jueves, 25 de noviembre de 2021

LA HIJA El impertinente desafío a la naturaleza

España 2021 122 min.
Dirección
Manuel Martín Cuenca Guion Manuel Martín Cuenca y Alejandro Hernández, según la historia de Félix Vidal Fotografía Marc Gómez del Moral Música Vetusta Morla Intérpretes Javier Gutiérrez, Patricia López Arnaiz, Irene Virgüez, Juan Carlos Villanueva, María Morales, Sofian El Benaissati Estreno en el Festival de Toronto 12 septiembre 2021; en salas 26 noviembre 2021


La flaqueza del bolchevique
nos presentó a Manuel Martín Cuenca, un prometedor realizador cuya primera muestra de verdadero talento nos llegó con La mitad de Óscar. Su habilidad para narrar y crear atmósferas se consolidó con la sin embargo menos interesante Caníbal, y se empañó con la para muchos decepcionante El autor. Vuelve ahora con más fuerza pero discutible acierto con una cinta que se estrena tras su paso por los festivales de Toronto, San Sebastián, Zurich, Tokyo y Sevilla, que plantea un punto de partida que igual hubiera servido para una comedia de enredos y disparates que para el drama de terror psicológico en el que ha acabado la empresa. Esa es la grandeza del teatro y el cine, poder derivar hacia uno u otro género según la línea con la que se aborde su narración.

Cuenca inscribe magistralmente su podríamos decir macabra historia en los maravillosos parajes de la sierra jienense, Cazorla y el Segura, corroborando ese ingenio para generar atmósferas que hemos apuntado. Sin embargo plantea un dilema moral bastante discutible habida cuenta la profesión de su protagonista. Su pupila pierde su tiempo y futuro ante una televisión que entumece el intelecto, cuando aun no se ha formado y ante los ojos egoístas e impertérritos de su educador. Es cierto que Martín Cuenca es capaz de generar una tensión que va en progreso, pero igualmente lo es que cae en pérdidas de ritmo e interés, y desde luego que su historia se perfila casi desde un principio harto previsible.

Que toda esta disparatada intriga, que hace aguas por doquier, derive en un final no por igualmente previsible menos impactante, acaba resultando la mejor baza de un film que al menos brinda la posibilidad de disfrutar de Jaén, su capital y su extraordinario entorno natural, quizás como metáfora de esa eterna lucha del hombre con el entorno que le da cobijo y al que continuamente planteamos peligrosos desafíos. El director exhibe su interés por dotar a sus películas de una notable banda sonora, esta vez confiándola al grupo Vetusta Morla, que además incluye una nana en estilo tradicional que se interpreta en versión convencional y popera. La joven Irene Virgüez por su parte realiza un competente trabajo de debut y se revela así como nueva promesa.

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