Dirección Javier Fesser Guión David Marqués y Javier Fesser Fotografía Chechu Graf Música Rafael Arnau Intérpretes Javier Gutiérrez, Juan Margallo, Athenea Mata, Luisa Gavasa, Jesús Vidal, Daniel Freire, Roberto Chinchilla, Alberto Nieto Ferrández, Gloria Ramos, Itziar Castro, Fran Fuentes, Sergio Olmo, José de Luna, Stefan López, Jesús Lago Estreno 6 abril 2018
Javier Fesser no dirigía un largometraje desde Camino, si exceptuamos su triunfal incursión en la animación digital con Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo, pero ahora con esta comedia ha dado en la diana, renunciando al estilo slapstick que le diera fama con El milagro de P. Tinto y La gran aventura de Mortadelo y Filemón, y mezclando con ingenio y habilidad risas y lágrimas en esta amable y simpática a más no poder crónica sobre la presunta y tan cacareada normalidad. Con la ayuda del valenciano David Marqués, que ya jugó al boxeo en Dioses y perros y al fútbol en En fuera de juego, también en clave de comedia, Fesser nos lleva a entrenar baloncesto con un equipo de entrañables personajes con discapacidad intelectual, con el fin de reflejar nuestras propias discapacidades, generalmente relacionadas con el mundo de los sentimientos y las emociones. Aunque el viaje es previsible desde el minuto cero, Fesser se las ingenia para hacerlo sorprendente, gracias a un dominio del lenguaje cinematográfico que le lleva a plantear situaciones y diálogos sin desperdicio, dentro de una dinámica poco habitual en nuestro cine y que entronca con ese cine americano de emociones manipuladas y teledirigidas. Pero no nos importa porque sabemos que de eso se trata y nos dejamos seducir por la propuesta, ya que Fesser sabe cómo hacerlo y que acabemos por no reprocharle el juego que propone. La gracia y el desparpajo de unos actores y actriz no profesionales, que prácticamente se interpretan a sí mismos, contribuye a hacernos pasar dos horas deliciosas y dejar bien claro, de una vez por todas, que hay términos que definitivamente deberíamos desterrar de nuestro vocabulario, como maricón o anormal, concebidos para hacer daño y sin embargo tan abusados. Al fin y al cabo ¿quién se considera normal y qué se entiende por tal? Puede que en el camino Fesser pase por alto algunos detalles, que el progreso del equipo de baloncesto resulte más convencional que convincente, que siga una dramaturgia harto utilizada en el cine, o que haya detalles de guión que resulten incoherentes; pero la diversión, el entretenimiento y la lección están aseguradas, y merece la pena dejarse conmover por ellas. Tan sólo cabría criticarle el exceso de música ramplona, omnipresente, machacona y chirriante, que resta calidad a un producto que merecía en este apartado un mejor acabado, a pesar de contar con un tema principal en línea con la amabilidad de la película y una canción de Coque Malla también a tono.
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