domingo, 28 de noviembre de 2021

LA CASA GUCCI Prêt-à-Porter sin género definido

Título original: House of Gucci
USA-Canadá 2021 157 min.
Dirección
Ridley Scott Guion Roberto Bentivegna y Becky Johnson, según el libro de Sara Gay Forden “House of Gucci: A Sensational Story of Murder, Madness, Glamour and Greed” Fotografía Dariusz Wolski Música Harry Gregson-Williams Intérpretes Lady Gaga, Adam Driver, Al Pacino, Jeremy Irons, Jared Leto, Salma Hayek, Jack Huston, Camille Cottin, Vincenzo Tanassi, Reeve Carney Estreno 26 noviembre 2021


Con El último duelo manteniendo dignamente el tipo en la actual cartelera, Ridley Scott presenta su segunda película con apenas unas semanas de diferencia, y resulta ser atractiva pero a la vez un pequeño desastre. Y es que esta historia de ambición, poder y crimen en el seno de una de las familias más emblemáticas en el mundo de la siempre gélida moda, exigía otro tono, más concisión, y visto lo narrado, menos metraje. Algunos capítulos, como la intervención del diseñador Tom Ford, resultan innecesarios y forzados. Lady Gaga hace todo lo que puede para meterse en el papel de Patrizia Raggiani, definida en el soporte literario que le sirve de base como una mujer vulgar, seductora y ambiciosa, capaz de convertirse en un revulsivo para la marca de moda y complementos, gracias a su matrimonio con el heredero de la fortuna, Maurizio, pero más tarde relegada y abandonada, lo que despierta sus instintos criminales más básicos, particular que sin embargo no está bien explicado ni desarrollado.

Lástima que tan prometedor e incluso fascinante material no encuentre en la gramática que le ha impreso su afamado director, capaz de lo mejor y lo peor, el tono justo y el estilo que merece. Parece como si quisiera tomarse a broma todo el conjunto, empezando por el esfuerzo de todo su lujoso elenco de hablar con acento italiano, al menos en su versión original, no sabemos si ocurre igual en la doblada. Un disparate mayúsculo considerando que al fin y al cabo el uso del inglés, salvo por algunas palabras sueltas en italiano, lo que da a la empresa un aspecto aun más ridículo, responde a una licencia del todo punto convencional. Pero está también el uso desproporcionado e invasivo de canciones, además mal dispuestas, pues si de lo que se trata es de situar la época, mucho del repertorio elegido está colocado de forma anacrónica, desde el On the Radio de Donna Summer sonando en una fiesta de 1978, cuando el tema aun no se había compuesto, al Faith de George Michael, publicado en 1987, ilustrando la boda de Patrizia y Maurizio.

Todo es burlesco y hortera en un film que en su afán de emular las teleseries ochenteras de intrigas familiares, tipo Dinastía o Falcon Crest, debía respirar más glamour y distinción, y sobre todo dedicar más espacio al mérito de la familia y su historia, y sobre todo al crimen que justifica su supuesto interés dramático. Se nota una desgana generalizada en el pulso del director, aunque merece destacarse el esfuerzo de producción y ambientación, aunque caiga en más de un tópico e incluya otros errores como la tipografía de un programa de televidencia, impropia de finales de los setenta o principios de los ochenta. Su tono general burlesco no beneficia a un film que se ve con un interés menguante conforme avanza su metraje. Lo más sorprendente acaba siendo la increíble transformación de Jared Leto, irreconocible en la piel de Paolo Gucci. Y que no falte la ópera, en forma de grandes éxitos, que ya se sabe que a todos y todas las italianas les chifla.

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