Dirección Alexis Morante Guion Alexis Morante, Miguel Ángel González, Raúl Santos e Ignacio del Moral, según la novela de Miguel Ángel González Fotografía Carlos García de Dios Música Julio de la Rosa Intérpretes Rubén Fulgencio, Salva Reina, María León, Pedro Casablanc, Mara Guil, Moreno Borja, Iván Renedo, Josu Eguskiza, Ignacio Mateos, Luna Berroa, Lorca Prada, Fran Torres, María Alfonsa Rosso, Roberto Campillo Estreno 13 mayo 2022
Recuperamos este título estrenado el pasado mayo por su implicación en los diversos premios que se conceden durante esta época del año. En su primer largo de ficción, después de innumerables videoclips y documentales musicales, el algecireño Alexis Morante fija su atención en una novela de carácter generacional con la que autor y realizador no pueden disimular su querencia por el cine americano ochentero, el de aventuras adolescentes en barrios periféricos, con cielos estrellados y miradas al espacio.
Un universo hábilmente trasladado a los barrios más deprimidos de Algeciras, donde el protagonista intenta huir de los problemas económicos y sentimentales de su familia, el entorno hostil en el que surgen diferencias raciales y una pasión por el fútbol que se convierte en refugio y válvula de escape para los niños y niñas que habitan el lugar. Pero Óliver, un Rubén Fulgencio hermano de la omnipresente niña Luna Fulgencio, de mirada a menudo perdida y actitud algo endeble, tiene además otra vía de escape, su imaginación y la relación que mantiene con su abuelo, aficionado como él a observar el universo, justo cuando el Cometa Halley se prepara para surcar el cielo de 1985.
Trazado todo este plan cabe preguntarse cuál es el objetivo de la narración de una historia que ni avanza ni engancha, que se revela bastante marciana en sus postulados y cometidos y no progresa más allá de la mera anécdota sentimental. No ayuda un guion con demasiados resortes y personajes, sin que ninguno llegue a cuajar, ni una puesta en escena que aunque esmerada y con buenos recursos, resultan poco aprovechados en este espectáculo bastante vacío y desorientado. Bunbury, a quien Morante profesa una enorme admiración a través de los trabajos que para él ha dirigido, pone la canción de los títulos finales.
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