USA 2016 113 min.
Dirección James Bobin Guión Linda Woolverton Fotografía Stuart Dryburgh Música Danny Elfman Intérpretes Mia Wasikowska, Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Anne Hathaway, Sacha Baron Cohen, Rhys Ifans, Lindsey Duncan, Geraldine James, Andrew Scott, Matt Lucas, Leo Bill, Richard Armitage, con las voces en versión original de Alan Rickman, Timothy Spall, Stephen Fry, Barbara Windsor Estreno simultáneo en Estados Unidos y España 27 mayo 2016
La última moda en los Estudios Disney es recuperar los clásicos que forjaron su mito en los años cuarenta y cincuenta y darles nueva vida en carne y hueso combinados con los últimos avances en efectos digitales y de animación. En el proceso, como ya ocurriera con los clásicos de dibujos animados referidos, se aligeran y reinventan los cuentos originales que les sirven de base, y por si fuera poco les inventan segundas partes que ya nada tienen que ver con dichos referentes. Y si la cosa funciona, la máquina de hacer dinero sigue trabajando caiga quien caiga. La versión de 1951 de Alicia en el país de las maravillas continúa siendo uno de los largometrajes de la factoría más celebrados y creativos, fiel al espíritu del inmortal libro de Lewis Carroll, generoso en surrealismo y arte de lo absurdo, aunque por supuesto en el camino también se apearan muchos de los episodios de su origen literario. Hace unos años Tim Burton se atrevió con su nueva versión Disney, antojándose el cocinero ideal para tan suculento pastel, habida cuenta de su particular mundo de fantasía y estética colorista; sin embargo los resultados, con licencias abundantes que lo alejaban una vez más del original, fueron decepcionantes y poco imaginativos en general. Las aventuras de Alicia tuvieron su secuela literaria, varias veces llevada a la televisión pero hasta ahora creemos que virgen en la gran pantalla, hasta que ha llegado de nuevo Burton (en la producción) y James Bobin (que dirigió con cierta pericia las dos últimas aventuras de Los Teleñecos en el cine) y nos ofrecen este título que continúa por la senda colorista y barroca de su predecesora, pero sólo mantiene los personajes originales para embarcarse en una aventura que nada tiene que ver con el universo disparatado y absurdo de Carroll, ni siquiera en el argumento, al que no respeta ni en sus premisas, y sí mucho con el gusto domesticado del nuevo público palomitero que va al cine, y que parece no cansarse de súper héroes y misiones para salvar al mundo. Alicia se convierte en heroína al uso, con una misión tan particular como llena de lógica, en lo que constituye una traición en toda regla al mundo de Alicia y sus impenitentes seguidores, entre quienes me incluyo. La trama es por lo tanto rutinaria, previsible incluso en las pinceladas de seudofeminismo que pretende esbozar, y poco imaginativa frente a los recursos que propone, como el de los viajes en el tiempo. Se deja ver por cuanto de espectáculo visual logra mantener, pero sin interés ni por su trama ni por sus personajes, que se pasean en el cuerpo de destacados intérpretes que, a la postre, se convierten en el escaso atractivo de una cinta absolutamente prescindible.
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