USA-México-Canadá-Dinamarca 2023 129 min.
Guion, música y dirección Viggo Mortensen Fotografía Marcel Zyskind Intérpretes Vicky Krieps, Viggo Mortensen, Solly McLeod, Atlas Green, Danny Huston, Garret Dillahunt, W. Earl Brown, Lance Henriksen, Shane Graham, Rafel Plana, Michael Weaver, Nadia Litz, Alex Breaux, Ray McKinnon Estreno en el Festival de Toronto 8 septiembre 2023; en España 10 mayo 2024; en Estados Unidos 31 mayo 2024
Tras el discutible interés de su ópera prima como director, Falling, Viggo Mortensen ha mejorado considerablemente su estilo estético y dramático en esta nueva obra en la que domina gran parte de sus resortes artísticos, desde la interpretación a la música, pasando por el guion y por supuesto la dirección. Los muertos no sufren, que sería la traducción literal de su título original, cuenta una historia muy habitual del western, y a la vez llena de significado para los nuevos tiempos que corren. Una historia en principio romántica en la que la villanía, la ambición y la corrupción hacen presencia para destrozar todo lo que hay de hermoso en la tierra y sus moradores más responsables, conscientes y decentes, los que saben que todo esto es efímero y que no merece tanto dolor y daño.
En este contexto, Mortensen echa mano de un estilo muy similar al empleado por Clint Eastwood en sus películas del género, deudor del clásico en sus modos pausados y relajados, tan difíciles para sintonizar con ese público joven acostumbrado al ritmo frenético y caduco que impera en las redes sociales. Un estilo que sin embargo agradecemos quienes somos partidarios de degustar una obra de forma equilibrada y a su debido ritmo. Hay sin embargo en el guion algunas incoherencias capaces de lastrar el nivel de convicción de una historia en la que una mujer absolutamente independiente, a quien da vida la actriz de moda en círculos cinéfilos, Vicky Krieps, se deja seducir hasta el punto de dejarse arrastrar a un abismo insondable, responsabilidad de quien no supo calibrar las dificultades de abandonarla en tan hostil ambiente. Tampoco convencen las explicaciones científicas de una enfermedad muy concreta y significativa.
Sirve sin embargo la operación para mostrar la importancia de la educación en cualquier ámbito, de la protección de los más inocentes y del combate de la injusticia. Todo ello sin abusar de la violencia más que en su justa medida, algo tan consustancial al cine contemporáneo. La preciosista fotografía, los hermosos paisajes y un uso de la narrativa a tres tiempos tan estudiado y logrado que conviven los vivos y los muertos con cierto aire melancólico, permiten saludar este western crepuscular con alivio y esperanza, en el que además su director muestra su compromiso con Latinoamérica, rodando con un equipo mayoritariamente hispano en zonas de Estados Unidos y Canadá.
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