Guion y dirección Paco Ortiz Fotografía Elisa Moreno Documental Estreno en el Festival de Valladolid 25 octubre 2021; en salas 19 noviembre 2021
Como bien dice uno de los entrevistados en este documental, si no te gusta Bambino es porque no lo has escuchado, y qué razón tiene. Anoche se presentó en Utrera, ciudad natal del rey de la rumba, este documental biográfico, antes de su estreno comercial la semana entrante y tras presentarse en certámenes como la Seminci o el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Miguel Vargas tomó su nombre de la versión española del éxito de Renato Carosone Guaglione, que Gloria Laso popularizó como Bambino. El onubense Paco Ortiz está curtido en documentales sobre figuras relevantes del flamenco y la canción española como Miguel Poveda, Matilde Coral o Esperanza Fernández, además de prestar su atención también al agua a través del aventurero mexicano Abraham Levy o la presencia del agua como fuente de vida y cultura en Andalucía en otro trabajo de este mismo año, Historia del agua. Lo suyo se ve que es pura pasión, y así lo deja ver en este impecable trabajo que recorre la vida y personalidad de este singular e irrepetible cantante que fue el rey indiscutible de la rumba en los tablaos y salas de espectáculos de la España de los años sesenta y los últimos años del franquismo.
La cinta sigue la estructura clásica en este tipo de producciones, con testimonios de artistas y gente que le conoció, imágenes fotográfícas y videográficas de archivo y recreación ficcionada de algunos pasajes de su azarosa vida. Dividida en cinco capítulos que repasan diversos aspectos de su vida, destaca la larga nómina de rostros conocidos que analizan su trayectoria, como El Lebrijano, Pilar Távora, Antonio Carmona, Enrique Bunbury, Nazario, Máximo Valverde o Gonzalo García Pelayo, por citar algunos, así como otros testimonios de archivo, como los de Alfonso Santisteban o Salvador Távora, autores de varias de las canciones de su repertorio que fueron éxito, o de María Jiménez, ella misma proclamada como una Bambino con tetas.
Se echa en falta sin embargo las declaraciones de quienes compartieron más de cerca sus grandes sorbos de vida, sus juergas, los vicios y las virtudes que le convirtieron en un personaje único de la época, proclive al exceso y al temperamento más visceral y profundo, que trazaran un perfil más auténtico, capaz de descubrir el dolor de sus heridas y torturas. Sin embargo aplaudimos que se encumbre al artista, se reconozca su papel en el desarrollo del género, su brillantez como artista capaz de levantar pasiones, y esa elegancia y glamour que tanto lo caracterizaron especialmente en la década de los sesenta. Otro acierto de la película es trazar un paralelismo entre su estrellato y el de las luces de la galaxia que nos alumbran, otorgándole una perpetuidad que le hace casi inmortal, una comparación intermitente que lo convierte con toda justicia en el Astro Rey de la galaxia musical. Pitingo pone voz a los títulos de crédito finales con su particular versión de Bambino Piccolino, y el cartel publicitario es una reproducción del magnífico grafiti realizado en Utrera con ocasión de este evento.
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