USA 2014 90 min.
Dirección Isabel Coixet Guión Sarah Kernochan, según el artículo de Katha Pollitt en New Yorker Fotografía Manel Ruiz Música Dhani Harrison y Paul Hicks Intérpretes Patricia Clarkson, Ben Kingsley, Grace Gummer, Sarita Choudhury, Jake Weber, Avi Nash, Samantha Bee, Daniela Lavender, Matt Salinger, Michael Mantell Estreno en el Festival de Toronto 9 septiembre 2014; en España 3 julio 2015; en Estados Unidos 21 agosto 2015
Aunque a juzgar por el cartel y tráiler publicitarios pudiera parecer que nos encontramos ante la versión Woody Allen de la Coixet, hay más diferencias que similitudes entre esta amable comedia romántica y las del director neoyorquino, empezando por la falta de acidez y vocación intelectual de su guión. La zambullida definitiva de la realizadora catalana en el sistema americano, tras flirtear con él en películas como Cosas que nunca de dije, Mi vida sin mí, Elegy y Mi otro yo, se erige quizás como una de sus películas menos pretenciosas, tan lejos de la pedantería de El ayer no termina nunca como del didactismo y la reivindicación de su documental sobre el juez Garzón. Quizás debido a que detrás de su montaje se encuentra alguien tan profesional e integrada en el sistema de producción de Hollywood como Thelma Schoonmaker, habitual de las películas de Scorsese desde tiempos inmemoriales, la estética de este film se aleja considerablemente del estilo indie cultivado por la directora de La vida secreta de las palabras. Con una estética colorista y luminosa, Coixet pone su conocimiento al servicio de una historia de amor imposible en el que dos personas maduras, y en principio antagónicas, se enriquecen mutuamente para superar sus dificultades sentimentales, en un entorno en el que el conformismo se convierte en lamentable protagonista de unas vidas en las que el destino no se busca sino que se acepta. Clarkson aprovecha para dar un recital de matices y registros, completando una filmografía de buenas interpretaciones como la muy divertida que nos brindó en Si la cosa funciona del propio Allen, mientras Kingsley repite el personaje equilibrado y cerebral al que le invita su condición religiosa y que tan bien funcionó en películas como Casa de arena y niebla y Elegy, también dirigida por Coixet y con Clarkson en un reparto que completaba Penélope Cruz. Se vio fuera de concurso en el Festival de Málaga.
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