Dirección Juan Miguel del Castillo Guion Juan Miguel del Castillo y José Rodríguez, según la novela de Benito Olmo Fotografía Gina Ferrer Música Xavier Font Intérpretes Fred Tatien, Natalia de Molina, Mona Martínez, Ignacio Mateos, Gerardo de Pablos, Luisa Vides, Carlos Manuel Díaz, Fran Caballero, Miguel Diosdado, Pablo Béjar Estreno en el Festival de Málaga 24 de marzo 2022; en salas 13 mayo 2022
No tuvo mucha suerte esta segunda película del jerezano Juan Miguel del Castillo, ni en su debut en el Festival de Málaga ni en su limitado y nada publicitado estreno en salas hace ya medio año. Concurre ahora a los premios del cine andaluz en su doble vertiente crítica y académica, y por eso hemos aprovechado para recuperarla. Se trata sin embargo de un sólido y solvente thriller policíaco basado en una interesante novela que desgrana el papel de víctima de la mujer en una sociedad fuertemente machista y violenta.
Dos historias y dos personajes convergen en un mismo bloque de viviendas. Ella es Natalia de Molina, que protagonizó el primer largometraje de Juan Miguel del Castillo, Techo y comida, y ganó un Goya por ello, y él es el actor francés afincado en España Fred Tatien, a quien este año lo hemos visto también en Cerdita. Entrelazados por historias de violencia machista, ella ocupa un papel secundario en esta película de clara vocación criminalista que sigue los pasos de un taciturno y amargado policía en su investigación de la muerte de una joven desaparecida y asesinada de igual forma que nos hemos acostumbrado a ver en las noticias. Ni la luz de Cádiz, primorosamente retratada en esta inquietante película, logra iluminar las terribles sombras que se ciernen sobre sus dolidos personajes.
Quizás el conjunto funciona mejor como intenso drama policial con tensión in crescendo y un paisaje aterrador de chulos, traficantes e instituciones corruptas, que como drama íntimo y doloroso sobre la pérdida y la frustración, por mucho ojo de buey que el esforzado director utilice para retratar el terror experimentado por Natalia de Molina, que esta vez no tiene que imitar el acento gaditano y puede respetar el granadino que tan bien domina habiendo nacido en Linares (Jaén). El esfuerzo de producción y el competente trabajo del resto del elenco logran, con la ayuda impagable de un director consciente de lo que cuenta y hábil para hacerlo, una cinta más estimable de lo que cupiera esperar.
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