martes, 17 de julio de 2018

MARY SHELLEY Austen, Dickens y el moderno Prometeo

USA-Reino Unido-Luxemburgo 2017 120 min.
Dirección Haifaa Al-Mansour Guión Emma Jensen y Haifaa Al-Mansour Fotografía David Ungaro Música Amelia Warner Intérpretes Elle Fanning, Douglas Booth, Bel Powley, Stephen Dillane, Tom Sturridge, Joanne Froggatt, Ben Hardy, Ciara Charteris, Maisie Williams Estreno en el Festival de Toronto 9 septiembre 2017; en Estados Unidos 25 mayo 2018; en España 13 julio 2018

Cabía esperar de Haifaa Al-Mansour, la primera directora de cine de Arabia-Saudí, caracterizada por reivindicar el papel de la mujer en una sociedad fuertemente machista y cada vez más radicalizada, en cortometrajes, documentales y su única ficción hasta ahora, La bicicleta verde (Wadjda), que aprovechara el tirón de la biografía de la autora de Frankenstein para reflejar esos mismos obstáculos y condiciones en la difícil sociedad británica de principios del siglo XIX. Y sin embargo la realizadora presta más atención al trabajo de creación e inspiración que conlleva toda actividad artística que a la mera marginación de la mujer por ser tal, aunque este aspecto irremediablemente tenga también protagonismo en la historia de la joven autora de una novela de tanto éxito y proyección. En este sentido nos congratulamos de que por fin un trabajo biográfico se construya alrededor de su mente creadora en lugar de centrarse en sus miserias. En realidad es su pareja, el reputado poeta Percy Shelley quien atrae esa miseria a su vida y vampiriza su creatividad, como Polidori se atrevió a denunciar de forma velada en su Vampiro, fruto de aquella famosa convivencia de los tres con el también poeta, el extravagante Lord Byron, que fue objeto de la celebrada película de Gonzalo Suárez Remando al viento. Hasta tal punto la huella de Shelley se prolongó en el tiempo respecto a su pareja, Mary, que hasta en los créditos de la adaptación de 1931 de Frankenstein de James Whale aparece basada en la novela de Mrs. Percy Shelley. Pero lo más llamativo de este salto de la realizadora árabe al cine comercial angloamericano es su perfecta adaptación a los modos básicos y clásicos del cine de época, siguiendo los patrones que le brindan las cintas inspiradas en Jane Austen y Charles Dickens. De la primera toma el tratamiento romántico de la pieza, centrada en su relación pasional, amorosa y tormentosa con el poeta; del segundo esos ambientes llenos de injusticia, miseria y barro que tan bien se reflejaba en el universo del autor de Oliver Twist, en ese Londres superpoblado y deshumanizado. El trazo pasional de todos los personajes, excelentemente interpretados con la cada vez más afianzada y hermosa Elle Fanning a la cabeza, apuntan a una celebración perfecta de la literatura romántica, mientras cada uno de los detalles que van provocando la creación de la criatura, en este caso más que Frankenstein, el libro que le vio nacer, se detallan con finura y acierto. De este modo Al-Mansour ha plasmado en su acertada película ese proceso creativo que ella misma acusa y que en el caso de la mujer siempre resulta más complicado y menos reconocido. Lástima que en el proceso la realizadora resulte, seguramente de forma involuntaria, algo rancia en sus planteamientos, cuando acaba moralizando frente a la conducta presuntamente libertina y anticonvencional de Shelley, Byron y sus acólitos, y apuesta por una vida ordenada y ajustada a los patrones reinantes, como pócima para una salud mental equilibrada.

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