domingo, 28 de noviembre de 2021

UN OCTETO DE ENESCU FURIOSO Y CONCENTRADO

4º Concierto del XXXII Ciclo de Música de Cámara de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Alexa Farré Brandkamp, Branislav Sisel, Katarzyna Wróbel y Jill Renshaw, violines. Francesco Tosco y Ariadna Boiso Renoso, violas. Luiza Nancu e Ivana Radakovich, violonchelos. Programa: Octeto para cuerdas en Do mayor Op. 7, de George Enescu. Espacio Turina, domingo 28 de noviembre de 2021


Integrado en el ciclo ROSS in Camera que se celebró el sábado y se repite el domingo dentro del tradicional ciclo de música de cámara de la orquesta sevillana, siempre en el Espacio Turina, el Octeto de George Enescu sonó a propósito de los ciento cuarenta años del nacimiento del compositor rumano, que coinciden con el aniversario del inicio de relaciones diplomáticas entre España y Rumanía. Así, de la mano del Consulado Rumano en Sevilla y el Instituto Cultural de Rumanía en Madrid, tuvimos ocasión de disfrutar de esta espléndida y monumental página de un compositor poco divulgado y menos programado. En los últimos años tan solo se ha interpretado en nuestra ciudad dos de sus rapsodias rumanas, fue en el Concierto de Año Nuevo inmediatamente anterior a la pandemia.

Ni la tercera, última y más celebrada de sus sinfonías, no digamos su ópera Edipo o su interesante música de cámara, han ocupado la programación de nuestros espacios, resultando además paradójico que una página tan emblemática y revolucionaria como este Octeto para cuerdas apenas haya logrado colarse entre las grabaciones de los sellos discográficos más prestigiosos. Contemporáneo de Schönberg y Bartók, la pieza de Enescu se adelanta a las estéticas de estos renombrados compositores, sentando mucho antes que ellos las reglas de un expresionismo desmesurado, que abrió puertas a una nueva concepción de la composición musical. El Octeto tiene forma cíclica, y aunque está dividido en cuatro movimientos, estos se interpretan de continuo, si bien los integrantes de la ROSS convocados al efecto interrumpieron brevemente la transición entre los dos primeros movimientos para permitir al primer violonchelo reentonarse. La pieza, terminada con tan solo diecinueve años, es un prodigio de estructura y orquestación, tanto que puede incluso interpretarse con orquesta de cuerda completa, siempre que se preserven sus numerosas partes solistas. La violonchelista rumana Luiza Nancu ejerció de obligada maestra de ceremonias, trazando una semblanza del autor y un análisis de la pieza, que el conjunto abordó de manera absolutamente impecable.

Alexa Farré en primer término
En el Octeto de Enescu es fundamental no cargar las tintas ni resultar demasiado enfático, a pesar de las numerosas ocasiones que ofrece para hacerlo, de manera que queden bien expuestas, con suficiente transparencia y riqueza de colores y matices, sus temas y melodías, que se repiten a lo largo de toda la obra y cuya identificación resulta así imprescindible por parte del oyente. Aunque no es una obra de lucimiento para un solista en particular, a pesar de que el autor era un virtuoso violinista, no cabe duda de que su armazón debe quedar bien sujeto pero sin resultar amazacotado, y esto es responsabilidad fundamentalmente del primer violín, en este caso una refinadísima y meticulosa Alexa Farré, que llevó gran parte del peso de la obra con la complicidad de las violas, que asumieron a la perfección su papel alternante entre solista y dialogante. Los violonchelos aportaron la fuerza y el relieve necesarios, lográndose entre todos y todas una comunión tal que pareciera tratarse de un conjunto estable en lugar de una asociación puntual para abordar esta pieza en concreto, algo que solo se consigue con mucho ensayo y una entrega total.

Esta obra ambiciosa y paradigmática, rica en contrapunto, complejidad polifónica y expresividad, contó con una interpretación enérgica pero moderada del primer movimiento, agitadísima y furiosa del segundo, endiablado y robusto, que desemboca en una intensa meditación casi mística, con la cuerda siempre manteniendo un sonido homogéneo y vibrante pero nunca crispado ni disonante, y un final moderadamente alegre en forma de vals perfectamente ritmado, síntesis de todo el material anteriormente expuesto. Todo eso exige una claridad absoluta del material y una fuerza expresiva de primer orden, y vaya si el conjunto seleccionado para la ocasión logró llevarlo a buen puerto. Eso sí, quedaron exhaustos, y nosotros satisfechos aunque solo se tocase esta pieza que apenas sobrepasó los cuarenta minutos.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

LA CASA GUCCI Prêt-à-Porter sin género definido

Título original: House of Gucci
USA-Canadá 2021 157 min.
Dirección
Ridley Scott Guion Roberto Bentivegna y Becky Johnson, según el libro de Sara Gay Forden “House of Gucci: A Sensational Story of Murder, Madness, Glamour and Greed” Fotografía Dariusz Wolski Música Harry Gregson-Williams Intérpretes Lady Gaga, Adam Driver, Al Pacino, Jeremy Irons, Jared Leto, Salma Hayek, Jack Huston, Camille Cottin, Vincenzo Tanassi, Reeve Carney Estreno 26 noviembre 2021


Con El último duelo manteniendo dignamente el tipo en la actual cartelera, Ridley Scott presenta su segunda película con apenas unas semanas de diferencia, y resulta ser atractiva pero a la vez un pequeño desastre. Y es que esta historia de ambición, poder y crimen en el seno de una de las familias más emblemáticas en el mundo de la siempre gélida moda, exigía otro tono, más concisión, y visto lo narrado, menos metraje. Algunos capítulos, como la intervención del diseñador Tom Ford, resultan innecesarios y forzados. Lady Gaga hace todo lo que puede para meterse en el papel de Patrizia Raggiani, definida en el soporte literario que le sirve de base como una mujer vulgar, seductora y ambiciosa, capaz de convertirse en un revulsivo para la marca de moda y complementos, gracias a su matrimonio con el heredero de la fortuna, Maurizio, pero más tarde relegada y abandonada, lo que despierta sus instintos criminales más básicos, particular que sin embargo no está bien explicado ni desarrollado.

Lástima que tan prometedor e incluso fascinante material no encuentre en la gramática que le ha impreso su afamado director, capaz de lo mejor y lo peor, el tono justo y el estilo que merece. Parece como si quisiera tomarse a broma todo el conjunto, empezando por el esfuerzo de todo su lujoso elenco de hablar con acento italiano, al menos en su versión original, no sabemos si ocurre igual en la doblada. Un disparate mayúsculo considerando que al fin y al cabo el uso del inglés, salvo por algunas palabras sueltas en italiano, lo que da a la empresa un aspecto aun más ridículo, responde a una licencia del todo punto convencional. Pero está también el uso desproporcionado e invasivo de canciones, además mal dispuestas, pues si de lo que se trata es de situar la época, mucho del repertorio elegido está colocado de forma anacrónica, desde el On the Radio de Donna Summer sonando en una fiesta de 1978, cuando el tema aun no se había compuesto, al Faith de George Michael, publicado en 1987, ilustrando la boda de Patrizia y Maurizio.

Todo es burlesco y hortera en un film que en su afán de emular las teleseries ochenteras de intrigas familiares, tipo Dinastía o Falcon Crest, debía respirar más glamour y distinción, y sobre todo dedicar más espacio al mérito de la familia y su historia, y sobre todo al crimen que justifica su supuesto interés dramático. Se nota una desgana generalizada en el pulso del director, aunque merece destacarse el esfuerzo de producción y ambientación, aunque caiga en más de un tópico e incluya otros errores como la tipografía de un programa de televidencia, impropia de finales de los setenta o principios de los ochenta. Su tono general burlesco no beneficia a un film que se ve con un interés menguante conforme avanza su metraje. Lo más sorprendente acaba siendo la increíble transformación de Jared Leto, irreconocible en la piel de Paolo Gucci. Y que no falte la ópera, en forma de grandes éxitos, que ya se sabe que a todos y todas las italianas les chifla.

"COMPANY" SE QUEDA HUÉRFANA: RECUERDO A STEPHEN SONDHEIM

 Artículo publicado en El Correo de Andalucía a propósito del fallecimiento del compositor Stephen Sondheim el 26 de noviembre de 2021

sábado, 27 de noviembre de 2021

LA ROSS VUELVE AL CINE

I Festival Internacional de Música de Cine de Sevilla. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Marc Timón e Iván Palomares, directores. Programa: Obras de Arturo Cardelús, Pablo Cervantes, Luis Ivars, Pascal Gaigne, Sergio Moure de Oteyza, Iván Palomares, Manel Santisteban, Zacarías Martínez de la Riva, Manuel Gil-Inglada, Vanessa Garde, Iván Martínez Lacámara, John Williams y Ennio Morricone. Cartuja Center Cite, jueves 25 y viernes 26 de noviembre de 2021

La ROSS en el Cartuja Center Cite

Muchos y muchas de las maestras de la Sinfónica de Sevilla recordarán sin duda con orgullo y emoción aquellas ocasiones en las que maestros de la composición cinematográfica como Jerry Goldsmith, Howard Shore, Elmer Bernstein o el mismísimo Ennio Morricone al que esta vez rindieron homenaje, se pusieron al frente de la formación hispalense. Delerue y Jarre se adelantaron en su visita a la creación de la orquesta, y Barry no pudo dirigirla a casusa del lamentable suceso de la Ópera de la Bastilla en plena Expo 92. Pocas orquestas pueden enorgullecerse de haber prestado sus servicios a tan digna nómina de grandes de la música de cine. Solo faltó John Williams, al que se han acercado en muchas ocasiones pero bajo otras batutas, como sucedió en esta ocasión. El maestro, único en su especie en el mundo del espectáculo, ahora que acaba de dejarnos el insigne Stephen Sondheim, pasea ahora su talento por las mejores orquestas europeas, las Filarmónicas de Viena y Berlín, y se codea con artistas de la talla de Anne-Sophie Mutter, Itzhak Perlman o Yo-Yo Ma, mientras otros grandes pendientes como Hans Zimmer montan sus propios espectáculos de luz y sonido en giras por todo el mundo al más puro estilo de las estrellas del rock.

En los ochenta montar un festival de estas características era una temeridad y gesto de auténtica valentía por su originalidad y su talante pionero. Veinte años después esa gesta se la llevó el viento. Para entonces eran ya muchos los certámenes del género que se celebraban en el mundo, solo en España destacan Fimucité en Tenerife y el Festival de Úbeda, luego reubicado en Córdoba y Málaga y reconvertido en Cinefan de Úbeda. Allí se atrevieron a montar algo parecido a la cita sevillana pero bajo el concepto de encuentros entre la industria y la afición y una profusa intervención de los compositores convocados. Algo parecido es lo que propone, con toda la pasión y entusiasmo que la empresa exige, el también compositor y agitador cultural Francisco Cuadrado, que con la complicidad de Gorka Oteiza han montado este primer festival que saluda también a una ROSS de nueva vía, la de Sevilla Film Orchestra, quizás como queriendo recuperar una oportunidad perdida, la que acarició hace treinta años Elmer Bernstein (Los diez mandamientos, Los siete magníficos) cuando reparó en nuestra orquesta para grabar soundtracks clásicos. Una propuesta que la orquesta entonces declinó por considerarlo un abaratamiento de sus posibilidades y exigir honoraros inasumibles, y que acabó recayendo en orquestas del este, las mismas a las que recurren nuestros cineastas para grabar las bandas sonoras de sus películas. Se trata ahora de evitar ese éxodo, pero ya se nos han adelantado en el norte, donde orquestas vascas y gallegas se encargan de sus propias producciones y de recuperar clásicos de, por ejemplo y nada más y nada menos, Bernard Herrmann.

Por un puñado de compositores españoles

Marc Timón
Los dos conciertos que ilustraron estas primeras jornadas de talleres, conferencias y encuentros en los que se ha basado este primer festival, utilizaron el reclamo de John Williams y Ennio Morricone, apuestas siempre seguras, y si no que se lo digan a Martínez-Orts y su Film Symphony Orchestra, para introducir un buen puñado de compositores, y una compositora, de cine español, en su mayoría poco conocidos para el público en general y que además eligieron para dar forma de suites títulos poco o nada identificables. Como resultado tuvimos la constatación de que hay hoy en nuestro país una corriente de composición que se ha empapado de la música hollywoodiense, ha aprendido a orquestar y manejar ritmos y atmósferas de una forma casi inédita en nuestro país. Por el contrario aun no dominan el arte de la melodía, tan fundamental a lo largo de la historia del cine para identificar películas a través de la música. La orquesta, que tuvo en el pasado la oportunidad de dirigir a los grandes de nuestro país como Carles Cases, Bingen Mendizábal, Roque Baños, Fernando Velázquez o Alberto Iglesias, y apenas surgió después de que la música de José Nieto sonara de la mano de la Sinfónica de Madrid, pudo apreciar sin duda este particular, lo que no fue óbice para plegarse a las múltiples sensibilidades surgidas de los pentagramas y ofrecer brillantes versiones de su música, adoptando para ello un sonido compacto y controlado a nivel expansivo, muy acorde a la estética cinematográfica

Así, el estreno de The Dark Passenger, una obra cuya fuente desconocemos, descubrió a un joven Arturo Cardelús dotado para la tensión dramática y la orquestación épica, tanto como el ya veterano aun siendo todavía joven Pablo Cervantes, el sevillano que tantas melodías creó para Garci y que ahora se pliega también a las bandas sonoras de acción e intriga (Asesinos inocentes) tanto como al lirismo inherente al documental de Laura Hojman sobre Rubén Darío, Tierras solares. Más veterano, el polifacético Luis Ivars recuperó Tabarka, un thriller político de 1996 cuya amable banda sonora participa más de un estilo compositivo autóctono y personal, antes de la invasión definitiva americana. Y en esa misma línea pudimos disfrutar de la música del francés afincado en el País Vasco Pascal Gaigne, que no eligió para la ocasión ninguno de sus trabajos para Arregi y Garaño (Loreak, Handia, La trinchera infinita) sino dos partituras galas de inconfundible sabor mediterráneo, apacible y lleno de ternura. El terror psicológico y asfixiante de Extinction y la breve pero delicada sintonía de Seis Hermanas fueron las aportaciones de Sergio Moure, siempre servidas con la delicadeza y profesionalidad de la orquesta, destacando la sensibilidad de Tatiana Postnikova al piano, y con un eficaz trabajo del compositor y director de orquesta Marc Timón a la batuta.

Iván Palomares
En la segunda jornada, Iván Palomares tomó el relevo comenzando con una obra suya, The Calling, otro estreno del certamen, de tintes épicos y enfáticos muy alejado de la ternura de Bajo las estrellas, su trabajo más reconocido. Le siguió el romanticismo de Manel Santisteban, curtido en el jazz y el pop, siempre asociado a Mecano y La Década Prodigiosa, en Tres metros sobre el cielo, y de nuevo la acción más genuinamente americana en Bajo cero, un reciente thriller estrenado en la plataforma Netflix que tanto está alejando al público de las salas. A su autor, Zacarías M. de la Riva, debemos la dinámica música de Tadeo Jones, y con dibujos animados continuó Manuel Gil-Inglada con la inédita y tradicional Hullabaloo y la digital D’Artacan y los tres mosqueperros, en cuya suite incluyó la sintonía original para televisión compuesta por Guido y Maurizio de Angelis. De nuevo aires mediterráneos y desenfadados para La boda de Rosa de Vanessa Garde, cuyo trabajo adaptando a Vivaldi hemos podido disfrutar recientemente en la película Josefina, protagonizada por Emma Suárez. Y terminamos con la música de La casa de papel, una ejemplar y muy efectiva partitura que Martínez Lacámara presentó en forma también de suite. Todos los autores estuvieron presentes en estas dos galas especiales.

Williams y Morricone como brillantes reclamos

Susana Casas García de la Galana, y 
Nazar Yasnytskyy a la derecha
Programados cuando acababan de ser anunciados como ganadores del Príncipe de Asturias, y antes de que el irrepetible compositor italiano falleciese en plena pandemia, la música de John Williams y de Ennio Morricone, junto a todos los demás convocados, debió sonar en marzo pasado, pero las restricciones jugaron una mala pasada a Cuadrado y su equipo y tuvieron que posponer la cita hasta ahora. Marc Timón se encargó de dirigir la música de Williams, a quien conoce personalmente y con el que logró dibujar un perfil dinámico, lleno de fuerza y ritmo en bandas sonoras míticas como Tiburón o Parque Jurásico, donde echamos de menos unos metales más refulgentes. Características que también se dieron cita en el Tema de Ray de El despertar de la fuerza, el Scherzo para motocicleta y orquesta de Indiana Jones y la última cruzada, y la sintonía televisiva The Mission. Con la delicadeza de Postnikova y el lirismo de la cuerda se ofreció el tristísimo tema de Las cenizas de Ángela, y con la complicidad de unos espléndidos Nazar Yasnytskyy, concertino para la ocasión y violín solista, y de César Coryn Herwig al violonchelo, un delicioso Vals del presidente de Memorias de una geisha. De su propio cuño, Timón ofreció como propina el trabajo más largo de la velada, un homenaje a Williams en forma de suite inspirado en el estilo épico y lírico del compositor estadounidense que tituló The Beacon (El faro) en clara referencia a su influencia y talante inspirador. El inevitable Tema de Darth Vader o Marcha Imperial puso colofón al concierto del jueves, con una interpretación enérgica y de marcados acentos marciales por parte de una entregadísima Sinfónica.

Diego Villegas, y César Coryn Herwig a la izquierda
Más relajado fue el homenaje a Morricone, con Palomares desgranando con respeto y atención arreglos no siempre fieles a los originales de ¡Átame!, la aventura almodovoriana del compositor romano, los tres temas icónicos de Hasta que llegó su hora, con Diego Villegas emulando con acierto y vuelo lírico al Hombre de la armónica, y Susana Casas entonando el Tema de Jill al estilo de Edda dell’Orso con una perfecta entonación. La misión y Malena precedieron al Tema de Deborah de Érase una vez en América, de nuevo con Casas asumiendo el vocalise, y un brillante epílogo con los títulos finales de Los intocables de Eliot Ness. El fin de fiesta fue de lo más emocionante, con el medley de temas populares del cine que John Williams confeccionó para la gala de los Oscar de 2002, pura celebración de la emoción y la pasión por el cine y la música.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

CUATRO DOCUMENTALES CANDIDATOS A LOS PREMIOS ASECAN

Entre los muchos e interesantes documentales que aspiran este año a una nominación a los Premios de la Asociación de Escritores y Escritoras de Cine de Andalucía, los ASECAN, destacamos cuatro por la diversidad de temas que tocan y el toque humano, sensible y sentimental que atesoran. En HISTORIAS DEL AGUA Paco Ortiz, candidato también en el mismo apartado por su película Algo salvaje: La historia de Bambino, y José Carlos de Isla hacen un emotivo y hermosísimo viaje por toda Andalucía a través del agua, tan presente en nuestras vidas y nuestra geografía, destacando toda la riqueza cultural y ecológica de nuestra tierra. Ríos, mares y océanos se visten de gala para recibir la luminosa luz con la que sus directores los han bañado, regalándonos un festín de imágenes, paisajes, arquitectura e historias tan humanas como sorprendentes. Del nacimiento del Guadalquivir en Cazorla a las playas de Huelva pasando por la magia de la Alhambra, las rutas multi aventura del Río Verde, el remo y la piragua a orillas de Sevilla, y los paisajes únicos de Almería. Visitamos también a quienes viven del medio, pescadores, buzos, gestores turísticos y culturales, en una aventura rodada en alta definición tan emocionante como sorprendente.

Emocionante y desgarradora es desde un principio la historia de la persecución y aniquilación de republicanos a principios de la Guerra Civil en una Sevilla que apenas vivió la conflagración, se rindió inmediatamente a las fuerzas rebeldes y quedó a merced de su odio y ansias de represión. Miles de hombres, mujeres y hasta niños y niñas fueron asesinadas en nuestra provincia y ocultos en fosas comunes que solo ochenta años después comienzan a salir a la luz. Todavía es visible el dolor y la angustia reflejado en familiares de ya casi una tercera generación de quienes sufrieron ese tormento y extinción, un genocidio apenas reconocido por un país que prefirió cerrar abruptamente heridas de la forma más indecente y abyecta para continuar con una supuesta democracia que ninguna justicia ha hecho con quienes siguen llorando y sufriendo el hostigamiento más inhumano y amoral. PICO REJA, LA VERDAD QUE LA TIERRA ESCONDE se hace eco de esta infamia a través del testimonio de familiares y arqueólogos que trabajan en la fosa común hallada en el Cementerio San Fernando de Sevilla, Pico Reja, y de un importante material documental y de archivo que recupera gran parte de nuestra más dolorosa memoria. Un trabajo sobrio, necesario y valiente de Remedios Malvárez y Antonio Andújar, al que quizás solo sobre la aportación un tanto impostada y folclórica de Rocío Márquez y Antonio Manuel Rodríguez gestando una nana para despertar conciencias e imaginar las vidas que fueron tan vilmente truncadas.

En LA MIRADA DE LAS MUSAS Laura Alvea a la dirección y José Ortuño al guion fijan su atención en las y los modelos de desnudo de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla para tejer un análisis de la profesión, acabar con los falsos mitos y dar una pátina de humanidad y normalidad a quienes ponen su cuerpo inerte, lo que acarrea un buen número de afecciones físicas, al servicio del arte, pintura y escultura fundamentalmente, pero también la fotografía. El testimonio y la experiencia de Patricia Villaitodo sirven de línea argumental para un trabajo sencillo pero eficaz que ayuda a comprender las motivaciones que lleva a ejercer este trabajo y eliminar los tabúes que han crecido a su alrededor. Lástima que los cineastas se conformen con el testimonio de la retratada y otros agentes a su alrededor, sin indagar más sobre la historia de la profesión, sus altibajos y los obstáculos que a menudo han impedido su natural desarrollo. Laura Alvea por cierto se destaca actualmente como directora asistente de Benito Zambrano en la exquisita Pan de limón con semillas de amapola.

Al contrario que en el reciente documental de éxito España, la primera globalización de José Luis López-Linares, LA FLOTA DE INDIAS no es tan determinista ni pretende evangelizar sobre la grandeza de nuestro país, así como justificar nuestro imperio en contra de las corrientes que denuncian el expolio y la aniquilación que supuestamente lo sostienen. El documental de Antonio Pérez Molero va más allá, con una vocación eminentemente científica y testimonios muy acreditados que no se limitan a glorificar gratuitamente, con argumentos facilones, sino a divulgar de la manera más académica y educativa posible. Cierto que el empeño, así como la producción, es tan ambicioso que mucha de su información se queda en el camino por tanta acumulación de datos y detalles. Pero no cabe duda de que su puesta en escena es brillante, con cuidadas reconstrucciones de la época, los flamantes galeones de los que nosotros fuimos grandes ingenieros, y una profusa utilización de medios técnicos y recursos para dar al conjunto el empaque que luce. David Verdaguer pone voz a la narración, mientras las músicas mestizas rescatadas por Jordi Savall ilustran acertadamente las historias de comercio y piratería que protagonizaron esos siglos XVI y XVII de esplendor colonialista hispánico, con Sevilla naturalmente como gran capital económica y política de Europa. También la piratería moderna marítima tiene su hueco en esta producción, definiéndose tal como la representa Amenábar en su magnífica serie La Fortuna.

viernes, 26 de noviembre de 2021

jueves, 25 de noviembre de 2021

LA HIJA El impertinente desafío a la naturaleza

España 2021 122 min.
Dirección
Manuel Martín Cuenca Guion Manuel Martín Cuenca y Alejandro Hernández, según la historia de Félix Vidal Fotografía Marc Gómez del Moral Música Vetusta Morla Intérpretes Javier Gutiérrez, Patricia López Arnaiz, Irene Virgüez, Juan Carlos Villanueva, María Morales, Sofian El Benaissati Estreno en el Festival de Toronto 12 septiembre 2021; en salas 26 noviembre 2021


La flaqueza del bolchevique
nos presentó a Manuel Martín Cuenca, un prometedor realizador cuya primera muestra de verdadero talento nos llegó con La mitad de Óscar. Su habilidad para narrar y crear atmósferas se consolidó con la sin embargo menos interesante Caníbal, y se empañó con la para muchos decepcionante El autor. Vuelve ahora con más fuerza pero discutible acierto con una cinta que se estrena tras su paso por los festivales de Toronto, San Sebastián, Zurich, Tokyo y Sevilla, que plantea un punto de partida que igual hubiera servido para una comedia de enredos y disparates que para el drama de terror psicológico en el que ha acabado la empresa. Esa es la grandeza del teatro y el cine, poder derivar hacia uno u otro género según la línea con la que se aborde su narración.

Cuenca inscribe magistralmente su podríamos decir macabra historia en los maravillosos parajes de la sierra jienense, Cazorla y el Segura, corroborando ese ingenio para generar atmósferas que hemos apuntado. Sin embargo plantea un dilema moral bastante discutible habida cuenta la profesión de su protagonista. Su pupila pierde su tiempo y futuro ante una televisión que entumece el intelecto, cuando aun no se ha formado y ante los ojos egoístas e impertérritos de su educador. Es cierto que Martín Cuenca es capaz de generar una tensión que va en progreso, pero igualmente lo es que cae en pérdidas de ritmo e interés, y desde luego que su historia se perfila casi desde un principio harto previsible.

Que toda esta disparatada intriga, que hace aguas por doquier, derive en un final no por igualmente previsible menos impactante, acaba resultando la mejor baza de un film que al menos brinda la posibilidad de disfrutar de Jaén, su capital y su extraordinario entorno natural, quizás como metáfora de esa eterna lucha del hombre con el entorno que le da cobijo y al que continuamente planteamos peligrosos desafíos. El director exhibe su interés por dotar a sus películas de una notable banda sonora, esta vez confiándola al grupo Vetusta Morla, que además incluye una nana en estilo tradicional que se interpreta en versión convencional y popera. La joven Irene Virgüez por su parte realiza un competente trabajo de debut y se revela así como nueva promesa.

TICK, TICK... BOOM! Las entrañas de Broadway

USA 2021 115 min.
Dirección
Lin-Manuel Miranda Guion Steven Levenson, según el musical autobiográfico de Jonathan Larson Fotografía Alice Brooks Música Jonathan Larson Intérpretes Andrew Garfield, Alexandra Shipp, Robin de Jesús, Vanessa Hudgens, Joshua Henry, Jonathan Marc Sherman, MJ Rodríguez, Ben Ross, Judith Light, Bradley Whitford Estreno en Estados Unidos 12 noviembre 2021; en internet 19 noviembre 2021

El nuevo talento de Broadway, Lin-Manuel Miranda saluda a quien fue la gran revelación en ese mismo escenario en los noventa del siglo pasado, Jonathan Larson, fallecido de un aneurisma de aorta sin conocer el éxito de su icónico musical Rent, basado en La bohéme de Puccini en clave de rock. El debut en la dirección de largometrajes de Miranda se añade a su trabajo como compositor de musicales, con las muy reconocidas Company e In the Heights (En un barrio de Nueva York, título español de su adaptación cinematográfica), actor (El regreso de Mary Poppins) y compositor de canciones para películas de animación (Moana, Vivo, Encanto). Para su salto a la dirección ha adaptado el primero de los dos musicales de Larson representados en Broadway, una suerte de autobiografía salpicada de intervenciones de un monólogo televisivo y escenas de un musical frustrado que tituló Superbia.

Con Andrew Garfield (Spiderman, Hasta el último hombre y la próxima a estrenarse Los ojos de Tammy Faye) a la cabeza de un nutrido reparto en el que no falta ni quien da vida a Stephen Sondheim, mentor y auténtico hada madrina del protagonista, la película narra de forma algo histriónica esos años de bohemia e ilusión que parecen acompañar a todo aspirante al estrellato, mezclando cuestiones de índole personal, una difícil relación sentimental marcada por el conflicto de intereses profesionales, y un mejor amigo víctima del fenómeno yuppi y el sida, con otras fundamentalmente artísticas, potenciando siempre su carácter buenista y su talento musical, demostrado en un puñado de buenas canciones entre el folk de Billy Joel y el rock de Springsteen, siempre con ese imprescindible sello personal que lo convierte en estrella.

La función sirve una vez más para mostrar las entrañas de Broadway y de la farándula en general, sin cargar las tintas en el drama pero tampoco servir de mero pretexto para amalgamar canciones de marcado carácter comercial, como hacían aquellos biopics de compositores de musicales que tanto proliferaron en los cuarenta y cincuenta, como Hasta que las nubes pasen (Jerome Kern), Música y letra (Richard Rodgers), Noche y día (Cole Porter), Deep in My Heart (Sigmund Romberg) o Rhapsody in Blue (George Gershwin). A falta de algún que otro espectacular número musical, en Sunday, todo un homenaje a Sondheim, podemos disfrutar del cameo de grandes estrellas del medio como Bernadette Peters, Chita Rivera, Joel Grey o Bebe Neuwirth. El propio Lin-Manuel Miranda interpreta un minúsculo papel como cocinero en la típica cafetería en la que trabaja Larson para ganarse la vida hasta alcanzar el codiciado triunfo del que desgraciadamente no pudo disfrutar.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO Entre la nostalgia y la denuncia

Título original: Last Night in Soho
Reino Unido-USA 2021 118 min.
Dirección
Edgar Wright Guion Krysty Wilson-Cairns y Edgar Wright Fotografía Chung Chung-hoon Música Steven Price Intérpretes Thomasin McKenzie, Anna Taylor-Joy, Matt Smith, Terence Stamp, Diana Rigg, Rita Tushingham, Michael Ajao, Synnove Karlsen, Sam Claflin Estreno en el Festival de Venecia 4 septiembre 2021; en Reino Unido y estados Unidos 29 octubre 2021; en España 19 noviembre 2021

Diez años tuvieron que pasar entre la primera película de Edgar Wright, A Fistful of Fingers, y la segunda, Zombies Party, con la que inició una fructífera relación con los cómicos Simon Pegg y Nick Frost, que dio lugar a una divertida trilogía paródica que se completa con Arma fatal y Bienvenidos al fin del mundo. Entre ellas realizó la película de culto Scott Pilgrim contra el mundo, y más tarde se independizó con la comedia de acción Baby Driver. Con el documental 
The Sparks Brothers recién estrenado, sobre los compositores de la música de Annette de Leos Carax, presenta ahora este thriller psicológico con mucho glamour y numerosos homenajes cinéfilos y musicales.

El revolucionario Londres de los sesenta sirve de base para ambientar de forma algo distópica esta siniestra historia en la que una joven aspirante a diseñadora de moda encuentra una forma en principio onírica de retroceder en el tiempo hasta esa época, y allí encuentra una mujer fuerte y decidida que le sirve de inspiración y a la que más adelante deberá proteger. Con una primera mitad que deslumbra por su ambientación, algo afectada por supuesto pero igualmente brillante, más adelante se sumerge en una intriga que se mueve entre el seudoterror cultivado por Brian de Palma y el giallo de Dario Argento, con una pizca también de la Marnie de Hitchcock. Con todos estos ingredientes y la resplandeciente intervención de Anna Taylor-Joy (Gambito de dama), Wright y la autora del guion de 1917, Krysty Wilson-Cairns, se embarcan en una aventura inquietante cuya habilidad principal consiste en servir de vehículo para denunciar la violencia machista, en un ejercicio que recuerda mucho a la reciente Una joven prometedora de Emerald Fennell. Lástima que se trate de una oportunidad perdida, por cuanto acaba frivolizando sobre un tema tan espinoso, y en su tramo final, ciertamente disparatado, malogra definitivamente tan prometedoras intenciones.

Nos quedamos con el entretenimiento, el glamour, la música de la época en la que destacan las canciones de Burt Bacharach, con presencia incluida de Cilla Black a la que da vida una tal Beth Singh, demostrando que el compositor de I Say a Little Prayer triunfaba más en el Reino Unido que en su América natal, y la presencia de iconos del cine de la época como Terence Stamp, Rita Tushingham y la jamesbondiana Diana Rigg, que firmó con ésta su testamento cinematográfico, falleciendo poco después de rodar esta película.

lunes, 22 de noviembre de 2021

EL PODER DEL PERRO Tensión en el rancho

Título original: The Power of the Dog
Australia-Reino Unido-Nueva Zelanda 2021 128 min.
Guion y dirección
Jane Campion, según la novela de Thomas Savage Fotografía Ari Wegner Música Jonny Greenwood Intérpretes Benedict Cumberbatch, Jesse Plemons, Kirsten Dunst, Kodi Smit-McPhee, Geneviève Lemon, Thomasin McKenzie, Keith Carradine, Frances Conroy, Peter Carroll, Alison Bruce Estreno en el Festival de Venecia 2 septiembre 2021; en España 19 noviembre 2021; en Internet 1 diciembre 2021

Thomas Savage publicó El poder del perro en 1967 con gran éxito de crítica. Su última edición cuenta con el prólogo de Annie Proulx, la autora de Brokeback Mountain, libro y película con la que el nuevo film de Jane Campion guarda alguna que otra evidente similitud. La directora australiana llamó nuestra atención hace treinta años con Un ángel en mi mesa, y saltó a la fama internacional solo un par de años después con El piano. Desde entonces el interés de su cine ha ido decayendo, desde la incomprendida Retrato de una dama pasando por Holy Smoke, En carne viva y la irrelevante Bright Star. Por eso celebramos tanto ahora su regreso, por cuanto llega de la mano de una de las películas más fascinantes vistas en mucho tiempo.

Aunque ha introducido algunas modificaciones en su guion, en sustancia la cinta mantiene toda esa atmósfera malsana que respira la novela de Savage, con esos sentimientos reprimidos y el carácter agrio y desafiante de su protagonista, un Benedict Cumberbatch espléndido, que da a su personaje esa mirada irritada que exige y logra con su interpretación momentos de enorme perturbación emocional. En esencia El poder del perro es una historia con cuatro personajes, todos ellos en busca del afecto que dé algún equilibrio a sus vidas. Solo uno de ellos parece fuerte, sin embargo hay otros dos que esconden fiereza y decisión, haciendo alusión al perro del título, mientras los caracteres más volubles solo encuentran destrucción.

Campion ha logrado un western disfrazado de thriller, o viceversa, de enorme intensidad dramática, un espíritu agrio y virulento y una esencia perturbadora de primer orden. Le sirven al efecto las espléndidas interpretaciones del cuarteto protagonista, así como una banda sonora imponente que firma la personalísima voz de Jonny Greenwood, capaz de imponer su impronta hasta el punto de acariciar el espíritu de las películas de Paul Thomas Anderson a las que ha puesto música el compositor inglés. Gran parte de la tensión que acumula la cinta se debe al excelente trabajo del músico, tanto descriptivo como psicológico, mientras el impecable acabado estético de la cinta no hace sino aumentar su valor e indudable capacidad de fascinación perturbadora. El Festival de Venecia supo apreciar estos méritos otorgándole el León de Plata a la mejor dirección a esta película que en cierto modo recuerda el estilo de la novela gótica, con Rebeca en el subconsciente; más de un aspecto parece inspirarse en la novela de Daphne du Maurier y la película de Hitchcock.

AÑOS DE SEQUÍA Agatha Christie en el desierto

Título original: The Dry
Australia-USA 2020 117 min.
Dirección
Robert Connolly Guion Robert Connolly y Harry Cripps, según la novela de Jane Harper Fotografía Stefan Duscio Música Peter Raeburn Intérpretes Eric Bana, Genevieve O’Reilly, Keir O’Donnell, John Polson, Matt Nable, Joe Klocek, BeBe Bettencourt, Sam Corlett, Claude Scott-Mitchell, Julia Blake, Bruce Spence, William Zappa, Jeremy Lindsay Taylor, Eddie Baroo, Daniel Fredericksen, James Frecheville, Miranda Tapsell, Renee Lim Estreno en Australia 1 enero 2021; en España 19 noviembre 2021

No cabe duda de que el director Robert Connolly, con una amplia y prestigiosa trayectoria en su país, ha sabido dotar a su película del ritmo y la tensión necesarias para que el interés no decaiga en ningún momento. Se trata de la investigación que ha de llevar a cabo un policía muy relacionado con el crimen cometido y cuyo pasado, con el que aun no ha ajustado cuentas, tiene también mucho que ver con sus pesquisas.

Todo sucede en una localidad rural en la que muchos de sus habitantes parecen esconder más de un secreto, lo que hace que a lo largo de la función tengamos que lidiar con más de un y una sospechosa. Eso convierte a la película, y naturalmente al libro que le sirve de base, en un ejercicio a lo Agatha Christie pero con tratamiento a los hermanos Coen. El conjunto se beneficia del atractivo de sus escenarios, tan afectados por una sequía ya de años, y sobre todo de su elenco, gente toda ella con un glamour poco apropiado para el ambiente retratado y más propio de figurar en revistas de moda, no por los atuendos sino por su estilo y belleza.

Nada de eso resta sin embargo credibilidad al conjunto, sino más bien un desenlace en el que hay muchas piezas que no encajan. El entretenimiento, su juego de seducción y la intriga que provoca están asegurados, pero esos inesperados giros y sobre todo el poco plausible y probable desenlace, hacen que la experiencia acabe resultando irrelevante y ahorrable, por no decir que todo pretende transmitir algún mensaje de desasosiego sobre la paternidad que no acaba de funcionar.

domingo, 21 de noviembre de 2021

NOCHE DE ESTRENOS CON HILDA PAREDES

XI Festival Encuentros Sonoros 2021-22. Taller Sonoro: Jesús Sánchez Valladares, flauta; Camilo Irizo, clarinete; Miguel Romero, saxofón; J. Baldomero Llorens, percusión; Ignacio Torner, piano; Alejandro Tuñón, violín; Mª del Carmen Coronado, violonchelo; Javier Campaña, electrónica; Jaime Tuñón, técnico de de sonido. Programa: Inmerseo 2, de Manuel Rosal; Forest, de María Eugenia Luc; Seis Propuestas para el próximo mileno (Levedad – Multiplicidad), de Manuel Añón; L’Incandescence de la bruine, de Bruno Mantovani; Trío I, de José Manuel López López; Epitafio, de Hilda Paredes. Espacio Turina, sábado 20 de noviembre de 2021


Hay algo que nunca alcanzaremos a comprender, es la falta de asistencia de público a propuestas que proceden directamente de artistas locales, como es el caso de Taller Sonoro, sobre todo cuando revisten la trascendencia de la que ofrecieron ayer. Solo con convocar al profesorado de las instituciones en las que los mismos maestros y maestras imparten clases, su alumnado, al que es imprescindible dotar de una educación relacionada con la música de nuestra época, amigos y familiares, otros agitadores culturales de la ciudad que también organizan certámenes similares y a los que tampoco se les vio anoche el pelo… la sala ofrecería ya un aspecto más agradable, que ni el mal tiempo reinante sería capaz de malograr. El XI Festival de Música Contemporánea Encuentros Sonoros llegó ayer no solo a su ecuador sino a su punto álgido, con tres estrenos absolutos, uno de ellos protagonizado por la compositora mexicana afincada en Londres Hilda Paredes, todo un referente de la música contemporánea y una de las figuras más destacadas del panorama actual, esta vez en estrecha colaboración con el conjunto sevillano, lo que da buena idea del nivel alcanzado por este incluso fuera de nuestras fronteras.

La pieza que presentó el sevillano Manuel Rosal, Inmerseo 2, vuelve a tomar como referencia el preludio La catedral sumergida de Debussy, como ya ocurriera en De un momento, obra que presentó en el Teatro Central hace veintidós años. Así, la pieza estrenada anoche comienza agarrándose a un espíritu amable y ensoñador, casi una elegía pastoral que Ignacio Torner tradujo a delicados acordes pianísticos para ir poco a poco defendiendo su carácter de obra inquietante y misteriosa, con la progresiva incorporación del resto de los intérpretes y el uso medido y reflexivo de la electrónica añadiendo efectos y sonidos subyugantes. Tanto él como la compositora italo-argentina afincada en el País Vasco María Eugenia Luc, estuvieron presentes en la sala. Ella con su emblemática pieza Forest (Bosque), un himno a la naturaleza en plena lucha contra el cambio climático, que se traduce en una serie de soplos y alientos que dan al conjunto un aspecto casi espectral, como si de invocar a los espíritus de los protectores del planeta se tratara, con un amplio sentido programático y una estética melancólica no exenta de tremenda inquietud. Aquí el sexteto convocado se lució a un altísimo nivel con especial mención del saxofón y el piano preparado.

Otro de los estrenos de la noche llegó de la mano del valenciano Manuel Añón, que basándose en las Seis propuestas para el próximo milenio de Italo Calvino, desgranó Levedad y Multiplicidad en modo transformación con la complicidad del clarinetista Camilo Irizo, su dedicatario, que logró un trabajo tumultuoso y fatigante. Con el soporte electrónico proporcionado por Javier Campaña y una prodigiosa reinvención del clarinete, fuimos testigos de cómo lo más básico y sencillo puede ir progresivamente convirtiéndose en una amalgama de sonidos y efectos, tan bien dosificados y combinados como hábilmente enmarañados para dar cierta sensación de agobio y desasosiego.

Hilda Paredes y otros dos grandes creadores

Hilda Paredes saluda tras el estreno de Epitafio
La música de los veteranos Bruno Mantovani y José Manuel López López sirvió de puente entre el bloque inicial y la gran cita de la noche, relajando el potencial electroacústico de las obras anteriores y anclándose en el sonido natural de los instrumentos convocados, con propuestas aparentemente más convencionales y afines a oídos menos exigentes. Así, L’incandescence de la bruine del primero combina saxofón soprano, magníficamente defendido por Miguel Romero, con el trabajo digital de Campaña, mientras Trío I del compositor madrileño López López ofrece un convencional trío de clarinete, piano y violín en el que naturalmente no tardan en surgir sonidos inquietantes y combinados de forma a menudo poco ortodoxa, con resultados también muy estimulantes.

Todo preparado para el gran estreno de la noche, Hilda Paredes pudo estrenar una obra muy influida por la pandemia, por cuanto se trata de un encargo de la Fundación Siemens y el Programa Ibermúsicas para estrenarse en 2020, finalmente atrasado hasta ahora por el covid-19. Esta circunstancia propició que el trabajo tomara un cariz muy personal y trágico, inspirándose en una experiencia de pérdida y luto padecida por la autora, que da al conjunto un aspecto delicado y puntualmente traumático. Con casi la totalidad de la plantilla sobre el escenario, la pieza está concebida en colaboración con el conjunto, con quien Paredes tiene una ya larga relación profesional. Por eso juega con las posibilidades de todos y cada uno de los instrumentos, a los que un acompañamiento de nuevo espectral de los recursos electrónicos da un resultado atmosférico y envolvente, una experiencia inmersiva que provoca esa desazón perseguida ante los efectos devastadores de la crisis sanitara que estamos padeciendo. La traducción que de la obra hizo el conjunto sevillano fue ejemplar en todos los sentidos, y así pareció apreciarlo también su prestigiosa autora.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

JOSEFINA Carencias sentimentales

España 2021 90 min.
Dirección
Javier Marco Guion Belén Sánchez-Arévalo Fotografía Santiago Racaj Música Nerea Alberdi y Vanessa Garde Intérpretes Roberto Álamo, Emma Suárez, Miguel Bernardeau, Manolo Solo, Pedro Casablanc, Simón Andreu, Olivia Delcán, Belén Ponce de León Estreno en el Festival de San Sebastián 19 septiembre 2021; en salas 5 noviembre 2021

Después de colaborar en los cortos Muero por volver y A la carta, premiado con un Goya, Javier Marco y Belén Sánchez-Arévalo debutan en el largometraje con un trabajo intimista y minimalista, una historia de amor entre personajes un tanto autistas por distintas razones. Un funcionario de prisiones inventa una vida ficticia para cortejar a la madre de un joven recluso. Parca en palabras e información, sabemos sin embargo que la delicada estrategia del protagonista le estallará en las manos tarde o temprano por su propio mecanismo. Mientras tanto asistimos a una emotiva relación, la que emprenden estos corazones heridos y solitarios, carne de vida rutinaria en barrios periféricos a los que Álamo y Suárez ponen su alma y empeño.

Sin embargo la propia estrategia del guion, que nos ahorra todo tipo de detalles sobre el pasado no obstante tangible de sus personajes, y evita dar a conocer los motivos que les han llevado a su situación, hace que la complicidad con el espectador decaiga y tan solo quede un ejercicio de intriga romántica en el que su buena realización y el impecable trabajo de sus protagonistas consiguen plasmar toda la emoción del relato.

Curiosamente es el hijo de Ana Duato, compañera de Emma Suárez en El perro del hortelano, quien interpreta aquí al hijo de la segunda. Aparte de esa historia de amor condicionada, la película pretende no sin reparos transmitir la idea de que la ficción se convierte en realidad cuando nos empeñamos en ello, de ahí que surja otro personaje misterioso cuyo origen también se nos ahorra. Además de las otras virtudes señaladas, la aportación musical de Nerea Alberdi y Vanessa Garde a partir de la cantata Cessate, omai cessate de Vivaldi, contribuye a dar finura a este relato de la impotencia y la soledad. Lástima que como ocurre tantas otras veces, el conjunto no esté bien resuelto y su reflexión no llegue a cuajar.

Estreno en salas de LA PUERTA DE AL LADO

Reseña de la película estrenada en el XVIII Festival de Cine Europeo de Sevilla el 11 de noviembre de 2021. Estreno comercial 19 noviembre 2021

sábado, 20 de noviembre de 2021

SPENCER Semblanza de una mártir

Chile-Alemania-Reino Unido-USA 2021 116 min.
Dirección
Pablo Larraín Guion Steven Knight Fotografía Claire Mathon Música Jonny Greenwood Intérpretes Kristen Stewart, Timothy Spall, Sally Hawkins, Jack Farthing, Sean Harris, Jack Nielen, Freddie Spry, Stella Gonet, Richard Sammel, Amy Manson, Laura Benson Avenida V.O. (viernes 19)


¿Cerrará Pablo Larraín con esta película una de esas supuestas trilogías que tanto gustan en la actualidad, después de sus semblanzas sobre Pablo Neruda y Jackie Onassis, o será sin más otro escalón en su atractiva e interesante filmografía? Aunque para entonces ya había sorprendido en todo el mundo con Fuga y Tony Manero, descubrimos al director chileno con la desgarradora No sobre el amañado referéndum de Pinochet; luego nos perturbó El club, ese siniestro refugio habitado por curas pederastas, hasta dejarnos seducir por la radiante Ema. En una operación radicalmente opuesta a la perpetrada por Olivier Hirschbiegel hace casi una década, Larraín propone una radiografía de Lady Di más cercana a la que perpetró respecto a la viuda del Presidente Kennedy.

Se centra en tres días de Navidad a principios de los noventa en la Casa Windsor en Sandringham, Norfolk, Inglaterra, y sus continuos choques con la hermética familia real inglesa, en un afán por potenciar su rebeldía melancólica y su tendencia protectora hacia sus hijos. En ese proceso una esforzada y eficiente Kristen Stewart - con un papel en las antípodas de su personalidad y con el que apenas tiene parecido, lo que como ocurría con Naomi Watts en Diana aumenta su mérito, ya que hace creíble su trabajo - no tiene casi nunca interlocutor, más allá de Sally Hawkins, que interpreta a su devota camarera, y el espectro de Ana Bolena, que se le aparece intermitentemente para poner en relieve su condición de mártir de la crueldad y falta de empatía de la realeza. Steven Knight, con trabajos como la sobresaliente Promesas del este y la artificiosa Locke en su haber, da forma con un guion preciso y calculado a la operación de Larraín.

En un ir y venir permanente por los campos nebulosos y los elegantes corredores del palacio, Diana Spencer luce todo ese vestuario que le hizo célebre en sus continuas apariciones en televisión, incluido el traje de novia, mientras asistimos algo impertérritos y con cierto desdén a la tragedia que ya hemos consumido en demasiadas ocasiones como para seguir afectándonos emocionalmente. Quizás por eso Spencer valga lo que el trabajo de Stewart ofrece, su elegante puesta en escena, la música que Jonny Greenwood tan bien ha sabido asociar al personaje y su carácter de mártir retratado con parafernalia barroca, y esos brumosos pasajes tan a menudo retratados en plano cenital.

LIBERTAD Presente y futuro

España-Bélgica 2021 104 min.
Guion y dirección
Clara Roquet Fotografía Gris Jordana Música Paul Tyan Intérpretes María Morera, Nicolle García, Nora Navas, Vicky Peña, Carol Hurtado, María Rodríguez Soto, David Selvas, Óscar Muñoz, Sergi Torrecilla, Mathilde Legrand Estreno en el Festival de Cannes (Semana de la Crítica) 8 julio 2021; en España 19 noviembre 2021


De nuevo el verano como época de descubrimiento y maduración desde el punto de vista de una adolescente ante su inminente conversión en mujer. Es el tema más escogido al parecer por jóvenes mujeres cineastas a la hora de abordar su primer largometraje. Clara Roquet viene como tantas otras y otros de la televisión y ambienta ahora en los preciosos parajes mediterráneos de Garraf en la Costa Brava esta crónica de la observación y el descubrimiento de la mano de una joven atrevida e independiente que provoca la atracción y admiración de la niña protagonista.

Lo diferente aquí está en el hecho de que Roquet pone el acento en la diferencia de clases, y sobre todo en la educación que lleva inherente. María Morera da vida con contención y acierto a una chica de clase media que no puede escapar a la educación represora y encorsetada recibida de una familia tan anclada en la conservación que no se da ni cuenta, especialmente de una madre incapaz de aplicar los mismos parámetros morales a su hija que a ella misma. La joven busca identificarse con su nueva amiga pero no puede evitar sentirse enjaulada en lo aprendido y asimilado, mientras ve a su alrededor que en otros valores su familia anda muy perdida, especialmente a la abuela, la siempre estupenda Vicky Peña, que sufre alzheimer y apenas cuenta con la ayuda de una hija e hijos que prefieren dejar sus cuidados en manos de una extraña. La hija de esta sin embargo personaliza un espíritu independiente y desprejuiciado, que piensa más en el presente y cómo disfrutarlo que en un futuro en el que todo quede bien atado y perpetúe ese concepto de bienestar que tanto hemos acuñado como única meta posible.

Lástima que el personaje, bien interpretado por la joven Nicolle García, llegue a resultar más antipático que atractivo, lo que malogra en gran parte las intenciones de este didáctico film. Abuela y amiga representan esa parcela de libertad a la que la protagonista no se atreve a lanzarse. Ella se prepara para el futuro mientras vive un presente conservador, mientras Libertad, su amiga, vive el presente sin mirar al futuro, porque en él pretende hallar esa felicidad que nunca tenemos garantizada en la posteridad. En el camino esa represión moral provocará reacciones imprevistas y reprochables, que el guion y la dirección de Roquet capta de forma magistral y perturbadora.

viernes, 19 de noviembre de 2021

LA FORTUNA Serie imprescindible con hechuras cinematográficas

España 2021 300 min.
Dirección
Alejandro Amenábar Guion Alejandro Amenábar y Alejandro Hernández, según el cómic “El tesoro del Cisne Negro” de Paco Roca y Guillermo Canal Fotografía Álex Catalán Música Roque Baños Intérpretes Álvaro Mel, Ana Polvorosa, Stanley Tucci, Clarke Peters, T’Nia Miller, Karra Elejalde, Manolo Solo, Pedro Casablanc, Blanca Portillo, Alfonso Lara, Mari Carmen Sánchez, Juan Carlos Vellido, Duncan Pow, Indy Lewis, Inma Ochoa, Santos Mallagray, Nico Romero, Sara Stewart, Sharon D. Clarke, Misa D’Angelo, Lelé Guillén, Pilar Bergés, Sebastián Haro, Stephen Boxer Estreno en el Festival de San Sebastián 24 septiembre 2021; en Movistar 30 septiembre 2021

En octubre del año 1804 la nave británica Amphon bombardeó y hundió la fragata Mercedes, una de los cuatro barcos españoles que venían de América con pasajeros que regresaban a la península y un tesoro de valor incalculable integrado por más de quinientas mil monedas de oro y plata. En el atentado murieron más de doscientos tripulantes, entre civiles y militares, y la tragedia se consideró antesala de la Batalla de Trafalgar. Doscientos años después, en mayo de 2007, el buque norteamericano Osyssey expolió en el Estrecho de Gibraltar los restos de la Mercedes, lo que se consideró un grave daño arqueológico y un delito de contrabando que la justicia de Estados Unidos, tras años de batalla judicial, falló en favor de nuestro país. Sin embargo, aquí su interminable proceso derivó en prescripción del delito, y aunque el pecio regresó a España y se conserva hoy en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena, los responsables del expolio, con el magnate Greg Stemm al frente, nunca fueron procesados.

Los artistas gráficos Paco Roca (Arrugas, Los surcos del azar) y Guillermo Corral convirtieron esta historia en cómic y en él se ha inspirado Alejandro Amenábar para su primera incursión en la ficción televisiva. Seis capítulos de casi una hora de duración que constituye probablemente el proyecto más ambicioso de nuestra televisión, con resultados también altamente estimulantes. La pericia de Amenábar ha convertido esta crónica sin duda fascinante en una superproducción hablada en inglés y castellano en la que Álvaro Mel, curtido en televisión con series como Paraíso o La otra mirada, es el joven diplomático Álex Ventura, enrolado en el Ministerio de Cultura que preside un estupendo Karra Elejalde, al que se encarga la misión de gestionar esta crisis. Mel es si duda un descubrimiento de Amenábar, que curiosamente interpreta a un personaje inspirado en el arqueólogo Javier Noriega, que abanderó esta causa en la realidad y cuyo apellido curiosamente coincide con el de otro notable descubrimiento del director de Abre los ojos, Eduardo Noriega. A Ventura le ayuda otra funcionaria del departamento de Patrimonio muy comprometida con la causa, a la que da vida Ana Polvorosa en la que es  sin duda en la mejor oportunidad de su carrera, muy bien aprovechada por cierto.

Secundados por un reparto excelente de actores y actrices de uno y otro lado del charco, especialmente Clarke Peters como brillante abogado americano y Stanley Tucci incorporando al villano de la función Frank Wild, sosías del Greg Stemm que capitaneaba el Odyssey original, ahora denominado Pioneer. La serie de mueve con soltura y eficacia narrativa sin descuidar aspectos fundamentales como el valor del funcionariado, la importancia de una cultura siempre descuidada por la política, el tradicional pirateo del Reino Unido, pero también el nuestro en época de tanta corrupción como la actual, el sexo fluido, la dignidad y la mezquindad de la clase política, el papel fundamental de la mujer en cuestiones de calibre tan relevante, y tantas otras cuestiones que el excelente director pone al servicio de un espectáculo técnicamente impecable, narrativamente absorbente y de indiscutible calidad cinematográfica. Roque Baños pone a su servicio la que quizás sea su mejor banda sonora hasta el momento, con temas muy inspirados, una orquestación portentosa y una prodigiosa facilidad para generar emociones y atmósferas inquietantes. Serie por lo tanto de gran altura y lección de historia antropológica imprescindible.

jueves, 18 de noviembre de 2021

ÉRASE UNA VEZ EN EUSKADI Un verano para olvidar

España 2021 100 min.
Guion y dirección
Manu Gómez Fotografía Javier Salmones Música Aránzazu Calleja Intérpretes Asier Flores, Aitor Calderón, Miguel Rivera, Hugo García, Luis Callejo, Marian Álvarez, Vicente Vergara, Pilar Gómez, Vicente Romero, María Isasi, Ruth Díaz, María Alfonsa Rosso, Arón Piper, Yon González, Josean Bengoetxea, Martxelo Rubio Estreno en el Festival de San Sebastián 22 septiembre 2021; en salas 29 octubre 2021

Antes de que llegue a nuestras pantallas una de las cintas más esperadas de la temporada, Belfast de Kenneth Branagh, el director vasco de origen granadino Manu Gómez presentó esta película con una temática muy parecida, las experiencias de infancia en un escenario tumultuoso como puede ser el conflicto del Ulster en Irlanda o el vasco en los ochenta.

No cabe sino aceptar como válidas las vivencias relatadas en esta película, por cuanto parecen autobiográficas de su realizador, curtido fundamentalmente en la televisión. Sin embargo acumula tal cantidad de tragedias en su tramo final que resulta difícil de digerir, no digamos lo mucho que se aleja del tono distendido y amable que pretende la operación. La mirada de los cuatro niños protagonistas se diluye ante la injerencia constante de los adultos, todos inmigrantes andaluces que no encuentran en el País Vasco la estabilidad económica y social pretendida, dejando el terrorismo y la kale borroka en un segundo plano.

Las relaciones entre padres e hijos se adhieren al cliché, rozando lo ridículo la peripecia concreta de los del niño que se entrena con un equipo infantil de ciclismo. Abordada como si de un episodio largo de Cuéntame fuera, no logra aglutinar esas en su mayoría felices experiencias infantiles que sus premisas prometían, mientras que la combinación con la tragedia y la desesperación vivida por los adultos tampoco resulta ni convence, a pesar de las muy esforzadas interpretaciones de todo el elenco, niños y adultos. Cabía esperar esa cinta de aventuras infantiles en un marco difícil que finalmente no logra ser.

miércoles, 17 de noviembre de 2021

ALGO SALVAJE. LA HISTORIA DE BAMBINO Astro Rey de la Galaxia Musical

España 2021 118 min.
Guion y dirección
Paco Ortiz Fotografía Elisa Moreno Documental Estreno en el Festival de Valladolid 25 octubre 2021; en salas 19 noviembre 2021

Como bien dice uno de los entrevistados en este documental, si no te gusta Bambino es porque no lo has escuchado, y qué razón tiene. Anoche se presentó en Utrera, ciudad natal del rey de la rumba, este documental biográfico, antes de su estreno comercial la semana entrante y tras presentarse en certámenes como la Seminci o el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Miguel Vargas tomó su nombre de la versión española del éxito de Renato Carosone Guaglione, que Gloria Laso popularizó como Bambino. El onubense Paco Ortiz está curtido en documentales sobre figuras relevantes del flamenco y la canción española como Miguel Poveda, Matilde Coral o Esperanza Fernández, además de prestar su atención también al agua a través del aventurero mexicano Abraham Levy o la presencia del agua como fuente de vida y cultura en Andalucía en otro trabajo de este mismo año, Historia del agua. Lo suyo se ve que es pura pasión, y así lo deja ver en este impecable trabajo que recorre la vida y personalidad de este singular e irrepetible cantante que fue el rey indiscutible de la rumba en los tablaos y salas de espectáculos de la España de los años sesenta y los últimos años del franquismo.

La cinta sigue la estructura clásica en este tipo de producciones, con testimonios de artistas y gente que le conoció, imágenes fotográfícas y videográficas de archivo y recreación ficcionada de algunos pasajes de su azarosa vida. Dividida en cinco capítulos que repasan diversos aspectos de su vida, destaca la larga nómina de rostros conocidos que analizan su trayectoria, como El Lebrijano, Pilar Távora, Antonio Carmona, Enrique Bunbury, Nazario, Máximo Valverde o Gonzalo García Pelayo, por citar algunos, así como otros testimonios de archivo, como los de Alfonso Santisteban o Salvador Távora, autores de varias de las canciones de su repertorio que fueron éxito, o de María Jiménez, ella misma proclamada como una Bambino con tetas.

Se echa en falta sin embargo las declaraciones de quienes compartieron más de cerca sus grandes sorbos de vida, sus juergas, los vicios y las virtudes que le convirtieron en un personaje único de la época, proclive al exceso y al temperamento más visceral y profundo, que trazaran un perfil más auténtico, capaz de descubrir el dolor de sus heridas y torturas. Sin embargo aplaudimos que se encumbre al artista, se reconozca su papel en el desarrollo del género, su brillantez como artista capaz de levantar pasiones, y esa elegancia y glamour que tanto lo caracterizaron especialmente en la década de los sesenta. Otro acierto de la película es trazar un paralelismo entre su estrellato y el de las luces de la galaxia que nos alumbran, otorgándole una perpetuidad que le hace casi inmortal, una comparación intermitente que lo convierte con toda justicia en el Astro Rey de la galaxia musical. Pitingo pone voz a los títulos de crédito finales con su particular versión de Bambino Piccolino, y el cartel publicitario es una reproducción del magnífico grafiti realizado en Utrera con ocasión de este evento.

EIFFEL El prodigio reducido a la anécdota

Francia 2021 109 min.
Dirección
Martin Bourboulon Guion Thomas Bidegain, Caroline Bongrand, Martin Bourboulon, Martin Brossolet y Natalie Carter Fotografía Mathias Boucard Música Alexandre Desplat Intérpretes Romain Duris, Emma Mackey, Pierre Deladonchamps, Armande Boulanger, Bruno Raffaelli, Alexandre Steiger Estreno en Francia 13 octubre 2021; en España 12 noviembre 2021


Con solo dos éxitos en su haber, la comedia negra y familiar Papá o mamá y su secuela, Martin Bourboulon afronta ahora este ambicioso proyecto con la ayuda de un nutrido equipo de guionistas entre los que destaca Thomas Bidegain, habitual colaborador de Jacques Audiard y director de Mi hija, mi hermana (Los cowboys). El resultado sin embargo es la reducción de una biografía apasionante a un melodrama amoroso de escasa enjundia.

Como si de Titanic se tratara, la construcción de la Torre Eiffel se convierte en pretexto para contar una historia presuntamente inventada sobre un amor imposible de juventud del famoso ingeniero francés de origen alemán, que deviene en trauma y resucita justo cuando el protagonista necesita inspiración y motivación para seguir adelante con un proyecto que, como tantos otros a lo largo de la historia, apenas contaba con el apoyo de público, prensa y administración. No sé por qué esto nos recuerda al Metropol de Sevilla. El esfuerzo de producción se traduce en una esmerada ambientación y unos eficaces efectos visuales, pero todo al servicio de esta anodina y algo incoherente historia de la que surge también la diferencia de clases, algo con lo que Eiffel parecía muy comprometido, considerando su obra como una democratización del arte.

Es una pena que el autor del armazón que sostiene la Estatua de la Libertad o el imponente puente metálico que une las dos orillas del Duero a su paso por Oporto, no haya merecido un trabajo más serio y concienzudo sobre su persona y obra, que ocupase un rango temporal más amplio y consecuente con su legado. Al menos el film nos ha dejado una preciosa e inspiradísima banda sonora del prolífico Alexandre Desplat. A Bourboulon la película le ha dado alas para embarcarse ahora en otro ambicioso proyecto, una nueva adaptación de Los tres mosqueteros en modo saga.