lunes, 23 de enero de 2023

LOS PREMIOS ASECAN, SIEMPRE EN SU TONO JUSTO


Pertenezco a la Asociación de Escritoras y Escritores de Cine de Andalucía (ASECAN) creo recordar que desde 1991, por lo que prácticamente he asistido a todas sus galas de premios anuales, incluida la primera, cuando era muy joven y me colaba en este y otros eventos. Fue en 1983, en una de las dos pequeñas salas del Cine Corona que se encontraba en la calle Salado, y que constituía el paraíso cinéfilo sevillano de la época. Por entonces solo se entregaban dos premios, mejor película española, que fue a recaer en Demonios en el jardín de Gutiérrez Aragón, y mejor película extranjera, en aquella ocasión Desaparecido de Costa-Gavras. Después se proyectaba la película española ganadora y ahí quedaba todo. En los noventa se potenció su protagonismo, con galas muy recordadas por todos nosotros, como la que se celebró en el ahora llorado por su incierto futuro Cine Cervantes, y que consagró a la actriz y cantante de los treinta Antoñita Colomé, que desde entonces y hasta muy recientemente, prestó su nombre a los galardones de interpretación; o la multitudinaria y nunca más festera que se celebró en el también desaparecido Cine Rialto de Ponce de León, y al que concurrió la plana mayor de la familia Bardem arropando a Pilar, la matriarca, que por su condición de nacida en Sevilla recibió años más tarde el honor de prestarle el nombre a una calle de la capital, que poco después, en un gesto perverso y de muy mal gusto y ejemplo, le quitaron a favor de otra de esas vírgenes tan adoradas en una ciudad que algunos creen ser solo de ellos y ellas. La fiesta continuaba en aquella época en salas emblemáticas de la ciudad, como Catedral en plena Cuesta del Rosario, o Las Dos Orillas, al otro lado del río.

Pero la más recordada de cuantas galas haya celebrado Asecan fue en 2000, cuando se coronó a Solas como mejor película y Juan Diego recibió acompañado por muchos y muchas de las estrellas que le acompañaron en vida, el Premio de Honor. Un entonces completamente desconocido Paco León ejerció de presentadora, travestido de tal forma que confundió a más de uno y una, junto al entonces muy popular dúo Digo Digo Teatro, integrado por José Luis García Pérez y José María Peña. Precisamente coincidiendo con el veinticinco aniversario de la emocionante película de Benito Zambrano, su productor, Antonio Pérez, uno de los grandes baluartes del cine andaluz, recibió en esta última edición de los premios, el de honor, que aprovechó con uno de sus dilatados y pausados discursos, para hablarnos de la pasión por el cine, de la ilusión y el entusiasmo necesarios para hacerlo y, uniéndose a la plana mayor de los galardonados y galardonadas, y al equipo directivo y organizativo de la asociación, agradecer a Juan Antonio Bermúdez su trabajo delante y detrás de ella y en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, así como su talante de inmejorable persona. Y es que precisamente en torno al muy llorado y añorado crítico, gestor y poeta extremeño pero sevillano de adopción, giró esta última edición de los Asecan. Y para no perder su encanto y su estilo, la gala volvió a lucir en su tono justo, esta vez con la seriedad y la solemnidad que la ocasión requería, sin dejar por ello de ser una fiesta pero limitando la comicidad de sus impagables presentadores desde hace ya un puñado de años, los periodistas Marta Jiménez y Rafael Pontes, que se mantuvieron en todo momento respetuosos con el gran homenajeado de la noche, que nos dejó de manera repentina y provocó discursos tan sinceramente emocionados como el de Javier Paisano, que se encargó de la dirección de la asociación cuando esta atravesaba su peor momento, rescatándola en el año 2010 tras siete años de paréntesis.

La madre de Juan Antonio Bermúdez recibe el Premio de Honor póstumo a su hijo

También la madre de Bermúdez tuvo unas breves palabras de emocionado recuerdo cuando recogió el premio de honor póstumo, y cineastas como Bernabé Bulnes, cuando recogió el premio a la mejor dirección novel por La sal de la vida, un exquisito trabajo en torno a la vida en el Cabo de Gata y su entorno natural, leyeron poemas del homenajeado. Todo ello en un formato novedoso para la gala, a imagen de los que de siempre han caracterizando a los Globos de Oro y los muy recientes Feroz, a lo largo de una cena servida en uno de los grandes vestíbulos del Auditorio Fibes, formato que también utilizaban los Oscar en sus primeras ediciones. En este sentido, no dejando de agradecer el esfuerzo y el detalle de optar por este formato, hemos de aclarar que no es el mejor para atender como merecen las lecturas de las nominaciones y los casi siempre emotivos y acertados discursos de los premiados y premiadas. Nada que ver con los tediosos espectáculos a los que nos tienen acostumbradas y acostumbrados los Goya, que tras una treintena de ediciones todavía no han aprendido a escribir guiones amenos e ingeniosos, y se alargan entre agradecimientos superfluos, vacuos y tediosos.


La lista de premios completa se puede consultar en la página web de la asociación. Este año y el pasado son menos, desde que los premios Carmen de la joven Academia de Cine Andaluz, que este año celebran en Almería su segunda edición, se encargaron de los técnicos y artísticos más allá de película documental, cortometraje (este año para el joven Antonio Cuesta y su sensible mirada hacia un padre y su hijo con capacidades diversas en La vida entre dos noches), dirección novel, interpretaciones principales, guion y música, que siguen premiándose por nuestra asociación. También lo siguen haciendo los que nos dan mayores señas de identidad, que son los destinados a mejor libro, difusión del cine, labor informativa, otros formatos e industria, que recayó en la Confederación de Empresarios de Andalucía por su ayuda al sector audiovisual especialmente durante la pandemia, que recogió Luis Picón, director de relaciones con organizaciones y empresas. En el apartado de premios más populares, estaba cantado el triunfo de Modelo 77, cuya nominación coincide también en los Goya, los Forqué y los Carmen, aunque nuestra preferida era la muy sensible y emotiva La consagración de la primavera de Fernando Franco, presente en la gala. La otra gran triunfadora de la noche fue el documental de Laura Hojman A las mujeres de España. María Lejárraga. Por cierto, que ya por fin el nombre de la autora homenajeada en este fino trabajo figura en los créditos de El amor brujo, tras tantas décadas acreditando a su esposo, Gregorio Martínez Sierra, como libretista de la gitanería de Falla. Por su parte reconocemos el talento de la siempre estupenda Natalia de Molina, sin embargo frente a su trabajo en La maniobra de la tortuga, hubiésemos preferido el acertado trabajo de némesis con una despreciable aristócrata ex política que realizó Teresa Arbolí en El mundo es vuestro. Pero si el premio a la actriz de Linares, que envió un video de agradecimiento a pesar de ser una atenta asidua de la gala, sirvió para su acertado y emocionado discurso en recuerdo a las víctimas de la violencia de género, bien recibido sea. Siempre haciendo gala de ese buen gusto y consideración a las circunstancias, la voz rutilante, elegante y perfectamente entonada de Rosie Dee amenizó la velada, con temas de El color púrpura (Miss Celie’s Blues), Casablanca (As Time Goes By) y Cinema Paradiso de los Morricone.

Fotos: Lolo Vasco
Artículo publicado en El Correo de Andalucía

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