USA 2015 94 min.
Dirección Pete Docter y Ronaldo del Carmen Guión Michael Arndt Música Michael Giacchino Animación Estreno en el Festival de Cannes 18 mayo 2015; en Estados Unidos 19 junio 2015
En uno de los episodios de la desternillante comedia de Woody Allen Todo lo que vd. siempre quiso saber sobre el sexo, el cerebro humano se convierte en una sala de operaciones en la que científicos y operarios se disponen a que todo funcione debidamente a la hora de experimentar el coito: ¿recuerdan a Allen vestido de espermatozoide? La idea ha sido retomada ahora por Pete Docter, realizador de Monstruos S.A. y Up, y Ronaldo del Carmen, hasta ahora director artístico de otros títulos también animados, y estirada y alargada para analizar desde dentro los estados de ánimo de una adolescente que se enfrenta a la pubertad y el adiós definitivo a la feliz y tierna infancia, y que justo en ese momento sufre un giro crucial en su vida, la mudanza a otra ciudad y otro entorno que le obliga a cambiar hábitos, amistades y sensaciones. Alegría, tristeza, rabia, miedo y asco le acompañarán en ese viaje de madurez en un juego milimétricamente diseñado para que todo encaje a la perfección y el diseño de los distintos estados de ánimo por los que atravesará la joven queden definidos con transparencia y sencillez como si fuese un tratado para iniciarse en la psicología. Hay menos alardes técnicos de lo habitual en este tipo de producciones, pero dan paso a una eficaz, abundante e ingeniosa dosis de imaginación y creatividad en la meridiana recreación de ánimos, valores y estímulos, introducidos a lo largo de un viaje por el interior de la mente como si de un parque de atracciones de tratara, y con el que se pretende evitar o curar un estado depresivo. En el camino episodios espectaculares como la galería en la que los ánimos se deforman y deconstruyen según parámetros artísticos muy reconocibles. Hay entretenimiento a la vez que se invita a una discreta reflexión, sin llegar en ningún momento a entusiasmar en exceso, pero cumpliendo el efecto didáctico que se pretende. El problema radica en que Pixar cada vez se muestra más mediatizada por Disney, recreando ambientes y valores eminentemente clásicos y tradicionales. Si en el cortometraje que se proyecta con anterioridad, Lava, una volcán cantarín se lamenta de su soledad hasta que es recompensado con otro volcán que, como no podía ser menos, tiene figura voluptuosa de mujer sexy y arrebatadora, humanizando ya no sólo animales sino también accidentes geográficos, y proponiendo un único e irrenunciable modelo de pareja, los derroteros no van por camino diferente en este largometraje que le sigue. La familia es la familia, y si alguien no se identifica, hoy que la pluralidad está al orden del día, con la familia católico apostólica que tanto defiende Disney, que se aguante, y de paso si se traumatiza mejor. Así siguen las cosas en la factoría de la infancia por antonomasia. Por cierto, entre las voces originales menos estrellas de lo habitual, a excepción precisamente de la señora mamá, Diane Lane, y el señor papá, Kyle MacLachlan. Y como todo es cuestión de ánimos, depende cómo le coja el suyo, disfrutará más o menos de la oferta, aunque lo correcto y lo más extendido sea sentenciar que se trata de una obra maestra. ¡Ah! y no sería del revés sino más bien desde dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario