Suecia-Dinamarca-Alemania-Marruecos 2017 106 min.
Guión y dirección Tarik Saleh Fotografía Pierre Aïm Música Krister Linder Intérpretes Fares Fares, Mari Malek, Yaser Aly Maher, Ahmed Selim, Hania Amar, Mohamed Yousry, Slimane Dazi, Hichem Yacoubi, Ger Duany Estreno en Festival de Sundance 21 enero 2017; en Francia 5 julio 2017; en Suecia 29 septiembre 2017; en España 29 marzo 2018
Conocido internacionalmente por ser protagonista de la trilogía de Los casos del departamento Q, el actor sueco de origen libanés Fares Fares es, junto al director también sueco pero de origen egipcio Tarik Saleh, el principal artífice de este thriller político ambientado en la primavera árabe en El Cairo a principios de esta década, con la corrupción política y policial y el crimen de estado como principales escenarios de una realidad que presuntamente estos cineastas conocen bien y plasman con acierto y valentía. El hartazgo del pueblo se constituye así en germen sobre el que se edifica esa ola de odio y violencia que protagoniza la historia reciente. Un hartazgo que en el caso de la decadente ciudad del norte de África se remonta mucho tiempo atrás, con los estertores del régimen de Hosni Mubarak como punta del iceberg de una rutina de corrupción que sólo busca favorecer a los más privilegiados y se convierte sorprendentemente en ejemplo a seguir, tal como ocurre en algunas de las supuestas democracias más civilizadas de occidente, espejo del que parecen retroalimentarse estos sistemas presuntamente elegidos por el pueblo a uno y otro lado del planeta, y que amenaza con instalarse definitivamente mientras una nueva revolución social no lo evite. Cuestiones muy profundas quizás que se sitúan como fondo sobre el que se teje una clásica película de cine negro con protagonista a vueltas de todo, amargado por una pérdida familiar, que se replantea su posición dentro de un cuerpo de policía decididamente corrupto tras sumergirse en la investigación de un asesinato urdido desde las altas esferas para salvaguardar el honor imposible de una casta vendida al mejor postor. Haciendo acopio de los tópicos del género, con mucho humo de cigarrillos, mujeres fatales, policías de rostro impenetrable y ambientes entre sofisticados y sórdidos, Saleh consigue una película sólida en la mejor tradición de un género al que se adscriben clásicos desde El halcón maltés a Chinatown, sin apenas desfallecer en ritmo y tensión y con un ejercicio firme y decidido del oficio, aunque en el camino nos deje la sensación de que ya lo habíamos visto antes, si bien en escenarios distintos. Al final es lo de siempre, el hartazgo conduce a una revolución que no deriva necesariamente hacia una mejora de la condición humana. Espiga de Oro y premios a mejor guión y dirección en Valladolid, y Mejor película internacional en Sundance.
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