Dirección Kevin Macdonald Fotografía Nelson Hume Música Adam Wiltzie Documental Estreno en el Festival de Cannes 16 mayo 2018; en Reino Unido 5 julio 2018; en España 6 julio 2018
Tras dirigir trabajos para televisión sobre Charles Chaplin y Howard Hawks y ganar el Oscar en 1999 por el documental One Day in September, Kevin Macdonald ha seguido una carrera imposible de encasillar, con éxitos comerciales como El último rey de Escocia, La sombra del poder y La legión del águila, y fracasos estrepitosos como Mi vida ahora o Mar tenebroso. Su último trabajo sigue la senda de otro que realizó en 2012 en torno a Bob Marley, así como el que dirigió Asif Kapadia sobre Amy Winehouse en 2015. Se trata de trazar una crónica de los orígenes y el estrellato de una auténtica diva de la música para a partir de cierto momento centrarse en su descenso a los infiernos, las drogas en ambos casos, y provocar la desolación en el espectador a fuerza de datos y circunstancias, algunas de ellas ciertamente novedosas, siendo ahí donde radica su mayor valor como documental, que no dejan indiferente y crean una sensación de desazón y tristeza verdaderamente notable. Podríamos en este punto tildar el producto de sensacionalista y hasta obsceno, dibujando la personalidad de un juguete roto que prácticamente sufrió todos los males relacionados con nuestra era, desde el abuso infantil a un padre Corleone que dilapidó su fortuna, violencia machista a cargo de Bobby Brown, una naturaleza sexual fuertemente reprimida, intoxicaciones de todo tipo, excesos varios y esa falta de asunción del estrellato que acaba frecuentemente en frustración y cuanto peor muerte. Un combinado que deja sin duda un poso de amargura en quien lo presencia. La estructura es típica, con valioso material de archivo en el que sobresalen las escenas íntimas en las que la estrella arremete contra otras cantantes de la época o llama desconsoladamente a su alter ego infantil, Nippy. Material aderezado con acontecimientos que contextualizan su vida, en algunos de los cuales se le otorga incluso un protagonismo exagerado, como su hipotético papel en la liberación de las tensiones afroamericanas, ejemplificadas en unas emotivas escenas junto a Mandela y el consiguiente concierto en Sudáfrica al son de I Will Always Love You. Y por supuesto con numerosos testimonios de algunas de las personas que estuvieron más cerca de ella, como una Cissy Houston de profunda mirada melancólica, hermanos, tías y amigos, entre otros. Pero por su verdadera carrera musical y cinematográfica pasa casi de puntillas, con lo cual al final tenemos lo mismo que hoy es moda en el biopic de ficción, que es extraer los aspectos más escabrosos de quien en última instancia se caracterizó por todo lo contrario, servir de inspiración a millones de personas con su talento, su trabajo, su creatividad e imaginación. Eso nos debería interesar más que su desdichada vida de muñeca rota.
No hay comentarios:
Publicar un comentario