lunes, 29 de marzo de 2021

BETTER DAYS Sangre y lágrimas

Título original: Shaonian de ni
China-Hong Kong 2019 138 min.
Dirección
Derek Tsang Guion Lam Wing-Sum, Li Yuan y Xu Yimeng Fotografía Fisher Yu Música Varqa Buehrer Intérpretes Zhou Dongyu, Jackson Yee, Yin Fang, Wu Yue, Huyang Jue, Xinyi Zhang, Liu Hua, Ye Zhou Estreno en China 25 octubre 2019

Aunque china, hay mucha estética manga en esta película plagada de lágrimas y sangre. Cuenta una historia de amor entre dos marginados, una chica que sufre acoso escolar y un joven delincuente que se convierte en su protector. La expresión permanentemente y profundamente triste de ella, la extrema delgadez de ambos protagonistas, y una rocambolesca intriga policial marcan una función que sobrepasa las dos horas de duración, nos somete a un sinfín de situaciones violentas y hace llorar a sus personajes como si fueran dibujos animados tipo Heidi o Marco.

En lo visual cabe destacar su decidida voluntad de modernidad, mientras entre sus curiosidades nos permite conocer el fenómeno que se desata en el país con la celebración del examen gaokao, una prueba que determina el futuro académico de millones de jóvenes. No es mucho para considerar el conjunto una obra estimable y digna de ser candidata al Oscar a la mejor película internacional, pero es lo que a menudo tienen los choques culturales, que no alcanzamos a comprender quizás en toda su amplitud el sentido y alcance de lo que nos están contando.

Naturalmente que en todo ello hay un alto grado de ternura. Es evidente además que el film nace de una sana intención, denunciar el bullying, pero exhibido con tal grado de violencia y perversidad que no deja de convertirse en otro título más de esos que combinan romance y acción al más puro estilo de esos espectáculos de animación que hacen las delicias de millones de incondicionales en todo el mundo, aunque esta vez los personajes de carne y hueso.

FIRST COW Las galletas de la suerte

USA 2019 121 min.
Dirección
Kelly Richardt Guion Jonathan Raymond y Kelly Richardt, según la novela del primero Fotografía Christopher Blauvelt Música William Tyler Intérpretes John Magaro, Orion Lee, Toby Jones, Ewen Bremner, Scott Shepherd, Gary Farmer, Lily Gladstone, Alia Shawkat, John Keating, Rene Auberjonois Estreno en el festival de Berlín 22 febrero 2020; en Estados Unidos 6 marzo 2020; en España previsto 21 mayo 2021

Desde su estreno hace un año la fama y el interés por esta película ha ido creciendo, hasta llegar a nosotros convertida prácticamente en un título de culto, al menos tiene vocación de ello, quizás como casi todo lo que ha dirigido esta aficionada a la fotografía que cuenta con legiones entre sus seguidores y seguidoras. Su estilo minimalista y exquisito no le ha granjeado mucha popularidad, a pesar de haber trabajado con estrellas de cine como Michelle Williams, Laura Dern y Kristen Stewart (Certain Women) o Jesse Eisenberg y Dakota Fanning (Night Moves) y estar en activo desde 1994. Pero es ahora, con esta singular crónica de una amistad condicionada por los caprichos de la fortuna, que por fin despunta con mayor contundencia la fama poco a poco conseguida por esta realizadora de Florida.

Un barco de carga fluvial nos sitúa en tiempos actuales, para tras un macabro descubrimiento que permite al espectador ir trazando una posible historia paralela a la que nos están contando, nos sumerge en un viaje en el tiempo con destino a un western de marcado carácter historicista. Lejos de los ambientes sanos e impolutos con los que el género se ha cultivado durante décadas, la tendencia hoy es intentar ser lo más fieles posible al aspecto y los recursos que debieron disfrutar los moradores de aquella América de grandes parajes e infinitas oportunidades. Sería en cine lo que a música es la interpretación con rigor histórico. En ese ambiente Reichardt se toma su tiempo para presentarnos a sus protagonistas, y es ahí quizás donde desequilibra el conjunto, pues durante casi una hora apenas capta nuestra atención.

Nada que ver con lo que acontece a continuación, una hermosa, emocionante y emotiva historia de amistad y oportunidad en la que un trapero muy hábil en la cocina y un misterioso oriental se asocian para trazar su propio destino, gracias a la generosa aportación de la vaca del título. A partir de ahí asistimos inquietos y curiosos a este cuento salvaje y hermosamente fotografiado, que cuenta además con la colaboración de unos intérpretes en su justa medida y la sensación final de haber degustado uno de los platos más suculentos y atractivos de la temporada.

domingo, 28 de marzo de 2021

IRENE GONZÁLEZ Y JOSÉ MANUEL RAMÍREZ: TALENTO Y MUCHO ESFUERZO

38º FeMÁS. José Manuel Ramírez, violonchelo. Irene González, clave. Programa: Sonata para violonchelo y bajo continuo en sol mayor y Ricercare 1 en sol menor, de Domenico Gabrielli; Ricercata II, de Giovanni Battista Degli Antonii; Piezas para clavecín (Preludio, lentement; Tendrement), de Francesco Geminiani; Sonatas K35, K69 y K240, de Domenico Scarlatti; Sonata para violonchelo y bajo continuo en la menor RV43, de Antonio Vivaldi. Espacio Santa Clara, domingo 28 de marzo de 2021

Foto: Francisco Roldán

Con esta cita protagonizada por dos merecidísimos adjudicatarios de las becas que ofrece la Asociación de Amigos de la Barroca, arrancó un apéndice insólito del Festival de Música Antigua, aprovechando estos tiempos raros y una Semana Santa diferente que admite prorrogar como nunca antes se había hecho sus conciertos, aun después de la cita maestrante que generalmente ponía fin al certamen, esta vez con Europa Galante y el Argippo de Vivaldi, como saben de sobra celebrada lamentablemente en streaming.

Aun siendo muy jóvenes y habiendo ya disfrutado de sus aptitudes en otras ocasiones apadrinadas por la Barroca de Sevilla, no se trataba de descubrir ningún talento sino de constatar su valía y corroborar ese esfuerzo que les ha llevado ya a colaborar con conjuntos de cierta solidez dentro y fuera de nuestras fronteras. González y Ramírez ofrecen un altísimo nivel interpretativo y un especial control de técnica y expresividad, ya desde una Sonata de Gabrielli construida con un sentido de la musicalidad extraordinario, aprovechando las estupendas condiciones del por otro lado reducido espacio del antiguo refectorio del Espacio Santa Clara, donde el equilibrio entre el brillo del clave y el mate del violonchelo llegó a brindarnos sonidos de excelsa belleza. Pero para eso es imprescindible el control absoluto de sus intérpretes, y así Ramírez desplegó un fraseo elocuente y maleable en el que cada matiz quedó perfectamente plasmado y la línea melódica resultó majestuosa, además de lograr un sonido homogéneo y musculoso, siempre con el compromiso del clave cálido y limpio de Irene González.

Tras una breve intervención en solitario del violonchelista en una Ricercata de Battista Degli Antonii, en el que exhibió una sensacional cantabilidad y una muy conseguida aparente espontaneidad, al margen de un gusto exquisito en la modulación y una homogeneidad tímbrica difícil de alcanzar, el clave ocupó un extenso bloque central. Con él González se mostró tan reflexiva y elocuente en las piezas de Geminiani, meditando cada nota y logrando una limpieza y una trasparencia al alcance de intérpretes privilegiados, como ágil y desenvuelta en las sonatas de Scarlatti, alcanzando con ellas un gran virtuosismo. Para finalizar de nuevo juntos, tan compenetrados y cómplices en la sonata de Vivaldi como lo estuvieron al principio. Aquí Ramírez sonó autoritario y solemne en el arranque, danzante en el allegro, muy sensible en el largo central y tan ágil como carismático en el allegro final, a todo lo cual se adaptó como un guante una extraordinaria Irene González.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 27 de marzo de 2021

THE EMPTY MAN Un potente arranque y un desarrollo decepcionante

USA 2020 137 min.
Guion y dirección
David Prior¸ según la novela gráfica de Cullen Bunn Fotografía Anastas N. Michos Música Christopher Young y Brian Williams (Lustmord) Intérpretes James Badge Dale, Marin Ireland, Sasha Frolova, Samantha Logan, Evan Jonigkeit, Virginia Kull, Robert Aramayo, Ron Canada, Jessica Matten, Aaron Poole, Stephen Root Estreno en Estados Unidos 30 octubre 2020; en España (Movistar) 26 febrero 2021

Nos la quieren vender como quintaesencia de un nuevo cine de terror que bebiendo de los grandes clásicos aporte nuevas ideas y caminos insólitos. Y es cierto que arranca con mucha fuerza, unos veinte minutos de auténtica intriga y desasosiego, con reminiscencias de aquellas historias primigenias de momias y demonios del pasado, pero en cuanto pasa ese poderoso prólogo la cinta se sumerge en caminos comunes y vías mil veces transitadas.

Su director apenas cuenta con el aval de haber dirigido un par de documentales sobre el asesino en serie Zodiac, adaptando ahora una novela gráfica de cierto renombre que a buen seguro funcionará mejor sobre el papel. En imágenes la historia va poco a poco perdiendo fuelle y retomando tópicos del género, entre los que no pueden faltar los traumas del pasado y ese sentido tan desarrollado por el americano medio del mea culpa. Podría haber suscitado más perversidad y mal rollo, pero se queda en un plano intermedio en el que abunda el metraje superfluo y las pesquisas inútiles, lo que no hace sino alargar innecesariamente un producto que se revela decepcionante desde antes de alcanzar su ecuador.

La falta de efectos visuales y su factura clásica podrían haber sido un aliciente si no fuera porque el resto del espectáculo resulta tan soso. Su desconocido reparto no ayuda, con interpretaciones rutinarias y tan anodinas como el resto del conjunto, en el que por no destacar no lo hace ni la música del habitualmente interesante Christopher Young. Encima acaba de forma harto desconcertante.

LA FLAUTA MÁGICA DE OBERLINGER Y KARAMAZOV

38º FeMÁS. Dorothee Oberlinger, flauta. Edin Karamazov, laúd. Programa: Suite para flauta y laúd en re menor BWV 997, Preludio de la Suite nº 1 para violonchelo en Do mayor BWV 1007, Sonatas para flauta y bajo continuo en sol menor BWV 1034 y en Fa mayor BWV 1035, Allemande de la Partita para flauta sola en do menor BWV 1013, y Concierto en re menor BWV 974, de Johann Sebastian Bach. Espacio Turina, viernes 26 de marzo de 2021

La cita de ayer viernes en el Festival de Música Antigua nos parecía especialmente atractiva por dos motivos fundamentales, descubrir en directo el talento y la fama interpretativa de quien ya nos ha conquistado en disco, la flautista alemana Dorothee Oberlinger, y dejarnos cautivar por uno de esos programas integrados por arreglos y transcripciones que a menudo irritan a los más puristas y conservadores y acaban convenciendo prácticamente a todos por su musicalidad y por el acierto con el que estas páginas han mutado de color y timbre y a pesar de todo nos siguen fascinando. La prueba de que lo lograron tanto ella como su flamante acompañante, un Edin Karamazov entregado en cuerpo y alma a dar lo mejor de sí tanto en el acompañamiento como en su breve intervención en solitario, fue la atención con la que seguimos todo el recorrido sin atisbo de fatiga ni sensación de rutina.

Ya la obra con la que arrancó el programa, la Suite para laúd BWV 997 transcrita para flauta y laúd, sentó las bases de cómo habría de ser la calidad interpretativa del resto, con la flautista revelando su portentosa capacidad para frasear ya en su intrincado preludio, llegando hasta los recovecos más complejos y manteniendo un fiato y un legato impecables, con una respiración perfectamente controlada y un extraordinario sentido de la cantabilidad, que el laudista bosnio acompañó con un gusto exquisito en la ornamentación y respeto absoluto en la línea melódica. La excelente compenetración y evidente complicidad entre los intérpretes se hizo patente también en las sonatas que ocuparon el centro del recital, con las claves convenientemente transformadas para adaptarse a la flauta dulce protagonista, en lugar de la travesera para las que fueron concebidas, y el laúd ocupando la posición de bajo continuo, si bien en la BWV 1035 observamos algún desajuste que malogró parcialmente el trabajo contrapuntístico característico del autor, y puntuales acordes falsos o perdidos, aunque en la siciliana volvió a brillar la fuerza expresiva e impecable línea de canto de Oberlinger, como ya antes había ocurrido con una sensacional zarabanda en el BWV 997 afrontada a modo de coral, y un no menos extraordinario andante en la Sonata BWV 1034.

El famoso Concierto BWV 974 a partir del Concierto para oboe de Marcello, adoptó un interesante cariz vivaldiano en manos del flautino utilizado para la ocasión, con una articulación precisa y un acompañamiento refinado que en el caso del popular adagio derivó en un auténtico festín para los oídos. Antes, el concierto sufrió severos recortes en las obras en solitario, debido a la ejecución de corrido, sin pausa, lo que habría supuesto un enorme esfuerzo para los intérpretes, que no para los oyentes, siempre ávidos de tan suculentas propuestas. Así, de la Suite nº 1 para violonchelo transcrita para laúd, solo se ofreció su popular preludio, con el laudista de apellido Dostoievskiano haciendo gala de una impecable pulsación y un excelente sentido de la emoción. Por su parte, Dorothee Oberlinger ofreció de la Partita para flauta BWV 1013 solo su Allemande inicial, fascinando de nuevo con su elegante modulación y portentoso dominio de la respiración, que se hizo más palpable aún en los vertiginosos movimientos rápidos del resto de obras que resolvieron con encomiable sentido del ritmo y la compenetración.

Como propina ofrecieron Ven ahora, Salvador de los gentiles, también de Bach, que Oberlinger definió como popular canción de Navidad alemana. A la salida volvimos a enfrentarnos a la vorágine con la que la ciudadanía está entregada a la Semana Santa, prácticamente como si no hubiera ocurrido nada, con calles atestadas, terrazas invadidas y colas en las iglesias. Un auténtico peligro justo cuando acabábamos de salir de nuestro refugio en uno de esos centros culturales tan castigados por nuestras mediocres autoridades. Y hoy toca seguir el plato fuerte del Femás, el estreno de Argippo de Vivaldi a cargo de Fabio Biondi, Vivica Genoux y Europa Galante, en inapropiado streaming como solución a una inexplicable medida anticovid,  o mejor dicho explicable si imperase algo más de coherencia.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

viernes, 26 de marzo de 2021

UN CONCIERTO MARCADO POR EL DESALIENTO

4º Concierto de abono (Ciclo 30 aniversario) 2020-2021 de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Leonel Morales, piano. Pablo González, director. Programa: Concierto para piano nº 1 en Re menor Op. 15, de Brahms; Sinfonía nº 8 en Sol mayor Op. 88, de Dvorák. Teatro de la Maestranza, jueves 25 de marzo de 2021

Llegamos ayer tarde al Maestranza compungidos por las nuevas noticias, una nueva limitación de aforo para un teatro que no se lo puede permitir y le obliga a cerrar de nuevo sus puertas, dejando en la estacada citas tan esperadas como el Argippo de Europa Galante (que solo podrá disfrutarse en streaming), el concierto de la Orquesta Joven de Andalucía y el siguiente programa de la ROSS, con Martínez Izquierdo y el clarinetista Kari Kriiku interpretando a Sibelius y Saariaho. Medidas que no alcanzamos a comprender, por mucho que el mundo entero haya decidido blindar museos y centros culturales, teatros y salas de concierto incluidas, ya que si algo se ha demostrado en nuestro país es que no existe lugar más seguro y mejor protegido, con distancias, geles y tomas de temperatura rigurosas, que los teatros. Nada que ver con esas terrazas colapsadas de gente sin mascarilla aunque no estén consumiendo, o de aviones a tope compartiendo fila codo con codo con gente desconocida, o con esos inexistentes controles con los que nos amenazan continuamente pero que apenas asoman ni en Barajas ni en Santa Justa ni ningún otro lugar.

Vivimos tiempos invadidos por la incoherencia y el desatino mientras hemos puesto nuestra vida en manos de políticos que dan palos de ciego y adoptan medidas aleatorias, faltas de imaginación y rigor. No nos rebelamos contra la cordura y la responsabilidad, somos conscientes de la gravedad de la situación y nos solidarizamos con quienes más la padecen, pero mejor en un escenario de igualdad y equidad que no convierta a unos ciudadanos en peor categoría frente a otros, discriminados por territorios, edades y cualquier día hasta por raza y condición sexual. Volvemos así a la polémica que más se ha extendido en estos últimos días, ¿por qué pueden venir a divertirse gente de fuera y no podemos nosotros visitar a nuestros seres queridos en otras provincias dentro y fuera de Andalucía? Salvar la hostelería se ha convertido en tal prioridad que todo vale, hasta acabar con nuestra paciencia y buena voluntad.

Una orquesta imprescindible

Recuerdo cuando era muy joven la pobreza musical que había en Sevilla. Una Bética Filarmónica escuálida e intermitente y unas Juventudes Musicales que siempre han estado ahí batallando y promoviendo lo imposible, eran los únicos pilares a los que asirse. Con los fastos del 92 llegó la Sinfónica y sus maestros y maestras irremediablemente venidas de fuera. Apenas unos años después asomó la Barroca y en una década la Fundación Barenboim-Saïd. Ellos y algunos otros agitadores musicales cambiaron radicalmente el panorama, y de eso se beneficiaron nuestros conservatorios y su alumnado, cristalizando en proyectos hoy tan admirados como, por ejemplo, la Sinfónica Conjunta. De la ROSS ha aprendido nuestro profesorado y se ha beneficiado el alumnado; negar esto sería tan injusto como inmerecido. Gracias a la excelencia que nos ha acompañado en estos últimos treinta años que ahora se conmemoran entre quebraderos de cabeza para los sufridos gestores de la orquesta y el teatro, se pueden edificar conciertos como el de ayer, que lamentablemente no se podrá disfrutar hoy. Alcanzar tal nivel de expresividad, adaptarse con tanta precisión a la atmósfera diseñada por su director y dialogar con tanto acierto con la sensibilidad del pianista no es tarea fácil para ningún conjunto sinfónico, y el nuestro lo logró cum laude. Y no es nada fácil porque además se trata de páginas muy transitadas por la orquesta, presta así a verter en ellas todos los vicios adquiridos, lejos de transmitir nuevos matices y decir cosas nuevas como así se hizo.

La que empezó siendo una sonata para dos pianos, derivó en proyecto de sinfonía por sugerencia de Schumann, y acabó en un híbrido que compenetra ambas disciplinas en forma de un concierto para piano como nunca antes se había planteado, y en el que la orquesta tiene tanto peso como el solista y aborda una gramática tan compleja como la suya, encontró en músicos, solista y batuta una lectura muy a la altura. Ofrecieron una versión compungida, a veces incluso desasosegante y hasta terrorífica, marcada por fuertes contrastes, una profunda melancolía y una atmósfera sombría. Leonel Morales, pianista cubano afincado en España, cuyo hijo también pianista tocó en la Sala Manuel García hace unos años, hizo una lectura expansiva y generosa en sensibilidad, recogido y doloroso en un adagio de exacerbado lirismo, y brillante y vigoroso en el allegro final, marcado siempre por una profunda reflexión en una partitura que ha aprendido de memoria durante el confinamiento. Pablo González, actual director de la Orquesta de Radiotelevisión Española, añadió aún más inquietud y oscuridad a una página ya de por sí profusa en ello, equilibrando su belleza melódica con su carácter áspero y brillantez formal.

Con la Sinfonía nº 8 de Dvorák el espíritu cambió radicalmente, desgranando toda el optimismo y el sosiego que desprende la obra. Todo fue robustez, luz y alegría, potenciando el carácter eminentemente danzante y pastoral de la pieza. La suya fue una lectura exaltada pero en su justa medida, guardando siempre el equilibrio, marcando dinámicas y modulando la tensión romántica inherente a esta bellísima página. Así hasta llegar a su solemne movimiento final, introducido en su justo tono por la arcaizante llamada de las trompetas y seguido por el elegante y cálido mecer de los violonchelos, siguiendo el estilo rapsódico que caracterizó también al concierto brahmsiano y que tan bien ilustra esa admiración del hombre por la naturaleza que inspira e informa la obra. Antes, Morales agradeció emocionado la oportunidad de volver a tocar con orquesta y tuvo unas palabras de recuerdo para el recientemente fallecido Antón García Abril, tras lo cual tocó como propina la Malagueña de Lecuona.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

jueves, 25 de marzo de 2021

THE MAURITANIAN Falso culpable

Reino Unido-USA 2021 129 min.
Dirección
Kevin Macdonald Guion Rory Haines, Sohrab Noshirvani y M.B. Traven, según el libro de Mohamedou Ould Slahi Fotografía Alwin H. Kuchler Música Tom Hodge Intérpretes Tahar Rahim, Jodie Foster, Shallene Woodley, Benedict Cumberbacht, Zachary Levi, Corey Johnson, Langley Kirkwood, Baya Lelal, Denis Ménochet, David Flynn, Darron Meyer, Arthur Falko, Michelle Allen, Stevel Marc, Walter van Dyk Estreno en Estados Unidos 12 febrero 2021; en España 19 marzo 2021

La prisión de Guantánamo es sin duda uno de los fracasos más estrepitosos y de los mayores motivos para la vergüenza y el descrédito que ha tenido Estados Unidos, supuesta cuna de las libertades y los derechos humanos, en lo que va de siglo. Si bien es legítimo que hunda su razón de ser en los espantosos crímenes terroristas del 11 de septiembre de 2001, no se justifica de ninguna de las maneras que durante tanto tiempo casi mil presos fueran retenidos y torturados sin cargos ni juicios en aquella base naval ubicada en Cuba. La historia de uno de ellos, Mohamedou Ould Slahi, sirve de base para este film dirigido por alguien tan curtido en el documental, especializado en el retrato de estrellas de la música como Bob Marley, Mick Jaegger o Whitney Houston, como en ficción de denuncia en cintas como El último rey de escocia o La sombra del poder.

Justo después de retratar la vida en un día en 2020, se embarca en esta cinta ambiciosa y aseada que no consigue sin embargo mostrar en toda su extensión el drama de quien sufre tal humillación y represión sin sentirse culpable. El tema del falso culpable ha sido tratado en varias ocasiones por Hitchcock con resultados muy superiores a los alcanzados por el artesano Macdonald. Ese sufrimiento, esa sinrazón y la crisis psicológica que arrastra fue analizada en Falso culpable con una precisión que este film no alcanza ni de lejos, a pesar de tratar una situación mucho más trágica y aún más injusta que el drama de Manny Balestrero. Se agradece sin embargo que a pesar de su endeblez, no pretenda ser un producto morboso que se recree en torturas y barbaridades, por mucho que éstas ocupen un pequeño segmento de la narración, la cual se presta a diversos formatos de pantalla según cuente la actualidad, con la investigación y defensa de las abogadas Nancdy Hollander y Teri Duncan como motivo principal, los flashbacks del pasado o las penurias vividas en la prisión, por cierto aun abierta a pesar de las innumerables promesas de Obama de cerrarla.

Quizás lo mejor de la película, además de las esforzadas interpretaciones de Tamar Rahim (Un profeta, El pasado, La legión del águila, también de Macdonald) y Jodie Foster, que logró un Globo de Oro que no se ha traducido en nominación al Oscar, sea el retrato amable y sentimental, profundamente emotivo y humano del protagonista, cuyo talante alegre y desenfadado se evidencia en las previsibles secuencias reales de los títulos finales, demostrando lo que posiblemente sea el leit motiv de la película y forma parte de un Islam del que solo conocemos su lado más perverso y seguramente incorrecto, que perdonar nos hace más libres.

miércoles, 24 de marzo de 2021

LOS TRADUCTORES Una artificiosa intriga con diez negritos

Título original: Les traducteurs
Francia 2019 105 min.
Dirección
Régis Roinsard Guion Régis Roinsard, Daniel Presley y Romain Compingt Fotografía Guillaume Schiffman Música Jun Miyake Intérpretes Lambert Wilson, Olga Kurylenko, Riccardo Scarmacio, Sidse Babett Knudsen, Eduardo Noriega, Alex Lawther, Anna Maria Sturm, Frédéric Chau, Maria Leite, Manolis Mauromatakis, Sara Guiraudeau, Patrick Bauchau Estreno en Francia 29 enero 2020; en España 18 marzo 2021

Aunque el punto de partida resulta interesante, la artificiosidad que inunda todo el metraje hace que se trate de un film cuanto menos malogrado. Se trata de la típica intriga a lo Agatha Christie aprovechada en un guion que paradójicamente no se basa en ninguna novela previa aunque pueda parecer justamente lo contrario. Y es que se ambienta en el mundo de las editoriales, como una especie de crítica velada a la ferocidad con la que actualmente se publican best sellers en las grandes corporaciones del gremio, especialmente sagas, la mayoría de las veces de poca enjundia literaria pero mucha aceptación popular.

En este contexto varios traductores y traductoras de todo el Mundo son convocados para encerrarse en un búnker y comprometerse a no desvelar ningún contenido de la novela sobre la que han de trabajar, con el fin de evitar la piratería. En el momento en que esto se incumple, se trata de averiguar quién y cómo lo ha hecho, lo que debiera dar lugar a una intriga mucho más absorbente e ingeniosa de la que finalmente obtenemos, sostenida en disparates sin tregua ni justificación. Desde el momento en que el director, de quien aquí apenas hemos visto la comedia romántica Populaire, no saca provecho alguno de su multinacional reparto, algunos de cuyos personajes quedan absolutamente desdibujados, mientras otros apenas con plausibles y muchas veces hasta histriónicos, la cinta naufraga estrepitosamente.

A eso hay que añadir su vocación trascendental y ambiciosa, tampoco buenos aliados de un entretenimiento que solo debiera resultar inquietante e ingenioso. Al final queda meramente como un divertimento lujoso y de buena factura en la que debemos incluir la atractiva banda sonora de Jun Miyake.

SOLO LAS BESTIAS Intensa intriga circular

Título original: Seules les bêtes
Francia 2019 117 min.
Dirección
Dominik Moll Guion Gilles Marchand y Dominik Moll, según la novela de Colin Niel Fotografía Patrick Ghinghirelli Música Benedikt Schiefer Intérpretes Denis Menochet, Valeria Bruni Tedeschi, Laure Calamy, Nadia Tereszkiewicz, Damien Bonnard, Bastien Bouillon, Guy Roger “Bibisse” N’Drin, Fred Ulysse Estreno en el Festival de Venecia 28 agosto 2019; en Francia 4 diciembre 2019; en España 12 marzo 2021

Extraña a la vista de los resultados que esta película solo arañara dos nominaciones a los César en su edición de 2019, a mejor guion adaptado y mejor actriz secundaria, una estupenda Nadia Tereszkiewicz que sí logró el premio a la mejor actriz en el Festival de Tokio, donde el público también le entregó su galardón. Extraña porque se trata de una de esas intrigas absorbentes construidas como una maquinaria de relojería, ambientada muy intencionadamente en un fascinante contraste entre una invernal y nevada montaña francesa y el tórrido clima africano en el que se desarrolla buena parte de su intrincada trama.

Extraña también porque tiene un reparto sensacional en el que a los valores seguros que representan Denis Menochet y Valeria Bruni Tedeschi se unen la mencionada joven actriz, la encantadora Laure Calamy, el intrigante Damien Bonnard y el joven Bibisse de tan extraordinaria expresividad. Todos ellos al servicio de un impecable guion basado en una novela cuyo autor, Colin Niel, tiene un breve cameo en la película, y que gira en torno a un trágico acontecimiento contado desde diversos puntos de vista hasta ir encajando en un puzzle que quizás se apoye en algún que otro convencionalismo pero logra atraer nuestra atención a la vez que sugerirnos una serie de impresiones sobre el salvajismo que todavía impera en muchos de nosotros, los instintos más básicos, la desigualdad entre hemisferios y la falta de comunicación y entendimiento que hace muchas veces que seamos más animales que los propios que nos rodean, ya sean los que habitan en granjas galas o los que viajen a lomos de un motorista en las calles de Abiyán.

Su director, Dominik Moll, debutó en 2000 con la emblemática Harry, un amigo que os quiere, que supuso además el inicio de Sergi López en su ascendente carrera francesa. Tras dirigir a Vincent Cassel en El monje, esta película es quizás lo más interesante que ha hecho hasta la fecha, con una elaborada intriga y una intensidad emocional a la que su escenario nevado añade más inquietud, todo lo cual hace que merezcan perdonarse algunos caprichos de guion cuya encomiable intención no justifica no haber echado mano de un mayor ingenio para su resolución. 

martes, 23 de marzo de 2021

RAYA Y EL ÚLTIMO DRAGÓN Entretenida y constructiva

Título original: Raya and the Last Dragon
USA 2021 114 min.
Dirección
Don Hall, Carlos López Estrada, Paul Briggs y John Ripa Guion Qui Nguyen, Adele Lim, Kiel Murray y Dean Wellins Música James Newton Howard Voces (en versión original) Kelly Marie Tran, Awkwafina, Izaac Wang, Gemma Chan, Daniel Dae Kim, Benedict Wong, Jona Xiao, Sandra Oh, Alan Tudyk Estreno en España y Estados Unidos 5 marzo 2021

Hemos llegado a la paradoja de que mientras joyas de la incombustible y voraz Disney como Soul se estrenan en plataformas digitales, otros productos menos ambiciosos llegan a las salas de cine. Es lo que le ha ocurrido a este cuento de corte oriental que no por ello merece desdén alguno. Muy por el contrario, nos encontramos ante un film insólito por ser el primero en rodarse en pleno confinamiento y, según rezan sus títulos de crédito finales, mediante la colaboración de todos y cada uno y una de sus responsables trabajando on line desde casa. Es decir, que hasta para hacer una película, y buena, se puede teletrabajar y de paso descongestionar el planeta y facilitar la vida laboral y familiar de las personas.

Pero Raya no destaca solo por eso sino por mostrar con una caligrafía sencilla y entendible por todos, especialmente los más pequeños, su constructiva historia sobre solidaridad entre pueblos, búsqueda de la reconciliación y trabajo conjunto por lograr una paz imperecedera. A la vez su protagonista se revela como mujer decidida, luchadora, independiente y guerrera sin que tengamos que asistir a ningún proceso previo de emancipación, como ocurría hace veinte años con Mulan. Se agradece también que no haya ningún príncipe, y es más, que la relación con la supuesta villana sea lo suficientemente ambigua como para albergar algún tipo de sexualidad diversa, todavía inédita en este tipo de producciones.

Lástima que percibamos en esta ocasión un menos esmerado cuidado por el diseño de personajes, algunos de los cuales parecen a menudo toscos y de animación algo burda. Pero incluso esto se compensa con un diseño artístico espectacular y unas luchas acrobáticas como nunca antes habíamos visto en una cinta de estas características. Podemos, en definitiva, recomendar dejarse llevar por las buenas intenciones, las novedades conceptuales y el diseño espectacular de esta nueva entrega de la infinita productora norteamericana.

lunes, 22 de marzo de 2021

BAJOCERO Intriga angustiosa pero oportunista

España 2021 106 min.
Dirección
Lluís Quílez Guion Fernando Navarro y Lluís Quílez Fotografía Isaac Vila Música Zacarías M. de la Riva Intérpretes Javier Gutiérrez, Karra Elejalde, Luís Callejo, Patrick Criado, Andrés Gertrudix, Isak Férriz, Miquel Gelabert, Édgar Vittorino, Florín Orpitescu, Álex Monner, Sebastián Haro Estreno en Neflix 29 enero 2021

Hubo un tiempo en que envidábamos al cine americano por su riqueza de recursos y fantaseábamos con todo lo que seríamos capaces de hacer con sus generosos presupuestos. Hace tiempo sin embargo que, aunque sin contar con tanto lujo de posibilidades, manejamos presupuestos holgados solo para demostrar que la mayoría de las veces no sabemos muy bien qué hacer con ellos. Le pasa también a esta película de Lluís Quílez, otro de nuestros jóvenes cineastas formados en Estados Unidos, donde dirigió su primera y olvidable película, un disparate de terror titulado Out of the Dark. Desde entonces ha dirigido un par de cortometrajes y ahora renace con este thriller con un interesante punto de arranque y más de una irregularidad y detalle discutible en su desarrollo.

De partida nos parece oportunista y de poco gusto basarse sin disimulo en un célebre y lamentable caso que sacudió a la sociedad española hace ya más de una década y aun se mantiene sin resolver, para convertirlo en excusa de cine de acción al más puro estilo Rambo. Aun así si la historia y los giros de guion no estuvieran tan plagados de disparates, lagunas y lugares comunes, todavía quedarían motivos para congratularnos. Siendo generosos alabaremos el trabajo de sus actores, su impecable puesta en escena, los holgados efectos especiales y cierta pericia para crear situaciones angustiosas y una considerable intriga.

Dudamos sin embargo que el actor elegido para liderar el reparto, un Javier Gutiérrez que tiene que entenderse con un variopinto grupo de delincuentes, dé la talla como policía local, teniéndose en cuenta que deben medir un mínimo, 1’65 cm que no estamos muy seguros que alcance el actor, encasillado en papeles de duro cuando lo suyo siempre fue la comedia. Y desde luego damos un tirón de orejas, nunca mejor dicho, a quien permitió que otro policía, el interpretado por Isak Férriz, luzca pendiente, algo prohibido por el cuerpo.

domingo, 21 de marzo de 2021

UNA CONJUNTA SOBRIA Y LUMINOSA

Concierto nº 3 de la 10ª temporada de la Orquesta Sinfónica Conjunta. Juan García Rodríguez, dirección. Programa: Sinfonía nº 6 en Do mayor D.589, de Schubert; Sinfonía nº 41 “Júpiter” en Do mayor K.551, de Mozart. Auditorio ETS Ingeniería, sábado 20 de marzo de 2021


Las medidas extremadamente restrictivas que mantiene la Universidad en sus eventos multitudinarios provocaron que apenas unas setenta personas pudieran asistir a este tercer concierto de temporada de la Sinfónica Conjunta en el Auditorio de Ingenieros. El resto aun puede seguirlo a través del
canal youtube del CICUS (Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla). Nosotros pudimos constatar una vez más el extraordinario esfuerzo que está haciendo Juan García para, a pesar de contar lógicamente con una plantilla diferente en cada temporada, mantener el nivel de excelencia y dignidad que ofrece la orquesta y que nos sigue dejando perplejos y encantados a sus admiradores.

En esta nueva entrega la orquesta mantuvo el mismo esquema y hasta los mismos autores que en la cita anterior, que García abordó con un ímpetu inusitado y una energía desbordante. Dos páginas imperecederas de la música universal, la Sexta de Schubert y la Júpiter de Mozart, en versiones tan aseadas como luminosas y a la vez serias, como marca el tono elegido para la ocasión, Do mayor. A estas alturas ya ni siquiera alcanzamos a imaginar el trabajo titánico que habrá de realizar el director para seguir manteniendo un nivel tan extraordinario, tanto que si no tuviésemos la ROSS ésta sería una muy buena formación para representarnos en las salas de concierto de la ciudad; claro que eso sería la pescadilla que se muerde la cola, porque sin la plana de maestros y maestras de la Sinfónica de Sevilla estos jóvenes intérpretes no habrían recibido seguramente la educación musical que les hace mantener tan satisfactorio nivel.

Conocida como Pequeña Sinfonía en Do mayor de Schubert, en contraposición a la Novena, la Grande en la misma tonalidad, se denota en esta sensacional y amplia página la influencia de Beethoven y Rossini, algo que hizo posible una plantilla en la que técnica y expresividad se fundieron para ofrecer toda la gama de colores y dinámicas que la página exige, con un trabajo espléndido de los metales, muy importantes en su desarrollo, y unos relieves y matices ampliamente trabajados. En un lenguaje eminentemente clásico, sin rubato alguno y frases secas y robustas sin llegar a ser ásperas, el conjunto logró resultar vivo y saltarín en el allegro inicial, sencillo y sereno en el andante, suntuoso y perfectamente ritmado en el scherzo, y alegre y espontáneo en el allegro final, sin perder mordacidad ni carácter irónico, todo un logro del director pero también de los muy disciplinados y precisos jóvenes intérpretes.

Robusta y autoritaria resultó la Sinfonía nº 41 de Mozart desde su arranque hasta el furioso final con el que la coronaron García y la cincuentena de jóvenes convocados para la ocasión. Una interpretación que se basó también en el equilibrio y la proporción, y que no escatimó en opulencia y hasta cierta arrogancia, destacando además de una cuerda en perfecta armonía y unos graves refulgentes, un trabajo sensacional de metales y timbales y una combinación de agilidad y musicalidad al alcance de conjuntos muy informados y experimentados; recordemos que éste trabaja en prácticas.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

BACH EN EL CAFÉ ZIMMERMANN

38º FeMÁS. Café Zimmermann. Manfredo Kraemer, concertino. Programa: Los seis Conciertos de Brandeburgo de Bach BWV 1046-1051. Espacio Turina, sábado 20 de marzo de 2021


Desde su propio nombre, el conjunto barroco francés Café Zimmermann evoca el famoso establecimiento hostelero que conoció en Leipzig el estreno de numerosas obras de Johann Sebastian Bach. Tras un percance sufrido a última hora por el violinista Pablo Valetti, fundador y director del grupo junto a la clavecinista Céline Frisch, ha sido el también argentino Manfredo Kraemer quien se ha puesto al frente de esta gesta de la orquesta interpretando del tirón los seis conciertos agrupados bajo el título Brandeburgo del compositor alemán. Nuestra Barroca abordó también el imprescindible conjunto instrumental en este mismo Festival de Música Antigua hace varias ediciones, pero creemos recordar que fue en dos sesiones distintas. Ahora precisamente Kraemer, que tantas veces ha colaborado con el conjunto sevillano, ha sustituido con éxito y evidente profesionalidad al mítico fundador de Café Zimmermann y nos ha brindado la oportunidad de disfrutar con esta excelsa e irrepetible música en versiones deliciosas y muy bien informadas.

Estos conciertos, que en un principio no constituían un conjunto, sirvieron al autor como salvoconducto para conseguir un puesto en Berlín, para lo que los entregó en 1721 al tío del rey Federico Guillermo I, margrave de Brandeburgo, procedentes de distintos conciertos para varios instrumentos en función de los efectivos con los que Bach contaba en la Corte de Köthen, y que revestían una considerable dificultad. El conjunto los abordó con energía, tempi rápidos y mucho ímpetu, pero exigen una serie de virtuosos solistas que no siempre encontraron en los por otro lado excelentes integrantes de Café Zimmermann el grado justo de equilibrio y solemnidad. Así, mientras la admirada Céline Frisch nos cautivó con su excelente, vívida y efusiva digitación en el quinto de los conciertos, quizás el primero de toda la historia de la música con el teclado como solista, mostrándose especialmente esmerada en las cadencias del allegro inicial, el duelo de violas entre Mauro Lopes y Martina Bischof no encontró el punto justo de equilibrio y compenetración en el Concierto nº 6, la trompeta de Gabriel Cassone sonó clara y majestuosa en el segundo, y el violín de Kraemer sonó crispado y fuertemente aristado y agresivo en el número cuatro con el que se inició de forma aleatoria la exhibición.

Pero si algo destacó en todo momento fue un magnífico continuo, con Frisch sacando el máximo partido al instrumento que tan gentilmente prestó el clavecinista sevillano Alejandro Casal, y violonchelos y contrabajo potenciando el cuerpo de un conjunto bien ensamblado, compacto, que deambuló entre los dieciocho integrantes del nº 1 BWV 1046, cuyo minueto final tan del gusto francés se saldó con una interpretación amable y distendida, y la formación en cámara de los ya citados 5 y 6, en cuyo movimiento lento la formación alcanzó a transmitir su aire profundo y meditabundo. A destacar también en el lado positivo el buen trabajo de las flautas frente al más complejo y no siempre satisfactorio de las muy difíciles trompas, dentro de un conjunto que dio una visión muy amplia y a ratos fascinante de una de las colecciones instrumentales más importantes de la música barroca y la música en mayúsculas en general. Kraemer, Frisch y el resto de excelentes colegas repasaron todo el álbum en apenas dos horas, lo que considerando los cambios preceptivos de combinaciones instrumentales entre unos y otros conciertos, da idea de la precisión con la que abordaron este ciclo y todo ese amplio abanico de colores sin apenas precedentes que presenta.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

sábado, 20 de marzo de 2021

ARTETA, HERRERA Y MACÍAS: SOBERBIO ESPECTÁCULO A TRES

Recital lírico. Ainhoa Arteta, soprano. Nancy Fabiola Herrera, mezzosoprano. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Lucas Macías, dirección. Programa: Preludios, arias, dúos y romanzas de Saint-Saëns, Charpentier, Offenbach, Puccini, Verdi, Ponchielli, Chueca, Guerrero, Barbieri, Giménez, Bernstein y Balbastre. Teatro de la Maestranza, viernes 19 de marzo de 2021


Un mes después del espléndido recital de Mariola Cantarero e Ismael Jordi, el Maestranza volvió a encandilarnos con un espectáculo a la altura de un gran teatro de la ópera, esta vez además con el lujo añadido de contar en el escenario, gracias a la colaboración de Antea Prevención, con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Apenas unos días después de verlas juntas en televisión, en el primer programa de la nueva temporada del talent show Prodigios, Arteta otra vez como miembro del jurado y Herrera como invitada suya, las dos divas demostraron que merecen el calificativo con un derroche de talento extraordinario y una capacidad para hacer espectáculo solo al alcance de pocas estrellas. La sintonía entre ellas estuvo además avalada por una extraordinaria participación del joven oboísta y director de orquesta onubense Lucas Macías, capaz de extraer de nuestra orquesta un brillo y una suntuosidad solo al alcance de las batutas más sensibles y experimentadas.

En efecto, ya desde la Bacanal de Sansón y Dalila el joven de Valverde del Camino exhibió una enorme capacidad para conseguir que cada plano sonoro estuviera en su sitio, percibiéramos con claridad las texturas y matices de la partitura y vibráramos con el destello de voluptuosidad y erotismo que expide la música de Saint-Saëns. Prometieron una velada de alta temperatura y desde luego las piezas que la enmarcaron lograron con creces su cometido. Siguiendo el esquema clásico de pieza instrumental, aria o romanza alternada para cada voz, dúo y vuelta a empezar, el Intermezzo del segundo acto de Manon Lescaut de Puccini sonó en manos de Macías melancólico y profundamente sentimental, de un lirismo exacerbado y conmovedor, mientras en el Preludio de El bateo de Chueca fue capaz de transmitir todo el sabor costumbrista madrileño que rezuma la partitura sin excesos ni salidas de tono, de igual forma que logró captar el estilo cómico y alegre, en una línea eminentemente rossiniana, que Bernstein imprimió en la famosa Obertura de Candide. Y no digamos el extremado mimo y consideración con que se lanzó a acompañar a las dos divas este flamante fichaje de la Orquesta Ciudad de Granada.

Dos grandes personalidades

Vinimos a escuchar voces y vaya si salimos satisfechos y satisfechas. Arteta comenzó algo irregular, con roces, cambios bruscos de color y pérdida ocasional de la línea de canto, perdiéndose la oportunidad de sacar todo el potencial del precioso Depuis le jour de Louise de Charpentier, que tan poco se representa pero fue muy popular en su tiempo, hasta el punto incluso de suscitar una película que dirigió Abel Gance y protagonizó la soprano americana Grace Moore en 1939. Pero pronto se recuperó y revalidó esa espléndida sintonía que le une al público sevillano con una Barcarola de Los cuentos de Hoffman impecable junto a su compañera de reparto, y sobre todo una desacerbada, trágica y sufrida interpretación del célebre Sola, perduta, abbandonata que Manon canta en el desierto de Nueva Orleans cuando cree haber perdido el amor de De Grieux. Su torrente de voz en los agudos y un sensacional trabajo de modulación provocaron una de las mayores ovaciones de la noche. Después, en la tradicional segunda parte dedicada a la zarzuela, entonó un No me duele que se vaya, de La rosa del azafrán, con una considerable dosis de temperamento aunque sin perder nunca el buen gusto y la elegancia

Desde su primera aportación, el conmovedor Mon coeur s’ouvre á ta voix que Dalila canta a Sansón en el título que ella misma protagonizó en la pasada temporada, Nancy Fabiola Herrera demostró conservar una capacidad expresiva y una línea de canto ejemplar, que se mantuvo en la Barcarola a dúo y en el espeluznante Racconto de la gitana Azucena de Il trovatore, así como en Sierras de Granada, con otra gitana apasionada, esta vez la enamorada María la Tempranica, después de encandilarnos en el dúo É un anatema de La Gioconda, una ópera de Ponchielli más interesante de lo que vaticina su popular Danza de las horas, y el exquisito Niñas que a vender flores de Los diamantes de la corona, título de Barbieri que pudimos disfrutar en su integridad hace cinco años, que las dos entonaron haciendo gala de una compenetración y una complicidad envidiable. Aunque nada como el número que cerró el espectáculo, motivo de sobra para afirmar que subió la temperatura, extraído de la insólita Los presupuestos de Villapierde, otra ocasión que brinda Balbastre (La corte de faraón) para que las cantantes exhiban un fuerte erotismo y sensualidad, esta vez dando vida a las dulces Caña y Remolacha con una enorme carga sicalíptica y revoltosa, muy en línea sticky & sweet.

Nunca antes, creemos recordar, habíamos disfrutado de los bises no al final sino intercalados en los números finales programados. Así, la mezzo cantó fuera de programa una sensacional Habanera de Carmen antes del Candide de Bernstein, aprovechando para pasear y lucir encanto por el estrechísimo corredor que quedó entre orquesta y foso, mientras Ainhoa Arteta mantuvo la línea introducida con el título del compositor de West Side Story, entonando en perfecto estilo y alarde de potentísima voz un Summertime de Gershwin antológico. Aunque lo cierto es que nos quedamos con ganas de que ofrecieran más propinas, alguna a dúo.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

viernes, 19 de marzo de 2021

EN RECUERDO DE ANTÓN GARCÍA ABRIL

¿Quién nos iba a decir hace apenas tres días, cuando escribíamos en estas mismas páginas del espectáculo que en torno al film Semana Santa de Manuel Gutiérrez Aragón que organizó el Maestranza a comienzos de esta semana, que el arreglista y adaptador de su banda sonora, Antón García Abril, nos dejaría antes de ayer a los 87 años de edad? Antes de José Nieto o Alberto Iglesias el cine español tuvo un compositor estrella, de esos cuyo nombre parece bordado en oro, que destacó seguramente por encima de otros de su generación como Augusto Algueró o Waldo de los Ríos, más populares quizás que él pero que no atesoraron en su currículo tanta diversidad y excelencia como él. Como fundador del Grupo o Generación del 51, junto a otros insignes compositores como Luis de Pablo o Cristóbal Halffter, jamás abandonó su faceta de compositor quizás mal llamado serio, pero que todos comprendemos su significado, el de música destinada a las salas de concierto, a la investigación y al desarrollo de la cultura. Y aquí tuvimos muchas y buenas muestras de esa faceta suya, ya fuera en conciertos de la Sinfónica de Sevilla (Cantos de Pleamar) o abordando sus innumerables canciones en recitales celebrados entre otros espacios en los Jardines del Alcázar.

Pero fue en la música cinematográfica donde más se popularizó su trabajo y profesionalidad. Aquí mismo, en Sevilla, inauguró los Encuentros de Música de Cine allá por 1986, cuando celebró en el entonces Teatro Álvarez Quintero (ahora Espacio Turina) conciertos en homenaje a Joaquín Turina o a su propia música, el mismo año en el que Georges Delerue dirigió música de Maurice Jaubert. Siempre recordaremos las magníficas sintonías televisivas de García Abril, con especial mención para El hombre y al tierra, de sabor inconfundiblemente africano, pero también en el recuerdo magníficas composiciones para programas como Punto de encuentro, un intento de revitalizar los nexos con la comunidad hispanoamericana tras 300 millones, que dirigió Pedro Macías, o la mítica sintonía de Deportes en TVE a ritmo de galop.

Gran melodista siempre recordaremos sus partituras para series como Fortunata y Jacinta, Anillos de oro, Segunda enseñanza o Ramón y Cajal, y no olvidaremos que antes de que Burt Bacharach ganara el Oscar por Dos hombres y un destino, con sus daba daba daba da de South American Getaway, nuestro compositor ya había experimentado con los coros femeninos en Sor Citroen y El turismo es un gran invento. Como una especie de Morricone nuestro, que también podríamos considerarlo, nos queda la excelente muestra del spaghetti western Adiós, Texas, e incursiones en el giallo como El perro o el terror casposo en La noche de Walpurgis, donde se permitió experimentar con el sonido como hiciera en sus obras de corte más vanguardista. Sin olvidar su larga colaboración con Mario Camus en más de una docena de títulos entre películas y trabajos para la televisión, entre los que destacan Los pájaros de Baden Baden, Los camioneros, La colmena, Los desastres de la guerra o Los santos inocentes, otra destacada incursión en el folclore y la idiosincrasia ibérica.

Aunque sin duda uno de sus trabajos más logrados fue para el telefilm británico Monseñor Quijote, basado en la novela de Graham Greene y con Alec Guinness como protagonista. Sin duda un gran hombre de cultura, un destacado miembro de la comunidad cinematográfica y musical española sobre todo del siglo XX, y una personalidad a recordar y echar de menos para siempre.


martes, 16 de marzo de 2021

SEMANA SANTA EN EL RECUERDO Y EL SENTIMIENTO

Semana Santa. Manuel Cuevas, saetero. Banda de la Centuria Macarena. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Alfonso Casado, dirección. Programa: Proyección de la película “Semana Santa” de Manuel Gutiérrez Aragón con música en directo. Teatro de la Maestranza, lunes 15 de marzo de 2021

Dijo Juan Lebrón en alguna ocasión que nunca olvidará aquella tarde del 10 de abril de 1992 cuando su proyecto más querido y ambicioso hasta el momento, Semana Santa, vio la luz. Fue en el Cine Alameda, ahora pendiente de una demolición inmediata y entonces emblema de una Sevilla moderna que supo apostar dos décadas antes por los nuevos formatos de exhibición cinematográfica, levantando el primer multicines de Andalucía y uno de los primeros de España. Para él, que más tarde se aliaría con Carlos Saura para hacer realidad dos de los musicales más acariciados por el director aragonés, Sevillanas y Flamenco, aquella fue una de las tardes más felices de su vida, según ha confesado en más de una ocasión, como posiblemente lo sea ésta, en que la Sinfónica de Sevilla tocó en el Maestranza las inmortales marchas procesionales que en su día acompañaron las imágenes de Gutiérrez Aragón al son de la Filarmónica de Londres. Hace un par de años los cines recuperaron esta joya del documental hispalense, y el pasado tendría que haber protagonizado un circuito por distintas cámaras de comercio, frustrado por la actual situación sanitaria. Ahora le ha tocado el turno de quitarle el polvo con todo lujo de detalles.

Cuando Semana Santa se gestó, la Sinfónica de Sevilla empezaba a tomar forma y aun no se había convertido en una realidad, pero ahora toma el relevo de esa mítica formación londinense ocupando el lugar que merece, ilustrar las imágenes con las que el crítico, escritor, periodista y profesor Carlos Colón y el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón sintetizaron el sentir, el color y el espíritu de la Semana Santa sevillana, y que el gran José Luis Alcaine, hoy asociado a Pedro Almodóvar, hizo realidad. José Salcedo, también habitual en el cine del director manchego, le dio forma definitiva con un minucioso montaje, y a él, que falleció en 2017, está dedicada esta recuperación del mediometraje de Lebrón y Gutiérrez Aragón en remasterización con tecnología 4K. Un sueño hecho realidad desde aquellas oficinas que la entonces puntera productora de Juan Lebrón ocupaba en la Plaza Alfaro del Barrio de Santa Cruz.

Quizás al espectáculo le faltó precisamente eso, un mayor sentido del espectáculo, haber ensamblado mejor y con más sentido todos los estupendos ingredientes convocados. Y es que cada partícipe cumplió a la perfección su cometido, pero en conjunto hubo falta de ritmo y de cohesión, transiciones muertas que podrían haberse resuelto con más pericia y sentido de la oportunidad, y decisiones más acertadas, como por ejemplo haber prescindido de la caja acústica que tanto limita el escenario para poder elevar más la pantalla y evitar así el seccionado de la imagen inferior por el conjunto de percusionistas de la orquesta. Ésta, por cierto, recreó bajo el mando de Alfonso Casado, natural de Alcalá de Guadaira y especializado en musicales y grandes espectáculos, las marchas que en su día arregló el compositor Antón García Abril, autor de hermosísimas bandas sonoras como Fortunata y Jacinta o Los pájaros de Baden Baden. Y con un magnífico preludio a cargo de la banda de tambores y cornetas de los Armaos de la Macarena, que en su día también protagonizaron los sonidos de la película, y la genial aportación del saetero Manuel Cuevas, testimonios de esas voces dormidas desde que comenzó la pandemia y que ahora vuelven a soñar en silencio el regreso a su escenario natural, se dio paso a la proyección de la cinta y la interpretación en perfecto timing de la Sinfónica.

El público asistimos a un ejercicio de nostalgia y profunda melancolía, enfrentándonos a un tiempo, hace treinta años, en el que una bulla, un abrazo, una mirada apasionada o un niño o niña a hombros no representaba más inconveniente que una limitación de movilidad, incrédulos a que algún día podamos volver a vivir esas experiencias sin miedo ni riesgo alguno. Aquella Sevilla, que no es tan diferente de la de ahora pero que ya no existe, albergaba también a todos esos seres queridos que ya no están, y en este punto me gustaría dedicar estas palabras con todo mi cariño y respeto a D. José María Suárez y su esposa, que nos dejaron hace unos días con intervalo de apenas una semana, habiendo sido él Hermano Mayor de San Benito durante muchos y gloriosos años. ¡Cuánto hubiera disfrutado ayer tarde con esta semblanza de nuestra aparcada Semana Santa! El periodista, divulgador y especialista en la materia Paco Robles glosó a su manera, muy particular, los méritos de esta película del director de Habla, mudita y La mitad del cielo, mientras muchos nos preocupábamos si su dificultad para acceder al escenario no se podía haber resuelto de otra forma más ágil y efectiva.

Y finalmente, lo que nos ocupa, la música, la imagen, la emoción y el sentimiento. La dirección de Casado fue quizás más efectista que la muy sutil que García Abril impregnó a la partitura en la banda sonora original de la película, sobresaliendo percusión y llegando en más de una ocasión al exceso decibélico y la confusión entre texturas y matices. Pero nada de eso fue obstáculo para disfrutar con las marchas irrepetibles de Gómez Zarzuela (Virgen del Valle), López Farfán (Pasan los Campanilleros), Pantión Pérez (Jesús de las Penas) o Font de Anta (Soleá, dame la mano), que aunque suene ridículo tantas veces evocan esas músicas épicas de Rózsa o Newman para grandes producciones bíblicas de Hollywood. Una recreación musical que respetó los silencios y sonidos ambientales presentes en la película, y meció los varales y ciriales retratados por Alcaine, todo un perfecto artefacto para arrancarnos el sentimiento y la emoción, mientras recuperábamos aunque fuera en celuloide al Amor, la Macarena, el Gran Poder, los Estudiantes, el Museo, el Cachorro o el mismísimo San Benito. Al final y ante el entusiasmo generalizado, la ROSS ofreció dos propinas, Amarguras de Font de Anta y Estrella Sublime de Farfán, ya oídas en el film pero ahora aisladas de la imagen, aunque ésta permaneciera indeleble en nuestra memoria y candente en nuestra esperanza. Esta tarde volverán a sonar los tambores y cornetas de la Macarena, la voz de Cuevas y nuestra querida Sinfónica acompañando esas añoradas imágenes.

Fotos: Guillermo Mendo
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

domingo, 14 de marzo de 2021

EL SUBLIME RETO BACHIANO DE NICOLAS ALTSTAEDT

38º FeMÁS. Nicolas Altstaedt, violonchelo. Programa: Las seis suites para violonchelo de Bach BWV 1007-1012. Espacio Turina, sábado 13 de marzo de 2021

Hay programas cuyo atractivo reside en el repertorio elegido, otros en sus intérpretes, y el gozo es pleno cuando se dan ambas circunstancias. Desgranar de una sola tacada las seis suites para violonchelo de Bach es un reto extraordinario para cualquier violonchelista y un atractivo por sí solo para cualquier aficionado o aficionada. Un concierto protagonizado por alguien de la magnitud y la celebridad del joven Nicolas Altstaedt es una cita ineludible cualquiera que sea el repertorio programado. Si ambos atractivos inexcusables se unen y complementan en un mismo evento, podemos hacernos una idea de la importancia que cobra la ocasión. Uno de los mayores aciertos de esta edición del Festival de Música Antigua de Sevilla, que solo por celebrarse en las actuales circunstancias rinde cuenta del esfuerzo desplegado, ha sido contar con la presencia en nuestra ciudad de este afamado intérprete, del que a los cronistas solo nos queda corroborar la magnitud de su talento y el brillo de su creatividad.

Esta catedral o biblia musical del violonchelo que fue redescubierta por Pablo Casals, quien consideraba el conjunto un inmenso resplandor espacial y poético, y defendía su interpretación íntegra frente a quienes desdeñaban algunos de sus movimientos o danzas por considerarlas frías y mecánicas, ha merecido desde entonces un lugar prioritario en el repertorio de cualquier intérprete del instrumento que se precie. Pero mientras lo normal es que su ejecución ronde las dos horas y media, sea el propio Casals, Harnoncourt, Maisky o el mismísimo Rostropovich quien las interprete, a este joven prodigio apenas le sirven dos horas para levantar toda su estructura, si bien es verdad que concentra la aceleración de sus tiempos más en las tres primeras suites que en las siguientes.

Esos tempi rápidos y el espíritu concentrado a la vez que flexible y eminentemente comunicador que caracterizó la primera mitad del recital se pusieron ya en evidencia en un preludio de la Suite en Sol mayor BWV 1007 de dinámicas muy marcadas y fuertes contrastes, seguido de una allemande de articulación sobria y distendida. Pero fue la zarabanda de la segunda suite en re menor la que captó más nuestra atención, por su carácter conmovedor y profundamente expresivo, mientras de la tercera destacamos la gracia y agilidad con la que resolvió la primera bourrée, quizás junto al ya citado preludio de la primera la pieza más popular de la serie. A mitad de la misma ya éramos conscientes de la facilidad de Altstaedt para equilibrar virtuosismo y trascendencia con la sobriedad y aparente liviandad que proporciona un instrumento de la época, en este caso un Guadagnini de mitad del siglo XVIII.

Sin embargo lo mejor estaba por llegar, con una mayor dosis de delectación e introspección, el intérprete ofreció una Suite nº 4 voluptuosa, de férrea estructura y majestuosa resolución, una ocasión muy bien aprovechada de explorar todas sus posibilidades armónicas y diversas tonalidades. En la Quinta, tras una breve pausa para abordar la scordatura (sustitución de una cuerda en la por una segunda en sol, lográndose un tono por debajo de lo habitual), nos sorprendió especialmente la zarabanda, profundamente melancólica, en un registro serenísimo y visiblemente apesadumbrado, hiriente para el alma. Y finalmente la nº 6, previo cambio de instrumento para acoplarse a las cinco cuerdas para las que fue concebida, una viola pomposa en su día, y que produce una sonoridad más aguda y una sensación global de virtuosismo y brillantez que Rostropovich llegó a calificar de sinfónica, todo ello dentro de una sucesión de creatividad, introspección, análisis y capacidad de comunicación que derivó en una ocasión muy especial tanto para introducirse en este particular universo musical que propone Bach como para seguir aprendiendo y disfrutando de él. Y prueba de la devoción con que el público siguió el concierto fue el respetuoso silencio observado entre danzas y al dejar respirar la música al final de cada suite.

Artículo publicado en El Correo de Andalucía

viernes, 12 de marzo de 2021

RELIC Demencia senil y problemas familiares

Australia-USA 2020 89 min.
Dirección
Natalie Erika James Guion Natalie Erika James y Christian White Fotografía Charlie Sarroff Música Brian Reitzell Intérpretes Emily Mortimer, Bella Heathcote, Robyn Nevin, Steve Rodgers, Chris Bunton Estreno en en el Festival de Sundance 25 enero 2020; en Australia y Estados Unidos (Internet) 10 julio 2020; en España 12 marzo 2021

Relic
o Reliquia, que seguimos sin comprender por qué no se traducen los títulos, especialmente cuando invita a confusión con otra película de 1997 con la que no tiene nada que ver aunque ambas sean de terror, es el debut en el largometraje de Natalie Erika James, una joven curtida en el cortometraje y la asistencia de dirección. Con esta cinta propone un viaje a la senectud, y más concretamente a la demencia senil llevada a extremos inverosímiles, seguramente con el fin de generar una metáfora sobre la decrepitud humana, la soledad y el deterioro de las relaciones familiares, aunque finalmente lo único que queda, al menos con un mínimo de coherencia, es una película con monstruo rodada en un caserón que empieza primorosamente decorado y acaba hecho añicos, como ocurría con los payasos de la tele en sus programas setenteros.

Aunque en este caso se ha ahorrado el recurrente sótano, es cierto que se ha sustituido por lo que parece un laberíntico duplicado de la casa de la que resulta difícil o casi imposible salir, lo que en cierto modo nos ha recordado a la muy estimable película española La cara oculta. Un ambiente enrarecido, sobre todo gracias a una claustrofóbica y efectista banda sonora a fuerza de ruidos y sensaciones, con la complicidad de un reparto, las tres mujeres protagonistas, abuela, madre e hija, que se toma más en serio la función de lo que cabe por parte del sufrido espectador o espectadora. El tiempo podría hacerle ganar prestigio y acabar convirtiéndose en un título de culto, o quizás pase justamente lo contrario. Premiada en Sitges con una mención especial a la dirección.