domingo, 15 de septiembre de 2024

EVOCACIONES DE KUMPANIA EN EL ALCÁZAR

XXV Noches en los Jardines del Real Alcázar. Manu Brazo, saxofón. Pepe Fernández, piano. Claudia Gallardo,violín. Rosa Gª Varela, violonchelo. Programa: Una historia de España (piezas de Tomás Luis de Victoria, Juan Vásquez, Soutullo y Vert, Amadeo Vives, Albéniz y Falla). Sábado 14 de septiembre de 2024

Foto: Luis Pascual
Como cada año, septiembre es mes de arranques y cierres, y ayer sábado le tocó el turno a las Noches del Alcázar, que cerró un verano plagado de conciertos al aire libre, hasta setenta y cinco que prácticamente han llenado de público y de buena música el Jardín del Cenador de la Alcoba. El privilegio de cerrar estos tres meses de cálidos encuentros lo han tenido los y las jóvenes integrantes del conjunto Kumpania, los utreranos Manu Brazo y Pepe Fernández, bien conocidos de estas páginas, donde siempre nos hemos hecho eco de su buen hacer y su elegante estilo, y las habituales colaboradoras de sus proyectos, como son Rosa García Varela y Claudia Gallardo, esta última además responsable si no de todos, la mayoría de arreglos a los que someten sus partituras para adaptarlas a la singular composición de su propuesta.

Todos y todas han brillado en otras ocasiones, a dúo, en tríos o en solitario, y volvieron a hacerlo anoche en un concierto tan amable como distendido, ideal para cerrar como merecen estas noches estivales que ahora dan paso a la programación habitual de nuestra ciudad. El programa diseñado para la ocasión nos invitó a recorrer la fuerza de la música española desde el Renacimiento hasta principios del siglo XX, con una pieza por siglo, y siempre con el respeto preciso que permite una formación en la que se integra un instrumento tan poco adecuado para dicho repertorio como el saxo, y sin embargo tan bien integrado en estas primorosas adaptaciones de Gallardo, a la sazón violinista del conjunto.

Libres de todo prejuicio, el recorrido arrancó con Tomás Luis de Victoria y su motete O Magnum misterium, convertido para la ocasión en pieza de corte espiritual y relajado que nos evocó a aquellas películas, especialmente de los primeros setenta, que ilustraban la época a partir de sus raíces musicales pero adaptándolas a la sensibilidad del público contemporáneo. Así lo hicieron compositores como Georges Delerue o Ennio Morricone, y así lo sentimos en la resplandeciente recreación que con una complicidad absoluta extrajeron los y las cuatro intérpretes.

Foto: Actidea

La popularidad de De los álamos vengo, madre de Juan Vásquez, es tanta que admite todo tipo de versiones, por lo que la ofrecida por Kumpania no nos pareció ni estridente ni especialmente estimulante, simplemente correcta. Más interesante sin embargo resultó su particular visión de La música nocturna de las calles de Madrid de Boccherini, con especial énfasis en la percusión ejercida por Pepe Fernández a partir del piano intervenido, rasgueo de guitarra incluido. Con sus numerosas y populares melodías alternadas entre las cuatro voces, el resultado fue tan aseado como afortunado.

De la misma forma brilló Bella enamorada, de la zarzuela El último romántico de Soutullo y Vert, con intervenciones sedosas, fluidas y seguras de Varela al chelo, ideal para homenajear a Alfredo Kraus, cuando se cumplen veinticinco años de su desaparición. Muy trabajado a nivel de re-orquestación y adaptación, resultó la selección en forma de suite ofrecida de Bohemios de Amadeo Vives. Especialmente inspirado sonó su famoso vals.

Pero lo más emotivo y sentimental llegó de la mano de Albéniz y su Evocación de la suite Iberia. Aquí lucieron fundamentalmente las formas relajadas y reflexivas de Fernández, arropadas en sostenido por el resto, y con especial hincapié en el tono nostálgico y evocador, valga la redundancia, de una pieza que así interpretada es capaz de despertar nuestra emoción más sincera.

No tanto brilló Granada, de la Suite española del mismo autor, aunque debido a su popularidad y bella melodía, hizo las delicias del público. Para terminar el programa, una selección con los motivos más recordados de El sombrero de tres picos, coronó la elegancia y la delicadeza, sin estridencias ni fueras de tono, del conjunto, que terminó con otra acertada evocación, la del también utrerano Bambino y su célebre versión rumbera de Procuro olvidarte, donde Fernández demostró dominar también el son cubano jazzístico, y Brazo por supuesto su control del fraseo y la respiración, así como buen gusto al modular.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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