USA 2022 151 min.
Dirección Steven Spielberg Guion Tony Kushner y Steven Spielberg Fotografía Janusz Kaminski Música John Williams Intérpretes Gabriel LaBelle, Michelle Williams, Paul Dano, Seth Rogen, Judd Hirsch, Jeanne Berlin, Mateo Zoryan, Kelley Karsten, Julia Butters, Sam Rechner, Oakes Fegley, Chloe East, Isabelle Kusman, David Lynch Estreno en el Festival de Toronto 10 septiembre 2022; en Estados Unidos 23 noviembre 2022; en España 10 febrero 2023
En su última película hasta la fecha, Spielberg ha ido donde el corazón le ha llevado, una declaración sincera y emotiva de amor al cine, a su madre y a la pasión con la que todos y todas estamos obligados a vivir si queremos que esta aventura merezca la pena. Siempre se ha destacado la influencia que el cine de John Ford ha ejercido sobre el más popular de los cineastas que nunca hayan existido, Hitchcock aparte. La música de Max Steiner para Centauros del desierto casi al final de la película, en un asombroso y emocionante broche final presidido por otro grande, David Lynch, corrobora lo mucho que este film protagonizado por John Wayne influyó en E.T. Antes las partituras de Victor Young para El fabuloso mundo del circo, Elmer Bernstein para Los siete magníficos y Alfred Newman para La conquista del oeste y Capitán de Castilla, sirven para ilustrar los primeros coqueteos del protagonista con la cámara, como espectador y como joven cineasta aficionado que ya ve en los efectos especiales y de sonido, así como en el montaje, los principales instrumentos de lo que habrá de ser su futuro y aplaudido cine. Casualmente tampoco falta el recién fallecido Burt Bacharach, cuyo Walk On By sirve para amenizar la fiesta del instituto.
Spielberg en Los Fabelman parece contarnos su propia historia de iniciación en el seno de una familia judía tan unida aparentemente como dividida en lo más profundo del alma y el sufrimiento humano. Habrán cosas reales y otras inventadas en esta película semiautobiográfica, pero eso es lo que menos importa, porque lo que sí lo hace es lo que la cámara capta, lo que el ojo del objetivo convierte en magia, y de eso hay mucha en esta larga y sin embargo tan entretenida película. Spielberg se las ingenia para, a través de los trabajos primerizos del protagonista y de la vida misma, cambiar continuamente del género, pasando del drama a la comedia, del western al cine bélico o al musical juvenil tan de moda en época de Elvis Presley. La suya es una mirada nostálgica casi en todo momento, melancólica a menudo, y sincera siempre. Especialmente emotiva es su semblanza de la madre, su influencia para que él se convirtiera en cineasta, motivada quizás por su sensibilidad artística de pianista frustrada, frente al escepticismo más convencional de su padre científico. Otros personajes, especialmente sus dos tíos, el carnal interpretado por Judd Hirsch en una breve pero magistral intervención, y el adoptado en el cuerpo de un también estupendo Seth Rogen, aparecen también como bastiones influyentes en la difícil decisión de quien apuesta por el arte como modo de vida. También ella, incorporada por Michelle Williams con notable sentido de la sensibilidad, termina yendo más donde le dicta el corazón que la razón, mientras un hermoso baile iluminado por las luces de un automóvil al son de la breve pero significativa e inspirada música de John Williams, en su enésima colaboración con el director de Tiburón, y un estremecedor montaje cinematográfico al son del adagio BWV 974 que Bach concibió a partir del Concierto para oboe de Alessandro Marcello, terminan por describir a la perfección el perfil humano y sentimental de tan carismática madre.
Pero no solo ella ni el protagonista disfrutan de una caracterización perfecta, todo el resto del elenco también lo hace. Solo un director así, todo lo convencional y popular, clásico en definitiva, que se quiera, es capaz de definir con tanta vida propia a sus personajes, y de forma tan invisible y presuntamente natural. Cualquier cinéfilo o cinéfila, no estrictamente cineasta, podrá identificarse con muchos o algunos de los episodios que integran la feliz estructura de esta película. Jugar a las películas en nuestra más tierna infancia, hacer películas domésticas, quedarnos con la boca abierta ante una pantalla, mandar a callar a nuestras molestas amistades juveniles cuando lo más importante lo tenemos en la imagen captada ante nuestros ojos… y tantos otros detalles que Spielberg ha sabido captar tan bien como lo hiciera con nuestros miedos en la película del escualo y en La guerra de los mundos, nuestro asombro y fascinación en Encuentros en la tercera fase, Poltergeist o Parque Jurásico, nuestras ansias de aventuras en las películas de Indiana Jones, nuestro horror y solidaridad en La lista de Schindler o Salvar al soldado Ryan, nuestra ilusión en la película del entrañable extraterrestre, o nuestra emoción sin ambages en Caballo de batalla, así como quebrantar nuestro escepticismo con su remake de West Side Story... y así en todas y cada una de los más de treinta largometrajes que conforman su inimitable filmografía. Pero eso ya es otra historia, eso es solo el comienzo de un gran viaje.
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