendo la intervención vocal con arrojo, autoridad y sentido dramático. La soprano noruega nicaragüense Victoria Ramden destacó en proyección y un bello timbre, mientras Mónica Redondo acompañó dando relieve al conjunto. El tenor Freddie Ballentine imprimió energía y entusiasmo a su parte, y en su rostro se evidenció tanto o más que en los de sus compañeros y compañeras, la satisfacción de participar en tan extraordinario evento.

La integración en el conjunto del trabajo audiovisual de Cachito Vallés, fue lo suficientemente discreto como para no distraer la atención de lo que verdaderamente importa, observar a los y las integrantes de la orquesta, el coro situado en el escenario, y girando la cabeza, los emplazados en las terrazas. Lástima que en el cuarto movimiento, un fallo técnico desluciera el trabajo de Vallés, con un cuadrante de la gran pantalla inhabilitado, que seguramente se resolverá esta tarde.

La entrega y el entusiasmo del público cantante, que en esta ocasión no provenía de coros de la provincia y las adyacentes, sino que se trataba de afición pura e individual, hizo el resto. Todo un triunfo para María Elena Gauna, responsable del trabajo coral. Hubo desajustes y no se logró en todo momento la sincronización deseada, pero fueron problemas menores dentro de una experiencia que logró que la emoción recorriera cada rincón del Maestranza, y nos encogiera el corazón. Una muestra de convivencia, solidaridad y trabajo en equipo que da máximo sentido a tan insigne partitura.

Fotos: Marina Casanova

martes, 8 de julio de 2025

UN RÉQUIEM PARA EL ÉXTASIS

Concierto de clausura de la temporada 24/25, en colaboración con el Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Orchestra e Coro dell'Accademia Nazionale di Santa Cecilia. Daniel Harding, dirección. Andrea Secchi, dirección del coro. Federica Lombardi, soprano. Teresa Romano, mezzosoprano. Francesco Demuro, tenor. Giorgi Manoshvili, bajo. Programa: Messa de Requiem, de Verdi. Teatro de la Maestranza, lunes 7 de julio de 2025


Recién llegados de Granada, cuyo festival de verano ha sido la única parada en nuestro país junto a la capital andaluza, Daniel Harding derrochó talento e ideas claras y brillantes junto a la orquesta de la que es titular desde el pasado mes de octubre, la Academia Nacional de Santa Cecilia de Roma. En nuestro recuerdo, al margen por supuesto de las grandes batutas que la han regido desde Toscanini hasta Antonio Pappano, y para quienes tanto amamos la música del séptimo arte, están los discos grabados por esta más que centenaria orquesta con Ennio Morricone o, más recientemente, el pianista Alexandre Tharaud dedicado al Cinema. En septiembre interpretarán música de Nicola Piovani bajo su propia dirección.

Sólo un día después de interpretar el Réquiem de Verdi en el Palacio Carlos V de Granada, en condiciones atmosféricas muy distintas a las de la climatización del Maestranza, las voces ni siquiera se hicieron eco del posible desgaste, sobre todo teniendo en cuenta la generosa intervención que cada solista tiene a lo largo de esta mastodóntica y solemne obra nacida al amparo de dos homenajes, a Rossini y a Manzoni, el autor de I promessi sposi, con quien Verdi compartía tantos ideales de justicia, unidad y libertad.

No es, a pesar de la burlona comparación de Hans Von Bülow con una ópera vestida religiosamente, una pieza dramática lírica más del repertorio del insigne operista. Tiene un carácter y una enjundia independiente, con el particular estilo de su autor, patente tanto en el emocionante uso de los coros como en los rutilantes solos, dúos y conjuntos vocales en los que la melodía fluye de forma tan patente como fascinante.

Una batuta muy comprometida

Aún siendo inglés, Harding no hizo gala de la típica flema británica, nada apático ni estoico, sino pura emoción, fuego y compromiso con el drama en toda su extensión, patente tanto en el trabajo con la orquesta como con las voces, en particular las solistas. Violines enfrentados, cuerda grave detrás, timbales y bombo a un lado y maderas compartiendo piso con metales, algunos desperdigados por la sala para causar el mayor efecto e impacto en el imponente Tuba mirum.


Todos los efectivos recibieron de la batuta la máxima atención, lográndose un efecto hipnótico y apabullante, combinando a la perfección los pasajes más recogidos e íntimos con los más vehementes, en un prodigio de transición al alcance sólo de los más grandes. Pura magia y trasparencia que dejó entrever cierta mística religiosa pero sin poner el énfasis más que en el drama y la agitación emocional.

Un cuarteto solista de lujo

Giorgi Manoshvili logró conjugar con una voz profunda y perfectamente colocada, fluida y muy bien entonada, autoridad con ternura, logrando en algunos momentos un efecto balsámico, pocas veces amenazante o instigador. Francesco Demuro, a quien hace poco vimos y escuchamos en Maria Padilla, y hace un par de años en Norma, acusó al principio cierto engolamiento, tiranteces y su voz perdió brillo en algunos pasajes, quizás por efecto de ese cambio de condiciones entre Granada y Sevilla y lo seguido de las dos representaciones. Pero su voz acusó ese toque eminentemente verdiano que la partitura demanda, en expresividad, timbre y postura estética.

Teresa Romano es una mezzo de voz rica en armónicos, que logró llevar el liderazgo durante gran parte de la obra, con autoridad, mucha fuerza y una seguridad inusitada, ya desde el Kyrie inicial, con peajes en secciones como el Recordare, donde logró estremecernos en su dúo con la joven soprano Federica Lombardi. Ésta, con intervenciones más breves a lo largo de la pieza, hasta que en el extenso Libera me final adopta el protagonismo absoluto, posee una bellísima voz, capaz de rutilantes agudos e inflexiones dotadas de una naturalidad exquisita, además de una rotunda expresividad, como demostró en sus plegarias del último movimiento.

Juntas, las cuatro voces alcanzaron momentos de una belleza sublime en el Lacrymosa y el Offertorio, dos de los movimientos más estremecedores de la partitura. Siempre con la ayuda de un coro en estado de gracia, magníficamente comandado por Andrea Secchi, imponente en el recurrente Dies Irae, susurrante en el arranque del Kyrie, y siempre maravilloso. Todo al servicio de una inmejorable clausura de temporada, la que nos ha devuelto la ilusión en nuestro querido teatro.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía