Teatro Central, miércoles 4 de abril de 2018
El mismo aliento de trabajo y ambición que inspiraron los estrenos en España de In Vain de Friedrich Haas y El hundimiento de la Casa Usher de Philip Glass, ha motivado la apuesta por la versión más completa y restaurada que existe del clásico de Fritz Lang Metrópolis, con la música en directo que para su estreno en 1995 en el Teatro del Châtelet compuso el argentino Martin Matalon, presente en la sala para corroborar la importancia de esta cita en nuestra agenda cultural. Un empeño que triunfó en la brillante interpretación de Zahir Ensemble y la impecable copia exhibida para la ocasión, y que sin embargo se malogró como consecuencia de la pésima gestión del subtitulado, fuera de lugar o directamente ausente a lo largo de las casi dos horas y media de proyección. Un defecto que aunque parezca anecdótico condicionó el disfrute de la función, pues aunque el argumento sea de sobras conocido y la trama se siga perfectamente con la imagen, derivó en elemento perturbador, distrayendo nuestra atención de lo realmente importante, la imagen y la música.
La historia de Metrópolis tiene un marcado carácter arqueológico, pues el estreno en Estados Unidos de una versión radicalmente inferior a la estrenada en Berlín provocó la pérdida de metraje, algo resuelto casi definitivamente a principios de este siglo con la recuperación en Buenos Aires de media hora de película, cuyo engranaje en el resto del celuloide recuperado hasta la fecha se consiguió gracias a las pautas conservadas del compositor de su banda sonora sinfónica original, Gottfried Huppertz, regrabada para acompañar el DVD de esta versión íntegra. Matalon por su parte fue revisando progresivamente su música, que en su estreno dirigió el catalán Ernest Martínez-Izquierdo, para adaptarse a las nuevas versiones acumuladas hasta la que se pudo disfrutar en el Central de la mano de García Rodríguez y dieciséis competentes instrumentistas, tal como indica la partitura, además de la atmosférica electrónica que aportó el ingeniero de sonido Max Bruckert.
Un momento del concierto. Foto: Ismael G. Cabral |
No hay comentarios:
Publicar un comentario