Dirección Bill Pohlad Guión Oren Moverman y Michael A. Lerner Fotografía Robert D. Yeoman Música Atticus Ross Intérpretes Paul Dano, John Cusack, Elizabeth Banks, Paul Giamatti, Jake Abel, Joanna Going, Kenny Wormald, Dee Wallace, Erin Darke, Max Schneider, Nikki Wright Estreno en el Festival de Toronto 7 septiembre 2014; en Estados Unidos 5 junio 2015; en España 10 julio 2015
Enésima revisión de la biografía de una estrella de la música centrándose en sus aspectos más oscuros y en los inevitables traumas infantiles. A pesar de eso el debut en la dirección del productor de cintas de éxito como Brokeback Mountain, El árbol de la vida o 12 años de esclavitud, mantiene cierta dignidad de conjunto aunque empañada de molestas pretensiones. Brian Wilson, líder carismático de los Beach Boys, viene aquí representado en su doble faceta juvenil y adulta por los actores Paul Dano y John Cusack, que se esfuerzan en exhibir el progresivo deterioro psicológico que sufre el autor de canciones como God Only Knows o Good Vibrations. Vampirizado y psicológicamente martirizado por un padre déspota y desagradecido, origen naturalmente de los traumas que convergerán en genialidad, y veinte años después secuestrado emocionalmente por un doctor maligno, a quien da vida con alguna dosis de histrionismo Paul Giamatti, el pobre Brian Wilson apenas logrará ser él mismo hasta que aparece en su vida un ángel de la guarda, en forma de los de Charlie, una Elizabeth Banks probando con solvencia en el drama, que le ayudará a salir del pozo en el que se encuentra. A estas alturas ya se puede uno montar todo un ciclo de biopics de estrellas del rock a la actual usanza, es decir primando traumas y esquizofrenias por encima de cualquier otro aspecto posiblemente de mayor interés, como pudiera ser el creativo. Afortunadamente Bill Pohlad no descuida tampoco esta cuestión, pero el largo metraje al que somete la paciencia del espectador, el empeño por trazar un retrato intimista del homenajeado en lugar de recrear episodios estelares y actuaciones musicales, lastran el resultado de una cinta que, además, se convierte en más pretenciosa conforme intenta mostrar en imágenes, y con la ayuda de la banda sonora de Atticus Ross mezclando éxitos del grupo, el desorden mental y emocional del compositor y cantante.
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