viernes, 11 de julio de 2025

CELEBRANDO LA NOVENA POR TODO LO ALTO

Novena participativa. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Victoria Ramden, soprano. Mónica Redondo, mezzosoprano. Freddie Ballentine, tenor. Ricardo Llamas, barítono. Coro de participantes individuales. María Elena Gauna, dirección del coro. Cachito Vallés, instalación visual. Isabel Rubio, dirección. Programa: Sinfonía nº 9 en Re menor p. 125 “Coral” de Beethoven. Teatro de la Maestranza, jueves 10 de julio de 2025


Llegó ayer, y se repetirá hoy, el día que tantos y tantas aficionadas y sus personas allegadas esperaban. Después de meses desde que se presentasen a las pruebas de selección y se sometiesen a una docena de arduos ensayos, la de ayer fue una gran celebración, la mejor forma de rendir homenaje a una de las páginas más cruciales y revolucionarias de la literatura musical de todos los tiempos.

El Maestranza se convirtió en una enorme fiesta, y un lugar de reencuentro con tantos y tantas amigas que participaron de tan emocionante evento y dieron todo de sí para que el experimento saliese tan bien como pudiéramos imaginar. La combinación de coros de voces aficionadas, una orquesta extremadamente implicada y una batuta con las ideas tan claras como evidente fue su entusiasmo, lograron el milagro, y todo encajó a la perfección.

También lo hizo el comportamiento del público. A nadie sorprendió que, tratándose en su mayoría de noveles en estas lides, aplaudieran tras cada movimiento, e incluso a mitad del cuarto, pero el silencio fue considerable, y eso que había muchos niños y niñas haciéndole el honor a sus padres, titos, titas y demás familiares y amistades. Por lo tanto, la experiencia sirvió también para intentar crear nuevos públicos que se entusiasmen con el inmenso placer que  otorga la buena música en buenas manos. La idea partió fundamentalmente del director gerente de la orquesta, Jordi Tort, que para la ocasión presentó el evento dirigiéndose cordialmente al público.

Una versión emocionante y diferente

Resulta increíble que después de abordar esta irrepetible sinfonía en doble programa la semana pasada bajo la dirección de Guillermo García Calvo, los y las integrantes de la orquesta que coincidieron entonces y esta semana, lograran adaptarse a las formas, a menudo tan diferentes, con que afrontó la gesta la murciana Isabel Rubio.


Puede que por el ímpetu y la fuerza que depositó la directora en su trabajo, algunas líneas de la partitura quedaran algo difuminadas, pero no cabe duda de que imprimió a los dos primeros movimientos una fuerza inusitada, mucha atención a las dinámicas y un trabajo expresivo de primer orden sin que en ningún momento decayera la tensión. La suya fue una dirección muy enérgica, sin llegar jamás a la brocha gorda.

Pero fue sobre todo el tercer movimiento el que más nos sorprendió. Tempi rápidos y un trabajo dramático más bien desenfadado, con ritmos casi dancísticos y cierta jovialidad en el aire que demostró hasta qué punto una música puede ser sometida a tantas lecturas sin traicionar su gramática. En el cuarto, logró combinar todas las fuerzas convocadas hasta conseguir esos espléndidos resultados aludidos.

También el cuarteto solista alcanzó un buen nivel, con Ricardo Llamas abriendo la intervención vocal con arrojo, autoridad y sentido dramático. La soprano noruega nicaragüense Victoria Ramden destacó en proyección y un bello timbre, mientras Mónica Redondo acompañó dando relieve al conjunto. El tenor Freddie Ballentine imprimió energía y entusiasmo a su parte, y en su rostro se evidenció tanto o más que en los de sus compañeros y compañeras, la satisfacción de participar en tan extraordinario evento.

La integración en el conjunto del trabajo audiovisual de Cachito Vallés, fue lo suficientemente discreto como para no distraer la atención de lo que verdaderamente importa, observar a los y las integrantes de la orquesta, el coro situado en el escenario, y girando la cabeza, los emplazados en las terrazas. Lástima que en el cuarto movimiento, un fallo técnico desluciera el trabajo de Vallés, con un cuadrante de la gran pantalla inhabilitado, que seguramente se resolverá esta tarde.

La entrega y el entusiasmo del público cantante, que en esta ocasión no provenía de coros de la provincia y las adyacentes, sino que se trataba de afición pura e individual, hizo el resto. Todo un triunfo para María Elena Gauna, responsable del trabajo coral. Hubo desajustes y no se logró en todo momento la sincronización deseada, pero fueron problemas menores dentro de una experiencia que logró que la emoción recorriera cada rincón del Maestranza, y nos encogiera el corazón. Una muestra de convivencia, solidaridad y trabajo en equipo que da máximo sentido a tan insigne partitura.

Fotos: Marina Casanova

No hay comentarios:

Publicar un comentario