USA 2013 108 min.
Dirección Richard Linklater Guión Richard Linklater, Julie Delpy y Ethan Hawke, según los personajes creados por Richard Linklater y Kim Krizan Fotografía Christos Voudouris Música Graham Reynolds Intérpetes Julie Delpy, Ethan Hawke, Seamos Davey-Fitzpatrick, Jennifer y Charlotte Prior, Xenia Kalogeropoulou, Walter Lassally, Ariane Labed, Yiannis Papadopoulos, Athina Rachel Tsangari, Panos Koronis, Yota Argyropoulou Estreno en España 28 junio 2013
Sería injusto e imperdonable que un amor que vimos nacer de forma tan hermosa en Antes del amanecer hace dieciocho años, y que retomamos hace nueve en Antes del atardecer para verlo madurar y asentarse, naufragara ahora por las tópicas pero reales trivialidades que hacen que desperdiciemos tantas cosas en esta vida en la que casi nunca recordamos que estamos de paso. De la misma forma que resulta obsceno e infame que un país que representa nuestra Historia, cuna de la cultura y la civilización que tanto disfrutamos, se sumerja en las mismas ruinas que se esparcen a todo lo largo y ancho de su geografía por culpa de una crisis tan caprichosa como criminal. Linklater, cuyos mayores logros cinematográficos se concentran en esta definitiva trilogía sobre el amor, aunque en su filmografía encontramos algunos títulos destacables como Fast Food Nation y otros experimentales como Waking Life o A Scanner Darkly, parece proponernos un interesante paralelismo entre la dramática situación que se está viviendo en Grecia desde hace unos años y las crisis, a menudo caprichosas e irracionales, que se viven inevitablemente en las relaciones amorosas, especialmente cuando lo son de verdad. Por ello rodea a su pareja protagonista de algunos de los nombres más sobresalientes del actual cine heleno, como Athina Rachel Tsangari, directora de Attemberg, Ariane Labed, actriz en esa película y en Alps de Giorgios Lanthimos, o Yiannis Papadopoulos, protagonista de Boy Eating the Bird’s Food de Ektoras Lygizos, películas todas ellas que hemos podido ver gracias al Festival de Cine Europeo de Sevilla y que representan la nueva savia de la cultura griega, cuna de las artes dramáticas; una excelente forma de reivindicar las señas de identidad de una nación llamada a resurgir de sus cenizas por el bien del resto de los humanos. En este punto conviene destacar también la participación como actor del legendario director de fotografía inglés Walter Lassally, un nombre imprescindible del Free Cinema (Tom Jones, La soledad del corredor de fondo) y el cine de James Ivory (Oriente y Occidente, Las bostonianas), que ganó el Oscar en 1964 por Zorba el griego, y que finalmente parece haber sido ahí, en la plácida y reflexiva Grecia, donde se ha asentado, ideal tal como la muestra Linklater para ganarle el pulso a la vida y disfrutar de sus efímeros placeres en total plenitud. No falta el largo paseo discursivo entre la pareja protagonista, ahora padres y cuarentones, marca de la casa en esta preciosa trilogía. Y sorprende la capacidad de sus intérpretes para meterse en la piel de sus personajes hasta el punto de prácticamente ir confeccionando el guión sobre la marcha a partir de las pautas establecidas. El resultado es una crónica que se ve con emoción y admiración, y en la que no es difícil sentir más de un reflejo de identificación con las vivencias y las emociones que expiden sus protagonistas. Si acaso un reparo, y es que entre los tópicos recurrentes molesta que la mujer siga siendo la histérica y la caprichosa frente a un hombre más seguro de sus sentimientos y necesidades, más cerebral y racional. Claro que esto también puede ser una reivindicación social, presentar los argumentos para que una mujer más liberada y menos frustrada pueda comenzar a disfrutar de un comportamiento también más relajado.