martes, 28 de febrero de 2023

THE QUIET GIRL Los ojos de una niña

Título original: An Cailín Ciúin
Irlanda 2022 95 min.
Dirección
Colm Bairéad Guion Colm Bairéad y Claire Keegan Fotografía Kate McCullough Música Stephen Rennicks Intérpretes Catherine Clinch, Carrie Crowley, Andrew Bennett, Michael Patric, Kate Nic Chonaonaigh Estreno en el Festival de Berlín 11 febrero 2022; en Irlanda 13 mayo 2022; en España 24 febrero 2023

Con su primera película, el director irlandés Colm Bairéad ha conquistado audiencias de todo el mundo. Aquí ya lo hizo cuando se estrenó en el pasado Festival de Cine de Sevilla, y amenaza con volver a hacerlo ahora que se ha estrenado en nuestros cines. Y es que ha conseguido que una película sencilla y muy íntima llegue al corazón de todo tipo de público, con la complicidad de la mirada limpia e inocente de una niña silenciosa y tranquila (que ambas acepciones permite su título original) bajo cuya responsabilidad queda toda la dinámica y narrativa de esta crónica sobre una infancia desgraciada, en el seno de una familia sin atisbo de ternura ni complicidad.

El giro y la oportunidad llega cuando en verano es enviada a casa de unos familiares con los que experimentará esa otra infancia, la que todo niño y niña merece, acompañada del amor y la caricia que le dan seña de identidad y posición memorable en la biografía de cada uno y una de nosotras. El primerizo realizador consigue trasladar sutilmente las emociones de esta niña y su entorno, apoyándose en una fotografía preciosa que se enmarca como lo hacen hoy tantas producciones en ese formato cuadrado con el que se pretenden encerrar mejor los sentimientos y los matices de una cinta tan intimista como costumbrista. El verde paisaje irlandés y el uso del gaélico potencian esta sensación de lirismo que impregna una cinta tan evocadora, discreta y sugerente que consigue su cometido aunque en el camino su falta de evidencia absoluta y su sinceridad aparquen una mayor dosis de emoción y complicidad con el drama que, en última instancia, vive esta niña.

El bálsamo que para sus padres postizos representa esta niña de dulce e inquieta mirada, se traduce recíprocamente en la experiencia de amor y vida que ella vive junto a ellos. Su sencillez y la ternura y el cariño que sus responsables han depositado en ella le hacen merecedora de un puesto importante en el cine estrenado el pasado año, nominación al Oscar a la mejor película internacional incluida.

LA NOCHE DEL 12 Un conflicto entre hombres contra mujeres

Título original: La nuit du 12
Francia 2022 114 min.
Dirección
Dominik Moll Guion Gilles Marchand y Dominik Moll, según la novela de Pauline Guéna Fotografía Patrick Ghiringhelli Música Olivier Marguerit Intérpretes Bastien Bouillon, Bouli Lanners, Théo Cholbi, Johann Dionnet, Thibaud Evrard, Julien Frison, Paul Jeanson, Mouna Soulaem, Pauline Serieys, Lula Cotton-Frapier, Charline Paul, Matthieu Rozé, Baptiste Perais, Jules Porier, Nathanäel Beausivoir, Benjamin Blanchy, Pierre Lottin, Camille Rutherford Estreno en el Festival de Cannes 20 mayo 2022; en Francia 13 julio 2022; en España (internet) 2 diciembre 2022

Flamante e inesperada ganadora de seis César, incluido el de mejor película, la última película del director de Solo las bestias, El monje y Harry, un amigo que os quiere, se estrenó en nuestro país directamente en plataformas digitales a finales del pasado año, y es ahora cuando debido al palmarés galo la recuperamos para constatar que, siguiendo la estela de su cine, se trata de un intenso thriller tan inquietante como incómodo.

Aunque ya desde el inicio se nos advierte de cierto particular, eso no será obstáculo para inquietarnos y sumergirnos en su sólida y calculada trama, gracias a un guion preciso y una dirección ejemplar de actores y actrices. Moll consigue combinar una serie de temas de candente actualidad, para una vez mezclados y bien dosificados, mostrarnos la malicia subyacente en una sociedad malsana, centrada en una pequeña comunidad donde un crimen que nos recuerda al mítico de Laura Palmer en el universo de David Lynch, desata una minuciosa investigación policial que pondrá a prueba el factor de resistencia del joven agente al mando de la operación.

Surgen entonces varias películas, una centrada en el documentado procedimiento, otro atañe al thriller en sí mismo, otro a definir y analizar los diversos personajes, especialmente los sospechosos, y sobre todo hay una que analiza con tanta sutileza como acierto los factores que acertada o equivocadamente dan carta de naturaleza a la violencia de género, el maltrato y el abuso sexual, finalmente para poner en boca de una responsable y disciplinada jueza de instrucción la cuestión que define y lo resume inteligentemente todo, se trata de un irresoluble conflicto entre hombres y mujeres. Seguramente no era la mejor película que concurría este año a los premios de la Academia francesa, pero se trata de un thriller sólido, inteligente y perfectamente disfrutable.

lunes, 27 de febrero de 2023

TILL, EL CRIMEN QUE LO CAMBIÓ TODO Alegato contra el odio y la falta de complicidad

Título original: Till
USA 2022 131 min.
Dirección
Chinonye Chukwu Guion Chinonye Chukwu, Keith Beauchamp y Michael Reilly, según el libro de Simeon Wright Fotografía Bobby Bukowski Música Abel Korzeniowski Intérpretes Danielle Deadwyler, Jalyn Hall, Frankie Faison, Haley Bennett, Whoopi Goldberg, John Douglas Thompson, Sean Patrick Thomas, Keith Arthur Bolden, Tosin Cole Estreno en Sudáfrica 7 octubre 2022; en Estados Unidos 28 octubre 2022; en España 24 febrero 2023


Con mucha contención y una caligrafía impecable, según algunos incluso fría y distante, como se puede observar en un juicio que rehúye del plano-contraplano para centrarse en el rostro de la madre coraje retratada, la realizadora afroamericana Chinonye Chukwu disecciona el alarmante caso de Emmett Till, ya objeto de un par de interesantes documentales en el pasado. El joven fue masacrado en una pequeña localidad de Mississippi cuando pasaba las vacaciones junto a sus primos y primas. Venía inocentemente de Chicago, donde los derechos civiles de la comunidad afroamericana gozaba de una mejor, aunque no absoluta consideración, desde los todavía fallidos intentos de Lincoln de equipararlos a los blancos.

El odio del sur se ha visto frecuentemente reflejado en la historia de Estados Unidos y los libros y películas que la han visibilizado. Esta película constituye un ejemplar y competente alegato contra ese y cualquier otro tipo de odio, pero también contra quienes miramos hacia otro lado mientras no nos incumba directamente. Pero lo cierto es que algún tipo de odio sufrimos todos y todas alguna vez en nuestra vida, y ahora con las redes sociales de forma más patente y extendida. Acabar con el odio por lo tanto se convierte en una quimera difícil de superar. Curiosamente ha sido en Sudáfrica, durante tanto tiempo epicentro del apartheid, donde primero se ha podido ver la cinta comercialmente.

La lucha de la madre del malogrado joven de catorce años, asesinado y desfigurado a fuerza de golpes y un disparo en la cabeza por piropear a una mujer blanca, se convierte en leit motiv de una película sobria y elegante, fotografiada con luminosos colores para huir del estilo panfletario y manipulador que suele acompañar este tipo de proclamas, e interpretado con ahínco y convicción por una espléndida Danielle Deadwyler, estupendamente secundada por un elenco convencido y entregado, entre quienes destaca Whoopi Goldberg, también productora de este film. Un trabajo tan necesario cuando todavía sufrimos continuos episodios de barbarie racista, como lo son los films sobre nazis cuando el mundo se asoma una y otra vez a sus mismos e indeseables abismos.

IRATI El desheredado corazón del bosque

España 2022 111 min.
Guion y dirección
Paul Urkijo Alijo Fotografía Gorka Gómez Andreu Música Maite Arroitajauregui y Aránzazu Calleja Intérpretes Eneko Sagardoy, Edurne Azkarate, Itziar Ituño, Elena Uriz, Nagore Aranburu, Ramón Agirre, Iñigo Aranbarri, Iñigo Aranburu, Karlos Argiñano, Kepa Errasti, Patxi Bisquert, Josu Eguskiza, Aitor Barandiaran, Gaizka Chamizo Estreno en el Festival de Sitges 9 octubre 2022; en salas 24 febrero 2023

Nos sirve el esperado estreno de esta película para hacer la enésima reflexión sobre los discutibles e inexplicables Goyas. Un año más tuvimos que cargarnos una entrega de premios en la que se celebró una y otra vez el próspero año cinematográfico español en cantidad y calidad, algo que una edición más no se reflejó en las nominaciones, centradas en apenas unos cuantos títulos, lo que nos lleva a encabezar a nivel mundial los récords de nominaciones (hasta diecisiete en alguna ocasión) y premios (trece o más incluso), encumbrando pocos títulos y dejando en el camino muchos tan dignos y merecedores de premios como los a menudo privilegiados. Es ahora cuando celebramos y reivindicamos los logros de Pacifiction de Albert Serra en los César, habiendo obviado la que para muchos y muchas es la mejor película española del año en los premios de nuestra trasnochada y despistada academia. Enviamos Alcarrás a los Oscar confiando en su Oso de Oro, cuando se trata de sintonizar con un gusto americano que difícilmente empatiza con una película como la de Carla Simón, y encima la dejamos sin Goya alguno, para nuestra vergüenza. Mejor hubiésemos enviado As bestas, que bien que le ha ido en los César, donde ha triunfado por encima incluso de El triángulo de la tristeza, por mucha Palma de Oro, mejor película en los premios europeos del cine y tres nominaciones al Oscar que haya cosechado la película del mimado Ruben Östlund, que en Francia se titula Sin filtros y así la nombraron hace unos días en el informativo de Televisión Española para escarnio de propios y ajenos, cuando anunciaron el César a la película de Sorogoyen.

Viene todo esto al caso de que a la nueva película de Paul Urkijo Alijo le escatimaron uno tras otro todos los Goyas a los que optaba con tanta o más justificación que sus contrincantes. Y es que Modelo 77 puede brillar por muchos motivos, pero en efectos visuales, y vestuario no tiene parangón con Irati, y no digamos su banda sonora, sin duda superior y más elaborada que la no obstante interesante partitura de Olivier Arson para As bestas, si bien aquí nuestra preferida era la del infravalorado Iván Palomares para Las niñas de cristal. Pero lo peor es que ni la dirección artística ni la fotografía, ni el sonido o el maquillaje (imposible identificar a Karlos Arguiñano o Patxi Bisquert tras sus elaborados perfiles) optaban a premio, lo que no deja de ser alarmante, dada la enorme calidad artística y técnica de la película de Urkijo Alijo. Habría que considerar además que Irati acaba de estrenarse y le hubieran venido muy bien para su promoción un par de merecidísimos premios, pero en cuestión de venta seguimos sin haber aprendido nadasi nos salimos de las productoras de televisión privadas.

Es una lástima, porque nos encontramos ante una producción ejemplar y una película insólita en nuestro panorama, que conjuga leyendas celtas del norte de la península con historias de capa y espada, fantasía y un inequívoco mensaje ecológico y feminista en el que por una vez ser bruja resulta algo positivo, es estar en el lado de los buenos. Una fotografía preciosa y preciosista, un trabajo con el sonido fascinante, unos paisajes majestuosos y una producción holgada, además de los mejores efectos visuales disfrutados en una película española en mucho tiempo, un apartado que sí fue reconocido en el Festival de Sitges donde se estrenó, envuelven esta hipnótica película que nuestros exhibidores nos han obligado a disfrutar doblada, y es que ver aquí películas en otros idiomas del país es más difícil que verlas en francés o inglés, lo consideran como veneno para la taquilla, y lo que es peor, quién sabe si para el espíritu, no vaya a ser que el eusquera nos provoque urticariaPara no resultar empalagosos y excesivamente entusiastas, destacaremos que pierde ritmo a mitad de su metraje, para después recuperarlo y regalarnos un final embelesador. Mientras tanto cabe disfrutar con sus batallas y luchas perfectamente coreografiadas y resueltas, su generosa imaginación y capacidad de inventiva y su acertada crítica a la religión en favor de una madre naturaleza voluptuosa y fascinante. No en vano la leyenda plasmada en esta película otorga al mayor bosque navarro el nombre de la protagonista del film y el cómic El ciclo de Irati de Joxean Muñoz y Juan Luis Landa en el que se basa.

domingo, 26 de febrero de 2023

D'APRILE Y COGATO EVOCAN LA SAGA GARCÍA-VIARDOT

Música de cámara. Made in Seville. Mariarosaria D’Aprile, violín. Tommaso Cogato, piano. Andrés Moreno Mengíbar, presentación. Programa: El violín y la familia García-Viardot (Sonatina para violín y piano, de Pauline Viardot; Sonata para violín y piano nº 2 Op. 51, de Alphonse Duvernoy; Sonata para violín y piano nº 3, de Paul Viardot; Fantasía sobre temas de Donizetti, de Hubert Léonard). Espacio Turina, sábado 25 de febrero de 2023


Hay artistas que, independientemente de su talento y la confianza que pueda despertar su buen hacer, convocan por su simpatía y su calidez personal. Es lo que les ocurre al matrimonio formado por Mariarosaria D’Aprile y Tommaso Cogato, inquietos agitadores de la vida cultural musical de la ciudad y frecuentes en algunas de sus actividades más diversas, desde las Noches del Alcázar a estos ciclos de cámara del Turina, pasando por sus intervenciones en las plantillas de la Barroca y la Sinfónica, e incluso como solistas de esta última. Pero si además van acompañados de un interesante descubrimiento de músicas casi inéditas relacionadas con una de las familias de origen sevillano más influyentes en la escena musical parisina de la segunda mitad del siglo XIX, más atractivo atesora. Este particular viaje por la música de Pauline Viardot, hija de Manuel García y hermana de María Malibrán, nombres que afortunadamente hoy ya no necesitan presentación, es fruto de la inquietud y la exhaustiva investigación del crítico musical e historiador Andrés Moreno Mengíbar, que con sus informadas locuciones introdujo el programa, organizado por él mismo junto a la pareja intérprete, y la trayectoria sentimental y artística de la familia en la que se enmarca, que daría para una intensa serie de televisión.

Mariarosaria D’Aprile es una violinista especialmente dotada para dar carácter a su instrumento, del que extrae en todo momento un sonido depurado y sedoso, sin estrangulamientos ni estridencias, si bien su paso al registro extremo agudo suele resultar algo forzado y puntualmente chirriante. Eso no fue obstáculo para regalarnos una Sonatina de la Viardot de considerable fineza y espíritu muy amable. Una pieza que como la de Léonard que cerró el programa parece destinada fundamentalmente al consumo doméstico y a amenizar las numerosas reuniones de salón que se celebraban en la residencia de la polifacética artista. El violín atrapó su carácter ensoñador, con largos y muy bien articulados acordes, sentido del contraste y espíritu melódico. Las de su hijo Paul y su yerno Alphonse Duvernoy demuestran sin embargo una mayor ambición, y aunque de interés limitado, no cabe duda de que su destino era la sala de conciertos. La Sonata nº 2 de Duvernoy exhibe un espíritu atormentado y trágico, potenciado en un allegro final que desequilibra estructuralmente la pieza dada su larga duración respecto a los otros dos movimientos, dando mayor cobertura a su tormentoso carácter. D’Aprile lo atacó alternando pasajes llenos de ternura con otros de rabia y tragedia, siempre encontrando el tono justo y la adecuada expresividad. Al piano, Cogato se mostró siempre respetuoso y delicado, salvo cuando se imponía la agitación, para la que también está bien dotado.

En la segunda parte brilló la tercera y última de las sonatas de Paul Viardot, de espíritu no ya tardorromántico sino directamente romántico a pesar de estar escrita en 1931. Fruto de una tortuosa relación con su madre, bajo cuya sombra siempre se sintió acorralado y acomplejado, se arropa igualmente de un espíritu trágico y atormentado así como una atmósfera nostálgica que encontró en los intérpretes el vehículo adecuado, salvo por esos tránsitos al extremo agudo del violín algo faltos de depuración ya apuntados. En su paradigmático tercer movimiento, bajo el revelador título de Le méchante boîteuse (Maldita coja), Cogato acertó a destacar su irregular ritmo, mientras D’Aprile se mostró tan dinámica como dulce en su sección central. El movimiento final respira tristeza y resignación, emociones que emergieron con facilidad del piano y el violín, con acordes fuertes y escalas furiosas, así como marcados arpegios en la cuerda hasta culminar en un sobrecogedor pianissimo. La pieza de Hubert, a quien Pauline Viardot dedicó la sonatina que abrió el programa, consiste en una de esas fantasías con temas operísticos tan habituales en la época, evocando con carácter virtuosístico arias de La hija del regimiento, Ana Bolena o la más reconocible Una furtiva lágrima de El elixir de amor. D’Aprile está más dotada para la expresividad y el sentimiento que para la exhibición circense que demandan estas obras, a pesar de lo cual y considerando la fatiga que para entonces habría acumulado, logró una interpretación tan convincente y aseada como el resto del programa, siempre perfectamente apoyada en el elocuente trabajo de Cogato al piano. Para no desvirtualizar la propuesta, optaron en la propina por una serenata de Charles-Auguste de Bériot, marido de María Malibrán, con el mismo espíritu de encanto y ensoñación que informó la pieza de su cuñada.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 25 de febrero de 2023

LAS DOS AMÉRICAS, OTRO SOPLO FRESCO DE LA CONJUNTA

4º concierto de la XII temporada de la Orquesta Sinfónica Conjunta de la Universidad de Sevilla y el Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo. XIII Festival de Música Zahir Ensemble. Natalia Labourdette, soprano. Óscar Martín, Julio Moguer, Francisco Montero y Juan Miguel Moreno, pianos. Juan García Rodríguez, dirección. Programa: Cantata para América Mágica Op. 27, de Alberto Ginastera; Grand Pianola Music, de John Adams. Auditorio ETS de Ingeniería, viernes 24 de febrero de 2023


Solo tres años después de su fundación, la orquesta del Conservatorio y la Universidad nos acabó enamorando definitivamente con un concierto en el que reunió piezas de Copland (Concierto para clarinete), Adams (The Chairman Dances, extraído de la ópera Nixon in China que en apenas unos días pondrá en escena el Teatro Real de Madrid), Herrmann (Suite del film de Hitchcock Vértigo) y Gershwin (Un americano en París). Fue su
primer encuentro con la música americana, que ahora nueve años más tarde vuelve a protagonizar una de sus citas más esperadas y sofisticadas, de nuevo con Adams en los atriles. Se trató de un emocionante encuentro entre dos sensibilidades distintas, dos formas de entender la vida y la historia, y dos actitudes ante el pasado de una tierra tan controvertida y apabullante como la que emerge entre los océanos Atlántico y Pacífico. La propuesta se enriqueció más que nunca con la participación de Zahir Ensemble, algo lógico teniendo en cuenta el nexo común entre ambas formaciones, su director Juan García Rodríguez, nada más y nada menos que cuatro reconocidos pianistas residentes en Sevilla y profesores del Manuel Castillo, y sobre todo Natalia Labourdette, una aportación de lujo a esta orquesta absolutamente académica, integrada cada año por alumnado en prácticas y profesorado de apoyo, que sirve de plataforma de ensayo y experimentación a tantos y tantas jóvenes.

Hay en primer lugar que agradecer a Juan García ser tan buen programador, tener tan buen juicio a la hora de elegir las piezas, que esta vez se tradujo en esa doble visión del continente americano, de la rebeldía y la búsqueda de las raíces del hemisferio sur, donde la colonización no aniquiló del todo su propio carácter e idiosincrasia, al conformismo y el supuestamente feliz asentamiento de los colonizadores del norte tras acabar con todo vestigio de población autóctona. Esto se refleja muy bien en las dos obras elegidas, de una parte esa Cantata de la América Mágica con la que Ginastera abandonó el mestizaje tonal tan reconocible en sus dos populares ballets Panambí y Estancia, para adentrarse en el primitivismo de su tierra y el llanto por lo perdido adoptando técnicas más vanguardistas, y de la otra ese viaje reconfortante por modernas autovías y amables ensoñaciones que conforman Grand Pianola de Adams. Dos formas distintas de plasmar la magia, algo primitivo y originario para uno, un sentimiento urbano y burgués para el otro. Dos obras que exigen mucha precisión, mucho sentido del ritmo y una disciplina rigurosa a la hora de dar consistencia a su complejo entramado instrumental y su endiablada orquestación, con todo un plantel apabullante de instrumentos de percusión presente en ambos casos.

Una experiencia emocionante

Percusión que en manos de estudiantes y algún que otro consagrado instrumentista dio como resultado todo un dechado de virtuosismo en la cantata de Ginastera, tan exótica como profunda, una perfecta combinación de dodecafonismo y serialismo que no se queda solo en eso sino que sienta las bases para otras composiciones futuras de autores muy variados que indagaron en las raíces de la música misma, combinado con tradición, inteligencia e intuición que exigen de la interpretación una concentración extenuante y una disciplina férrea, de todo lo cual se hicieron eco la atenta dirección de García y la responsable aportación de cada uno de los jóvenes percusionistas. Paradójicamente, fue la más consagrada y reconocida de las intervinientes, la igualmente joven Natalia Labourdette, quien menos nos convenció en su cometido, entonando los poemas adaptados por la primera esposa del compositor, Mercedes de Toro, a partir de textos precolombinos que narran la lucha de los guerreros indígenas contra el invasor y el resultado apocalíptico que conocemos. Su voz, amplificada por exigencias de la partitura, corrió fluida y abundante, generosamente proyectada, firme en su línea de canto y lograda en sus múltiples inflexiones y cambios de color y registro. Pero se antojó demasiado lírica, muy operística para la ocasión, que requiere un canto más acorde a la naturaleza de la obra, primitiva, rabiosa y rebelde, casi un llanto ajeno a modulaciones y estilos más propios de la escena burguesa. Con todo, el resultado global fue tan envolvente y estimulante como fascinante, con el escenario inundado de grandes y sofisticados instrumentos, incluidos xilofón, glockenspiel y esa marimba tan presente estos días en la ciudad, tras el último de la Sinfónica protagonizado por Conrado Moya.


Grand Pianola Music
está en otra onda, mucho más amable y distendida. Solía confesar su autor que apenas lograba sintonizar con alguna de las interpretaciones de esta obra, y que de ahí derivaba quizás la escasa repercusión crítica que tenía. Creemos que habría dado el visto bueno absoluto a la que ayer ofrecieron los jóvenes talentos de la Conjunta, con la colaboración inestimable del cada vez más interesante Francisco Montero y de Juan Miguel Moreno en los pianos, con mayor presencia, más comprometida y con mayor empuje que la de los mismos instrumentos en la obra de Ginastera, de los que se hicieron cargo Óscar Martín y Julio Moguer, más integrados y fundidos con el resto de la instrumentación. A la frondosa percusión, así como a la generosa y precisa aportación de metales y maderas, se sumaron las voces en estilo y perfectamente conjuntadas de María Asensio, Liilia Kiashko y Oleksandra Mitkalova, potenciando el ritmo y la cadencia de una pieza fascinante que encuentra en su apoteósico segundo movimiento (o tercero según se mire, dado el carácter bífido del primero, rápido en su primera mitad y lento y relajado en la segunda) el carácter rapsódico que más adeptos provoca entre el público y una mayor intensidad emocional acumula incluso mucho después de abandonar la sala, un Auditorio de Ingenieros que una vez fue Pabellón precisamente de América, y que completó con su excelente acústica el éxito de la empresa.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

viernes, 24 de febrero de 2023

EL ESPÍRITU HEROICO DE CONRADO MOYA Y ROBERT SCHUMANN

6º concierto del ciclo Gran Sinfónico de la temporada nº 33 de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Conrado Moya, marimba. Sebastian Perlowski, dirección. Programa: Concierto heroico para marimba y orquesta, adaptación de Conrado Moya del Concierto para piano de Joaquín Rodrigo; Sinfonía nº 1 en Si bemol mayor Op. 38 “Primavera”, de Robert Schumann. Teatro de la Maestranza, jueves 23 de febrero 2023

Foto: Guillermo Mendo

El cambio de fechas, miércoles y jueves en lugar de los jueves y viernes habituales, y una agenda apretada, propiciaron que nos acercáramos a este sexto concierto de temporada de la Sinfónica en su segunda cita. Tras constatar el entusiasmo del joven alicantino Conrado Moya en un emotivo video colgado en internet, en el que explica sus motivaciones para adaptar el Concierto para piano de Rodrigo a su instrumento, la exótica marimba, mostrando ese entusiasmo conmovedor que a veces contagia a los más jóvenes, nos rendimos a sus formas y su convicción a la hora de acercarnos a esa página refulgente del compositor valenciano. El espíritu enfático y épico de la partitura de Rodrigo se vio reforzado también en una segunda parte protagonizada por la primera de las cuatro sinfonías de Schumann, igualmente dinámica y vigorosa aunque dominada por una expresividad de muy distinto calado y resolución.

Tras el éxito de su Concierto de Aranjuez, que por cierto también fue motivo de adaptación, en esta ocasión al arpa, Rodrigo se embarcó de vez en cuando en la composición de conciertos con diversos instrumentos, desde el violín a la misma arpa, pasando por el violonchelo o la guitarra más recurrente. El Concierto para piano siguió al más famoso de su catálogo, aunque su origen se remonta a diez años antes de que Leopoldo Querol y Ernesto Halffter lo estrenasen, cuando el pianista se lo encargó al maestro de Sagunto. Precisamente a las ruinas de la ciudad en la que nació Rodrigo está dedicada la pieza, cuyo carácter eminentemente épico tanto nos hace recordar a numerosas partituras para el cine. Su exhaustiva orquestación puede poner en más de un aprieto al solista, que en todo caso debe destacar por encima de un conjunto que ha de servirle como estímulo, personificando a ese trepidante héroe que protagoniza la página. Tratándose de un instrumento tan potente como la marimba, con esa sonoridad tan rotunda, Moya tuvo menos dificultades que un pianista para cumplir su cometido, claro que también ayudó la pericia del director, un Sebastian Perlowski del que guardamos muy grato recuerdo de su concierto de año nuevo del 2022, que mantuvo en todo momento el equilibrio justo para no ensombrecer el trabajo del joven percusionista. Moya se adaptó como un guante a los distintos espíritus que informan los cuatro movimientos de la pieza, siempre bajo un manto vigoroso de trepidante ritmo y con solo el descanso del largo, un pasaje místico que reproduce el carácter religioso con el que antaño se identificaba toda gesta heroica. La precisión, el dominio y sobre todo, el entusiasmo de Moya lograron una interpretación lucida y extremadamente atractiva, a la que hubo que sumar el exotismo del instrumento y la brillantez e inspiración del autor, aun dentro de una estética muy conservadora y convencional. Una pieza para marimba solo, Romántica de Emnanuel Sejourne, sirvió para corroborar en la propina la maestría del joven intérprete de tan complejo instrumento.


Ese mismo espíritu heroico informa también la sinfonía más beethoveniana de Schumann, una pieza imaginativa e igualmente exuberante ya desde sus primeros acordes a los metales, una familia que logró brillar en la interpretación sumamente controlada que dirigió el también joven maestro polaco. También los timbales tuvieron ocasión de lucirse a lo largo de una pieza en la que destacó la pasión del allegro inicial, cargado de una exacerbada vivacidad y un marcado y acertado sentido del ritmo. Acaso faltó algo más de elegancia en el larghetto, no obstante el buen trabajo de los trombones y las trompas, pero no magia ni entusiasmo en el scherzo hasta desembocar en un allegro final tan contundente como distendido, revalidando así el buen sabor de boca que Perlowski nos dejó en enero del pasado año. Un concierto en fin memorable por la intervención de Moya, satisfactorio por la dirección de Perlowski, entretenido por todo lo demás.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

jueves, 23 de febrero de 2023

UN ENORME ESFUERZO INTELECTUAL DE TALLER SONORO

Radioteatro en el siglo XXI. Un posible día (Quasi un radiodramma) de Javier Torres Maldonado. Radio teatro original “Quell’oceano profondo”, de Ana Candida de Carvalho Carneiro. José Manuel Recillas, texto lírico. Magali Lara, vídeo. Max Bruckert, realización informática musical. Asier Puga, dirección musical. Rocío de Frutos, soprano. Javier Jiménez, narrador. Taller Sonoro. Espacio Turina, miércoles 22 de febrero de 2023


Que el Espacio Turina ha multiplicado y mejorado su programación a potencia máxima es una realidad, como también lo es que ha aumentado notablemente el trabajo de quienes opinamos al respecto. Bromas aparte, la colaboración de los responsables del antiguo Álvarez Quintero con algunas de las formaciones más emblemáticas de la ciudad, y concretamente con aquellas que han puesto Sevilla en el mapa de la música contemporánea, ha dado excelentes frutos. Es el caso de Taller Sonoro, cuyos aciertos han trascendido nuestras fronteras de forma que ni sospechábamos, siendo eventos como el que pudimos disfrutar anoche los que evidencian ese logro. Hay que remontarse un buen puñado de años para encontrar el germen de este espectáculo, cuando Camilo Irizo e Ignacio Torner, ambos comprometidos con la música de nuestro tiempo en conjuntos como Zahir Ensemble y este Taller Sonoro, conocieron en París al compositor mexicano 
Javier Torres Maldonado, hoy y desde hace décadas residente en Milán, y manifestaron su interés por adaptar a nuestra lengua la pieza cuya puesta en escena se hizo ayer realidad. Desde entonces la vinculación del compositor con nuestra ciudad, Cátedra Manuel de Falla incluida, se ha afianzado hasta converger en este estreno en castellano de una obra que se concibió en francés y grabó hace una década el Ensemble 2e2m. El propio compositor se encargó de presentar esta adaptación.

Los entresijos de Un día posible y del resto de la extraordinaria trayectoria del compositor de Exabrupto, Masih o High Over the Distante Horizon, por citar algunas de sus más reconocidas obras, podemos encontrarlos en la excelente entrevista que le dedica nuestro compañero Ismael G. Cabral en la revista digital El compositor habla. Se trata, según su autor, de revitalizar el concepto de drama radiofónico, tan en boga en el siglo pasado especialmente cuando no había televisión o esta no era tan popular, si bien su trabajo trasciende este concepto en todos los aspectos salvo en la idea de dejar en manos de la imaginación del oyente la forma en que se traduce su dramaturgia. Es por ello que no podemos considerar esta pieza como el fruto de un solo autor, sino que es el resultado de la combinación de varios talentos y una intención eminentemente intelectual que hace difícil y compleja su ingesta. El libreto de la escritora brasileña Ana Candida de Carvalho Carneiro, los textos originales del poeta mexicano José Manuel Recillas y la videocreación de la artista también mexicana Magali Lara, se unen así a la sugerente y excitante música de Torres Maldonado, ya con un lenguaje propio lejos de sus primeras influencias, los maestros Juan Trigos y Franco Donatoni (y a través de ellos Ligeti, Boulez, Xenakis, Stockhausen o Jonathan Harvey), para crear este impactante trabajo sobre la soledad urbana y los sueños que alimentan nuestra rutina y nos permiten seguir adelante día tras día.

Rocío de Frutos y Javier Jiménez brillan con luz propia

Para la soprano sevillana Rocío de Frutos, este ha sido un tour de force, o como ella misma confiesa una salida de su zona de confort. Si bien no es la primera vez que su voz, asociada indefectiblemente a la música barroca y antigua, se empeña en territorios más contemporáneos, lo de ayer supera lo que había hecho hasta ahora, exigiéndole una disciplina extrema incluso en lo actoral, y obligándole a unas inflexiones, matices, cambios de color y giros insólitos en su trayectoria, todo lo cual superó con la sencillez y la naturalidad que le caracteriza. A su lado descubrimos que además de ser un estupendo cantante, bajo para más señas, Javier Jiménez es un excelente narrador, con una voz profunda y penetrante de las que dan literalmente envidia. Se da la circunstancia de que ambos comparten desde hace tiempo la satisfacción de formar parte del conjunto vocal especializado en música antigua Vandalia. Ellos soportaron la parte dramática de la función, arropados por la batuta atenta y responsable del joven Asier Puga, director artístico de la Orquesta de Cámara del Auditorio de Zaragoza.

Un aspecto notable de la composición y subsiguiente interpretación lo protagonizó el equilibrio y el balance entre música acústica, con cada instrumento emitiendo su propio sonido, sin intervenciones ni transgresiones más allá de su propia dinámica y concepción, y los sonidos electrónicos encargados de recrear la inquietante atmósfera que atesora la pieza. Un logro que permitió engancharse a la propuesta, con la inestimable ayuda de las imágenes proyectadas, evocadoras de universos profundos y abismales, océanos inquietantes y espirales de vértigo. Todo ello aderezado con un completo y primoroso libreto, otra señal del carácter excepcional del evento. Especial consideración merece el trabajo de la cuerda, sostenida o rabiosamente agitada, así como la percusión, un triunfo de José Baldomero Llorens secundado puntualmente por sus compañeros de ensemble a través de instrumentos estratégicamente colocados a lo largo y ancho del escenario. Y no podemos terminar sin congratularnos por la estupenda acogida del público, considerablemente numeroso y particularmente entusiasmado ante esta hipnótica experiencia sobre una trabajadora hastiada de la monotonía y enamorada en sueños de un devastador calamar gigante. El agradecimiento al Espacio Turina, Taller Sonoro y Javier Torres Maldonado se hace sin duda obligado y merecido.

Fotos: Luis Ollero
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 22 de febrero de 2023

CAZORLA Y TOSCANO, PERFECTAMENTE COMBINADOS

Alternativas de cámara en colaboración con Juventudes Musicales de Sevilla. Cristina Cazorla, baile; Álvaro Toscano, guitarra. Programa: Recuerdos de la Alhambra, Capricho árabe y Rosita, de Francisco Tárrega; Españoleta y Canarios, de Gaspar Sanz; Bolero, de Julián Arcas; Malagueña y El Albaicín, de Isaac Albéniz; Innovación y danza, de Joaquín Rodrigo; Ojos vedes, de Manuel Quiroga. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza, martes 21 de febrero de 2023

Foto: Guillermo Mendo

Prosigue la feliz colaboración de Juventudes Musicales de Sevilla con el Teatro de la Maestranza, encargándose un año más del ciclo de música de cámara centrado en jóvenes valores, como lo son la polifacética bailarina madrileña Cristina Cazorla y el multipremiado guitarrista cordobés Álvaro Toscano. Esta vez se trató de una propuesta diferente y original, combinando la música de cámara, habitual caballo de batalla de la institución hispalense, con la danza. Partiendo del Conservatorio Profesional de Danza Mariemma, un referente de la Escuela Bolera Española en el que se ha licenciado la joven bailarina y coreógrafa, el espectáculo pretende hacer un recorrido lo suficientemente ameno y exhaustivo por la evolución de este baile típicamente español, enraizado en los bailes cortesanos europeos del siglo XVII, combinados con los bailes populares españoles y progresando hacia el flamenco, muchos de cuyos pasos están directamente influidos por esta singular escuela. Una danza que está íntimamente relacionada con el nacionalismo decimonónico, mezclándose con los bailes andaluces y enriqueciéndose con el flamenco. El proyecto, concebido para pequeños espacios, se presentó con éxito en el más amplio de la Sala Manuel García
.

Con todas estas premisas, hay que reconocer el meritorio trabajo de ambos artistas y su entusiasmo tan bien reflejado, aunque su carácter didáctico se vio ensombrecido por el más lúdico de mero entretenimiento, desdibujándose esa evolución y progreso aludidos en favor de una demostración limpia y lúcida del baile de Cazorla sobre una base de clásicos populares imperecederos de la guitarra española, de los que Toscano extrajo todo un arsenal de emociones gracias a su toque inteligente, sensible y delicado. Así, pudimos disfrutar con una interpretación pausada y muy paladeada del imprescindible Recuerdos de la Alhambra, que prosiguió con un Capricho árabe también de Tárrega, de idéntico espíritu limpio y contenido, a la vez que ella se marcaba unos delicados pasos ataviada con reminiscencias goyescas. Tras una más rítmica Rosita del compositor levantino, hubo un brusco paso atrás en el tiempo con una muy contenida Españoleta seguida de unos idiomáticos y estupendamente articulados Canarios de Gaspar Sanz que la joven acompañó primorosamente a las castañuelas, con saltos, vueltas y complicados trabajos de pie de un gran barroquismo, perfectamente reconocibles para quienes estamos familiarizados con las sevillanas boleras.

Foto: Tomás Payés

El ritmo estuvo también muy presente en el Bolero del tardorromántico Julián Arcas. Pero donde el arte de Toscano brilló con más intensidad fue en una muy meditada Innovación y Danza de Joaquín Rodrigo, que el joven guitarrista saboreó hasta sus últimas consecuencias, y que sirvió de puente a una selección de Albéniz de la que se ofrecieron sus transcripciones para guitarra, alegando a nuestro juicio equivocadamente, que el compositor catalán las habría concebido para el instrumento español en lugar del piano con el que se convirtieron en las páginas más celebradas y universales del instrumento de nuestro país. Ciertamente Toscano supo indagar en la sensibilidad de la Malagueña de España: Seis hojas de álbum, y la enorme expresividad y el notable misterio de El Albaicín de la Suite Iberia, acompañado por el baile perfectamente acompasado de Cazorla, que empleó en ello unas considerables dosis de gracia y elegancia, añadidas a la complejidad del baile y el enriquecimiento a las castañuelas. La copla protagonizó el último bloque de la función, con Ojos verdes de Manuel Quiroga y, fuera de programa, La zarzamora, también del compositor gallego, que sirvió como emocionado recuerdo a aquella Lola Flores que lo integró en su mítico espectáculo Zambra, justo cuando se cumple el centenario de su nacimiento. El compromiso de estos dos artistas perfectamente compenetrados se completó con las meritorias improvisaciones que regalaron al entusiasmado público como segunda propina.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

lunes, 20 de febrero de 2023

EL ARTE DE BRAD MEHLDAU, MÁXIMA CALIDAD

Cita en Maestranza. Brad Mehldau Trio: Brad Mehldau, piano; Larry Grenadier, contrabajo; Jeff Ballard, batería. Teatro de la Maestranza, domingo 19 de febrero de 2023


Si no me equivoco, hacía más de una década que Brad Mehldau no pisaba nuestra ciudad. Fue en noviembre de 2011 en el Teatro Central, y ahora ha vuelto más estrella que nunca a nuestro principal escenario musical, calentito con las simultáneas representaciones de la ópera Jenufa. Amante del jazz desde pequeño, y cultivado junto a artistas de la talla de los saxofonistas Christopher Holliday, Joshua Redman, Wayne Shorter y Perico Sambeat, o el bajista Charlie Haden, fue a menudo comparado en sus inicios con Bill Evans, pero hoy podemos constatar que su única semejanza con el mítico intérprete es haberse convertido en una referencia ineludible del jazz contemporáneo, con un estilo absolutamente personal e intransferible y una formación clásica unida a una ecléctica 
inquietud que le ha llevado incluso a colaborar con la soprano Renée Fleming y la mezzo Anne Sofie von Otter.

Solo viendo el escenario al entrar en el Teatro de la Maestranza, ya podíamos adivinar que no nos iba a ofrecer un concierto basado en sus últimos trabajos, Finding Gabriel y sobre todo Jacob’s Ladder, donde el pianista juguetea con las vanguardias más variadas y experimenta con los sonidos más controvertidos, técnica mediante. Es lógico, venía acompañado de sus dos inseparables compañeros, con los que forma el más consagrado trío de jazz que han conocido las últimas décadas, y con el que ha grabado cinco volúmenes titulados El arte del trío entre 1997 y 2001, aunque con el catalán Jorge Rossy a la batería en lugar del actual Jeff Ballard. Así que no cabía pensar en otro repertorio que el que pudiera encajar con el más acústico y clásico posible. La muestra comenzó con una sucesión de ritmos y estilos, desde la evocación del blues a través del tema original de arranque, hasta el ¾ en el también original C minor Waltz, pasando por el soul psicodélico de la mano del grupo rock de los noventa Alice in Chains, y el swing de legendario Charlie Parker. La estructura también clásica, partiendo de la melodía para sumergirse en continuas variaciones y transgresiones, dando la oportunidad a sus virtuosos colegas de ofrecer su máxima calidad al contrabajo, con un Larry Grenadier de dedos tan ágiles como las extremidades del correcaminos, y a la batería, con Jeff Ballard haciendo gala de una interminable capacidad para la invención en la ornamentación y los recursos del instrumento, con las baquetas en más de una ocasión saltando de sus manos al suelo.


Luego llegó una sección central más relajada, casi balsámica, con Mehldau acariciando las teclas del piano y logrando acordes tan melancólicos como evocadores en piezas como el clásico de Jerome Kern All the Things You Are, solo esbozado en un principio, identificable únicamente por su armonía, con acordes absolutamente camuflados como si de jazz abstracto se tratara, para finalmente dejar constancia de sus famosos acordes. Más respetuoso con la melodía se mostró en el precioso Si tu vois ma mère de Sidney Bechet que sirvió a Woody Allen para el arranque de Midnight in Paris, y que funcionó para que Mehldau hiciera una demostración de buen gusto y elegancia en sus cadencias finales, tan emotivas como nostálgicas, capaces de transportarnos a cada uno y cada una a los lugares más insospechados, como por ejemplo a una barra de bar donde confesar algún que otro fracaso sentimental al barman de turno, como hiciera Dee Wallace a Brian Dennehy en la maravillosa 10, la mujer perfecta de Blake Edwards, al son del piano discursivo de Henry Mancini. Luego regresaron los acordes más alegres con Ballard luciendo fuerza y energía, a veces rabia, y una rapidísima versión de In the Still of the Night de Cole Porter, una oportunidad más para que Grenadier agitara al máximo sus controlados dedos, así como que Mehldau consiguiera electrizarnos sin golpear las teclas, simplemente posándose sobre ellas como si fuera una mariposa. No podía faltar para terminar algo de sus admirados Beatles, y el tema más recurrente en su repertorio es And I Love Her, ideal para salir del Maestranza como si nos hubiésemos sumergido en una nube, y sin haber desenganchado en ningún momento durante las casi dos generosas horas de este magistral concierto.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 18 de febrero de 2023

EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA Estreno en salas

Reseña de la película, estrenada en el Festival de Cine Europeo de Sevilla
Estreno en salas comerciales 17 febrero 2023

KIKO VENENO Y UNA BÉTICA EVOCADORA

Temporada 2022-2023 de la Orquesta Bética de Cámara. Kiko Veneno, narrador. Michael Thomas, director. Programa: Concierto en mi bemol mayor “Dumbarton Oaks”, de Stravinski; Suite de Appalachian Spring, de Copland; Petya i volk (Pedro y el lobo), de Prokofiev. Espacio Turina, viernes 17 de febrero de 2023


Prosigue la escalada de la Bética de Cámara hacia la esperada celebración de su centenario, el próximo 24 de marzo, con El retablo de Maese Pedro de su fundador, Manuel de Falla. Y lo hace en este su último programa hasta el momento con tres atractivas y sintomáticas obras de primera mitad del siglo XX, unidas por el mecenazgo de la pianista estadounidense Elizabeth Sprague Coolidge, bajo cuyo patrocinio florecieron en Estados Unidos algunos de los más eminentes compositores de la época, locales y europeos. Stravinski y Copland fueron algunos de ellos, a quienes se les encargaron trabajos de distinta índole en parte sufragados por la artista y las instituciones que presidió durante su excitante vida. Prokofiev, también beneficiario de su entusiasmo, coronó este concierto con su celebérrimo trabajo didáctico Pedro y el lobo, para lo que la orquesta contó con un invitado excepcional, Kiko Veneno, perpetuando la costumbre seguida en las últimas décadas de que sea un artista del rock o el pop quien se encargue del cometido, con nombres tan rutilantes como los de Sting o David Bowie en el panorama internacional, o Miguel Bosé en el patrio.

En formación aún más camerística de lo que su propia nomenclatura anuncia, la orquesta, siempre bajo la batuta y supervisión de su principal artífice en esta etapa, Michael Thomas, atacó la pieza de Stravinski con vigor y mucha fiereza, quizás demasiado para afrontar con suficiente claridad sus intrincadas líneas y la transparencia de su compleja estructura melódica y armónica, de forma que resultó, sobre todo en su movimiento de arranque, algo caótica y desenfrenada. Este concierto de reminiscencias barrocas que le encargó el matrimonio Bliss para celebrar su treinta aniversario de boda, y que se estrenó en la mansión que le da título, Dumbarton Oaks, histórico lugar donde tuvieron origen las conversaciones por la paz que derivaron al final de la Segunda Guerra Mundial en la Carta de las Naciones Unidas, se benefició en su allegretto central de una compleja métrica que quedó bien definida y donde destacaron los arabescos de un hiperactivo Moisés Toscano a la flauta, y cuyo final con moto se saldó con la ligereza y la espiritualidad que la obra exige. Para la Primavera Apalache de Copland se eligió la suite para formación reducida de trece instrumentos, una de las cuatro (dos ballets sinfónico y camerístico, y sus dos correspondientes suites) que permiten disfrutar de su estética puramente a la americana, escuela de tantos compositores y disciplinas que han hecho de la música norteamericana la más popular hoy en día, tal como explicó el propio Thomas en una larga y esforzada locución antes de abordar su interpretación.


La interpretación que Thomas y el conjunto hicieron de la obra de Copland se caracterizó por unos tiempos lentos algo cortos de espíritu épico, con líneas contenidas poco precisas y faltas del lirismo y el misticismo que les informa. Mucho mejor resultaron, satisfactoriamente ágiles y enérgicos, sus pasajes más movidos, capaces de sugerir la fuerza de la naturaleza y el esplendor de los grandes paisajes a los que apela su gramática, impulsados por ese aire jubiloso que tan bien supo imprimirle la batuta de un entusiasta Michael Thomas, que llevó su conclusión hacia un clímax luminoso y altanero. Kiko veneno ejerció de flamante narrador del cuento Pedro y el lobo ilustrado con la música que Prokofiev compuso para presentar a los más jóvenes los diferentes instrumentos de la orquesta. La página exige una gran concentración y una intervención muy precisa de cada uno de los instrumentos solistas, y aquí fagot, oboe, flauta, clarinete, trompas y timbales cumplieron a la perfección, mientras la cuerda evidenció cierta flacidez que no ayudó demasiado a definir el carácter alegre y distendido del protagonista de la función. Por su parte, Kiko Veneno ejerció impecablemente su cometido, haciendo alarde de una dicción estupenda y una presencia excelente, además de esa simpatía canalla que le caracteriza, pero sin excesos ni estridencias. Lástima que algunas de sus frases, simultáneas a momentos álgidos de la orquestación, quedaran ahogadas, algo que se hubiera evitado con una discreta amplificación.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

ELLAS HABLAN y mucho, con fundamento pero sin gancho

Título original: Women Talking
USA 2022 104 min.
Dirección
Sarah Polley Guion Sarah Polley y Miriam Toews, según la novela de la segunda Fotografía Luc Montpellier Música Hildur Gudnadóttir Intérpretes Rooney Mara, Claire Foy, Ben Whishaw, Jessie Buckley, Judith Ivey, Sheila McCarthy, Michelle McLeod, Liv McNell, Frances McDormand, Emily Mitchell, Kate Hallett, August Winter Estreno en el Festival de Toronto 13 septiembre 2022; en Estados Unidos 23 diciembre 2022; en España 17 febrero 2023


Después de debutar en la dirección con Lejos de ella, una intimista crónica sobre el alzheimer con Julie Christie como protagonista, la hasta entonces actriz Sarah Polley (El dulce porvenir, Mi vida sin mí, La vida secreta de las palabras, El amanecer de los muertos) trata en su tercer largometraje de ficción el espinoso tema de los abusos sexuales sufridos por las mujeres. Ambientada en el seno de una cerrada comunidad religiosa, anclada en el pasado a pesar de revelarse bien entrado el metraje de que nos encontramos en tiempo contemporáneo, y según su sinopsis en Bolivia, aunque todo apunta a que la acción se ha trasladado a los amplios paisajes del interior estadounidense, Polley adapta una novela de Miriam Towes que más bien adopta hechuras teatrales. De hecho, aunque se advierte desde un principio que es es fruto de la imaginación de unas mujeres, no deja de chirriar su elocuencia y didactismo a pesar de tratarse de iliteratas por imposición.

En un espacio tan cerrado como la comunidad patriarcal en la que habitan, con solo un amplio ventanal como metáfora de la esperanza, varias mujeres debaten sobre su incierto futuro, habida cuenta las continuas violaciones y abusos de toda índole de que son víctimas por parte de unos hombres que amenazan con el castigo eterno si ellas no perdonan a sus represores y agresores. Con la religión como continuo trasfondo y una diarrea verborraica como único recurso narrativo, la película rápidamente desvela su tendencia a la rutina, la monotonía y la reiteración, ahondando en cuestiones muy abordadas con mayor éxito en otras películas, sin que en esta ocasión logre captar nuestra atención a pesar de la urgencia y la relevancia de los hechos denunciados.

Cuenta con la producción de dos estrellas tan comprometidas como Brad Pitt y Frances McDormand, quien se reserva un personaje episódico pero relevante como porcentaje de esa población conformista y resignada femenina a la que da más forma, y más antipatía, la joven Jessie Buckley (La hija oscura). El único personaje masculino (Ben Whishaw) se muestra cómplice de las torturadas y aguerridas protagonistas, y se presenta por lo tanto como no podía ser de otro modo, sensible y llorón, todo un tópico, mientras las veteranas Judith Ivey y, sobre todo, Sheila McCarthy se apropian de una función tan descolorida como la fotografía que la retrata. Hildur Gudnadóttir ilustra musicalmente la propuesta, con mayor convención de la que nos tiene acostumbrados, y con cierta inspiración en el Lamento de Dido de Purcell. Solo un apunte sobre la necesidad de educar a las futuras generaciones y corregir así los defectos de una sociedad podrida, mantiene cierto interés a lo largo de su aburrido metraje.

viernes, 17 de febrero de 2023

LA ENORME INTENSIDAD EMOCIONAL DE JENUFA

Ópera de Leos Janácek. Libreto del compositor según la obra “Její pastorkyna” de Gabriela Preissová. Will Humburg, dirección musical. Robert Carsen, dirección escénica. Maria Lamont, reposición de la puesta en escena. Patrick Kinmonth, escenografía y vestuario. Robert Carsen y Peter Van Praet, iluminación. Con Agneta Eichenholz, Ángeles Blancas, Peter Berger, Thomas Atkins, Nadine Weissmann, Isaac Galán, Felipe Bou, Marifé Nogales, Marta Ubieta, Zayra Ruiz, Patricia Calvache, Ruth González, Alicia Naranjo, Paula Ramírez y Andrés Merino. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Coro Teatro de la Maestranza. Íñigo Sampil, director. Producción de la Ópera Ballet Vlaanderen de Amberes. Teatro de la Maestranza, jueves 16 de febrero de 2023


Teníamos mucha ilusión y esperanza depositada en el que consideramos el título más emblemático, interesante y arriesgado de la presente temporada en el Maestranza, aunque no nos cabía duda de que si todo salía bien, el público asistente respondería entusiasmado, como así ocurrió en un coliseo en el que se pudo apreciar una mayor presencia de personas dedicadas al arte y la vida aparentemente bohemia, corroborando el carácter de acontecimiento cultural y hasta cierto punto vanguardista que tenía la propuesta. Ahora solo hace falta que los responsables de divulgar sus excelencias seamos capaces de transmitir nuestro entusiasmo, que los canales por los que lo hagamos funcionen y lleguen a la máxima audiencia posible, y los numerosos huecos que todavía quedan en el teatro para las dos próximas y últimas funciones se tapen por completo. Nadie lo lamentará, porque nos encontramos ante un espectáculo completo, pura música, puro teatro, puro drama y todo a un nivel excelso, intenso y apasionado.

La producción que dirige el afamado Robert Carsen, presente también en este acontecimiento, incide como tantas otras suyas en su carácter puramente cinematográfico, con cierta inspiración en esta ocasión en el Lars Von Trier de Dogville y Manderlay, obras con las que la ópera de Janácek y la obra de Preissová en la que se basa guardan muchas similitudes. Ahí están para demostrarlo esa comunidad pequeña y cerrada, eminentemente rural, castrante y juzgadora, en el que afloran las frustraciones de una serie de mujeres ahogadas y maltratadas por el sistema. Si Trier diseñaba una escenografía simplemente marcada en el suelo a modo de plano, sin atrezzo ni paredes, y con solo el cuidado vestuario del elenco como ornamento, Carsen hace lo propio con un suelo inclinado y cubierto de esa tierra que define su ambiente rural inspirado en la región checa de Moravia donde transcurren los trágicos acontecimientos. Pero él echa mano de toda una colección de puertas cuyo diferente emplazamiento va creando los diferentes espacios a lo largo de los tres actos. No cabe duda de que estas puertas representan la opresión del pueblo y sus convenciones sociales, la curiosidad de unos habitantes que miran y observan a través de sus aperturas, y la esperanza que abiertas suponen para la torturada protagonista, y que una vez desaparecidas abren su horizonte, más impreciso en el libreto que en la feliz y muy discutible solución de Carsen, que apuesta decididamente por la redención de Laca frente a la ingenuidad y exceso de bondad de la desgraciada Jenufa, otro personaje para la galería de mujeres maltratadas que durante tanto se consideraban ejemplo de heroína, y que hoy exige un replanteamiento inteligente e ingenioso para adaptarse a nuestra renovada sensibilidad.

El esmerado vestuario nos alerta de que nos encontramos en los primeros años cuarenta del pasado siglo, últimos en los que esa tierra tan importante para la familia Buryja y el resto de sus moradores, seguía siendo esa patria de los checos reconvertida en parte del telón de acero tras la guerra de la que Steva se libra gracias a su posición privilegiada, marcando la principal diferencia con su defenestrado hermanastro, y representando así la eterna distinción entre clases, entre quienes disfrutan de la vida y quienes la sufren. La sencilla pero muy eficaz puesta en escena se benefició además de una iluminación a menudo discreta y funcional, pero con momentos sublimes en los que las sombras y las gradaciones lumínicas, fundamentalmente el atardecer del tercer acto, toman protagonismo.

Ángeles Blancas triunfa en lo vocal y en lo dramático

La soprano sueca Agneta Eichenholz se metió en la piel de una Jenufa demacrada que padece las inclemencias de un libreto cruel con ella y sus esperanzas sentimentales. Espléndida en la zona alta de su registro, capaz de rutilantes agudos, evidenció sin embargo ciertas carencias de proyección en la baja, lo que provocó que la orquesta ahogara algunos de sus conmovedores pasajes. No obstante mantuvo muy bien la voz y la compostura en una ópera que exige su presencia permanente en escena y una generosa participación vocal. Perfectamente dirigida, creó con inteligentes matices un personaje vulnerable y descreído. Suya fue una oración del segundo acto de canto dulce y aterciopelado. Ángeles Blancas le dio réplica como Kostelnicka o sacristana, su madrastra, logrando ese matiz duro y áspero que debe acompañar al personaje, sin descuidar ese otro lleno de ternura y compasión que revela que sus motivaciones están presididas por el amor y la generosidad de una verdadera madre. Blancas se metió absolutamente en su papel, como pocas veces hemos visto en otras producciones y títulos vistos en el Maestranza, haciendo alarde de una entrega absoluta. Un registro rico, un torrente de voz apabullante y un sentido extraordinario del drama lograron una intervención modélica y arrolladora que se saldó con la mayor ovación del público. A todo ello hay que añadir la enorme dificultad de cantar en checo, manteniendo todas las inflexiones y cambios de color que exige la compleja partitura.


Peter Berger
, el único eslovaco de la función, triunfó como Laca en potencia y proyección pero acusó una voz a menudo vibratada y ocasionalmente ahogada. Acertó sin embargo en plasmar esa evolución emocional y sentimental del personaje que tanto incide en la trama. También convenció con su actuación el neozelandés Thomas Atkins, que en lo vocal encontró el tono justo y una proyección perfecta. Del resto destacamos la homogeneidad y la sobriedad tímbrica de la mezzo Nadine Weissman como abuela, y aplaudimos el cambio de Jano por Jana, algo que últimamente se hace a menudo, potenciando así la imagen de esa mujer oprimida que ve en la educación y la cultura un camino de salvación y progreso. Ruth González le dio vida con considerables dosis de ternura e ingenuidad. De los secundarios destacamos al bajo Felipe Bou, un alcalde de voz rotunda y autoritaria, mientras Zayra Ruiz y el resto de voces femeninas cumplieron su cometido con entrega, solvencia y mucha naturalidad. Las intervenciones del coro, tanto masculino y mixto en el primer acto como femenino en el tercero, resultaron impecables y suntuosas, completadas con un movimiento escénico enérgico y ejemplar.

Pero si algo es especialmente importante en la música sin igual del compositor checo es sin duda el tejido orquestal, rico, exuberante y lleno de expresividad. Will Humburg empezó titubeante, sin llegar a emocionarnos, como si entendiera la partitura con una mayor dosis de pusilanimidad, sin la fuerza y la decisión que le caracteriza. Afortunadamente esto cambió después el descanso, ofreciéndonos de la mano de una Sinfónica entregada y luminosa, una interpretación enérgica y perfectamente matizada de esta magistral obra, con crescendi fascinantes y momentos llenos de magia que lograron que gran parte de la tensión dramática acumulada fuera consecuencia de su extraordinario trabajo y fuerza expresiva. La Jenufa de Carsen, Humburg, Blancas y Agneta Eichenholz se reveló así como la perfecta simbiosis entre teatro y música, funcionando satisfactoriamente en su perfecto engranaje y mereciendo que el público acuda y se entusiasme tanto como lo hizo el presente en la función de estreno.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

miércoles, 15 de febrero de 2023

JOYLAND Tierra de infelicidad

Paquistán-USA 2022 126 min.
Dirección
Saim Sadiq Guion Saim Sadiq y Maggie Briggs Fotografía Joe Saade Música Abdullah Siddiqui Intérpretes Ali Junejo, Rasti Farooq, Alina Khan, Sarwat Gilani, Salmaan Peerzada, Sameer Sohail, Sanbia Saeed, Ramiz Law Estreno en el Festival de Cannes 23 mayo 2022; en España 10 febrero 2023

En su primer largometraje como director, el paquistaní Saim Sadiq y todo el equipo técnico y artístico que le rodea hacen un trabajo fundamentalmente valiente pero a la vez no reñido con calidad artística. Se trata de la enésima denuncia de falta de libertad y presión gubernamental y religiosa en países del entorno musulmán, traducido en enormes desigualdades, falta de oportunidades, sobre todo para la mujer, y una represión sexual que solo conduce a la frustración y la infelicidad más absoluta. 
Pero lejos de plantearlo con la austeridad casi de documental con la que se suelen tratar estos temas, Sadiq opta por un preciosismo estético que redunda en sus connotaciones trágicas y románticas.

A partir de una historia de seducción y atracción queer, Sadiq va tejiendo una serie de relaciones familiares en cuyo entorno se sufre un fuerte patriarcado que censura y castra cualquier tipo de reivindicación erótica y sexual, hasta provocar dolorosas decisiones de las que no escapan ni siquiera quienes pretenden ejercer una mayor apertura de miras y una libertad insospechada en este tipo de ambientes opresivos. Faltan todas esas libertades de las que gozamos en una parte del mundo, olvidando a menudo lo mucho que costaron lograrlas y las ilusiones e incluso las vidas que se quedaron en el camino, y quienes hicieron posible legislando y gobernando que hoy estas cuestiones tan sangrantes en buena parte del planeta, aquí sean afortunadamente triviales.

El título de la película hace referencia a un parque de atracciones, un refugio para evadirse de estas frustraciones y represiones, como lo es también el salón de bailes que denominan eróticos, al que acuden solo hombres y legitiman el travestismo y la transexualidad de quienes actúan para ellos. En contraposición, esta tierra de infelicidad y falta de estímulos en el que se desarrolla este drama veladamente sensual y definitivamente triste y trágico. Se alzó con el premio del jurado en la sección Un certain regard del Festival de Cannes, siendo la primera vez que un film paquistaní fue programado en en el certamen más importante del mundo.

EL SOSTRE GROC (EL TECHO AMARILLO) Justicia mediática

España 2022 94 min.
Dirección
Isabel Coixet Guion Isabel Coixet y Laura Ferrero Fotografía Nadia Zafra Música Chop Suey Documental Estreno en el Festival de San Sebastián 22 septiembre 2022; en salas 16 diciembre 2022

Desde sus inicios Isabel Coixet ha demostrado también un interés muy especial por el formato documental, como vehículo de denuncia (Viaje al corazón de la tortura, Hay motivo e Invisibles en colaboración con otros y otras cineastas, o Marea blanca) o mera plataforma de expresión artística (El espíritu de la pintura, Spain in a Day). El sostre groc se inscribe en la primera corriente, en pleno debate sobre la conveniencia o no de la ley del consentimiento incluso en sus postulados más polémicos y menos comprendidos por una sociedad alienada y confundida por los berridos de la oposición y los medios de información.

Como si se tratara de la versión española de ese Me Too promovido fundamentalmente por las víctimas del gran depredador Harvey Weinstein, varias mujeres y algún hombre denuncian en este trabajo el abuso enmascarado y cobarde que sufrieron veinte años atrás cuando estudiaban en una escuela de interpretación de Lleida. La estructura es bien simple, combinando los testimonios de las agraviadas con secuencias de documental archivadas, entre intervenciones en televisiones locales que aplaudían el proyecto de esta Escuela de Teatro y la repercusión que estaba teniendo especialmente entre los y las jóvenes, y material videográfico de algunas de las sesiones de trabajo en la escuela y representaciones ante el público. Las víctimas muestran ante la pantalla la misma calma y calidez que debieron llevarles a no acabar de entender lo que les estaba pasando, entre una perplejidad y un desconcierto que provocó una reacción tan tardía que cuando decidieron denunciar, los presuntos delitos ya habían prescrito.

Ahí es donde radica el valor y la trascendencia de este trabajo en apariencia monótono y rutinario, en el diseño minucioso del perfil de un monstruo pérfido y meticuloso, sutil y embaucador, capaz de conseguir de sus víctimas sus más abyectos propósitos sin que ellas apenas lograsen identificar lo que les estaba pasando. Si no hubo en su momento justicia oficial, al menos este trabajo premiado en San Sebastián y en los Gaudí y nominado al Goya, consigue hacer justicia poética y mediática. Actualmente se puede ver en TVE Play.

lunes, 13 de febrero de 2023

LAS PAREDES HABLAN Saura inquieto, dinámico y vitalista

España 2022 75 min.
Dirección
Carlos Saura Guion José Morillas y Carlos Saura Fotografía Juana Jiménez y Rita Noriega Música Alfonso G. Aguilar Documental Estreno en el Festival de San Sebastián 20 septiembre 2022; en salas 3 febrero 2023

A solo tres días de su súbito fallecimiento, y después de que se pudiera ver en el Festival de Sevilla, resulta imposible acercarse a este su testamento cinematográfico (a falta de que alguien decida terminar su último proyecto, centrado en Johann Sebastian Bach) sin la emoción y la admiración que suscita alguien tan grande que ya no está entre nosotros. Con más de cuarenta largometrajes a sus espaldas, la mayoría reconocidos en palmarés a lo largo y ancho del planeta, no deja de ser extraordinario que su mirada continuara siendo tan inquieta y fresca, cuando apenas hará un año que rodaría este documental y aparece en él con una energía y una vitalidad que le habrían vaticinado al menos una década más de vida, alcanzando así los mismos cien años que cumplía Rafaela Aparicio en la célebre película del 79.

Auxiliado por especialistas de la talla del pintor Miquel Barceló, el paleontólogo Juan Luis Arsuaga y uno de los recreadores de la copia de Altamira que actualmente es la que se puede admirar en Santillana si no se ha tenido la suerte de formar parte de los restringidos grupos que de vez en cuando pueden entrar en la cueva real, Pedro Saura, que no guarda ninguna relación con el director aragonés a pesar del apellido, el cineasta se adentra en esta fascinante aventura que dialoga entre las pinturas rupestres y los grafitis contemporáneos. Con esa mirada inquieta e inocente y un respeto extremo a sus interlocutores, Saura va por el camino hablándonos de muchas cosas, dentro de una narrativa que amasa con acierto e inteligencia cuestiones como la igualdad entre los sexos o la individualidad del artista, su soledad y su encuentro y a veces lucha con el mundo que le rodea y del que se hace eco. Una individualidad que analizan los expertos en paleontología y exhiben los grafiteros, cuyo origen neoyorquino, todavía hoy cultivado, consistía en rotular tu nombre por doquier, dejando constancia de que estuvieron allí.

A través de la pintura bailada de Suso 33 o los colores vivos y brillantes de Musa 71, celebramos este en definitiva canto a la vida lleno de energía e ilusión, la de alguien que antes de recibir ya a título póstumo el Goya Honorario, había sido distinguido por su prolífica y rica carrera en los Premios del Cine Europeo en 2004 y en Málaga el año pasado. De su carácter afable se hace eco esta película y la fotografía que deseo compartir con ustedes en esta reseña, donde aparecemos juntos hace casi veinticuatro años en el Hotel Los Lebreros a propósito de unos encuentros periódicos con cineastas que promovía por aquel entonces la Asociación de Escritores y Escritoras de Andalucía en colaboración con el Ayuntamiento de Sevilla.


Si la salud no se lo hubiera impedido y Saura hubiese podido venir el pasado sábado a recoger su premio, alguien podría haber tenido el acierto de pasearlo por la ribera del Guadalquivir a su paso por la calle Torneo, y quizás se hubiese quedado prendado de los magníficos grafitis que atesora, algunos de contenido tan cinematográfico como el dedicado a Woody Allen. Otro paseo por el Polígono San Pablo le hubiese dado la oportunidad de descubrir los extraordinarios murales que lo embellecen. Habría comprobado así que no solo de Sevillanas y Flamenco vive esta ciudad a la que tanto amó a tenor de esos dos magníficos musicales.