domingo, 22 de diciembre de 2024

BACH, QUE ESTÁS EN LOS CIELOS

Concierto de Navidad del Consejo General de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Sevilla. Orquesta Barroca de Sevilla. Manon Chauvin, soprano; Víctor Cruz, barítono; Alfonso Sebastián, clave y dirección. Programa: Cantata BWV 57 y selección de arias, dúos y sinfonías de las cantatas BWV 156, 10, 169, 30, 140, 75, 100, 49, 149 y 192. Espacio Turina, sábado 21 de diciembre de 2024


Resulta relevante que el Concierto de Navidad de la Barroca de Sevilla de este año haya sido patrocinado por el Consejo General de Hermandades y Cofradías de la ciudad de Sevilla, por lo que supone de apertura a otras manifestaciones culturales, aunque como ésta tengan también un contenido eminentemente religioso. O no, porque la música de Bach, incluidos sus oratorios y cantatas, trascienden lo puramente litúrgico o religioso para enmarcarse dentro de un campo más amplio consagrado a la espiritualidad.

Y en ese contexto pudimos disfrutar la noche del sábado de la exquisita propuesta de nuestro buque insignia de la música interpretada con criterios historicistas, una serie de números sueltos de cantatas dedicadas a exaltar la figura de Cristo y su misión como representante de Dios en la Tierra, compuestas por el genio de Leipzig no necesariamente para la época que celebramos, aunque con hincapié en ésta, especialmente en relación al Adviento y la Epifanía.

Pero es estrictamente la música lo que nos importa, más que su significado religioso, por mucho que en los textos se reproduzcan los diálogos que hacen interactuar nuestra alma con lo trascendental o puramente espiritual, y que esto se refleje igualmente en la línea melódica y la estructura musical de cada pieza.

Una cantata con sus más y sus menos

El programa se inició con la Cantata Selig ist der Mann (Bienaventurado sea el hombre), la única interpretada en su integridad, y que arrancó con el bajo barítono Víctor Cruz, buen conocido de la afición sevillana, desplegando su voz rotunda y tan bien entonada como modulada sobre una base de cuerda aún destemplada y algo titubeante, lo que provocó algún que otro molesto desencuentro entre graves y agudos.


Un inconveniente que se mantuvo con la primera aparición de la soprano francesa Manon Chauvin, muy acostumbrada a colaborar con conjuntos españoles, pero quizás la primera vez que lo hace con la Barroca de Sevilla. Su voz cálida y transparente no defraudó, con una emisión natural alejada de cualquier tipo de afectación, y un fraseo flexible y maleable ideal para transmitir el carácter espiritual de cada pieza.

La aportación de Alfonso Sebastián al frente del conjunto mejoró a partir de la chispeante segunda aria del barítono, Ja, ja, ich kann die Freunde schlagen. Ya se sabe que nuestra orquesta se crece en los pasajes más agitados. Y en el segundo aria de soprano brilló el solo de violín de Ignacio Ramal, mientras voz y orquesta alcanzaron una compenetración mágica.

Decálogo de alimentos espirituales

El resto de la propuesta consistió en una selección de diez números de otras tantas cantatas, empezando por un hermoso solo de oboe de Jacobo Díaz, si bien algún traspiés observamos, recreando la famosa melodía (coincide con el largo del Concierto para clave BWV 1056) de la sinfonía de la cantata Con un pie en la tumba, al que siguió una enérgica aria de soprano de Mi alma glorifica al Señor, con Chauvin exhibiendo fuerza expresiva y la orquesta acompañando con vehemencia y perseverancia.

Alejandro Casal se lució al órgano en la sinfonía de la cantata Sólo a Dios encomiendo mi corazón, pura majestuosidad que precedió al aria Gelobet sei Gott de la cantata Alégrate, congregación redimida, que Cruz defendió con considerables agilidades.

Después, ambos se embarcaron en Mein Freund ist mein, uno de los maravillosos dúos que jalonaron el concierto, con sus voces complementándose de forma admirable para exhibir esa dualidad entre lo terrenal y lo celestial que sólo Johann Sebastian Bach era capaz de captar en su esplendorosa e inigualable música.


El último bloque se desarrolló por idénticos caminos, con la orquesta luciendo espléndida en Los pobres comerán hasta saciarse y Yo voy y te busco con anhelo, donde de nuevo lució Casal en su imbricado órgano. Por su parte, Cruz exhibió autoridad en Was Gott tut, das ist wohlgetan (Lo que Dios hace, bien hecho está), antes de la recta final protagonizada de nuevo por la voz cálida y angelical de Chauvin en Gottes Engel weichen nie de la cantata Se canta con alegría la victoria.

Y como colofón, el precioso dúo Der ewige reiche Gott de Demos gracias a Dios, con ambas voces luciendo esplendorosas con el acompañamiento siempre ferviente, moderadamente apasionado y muy disciplinado de Alfonso Sebastián, que se defendió con dignidad tanto al clave como a la dirección de una eficiente orquesta que nos deleita desde hace ya cuarenta años.

Fotos: Luis Ollero
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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