No es habitual que en estas páginas se escriba de algo que no sea estrictamente música o cine, pero hay ocasiones especiales en las que este espacio excede de su cometido para convertirse en voz de una semblanza, un recuerdo, un anhelo o el homenaje a quien, como es el caso, marcó la vida de quienes tuvieron la suerte de conocerla y, aún más, tratarla y dejarse seducir por su cariño, su comprensión, su simpatía y su profesionalidad.
La planificación de un viaje impidió que en este blog cubriéramos el último concierto de temporada de la ROSS, lo que tratándose de un programa tan suculento y tan de nuestro gusto fue ciertamente un desatino. Pero ya se sabe que no se puede estar en todas partes. Sin embargo ese sacrificio no es nada frente a la desesperada sensación que nos recorre cuando una noticia tan luctuosa y angustiosa como la que nos asaltó la semana pasada nos llega encontrándonos lejos. Tras una terrible convalecencia, una jubilosa recuperación y la tan temida recaída, nuestra Pilar, la niña de la sonrisa permanente, preocupada hasta el infinito porque todo saliera bien bajo su responsabilidad en la acomodación del Teatro de la Maestranza y el bienestar de quienes lo frecuentan o simplemente visitan, se nos fue, se la llevó el cáncer. Esa sensación de pérdida se multiplica y potencia cuando no se puede estar cerca de quienes mejor la conocieron, abrazarles, llorar con ellas y ellos, consolarse con su solidaridad y afecto.
Pilar Ruiz dejó huella durante sus más de veinte años de trabajo firme y responsable en nuestro templo de los sentidos. Cariñosa, siempre sonriente, optimista, eficiente y eficaz, dispuesta siempre para un gesto y una palabra amiga, para ayudar incluso en lo extraprofesional, bellísima en todos los sentidos. Lloramos y lloraremos su ausencia, aunque la guardaremos siempre en nuestro corazón. De ahí será imposible que desaparezca, sumándonos todos y todas quienes tenemos la suerte de formar parte de la familia del Maestranza, a quienes más la trataron y quisieron, su familia, sus queridos y pequeños hijo e hija, Olivia y Antonio Manuel, sus hermanas y sus compañeras y compañeros, Cari, Álvaro, Rocío, Mª Jesús, Alicia, Jesús y tantas y tantos otros. Un beso, Pilar, y hasta siempre. ¡Te echaremos tanto de menos!
Gracias por tus sinceras, sentidas y hermosas palabras, Juanjo. Sin duda tú también formas parte de esta gran familia. Un abrazo. Mª Jesús
ResponderEliminarSuscribo tus palabras, querido amigo. Hay personas que con una sonrisa solo te tocan el corazón. Pilar era una de ellas.
ResponderEliminarGracias por tu recuerdo y palabras, suscribo lo que María Jesús comenta, sois muchos más los que formáis parte de esta familia.
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