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José Luis García del Busto, Rafael Ruibérriz de Torres y José Luis Turina |
Sevilla
siempre ha hecho justicia a la música de uno
de sus compositores más sobresalientes y universales, Joaquín Turina. Tres
de sus composiciones más populares y reconocidas, La oración del torero, las Danzas
fantásticas y La procesión del
Rocío, se interpretan con cierta frecuencia en la ciudad de la Giralda, y no
hace muchos años que dejó de celebrarse el Festival
de Música de Cámara Joaquín Turina. Lo hacía cada dos años y concitaba a un
buen número de prestigiosos intérpretes para trabajar juntos en distintas
combinaciones instrumentales, incluyendo en cada concierto alguna pieza del
autor que le prestaba su nombre, todo ello coordinado por la pianista Benedicte
Palko. Pero
este festival desapareció hace tiempo,
como tantas convocatorias que han fenecido en esta ciudad a pesar de haber
conseguido consolidarse, entre ellas los Encuentros de Música de Cine de
Sevilla, que precisamente nacieron con un concierto en el entonces Álvarez
Quintero, hoy Espacio Turina, en el que la Sinfónica de Madrid dirigida por
Antón García Abril nos dio a conocer la música
cinematográfica de Turina.
Joaquín
Turina nació en Sevilla el 9 de diciembre de 1882, y murió en Madrid el 14 de
enero de 1949. Precisamente esta última efeméride es la que ha dado pie a Ruta
Turina, un ambicioso proyecto del
ICAS liderado por el flautista y gestor cultural Rafael Ruibérriz de Torres,
que conjuga el trabajo y el esfuerzo de prácticamente todas las instituciones y
asociaciones que dan vida musical a la ciudad. Habiendo agotado en Sevilla las
enseñanzas en armonía y composición de Evaristo García Torres, maestro de
capilla de la Catedral, y en piano de Enrique Rodríguez, Turina completó su
formación en el Conservatorio de Madrid y la Schola Cantorum de París, donde estudió con Vincent d’Indy y se
adiestró en la corriente franco-belga que lideraba César Franck. Conoció
a Albéniz y a Falla a propósito del estreno en París de su Quinteto Op. 1, quienes le convencieron de abandonar ese estilo europeizante y cosmopolita
empleado en tan impresionante obra para centrarse en un lenguaje más
nacionalista, sin perder la elegancia y
el señorío que ya evidenciaban sus notas. Algo que en palabras de su nieto,
José Luis Turina, compositor y académico, supuso una notable metamorfosis en el catálogo de su abuelo.
Una
mesa redonda muy académica e ilustrativa
Precisamente
fue José Luis Turina quien contó esta anécdota de la mano de un texto de su
propio abuelo. Él, junto al crítico
musical y también académico José Luis García del Busto y el coordinador de
esta Ruta Turina con la que se homenajea al compositor cuando se cumplen
setenta y cinco años de su fallecimiento, participaron en la mesa redonda con la que arrancó esta aventura en el Espacio Turina, tras una breve introducción de Cristina Lucio-Villegas al piano interpretando dos de los tres
movimientos que integran el ciclo Por las
calles de Sevilla.
García
del Busto destacó la versatilidad del
compositor y la relevancia de algunas de sus obras fundamentales, mientras
José Luis Turina reveló algunos recuerdos de infancia y juventud, incluido cómo
residiendo su abuelo a la espalda del entonces edificio de Correos en Madrid,
descubrió en el trastero del inmueble algunos manuscritos, entre los cuales se encontraban algunas de las joyas que
recupera este imponente ciclo.
Turina
regresó a España en 1941 y se instaló en Madrid, donde contrató con la Unión Musical Española la publicación
de su obra, centrada en música fundamentalmente escrita para cuerda, lo que
impidió que su proverbial versatilidad se
extendiera a otros instrumentos, especialmente los de viento. En Madrid fue
director y crítico musical de la revista El Debate, catedrático en el
Conservatorio y director del departamento musical del Ministerio de Educación.
Un extenso
catálogo, parcialmente recuperado en esta ruta
Prácticamente
la totalidad de las instituciones
públicas y privadas que organizan cada temporada la programación musical de
la ciudad, participan en esta efeméride, ya sea incluyendo en sus propuestas
alguna pieza del compositor, o dedicándole monográficos especialmente
concebidos para esta ruta tan especial. Los
primeros en sumarse serán Juventudes
Musicales de Sevilla con el concierto que Noelia Navas dará en el Pabellón Domecq del Parque María Luisa.
Después, la Sala Cero celebrará un concierto del Cuarteto Almaclara-Inés Rosales, y el organista Gereon Krafhorst interpretará una obra
en el Oratorio de la Santa Escuela de Cristo, organizado por la Asociación de Amigos del Órgano
Cavaillé-Coll de Sevilla. El Festival
de la Guitarra colaborará a finales de octubre y principios de noviembre
con obras tan representativas del arte de Turina a la guitarra como el Fandanguillo Op. 36 o la Sonata Op. 61, algo que no cultivaron ni
Albéniz ni Granados, y Falla sólo lo hizo en una ocasión.
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Cristina Lucio-Villegas |
Ya
en el mes de los difuntos, Cristina
Bayón participará en un concierto en el Real Círculo de Labradores en el
que interpretará entre otras obras el Homenaje
a Tárrega Op. 69. En el seno del Festival
de Cine Europeo, el Cine Odeón de Plaza de Armas proyectará la película El abanderado, con música de Turina. El
barítono Alfonso Mújica, dentro de
un recital en el Espacio Turina, interpretará Poema en forma de canciones Op. 19, y el Ateneo de Sevilla
albergará una mesa redonda sobre el Turina mas desconocido, su música de
juventud, religiosa y lírica, de la mano entre otros del historiador y crítico
musical Andrés Moreno Mengíbar y la
comisaria de la exposición que tendrá lugar también en ese espacio, Ana Ruibérriz. La histórica Orquesta Bética de Cámara se sumará a
la ruta con piezas como Poema de una
sanluqueña y La oración del torero.
Jorge Bayona incluirá en su concierto de piano en el Cartuja Center Cite, el ciclo Sacromonte Op. 55. El Cuarteto Isbilya protagonizará en el
Espacio Turina uno de los monográficos, en torno a su música de juventud, en el
que se incluye el robusto Cuarteto Op. 67.
El otro monográfico será en la Iglesia del Salvador, de la mano de la Archicofradía de Pasión y el Excmo. Cabildo
de la Catedral. La Orquestina,
las voces del tenor Francisco Fernández
Rueda y el barítono Andrés Merino,
y la pianista Cristina Lucio-Villegas, nos darán a conocer entre otras, algunas
de sus obras religiosas, incluido un Ave
María. Una clase magistral de Pérez
Floristán en el Conservatorio Manuel Castillo, organizada por la Fundación Barenboim-Saïd, completa la
oferta de noviembre.
Fin
de fiesta hasta el día de su cumpleaños
Un
concierto de voz y piano en la Catedral, y otro de la sección de vientos de la Sinfónica Conjunta interpretando bajo
la dirección de Camilo Irizo y el
patrocinio de la Universidad de Sevilla
y el Conservatorio Manuel Castillo
una transcripción de las Danzas
fantásticas, forman parte de la oferta de diciembre. El organista Jesús Sampedro incluirá una pieza del
compositor en el Oratorio de la Santa Escuela de Cristo, mientras el internacionalmente
famoso guitarrista Pablo Sainz Villegas
incluirá en su recital de diciembre en el Maestranza la Sevillana Op. 29. Diciembre culminará con la inclusión de una pieza muy querida por el autor, Navidad Op. 16, en el habitual concierto
navideño de la Real Orquesta Sinfónica
de Sevilla que dirige Vladimir Dmitrenco.
Pero
en enero continuará la celebración,
con el trío Círculo incluido en el
programa que el Conservatorio Manuel Castillo propone en el ciclo de música de cámara de la ROSS que
se celebra cada temporada en el Espacio Turina. Y el 13 de enero culmina la
ruta, un día antes del cumpleaños del
compositor, con un monográfico en el Teatro Cajasol organizado por la Compañía Sevillana de Zarzuela, con la
complicidad de la Real Academia de
Bellas Artes Sta. Isabel de Hungría y la Fundación Cajasol, en el que la soprano Aurora Galán y el pianista Javier
Molina desgranarán algunas de las composiciones líricas de Turina, incluidas
piezas de sus óperas Margot y Jardín de Oriente, de cuya compleja y metódica recuperación se
encargó su nieto José Luis a principios de los años ochenta del pasado siglo,
según él mismo relató en esta mesa redonda de inauguración.
Lástima
que en este acto de presentación prescindiéramos de la voz de Leonor Bonilla, manifiestamente
indispuesta, que con las voces del Grupo
de Cámara Santa Cecilia y el concurso de la pianista Lucio-Villegas, debía
haber interpretado la Plegaria de la
Divina Pastora Op. 22, una obra que el autor compuso en 1900 para la
Hermandad homónima de Cantillana, con la que su madre guardaba fuertes lazos
devotos y sentimentales. Como puede comprobarse, todo un esfuerzo de colaboración y solidaridad entre todos los
agentes culturales que velan por la buena salud musical de la ciudad, que
convierten esta Ruta Turina, cuya
apuesta de continuidad forma parte del proyecto
del ICAS, en una empresa tan emotiva como absolutamente sentimental. A buen
seguro que nadie sufrirá ningún tipo de decepción.
Fotos:
Luis Ollero